Galería Umbriana

Nº89.: "Una persona bailando con el agarrador vertical del metro como si de una barra de striptease se tratase, cuando haya gente (obviamente)". Anécdota by Diluvi.

Todo empezó; con una apuesta.

Mooneyes y yo tenemos algunas costumbres nuestras. Algunas son normalillas que incluyen: cenas a nuestros locales favoritos, paseos de lo más románticos y tranquilos, o ir simplemente a ver pelis, pasar el rato con juegos de rol o destriparnos a tiros al Call of duty.

–Preciosa, perdóname por esta bala al cerebro, ha sido desde el cariño. ¿Qué haremos para cenar?-
-¡oh! No te preocupes. Llevaba un granadero.
[-¡¡¡Booooooummm!!!]
¿Ves? ¿Y no es bonito como compartes y rebosas ese cariño que llena tu interior por todo el escenario? No sé. ¿Te apetece una hamburguesa?-
(Si, lo sé. Soy un cuervo afortunado).

También compartimos otras costumbres que son algo más rarillas (¡pervertidos! ¡Dejadlo! >____< Eso no os lo contaría): como hacer listas de cosas (menos de lo que tenemos que comprar), viajar entre dimensiones, peinar el fondo oceánico en busca de tesoros olvidados y perdidos, alimentar a nuestros tres krakens y el hipogrifo o realizar apuestas, normalmente de lo más absurdas.

Esta historia empezó yendo un día por el metro de Barcelona. Estábamos nosotros dos de visita turística a algo que nos quedaba pendiente en alguna de nuestras 3.748 listas. Cuando de pronto, viendo la gente que habitaba, medio dormida medio aburrida, en el mismo vagón, ella me dijo: -¿Tienes una prueba de la Umbrionada que te pide un striptease en el Metro, no?-
-Si, si, pero solo es manear un poco el trasero y poco más.-
-Huuuummm… así que en vez de con un cuervo estoy saliendo con un gallina. Poc…poc…poc…poc…po-poooOOoooc! –Imitó ella provocándome.

No os diré qué nos apostamos pero el caso, es que no sé porqué me convenció…

y en nada estaba allí dispuesto a empezar a sacarme la ropa. Al tirar las dos primeras camisetas, obviamente a la buhita (no fuera que luego no las encontrase) Se me acercó un tío de metro ochenta y unos 250 kilos con un billete de 20€ en la mano. Yo como no O.O acojonado, más aún cuando se arrodilló a mis pies acercándome la pasta.

Para mi suerte y sorpresa, el tío no quería meterme por la fuerza ese billete por ningún lado *Diluvi levanta una plegaria al cielo al recordarlo* sino que solo pretendía por todos los medios que tuviera clemencia y parase. Bueno, 20 Leuros son 20 leuros así que miré a Moon por si daba por cerrada la apuesta.

Y así terminó todo: yo feliz por no desnudarme, él feliz por no tener que arrancarse los ojos y Moon feliz porqué pude invitarla a cenar a fuera.