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[Sondeo lejano] Devil Town

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Tikal
 
07/01/2020, 18:52
Editado: 07/01/2020, 18:58

Devil Town

«Cuando viajes a Talia evita a toda costa entrar en ese pueblo. Las paredes escuchan y atentos ojos amarillos acechan en cada esquina. Se dice que por las chimeneas sale humo del color de la sangre y que sus habitantes comen niños rellenos de dulces y pimientos en la Víspera de Rangada. Los perros maúllan y los gatos ladran, y aunque las personas hablan sus bocas nunca se mueven. En el bar local, los viejos y los ciegos le toman el pulso a los mostradores con el culo de vasos resquebrajados, diagnosticándoles tristeza, soledad y olvido. Durante el invierno pasar demasiado tiempo a la intemperie garantiza dolor en los huesos y durante el verano nada cambia realmente, pues dicen las malas lenguas que el mismísmo Sol rehuye de acercarse demasiado al lugar, temeroso lo que se pudiese encontrar allí. Aunque no llueve, árboles de troncos verdes por el moho y ramas secas adornan lúgrubemente las inmediaciones, dando abrigo en sus interiores huecos a diversas y extrañas criaturas que de no deberían ser capaces de existir en este plano. Aves que vuelan sin alas y ratas sin patas se ocultan bajo la ciudad, esperando a la noche para salir a la superficie a alimentarse de lo primero que se cruce en sus caminos. El cielo nocturno padece estrellas ausentes, y es que figuras que por siglos han sido símbolo de esperanza no tienen cabida en este lugar. De no ser por la Luna, quien bien podría ser la única que no desea alejarse demasiado y en cambio presencia con total atención todo lo que sucede mientras el Sol se esconde bajo el horizonte, la oscuridad se tragaría el pueblo trescientos sesenta y cinco veces al año.»

Higiar Luzoscura, año 789 SE


Tres hermanos llegaron una vez a un pueblo. Aunque el más grande tenía edad suficiente como para que sus recuerdos no se disolviesen por mucho que creciese, eso ya daba un poco igual, pues como todos saben los vivos pierden todos sus recuerdos al morir. Los otros dos hermanos no sabían cómo habían llegado allí, o quizás sí pero lo habían olvidado hacía mucho y poco podían hacer para recordarlo más que esforzarse en hacerlo y fracasar, otra vez. Aunque sus nuevos papás no eran muy amables tampoco eran muy malos, o al menos no si se los comparaba con esos bichitos azules del cobertizo que clavaban insectos rojos en escarbadientes sólo por diversión, o con los insectos rojos que sobrevivían y trepaban las diminutas estacas para alimentarse de los que habían sido empalados, que patas arriba e indefensos intentaban desesperadamente liberarse mientras sus homólogos lentamente absorbían con sus piquitos el líquido que les daba su tonalidad, dejando luego de unos minutos sobre los escarbadientes tan sólo unas figuras irreconocibles, negras y secas.

El menor de los hermanos, de apenas unos seis años de edad, tenía la capacidad de ver cosas que una persona normal no debería poder ver y de hacer cosas que nada normal sería capaz de hacer. El hermano del medio, que ahora era el hermano mayor, dependiendo de cómo se viesen las cosas, tenía doce años y aunque para un adulto no habría demasiada diferencia entre uno de seis, ocho, diez o doce años, sí que la había, y eso era algo que sus nuevos papás sabían muy bien.

El nuevo papá era un hombre alto y flaco pero con una abundante panza, y nunca lo habían escuchado hablar. Uno de sus ojos se veía interrumpido por una larga y profunda cicatriz que recorría su piel desde alguna parte de cabellera negra hasta su mentón, pasando por aquel ojo marchito y dividiendo la boca en dos. A veces se llevaba al hermano más pequeño al cobertizo, y aunque los gritos de la criatura se podían escuchar desde lejos, cuando volvía horas más tarde sus ojos levemente abiertos revelaban una mirada que parecía estar perdida en algún sitio lejano. Luego de un largo descanso, se despertaba como si nada hubiese sucedido sin recuerdo alguno de su viaje al cobertizo, del cual no sabría nada de no ser por las preguntas que su hermano, alarmado y con miedo en los ojos, le hacía.

La nueva mamá era una mujer obesa y algo desagradable a la vista. Aunque sus ojos eran blancos y parecía estar ciega percibía el más mínimo movimiento si este hacía ruido, y siempre le gritaba a los niños si hacían algún ruido extraño, ante el cual se sobresaltaba sin falta e iba corriendo a revisar qué era. Lo peligroso del asunto era que en aquellas estampidas que protagonizaba en dirección al ruido se llevaba todo lo que hubiese a su paso por delante, y más de una vez estuvo por aplastar a sus nuevos hijos.

Quitando el hecho de que todo en la casa parecía esconder alguna historia trágica o que no hubiese día en que no sintiesen miedo cuando al mediodía el vecino pegaba su cara contra la ventana del cuarto su habitación, observándolos con una sonrisa que daba miedo, la vida no era tan mala. Con pomos de puertas de madera y tornillos el nuevo papá les había hecho algo parecido a un juguete, y aunque debían compartirlo era bueno tener algo con lo que entretenerse. Al mediodía y a la tarde comían un caldo de aspecto sospechoso que no sabía muy bien pero llenaba sus barrigas, y un colchón de paja con una tela también rellena paja los esperaba cada noche para que pudiesen dormir juntos, más o menos calientes.

Un seco día de tormenta una figura extraña apareció en el cuarto de los niños. Aunque al principio parecieron asustarse, en la casa que habitaban habían cosas que daban más miedo. Aquella extraña figura resultó ser su hermano, o el fantasma de el mismo. «En unos días uno de ustedes morirá» dijo «pero yo los ayudaré a escapar». Curiosamente desde aquel día el más pequeño había comenzado a ver cosas que antes no era posible ver, y a veces sin saber muy bien cómo hacía aparecer cosas que antes no estaban allí... «Confío en ti, este lugar nunca me gustó de todos modos» confesó el del medio después de algunas palabras, mientras que el más pequeño se limitó a asentir.

 


¡Buenas! Traigo esta loca idea de partida inspirada inicialmente en la canción de más arriba :) El sondeo es principalmente para saber si la partida encontraría aceptación o si no vale la pena seguir desarrollándola, que aunque la idea básica que tengo en mi mente es sólida le faltan mil y un detalles. En caso de que tenga aceptación, de todas formas, la partida llegaría recién en algunos meses.

Tratará de tres hermanos (o hermanas, realmente no está definido el sexo de ninguno y será a preferencia de cada jugador) que deben escapar de Devil Town o morir en el intento. El hermano mayor es un fantasma que deberá guiar a sus dos hermanitos para que no sufran el mismo destino que él o uno incluso peor, mientras busca recuperar sus recuerdos y descubrir quién fue, cómo murió y más sobre su vida para poder descansar en paz. Por otra parte, los dos hermanos menores tendrán formar una simbiosis para sobrevivir; la mayor inteligencia, fuerza, altura y razocinio del mediano deberá complementarse con los extraños poderes que ha comenzado a mostrar el más pequeño, que sin alguien que le ayude a mantener la cordura e impedir que el miedo lo carcoma por dentro no llegará muy lejos.

Habrán muchas situaciones que harán a los personajes reflexionar sobre sus vidas y, con suerte, incluso a los jugadores. También habrán momentos de sobra para formar lazos entre los personajes, momentos de tensión y suspenso, de distensión, de acción, de misterio... y todo esto mientras idean un plan para escapar y en el camino descubren poco a poco el oscuro pasado que oculta el pueblo en el cual el destino los arrojó sin preguntar.

Tendrán libertad en cuánto a qué caminos tomar, cómo hacer las cosas, entre otros, aunque he de decir que aún no tengo claro cuánta libertad daré, principalmente porque a más libertad más probable será que mueran y con esto se ganen un Bad ending prematuro, pero esto ya lo definiría bastante más adelante.

Tampoco tengo decidio el sistema, aunque por el tipo de partida seguramente diseñe uno propio de una complejidad sin definir aún.

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