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Nazis. Durante más de 20 años han esperado su hora y hoy regresa como cadáveres saliendo de sus tumbas. La muerte de un agente de Heracles y el asesinato de sus ejecutores por una organización desconocida pondrá a los personajes tras la pista de un demencial complot cuya víctima es toda la humanidad. Con la ayuda de los Wild Geese, un Servicio M... MUY particular, Austria, Reino Unido, Irlanda y Guayana servirán como escenario para una aventura trepidante al ritmo de la música de la Muerte

Ritmo de posteo: Alto. Cada día o dos días

Sistema: Mutantes en la sombre

Partida: Semilla de acero

Avance de la partida: Primera parte, investigaciones preliminares

Jugadores a los que sustituir:

Willy López

Funcionario. Control mecánico nivel 4

El 17 de enero de 1966 un bombardero estratégico estadounidense B-52 y un avión nodriza KC-135 colisionaron a 10.000 metros sobre la costa mediterránea, en el cielo de la pequeña localidad almeriense llamada Palomares. El B-52 transportaba cuatro bombas termonucleares de 1,5 megatones cada una.  Dos de ellas quedaron intactas, una en tierra (cerca de la desembocadura del río Almanzora) y la otra en el mar. Las otras cayeron sin paracaídas, una en un solar del pueblo y la otra en una sierra cercana cerca de una zona de granjas rurales. Como resultado de la explosión, se formó una nube de finas partículas compuesta por los óxidos de elementos transuránicos que formaban parte del núcleo de las bombas. Dicha nube fue dispersada por el viento y sus componentes se depositaron en una zona de 226 hectáreas de superficie que incluía monte bajo, campos de cultivo e incluso zonas urbanas. La Armada de EEUU centró sus esfuerzos en localizar la bomba perdida en el mar y no por el peligro que suponía para la salud de los habitantes de la zona sino por miedo a que agentes de otros países (en especial los rusos) la recuperasen. 

La recuperación y limpieza de bomba caída en el pleno pueblo requirió otro tipo de dispositivo. Varios miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos se presentaron en las cercanías del pueblo equipados con trajes NBQ y durante varios días permanecieron en la zona, retirando la tierra superficial contaminada y de paso haciendo extraños exámenes médicos a los habitantes del pueblo.

La otra bomba vino a cruzarse en la vida de Guillermo que tenía por aquel entonces 10 años y es que, por esas cosas que tiene la vida, el cacharro cayó a escasos 200 metros de la casa donde vivía con sus padres en plena sierra almeriense. La vida de Guillermo no había sido sencilla hasta el momento. Su padre aparte de obligarle a dejar el colegio para dedicarse al campo, le daba a la botella día sí y día también y cuando llegaba a casa solía sacar a pasear la mano siendo su principal objetivo su hijo.

Lo que no sabía Guillermo es que la mañana en la que se presentaron en su casa unos cuantos soldados americanos vestidos con trajes extraños y amarillos que parecían como astronautas, todo cambiaría para él. Los soldados  acordonaron el huerto (que es donde habia tenido a bien la bomba caer) y se pusieron a hacer mediciones y pruebas de todo tipo. Allí, alejados del follón del pueblo y los medios de comunicación, podían trabajar más cómodamente. El padre de Guillermo pensó que podía sacar dineros a aquella situación y pidió una cantidad por dejar hacer todo eso alli en su casa. Los americanos le dieron una buena cantidad que el padre gastó esa misma noche en agarrarse una buena cogorza y en una timba de cartas. Perdió dos mil pesetas en una mano y cuando llegó a casa, buscó alguien con quien desahogarse y ese alguien era, por supuesto, Guillermo. 

Matías López

Agente encubierto. Asesino psiónico nivel 6

Matías lleva en la Fundación Kaufmann desde los 10 años, podría decirse que completamente recluido, controlado y sometido a una fuerte medicación mientras recibía rehabilitación.

No se sabe a ciencia cierta, pero se rumorea que fue capturado por un servicio M en su país de origen y lo sometieron a terribles experimentos.

Independientemente de su historia Matías estuvo recluido casi 10 años que empleó en leer mucho, sobre todo novela negra, el tiempo que le mantenían lúcido. A devorado tantos libros que literalmente ha memorizado cada frase de la jerga criminalista.

Hace 5 años se dio por concluida su rehabilitación y decidió quedarse en la Fundación y prepararse para llegar a ser un agente de Heracles, como los que le salvaran de los malos tiempo atrás. Desde entonces ha progresado mucho, es un ávido estudiante que compensa su falta de aptitud con tesón y determinación.

Actualmente se le emplea para operaciones encubiertas donde la sutileza es un factor clave.