Subida por Grimbel
Era el último día en Navarra antes de volver a mi seca seca isla. Mucho más seca de lo que la mayoría son capaces de imaginar. Por eso, aproveché la caminata que hice ese día con mi madre por los alrededores del pueblo para ir recolectando flores silvestres para el enorme ramo (que por alguna razón, se me antoja mucho más pequeño en las fotos que en la realidad).
Lo cierto es que acabé con pinchos por todos lados, porque muchas de las flores silvestres se defendían, y por si fuera poco el ramo se mi iba deshaciendo constantemente. Tuve que ponerme un cacho de papel en el brazo para no hacerme más daño.