Kenzô Tenma es un neurocirujano japonés que trabaja en Dusseldorf, en la Alemania Occidental. A pesar de su juventud, su gran habilidad para las operaciones complicadas le ha hecho alcanzar el puesto de director del departamento de neurocirugía.
La vida sonríe al joven doctor: buen puesto, reconocimiento, novia guapa,… Pero todo esto se trunca cuando, llevado por los remordimientos, decide salvar la vida a un niño en contra de las órdenes del hospital. Pero su paciente no es un niño cualquiera, sino que es un psicópata capaz de matar a cualquiera.
Ahora, acusado de unos asesinatos que él nunca cometió, Kenzô persigue a aquella persona a la que salvó, con el firme propósito de enmendar aquel error.
Así comienza el, posiblemente, thriller más famoso de todo el cómic japonés. Orfelinatos de la antigua RDA, asesinos a sueldo, la extrema derecha alemana,... todo ello aderezado con unos grandes personajes, conforman un puzzle que sólo se resolverá al final.
Guionista: Naoki Urasawa
Dibujante: Naoki Urasawa
Editorial:
Temática:
Juegos a los que puede adaptarse:
Muy, muy, muy bueno. Cualquier calificativo se le queda corto, en serio. No sé cómo lo hace, pero Urasawa tiene una capacidad impresionante para no “meter paja” en la historia: todo engancha al lector, no hay nada superfluo porque todo lo que se cuenta tiene mayor o menor importancia o, en su defecto, sirve para profundizar en la vida de los personajes.
Una trama muy bien hilada, con un ritmo envidiable: hay muchas historias de intriga que, por saber el final, o qué le pasará a tal o tal otro personaje, te tragas un montón de páginas aburridas y que no importan en la trama. Con Monster no pasa eso: en cuanto arranca la historia te engancha y no te suelta ni después de haberla terminado.
Los personajes están curradísimos. Todos son diferentes, tanto a nivel psicológico como físico (esto último algo que es de agradecer en los mangas, donde hay series completas de personajes indistinguibles entre sí). Además son muy cercanos al lector, por lo que sus luchas, frustraciones, anhelos y sueños pasan a ser también los de la persona que sujeta el libro.
Un dibujo precioso, con personajes con rasgos muy definidos y paisajes con el más mínimo lujo de detalles. Además, tiene lo que yo llamo un “dibujo limpio”, es decir, que no se pasa con las sombras, como ocurre algunas veces que sólo ves un borrón.
Pero no todo es maravilloso: creo que el autor monta unas historias tan complejas que, cuando llega el final, no sabe muy bien qué hacer con ellas. A mí el final de la historia no me gustó mucho, la verdad, pero conozco gente a la que sí. Como se suele decir: “para gustos, colores”.