Partida Rol por web

Al ver a los prisioneros tan excitafos Kiwn cree que pueden conseguirlo, o mejor dicho lo desea...
El asedio ha comenzado pero han capturado al Gran Maestre, no podemos dejar que se salgan con la suya. Esta puede que sea nuestra ultima lucha...Demos lo mejor por el Zemalnit!!!! -trato de alentarles-.
Luego Kiwn se dirige a la puerta secreta y la examina
A ver...

Sí que son listos... Pienso para mi. No se me había ocurrido, pero hacerme pasar por un soldado del castillo habría sido una buena forma de encontrar al Gran Maestre. Supongo que ya es demasiado tarde para eso, de modo que decido no ser sutil.

Sin una sola palabra, desenvaino la espada y corto limpiamente el cuello de uno de los dos hombres con una yagartei. Luego miro al otro a los ojos.

"Oswald" está muerto, lo he matado yo, igual que a tu compañero digo friamente Y tú seguirás sus pasos dentro de unos segundos, si no me dices inmediatamente donde está el Gran Maestre. ¿Me he explicado con claridad?

Interesante... -digo observando la puerta- Sí, bastante interesante. Espera Kwin, no sabemos si hay algún tipo de mecanismo de seguridad, que pueda activarse al abrir la puerta. Primero inspeccionemosla bien -comento al espachín, sin dejar de mirar la puerta.

Tras dejar a Calimero estudiar la puerta durante unos momentos (tiene recovecos por todas partes debido a que está tallada en piedra) y no detectar ningún tipo de trampa o similar, decidís empujar sin más y observais gratamente como se abre sin ningún problema.

Todo el mundo se aglomera detrás de vosotros, mirais detrás de la puerta y ante vosotros hay otro pasillo repleto de celdas, pero éstas son más grandes y espaciosas. También hay hombres encadenados a las paredes pero las cadenas son el triple de gruesas, por qué lo serán? Kiwn parece saber la respuesta.

Al fondo de este nuevo pasillo (de 10 celdas) hay una nueva puerta.

Deduces que las cadenas son muy grandes para resistir el incremento de fuerza que proporcionan las técnicas de aceleración, por lo tanto estos prisioneros son los tahedoranes capturados!

Con tu destreza de tahedorán, ejecutas la Yagartei y cercenas el cuello de uno de los enemigos. El otro te mira asombrado pero no se deja intimidar por tus advertencias.

-Olvidalo prisionero! No te diré ninguna clase de información!

Desenvaina su arma e intenta golpearte con la espada, levantando la tuya rápidamente, consigues detener el ataque.

Al ver a los prisioneros no puede salir de su asombro.
No me lo puedo creer!! -exclama Kiwn- Estos prisioneros son tahedoranes!! Tenemos que sacarlos de esas celdas, con ellos podemos pillar por sorpresa a Vordemort y sus tropas!!
Kiwn entra en la sala decidido a ayudar a sus compañeros de armas

Por supuesto -digo sacando el juego de llaves que conseguí antes- Tengo todo lo necesario para empezar a liberarlos.

Acto seguido, comienzo a poner en libertad a los tahedoranes. No hay tiempo que perder, ya se ideará un plan y se contará lo que ha pasado cuando todos estén libres.

Con las llaves de Calimero abrís las celdas y los grilletes de los tahedoranes. Todos explotan en júbilo y en ganas de combatir!

-Oh! por fín! Muchas gracias caballeros... Y ahora vayamos a la carga, hemos oido ruidos de batalla ahí fuera! Como coja a Vordomant lo voy a despellejar vivo!- Dice uno de los tahedoranes recién liberados.

-Lo mismo digo Ib Thamot.- Contesta otro.- Pero contra la magia de ese mago oscuro no podemos hacer nada, recuerda lo que pasó cuando atacaron la Academia.

Los tahedoranes se miran unos a otros y parece que la moral decae un poco.- Sí... la verdad es que contra esa magia no se puede luchar... ni siquiera el Gran Maestre pudo evitar la masacre...

Tras examinar la nueva estancia encuentras bajo unas piedras de la pared una pequeña llave dorada.

Dejo que la espada del guardia resbale sobre la mía obligándole a abrirse para recuperar el control. En ese momento le ataco. Me sorprende ver la facilidad con la que mi arma atraviesa su armadura. Se trata de un acero bien forjado y afilado, no de una espada barata. Ha sido una suerte encontrarla.

- ¡Aún puedes salvar la vida! grito mientras le ataco Habla y te dejaré marchar.

Mientras Calimero usa sus llaves para liberar a los tahedoranes cautivos, Kiwn busca por la habitacion. Tras mirar sin mucha suerte, un pequeño reflejo es captado durante un instante por sus ojos. ¿Qué hay ahi? -se pregunta mientras rebusca entre un monton de piedras superpuestas. Ey Calimero, echa una ojeada a esto -dice mientras le enseña la llave dorada que acaba de encontrar.

Luego, le pregunta intrigado a los tahedoranes: ¿A qué clase de magia os referis?

El corte que le haces al guardia le hace replantearse las cosas. Tira su espada a un lado y se arrodilla ante tí.

-Está bien! No me mates... Te diré lo que quieras! E.. El... El Gran Maestre creo que está preso en los aposentos del mago Eik... arriba del todo, en la torre curvada... Pero no creo que puedas pasar... La puerta está sellada mágicamente...

Uno de los tahedoranes te contesta:

-Pues verás, es algo bastante extraño, nunca lo había visto. El mago nos lanzó unos terribles rayos negros que nos dejaron fuera de combate en cuestión de segundos. Creo recordar que para ello usaba dos artefactos mágicos.

Otro continúa la explicación.

-SÍ! Yo tambien me fijé antes de caer desmayado, usaba una bola de cristal y un bastón de madera, parecía como si la bola estuviese llena de poder mágico y el bastón era lo que usaba para canalizar esa magia... Era algo extrañisimo.

Entonces...todo consiste en quitarles esos objetos!!! -dice quizas con gran inconsciencia, seguramente fruto de la exaltacion del momento-, si les quitamos esos objetos, quiero decir, si al menos conseguimos que los artefactos se separen, quizás pierdan ese poder.

Si, o directamente, podemos romper la vara, y seguro que ese orbe dentro de una mochila no hace mucho. -digo contestando a Kiwn.

Bien -digo a los recién liberados- Seguro que los guardias caidos tienen espadas que podáis usar. Vayamos a buscar los cadáveres y equipémonos para la batalla.

Recojo la espada del suelo, más que nada para que no pueda utilizarla en mi contra, y envaino de nuevo la mía.

¿Cerradura mágica? Vaya, eso sí que puede ser un problema Bien, eso es problema mío.