Subida por Pepinozombi
En una de mis idas y venidas al pueblo, sabiendo que en el trayecto Madrid-Valencia existen abundantes campos de girasoles, organicé mi viaje pensando en sacarme esta foto por el camino, en algún lugar de la Mancha.
Tras divisar los primeros campos poco después de pasar Tarancón, y desestimando la posibilidad de dejar el coche en una cuneta por peligrosidad, cogí el primer desvío hacia una gasolinera esperando encontrarme con el ansiado campo.
Tuve suerte a medias.
Circundante a la gasolinera, pasando por encima de una escombrera que albergaba en su interior una cantidad impresionante de conejos, los campos aledaños estaban sembrados de girasoles, saludándome en perfecta formación.
Dejé el coche en el aparcamiento de la gasolinera, y tras cambiarme los calzoncillos en la parte trasera por un flamante bañador amarillo (que hube de comprar expreso para la ocasión, con la camiseta amarillita que llevaba puesta), no encontré forma de pasar a los campos aledaños por estar perfectamente perimetrados, con vallas y alambre de púas.
Vinieron a mi mente unos versos de Machado:
Castilla miserable. Ayer dominadora. Envuelta en tus alambres desprecias cuanto ignoras. (O algo así).
Los camioneros apostados me miraban un poco raro. Y los girasoles, tan cerca pero a la vez tan lejos, parecía que se estaban riendo de mi, en su perfecta formación.
Pero no lo suficiente para que cejase en mi empeño.
Podía intentar hacer la foto de lejos, a ver si colaba, pero algo en mi interior me decía que eso no iba a ser suficiente. Tenía que dar el extra. Sacar el FUA de mi interior. Y sacarme la foto exactamente al lado de un campo de girasoles.
Rodeando el perímetro buscando el fallo en la seguridad acabé marchando por una carretera secundaria, con mis prendas amarillas y mi palito de selfie peregrino, que acabó por conducirme hasta otro campo de girasoles tras un pequeño pinar, sembrado de preservativos usados.
Y por fin llegué. Juro que casi beso aquella tierra arada, suave y áspera, y ligeramente polvorienta como el lomo de una mula, una vez pude poner mis pies en ella.
Ante mi se extendía un campo de girasoles hasta donde alcanzaba la vista, para suerte mía, con todos esos pequeños cabroncetes amarillos dándome perfectamente la espalda.
El resto es historia. Hice un par de pruebas de luz, que me llevaron a sacarme la camiseta cuya lívida amarillez pasaba por blancura bajo el sol castigador de los campos de Castilla. No había ningún margen para error. Los zapatos también fuera, no fuera que la prueba dijese "completamente vestido de amarillo" (en mi cabeza así decía).
AL fin pude terminar mi serie de fotos, ajeno a los pocos coches que pasaban por la carretera secundaria. Ni me imagino que podrían estar pensando ellos al verme. Que soy un tiktoker o similar. Qué vergüenza. Pero lo importante es que ninguno era el del dueño de los campos, armado con un trabuco.
La verdad es que esta prueba me dio un ratito divertido :)
Solo por poder ver esos abdominales de adamantium ya tendría que ser una prueba válida!!
Estamos muy orgullosos de ti hermano P., te vamos a poner en todos los folletos de inscripción al círculo sectario como modelo publicitario xD
Después de mucho debate sobre la cantidad de ropa, se ha estipulado que esta es una: