Galería Umbriana

Subida por Montano

Montano y yo volvíamos a media tarde de comprar algunos elementos para futuros papelones, y pasamos por una plaza camino a mi casa donde sabíamos que se armaban partidos improvisados en una cancha de cemento que hay a un costado. Nos acercamos y vemos que, en vez de los adolescentes o quizás adultos que esperábamos, había chicos. Eché una mirada a nuestro alrededor e identifiqué que había dos madres a un costado, cada una por su lado, mirándolos jugar. Así que me acerqué a la primera y puse mi mejor sonrisa.

- Buenas tardes. Disculpe, señora, ¿está jugando en el partido uno de sus hijos?

Me miró con tal cara de miedo que casi le juro sobre mis rodillas que no tenía intenciones de secuestrarlo.

- Sí, bueno, sí, es uno de los de ahí.

- No, porque mire, mi compañero y yo estamos en un concurso de fotos y una de ellas es sacar a cualquiera de nosotros en el medio de una cancha mientras se juega un partido. Pero como están jugando chicos, nos pareció bien venir a preguntarles a las madres a ver si había algún problema. Entendemos que quizás pueda molestarles o parecer raro.

- ¿Qué? ¡No, no! ¡Pero por favor, saquen! Allá está la otra madre, pregúntenle, pero por mí delen, por favor.

La escena se repitió, de forma casi calcada, con la madre número 2. Y ya habiendo obtenido la venia matriarcal, me metí en el campo con el todopoderoso escudo de LIDS en la mano y me dirigí a los jugadores, para preguntarles si no les molestaba que sacáramos unas fotos. Pero ninguno me prestaba atención, porque estaban demasiado ocupados mirando descaradamente al troll dibujado en el papel. Al final, les pareció divertido y aceptaron.

Anexo:

- Ustedes no se preocupen si me pegan un pelotazo - les aclaré, mientras me paraba justo en el medio del campo.

- Vos no te preocupes, voy a apuntar directamente a tu cabeza - respondió uno, sonriendo.

Yo sonreí incluso más.

- Cien puntos si me la volás.

El pobre chico ni lo intentó.