Mundo Friki: Libros

Bestiario

Argumento

Bestiario

 

Julio Cortázar, unas de las figuras literarias más importantes del siglo XX, nos presenta una serie de relatos en los que lo más cotidiano se vuelve fantástico y lo más fantástico se vuelve cotidiano: hombres que vomitan conejos, extraños animales que producen las más alucinantes y estrambóticas enfermedades, la rutina de una casa que depende totalmente de dónde esté el tigre que la habita, viajes en ómnibus convertidos en una pesadilla,… Realismo mágico en estado puro.

 

Autor

Julio Cortázar

Clasificación

Temática:
Juegos a los que puede adaptarse:

Opinión de Dumah

 

Muy pero que muy bueno. No sé qué se le pasaría por la cabeza a Cortázar mientras escribía esto, pero el grado de finura que tienen estos relatos es abismal, por no mentar el grado de imbricación entre el mundo “real” y el “fantástico”, tan logrado, que no es posible dividirlos, forman un todo único, indivisible e indistinguible uno del otro. Llega a ser tal la fusión entre ambos mundos que es imposible (y no exagero al decirlo), distinguir uno del otro, y mucho menos decir cuál es el real y cuál es el ficticio. Además, son unos relatos muy imaginativos y novedosos, alejados del concepto clásico de fantasía.

Formalmente es un libro de una gran belleza, con unas imágenes muy logradas y el punto justo de ambigüedad.

Mis favoritos: Carta a una señorita en París, Casa tomada, Bestiario y Cefalea.

Lo malo, si se puede decir esa palabra ante un libro como éste, es que no es nada fácil de leer. Julio Cortázar tenía una forma muy personal de escribir, muy compleja, salta con facilidad de una idea a otra y es sencillo perderse. Sus libros son lecturas para leer despacio y sin prisas, con un café en la mano (yo recomiendo incluso una segunda lectura).

 

Dumah
 
25/08/2010, 21:17
Saul
 
25/08/2010, 22:39

Posiblemente mi escritor favorito de habla hispana.

25/08/2010, 23:14

Recuerdo que leí este libro con fascinación en la habitación de un hotel, de adolescente. Recuerdo cada cuento con una sensación de opresión en el pecho, como si celebrara su escritura pero me apenara el posible final del volumen.

Ese día no fui a la playa.