Partida Rol por web

-Creo que no debemos descartar ninguna posibilidad -intervino Jefferson, que había permanecido callado y ajeno a la discusión de Vaamar con Johnson. Su tono era grave y se hallaba pensativo, con la mirada fija en la mesa del despacho, cavilando sobre lo que ya sabían-. Que el asesino acabase con la primera y la cuarta víctima de una forma tan "limpia" y rápida solo implica que no tuvieron opción de defenderse. Al principio, pensé que las circunstancias de las muertes de la segunda y tercera víctima habían cambiado porque el asesino ahora pretendía hacerlo, no sé, ¿quizá más personal? En la segunda y tercera víctima hubo ensañamiento, pero en la primera y la cuarta no lo hubo. Antes creía que podía deberse a que el asesino estaba desarrollando un sentido de la ironía un tanto sádico, pero tiene que ser algo más. Que vuelva al modus operandi de la primera víctima significa que no hay una evolución en sus asesinatos. Pero, por lo que recuerdo, el arma del crimen en los dos primeros crímenes eran un acero curvo, y en esta cuarta muerte ha vuelto a ser un arma similar.

Respiró hondo y cruzó los brazos sobre el pecho.

-Tengo la sensación de que tenemos la respuesta delante y hay algo que se nos escapa -indicó el orco, con un suspiro-. Lo que Raynor plantea sobre una secta o un copycat sería realmente preocupante. Si ese asesino está mandando un mensaje de odio hacia los elfos que no se comportan de una forma "honorable" de cara a la alta sociedad élfica, podrían salirle imitadores, tarados que vean a este asesino como un héroe a favor de la pureza élfica y quieran seguir sus pasos. Tal vez Finwë tenga razón, aunque me duela reconocerlo. No sé si revelar de forma pública las relaciones amorosas y el estilo de vida de las víctimas sería la mejor forma de proceder con el caso.

Ryan se negó a mirar a su compañera, pero hizo una mueca cuando ella decía lo que tenía que decir, afortunadamente, estaba en la pizarra, anotando lo que había dicho el Doctor Miyagi. Sabía que el doctor no se llamaba así, pero ya tenía un apodo para el doc, y era ese.
Mas volviendo en su mente a lo que explicaba celerian, básicamente era una teoría de que podía no ser lo que el decía, o no no ser lo que él decía, por lo cual, todo era posible, y no se cerraba ni acotaba ningún circulo. O sea, no decía nada de nada. Lo cual le dio pena. Digamos, el estaba dispuesto a soportar su mal talante y obvia mala leche para con él, porque supuestamente era buena en lo suyo, pero ese comentario la había dejado en evidencia.
Casi cualquier novato de la escuela de psicología sabia que los asesinos seriales tenían un modo de conducta, modus operandi, que sentían patológicamente la necesidad de seguir, a modo de ritual. El ritual podía volverse más complejo, a medida que el asesino iba ganando confianza en si mismo, y más descuidado, a medida que se volvía mas gallito y descuidado, pero no cambiaba drásticamente, y ella lo había descartado de plano.
Se encogió de hombros, algo desilusionado, pero no dijo nada. Se giro a Peter, y le dijo.
- Tengo mi propia lista de preguntas que hacer a los cerebritos de los ordenadores, Sgto. ¿Puedo ir con ellos? –

Luego le dio un ligero codazo a Frank, y le susurro
- Nimwë, ninwë. Uno pretende ser alcalde, el otro señor de los Noldor.

Peter escuchaba con atención todo lo que los policías tenían que aportar al respecto. Iba asintiendo según iban elucubrando en voz alta y estaba a punto de aportar algo a la conversación cuando el teléfono de todos vibró casi al unísono.

Su atención pasó en ese momento a la pantalla de su teléfono.

-Parece que tenemos trabajo. Raynor, las preguntas tendrán que esperar. Tú y Vaamar acudid al lugar en apoyo de Everton y O'Malley. A ver que sale de todo eso.

-Jefferson, Woods, Courier y yo acudiremos al escenario del tercer asesinato a peinarlo como Dios manda. Seguro que le podemos sacar algo de provecho.

Se levantó de la silla, colocándola en su sitio.-Cualquier cosa que pase, mantenednos informados-dijo dirigiéndose hacia Vaamar.

-¡Vamos!-se encaminó hacia la puerta.

Estaba repasando la lista mental que hacerle a los genios de los ordenadores, cuando antes de que Johnson pueda dar una respuesta, tenga que responder que había trabajo que hacer. El deber no espera.
- 10-4 Jefe.- y tras lanzarle una mirada a la elfa, y gesto de que lo siguiera, salió de allí.
Se dirigió entonces hacia la salida, ofreciéndole el puño a nueve, tras lo cual salió de allí, en busca del depósito de autos, para indicarle que le dieran una patrulla o un auto de civil, lo que correspondiera, tras lo cual se hizo con las llaves, y se dispuso a encender el vehículo, colocar el porta celular en el mismo, y fijarlo mediante la sopapa. Luego coloco en el celular la dirección asignada por Everton.
“Calle 49 nº 409-35-J” dejando que el gps lo guiara. Aunque al arrancar, le pregunto a su compañera. – Conoces alguna forma rápida de llegar allí?

Lyara asintió suavemente. No tenía motivos de peso para no seguir aquellas instrucciones, y tras guiñarle el ojo a Vaamar con la vaga esperanza de animarla, siguió la marcha encabezada por Johnson con intención de cumplir con aquello que se esperaba de ella. Por un lado esperaba encontrar algo que se hubiera pasado por alto, pero sus expectativas no eran demasiado altas con aquel lugar que ya había sido revisado.

- Entendido, detective -se limitó a decir en un tono moderado aunque no por ello menos formal. Revisó según andaba los nuevos datos que llegaban a su smartphone, aunque sin dar una nueva respuesta por el momento.

Johnson dio la orden de seguir con el plan que tenían previsto hasta antes de conocer el ultimo homicidio. Los grupos seguían igual, lo que para Jeaninne era un alivio, prefería seguir de compañera de la agente Woods antes de correr el riesgo de tener que formar pareja con algún otro compañero que no le cayese mucho en gracia.

Ryan fue el primero en acatar las órdenes dirigiéndose a la salida y ofreciéndole el puño, el cual Jeaninne chocó torpemente para no dejar colgado al ex militar.

Entendido, jefe. – al tiempo que lo hacia Lyara. Luego la miró y le dijo cariñosamente. – Parece que no vas a librarte tan fácil de mí. 

Reí, divertido, entre gruñidos, ante el comentario que me había dirigido Raynor acerca de Ninwë al compararlo con un personaje del Silmarillion. Aunque me serené al momento cuando el detective Johnson volvió a hablar, adoptando una actitud seria.

A Woods, Courier y a mí nos tocaba ir al escenario del crimen donde había muerto Polvo Lunar. Quizá aún pudiéramos hallar alguna pista de cierta importancia.

-Entendido, señor -indiqué, con un gesto de asentimiento.

La agente Vaamar tan solo asintió cuando recibió las instrucciones de Johnson. Ahora que parecía que el temporal había pasado, lo que menos deseaba era llamar la atención y que el detective recordara la inoportuna charla que habían tenido. Suerte había tenido, pues parecía que todo había quedado zanjado en ese momento, no volvería a tentarla.

Acto seguido salió de la habitación siguiendo a Ryan Ryanor. Le dejaría que asumiera el mando. Lo cierto era que parecía bastante más despierto que ella y además, su mente estaba demasiado cansada como para tomar la iniciativa. Se dejaría llevar, que condujera él y que demostrara así su supremacía como macho alfa que era.

- Puede… - Dijo Vaamar. – Pero que nos guíe la tecnología, para algo la tenemos.

Aquella fue su única respuesta antes ponerse sus gafas de sol y cerrar los ojos para descansar la vista durante el trayecto. Esperaba que Ryan no estuviera muy dicharachero esa mañana, algo que dudaba, pues siempre tenía salidas para todo y sin duda querría darla conversación. Podía equivocarse, pero no le fastidiaría no tener razón. Todo lo contrario por tal de tener un poco de tranquilidad.

[Seguimos por New York…]

La agente Vaamar se sentó en uno de los sillones del despacio cruzando las piernas. Echó la cabeza hacia atrás, extendiendo los brazos sobre los reposabrazos y suspiró. Justo entonces y sin cambiar su posición volvió a mirar a su compañero Raynor.

- Parece que Johnson sigue ocupado. – Chasqueó la lengua. – Podríamos iniciar el interrogatorio del sospechoso sin él, pero está al mando. Creo que es conveniente preguntarle primero o directamente esperarle.

Entonces sacó su teléfono móvil y lo desbloqueó. Dudó unos instantes y entonces comenzó a escribir un mensaje, mientras el contraste de la pantalla de su dispositivo le iluminaba la cara. Para cuando envió el mensaje se puso en pie de nuevo.

- ¿Es hora de merendar, no? – Sonrió la elfa. – La merienda es sagrada. Es lo primero que me enseñaron cuando empecé aquí.

El ExMarine ingreso en la sala, encendiendo las luces de la misma, y abriendo las ventanas. Hecho esto, lo siguiente que hizo fue quedarse de pie, observando la pizarra, tratando de ver si había algo nuevo en el desarrollo del caso. No encontró nada nuevo. Algo ausente, le respondió a Vaamar
- …Creo que como dices tu...los ánimos no están para saltarnos a Peter en el interrogatorio. Probablemente …Pero ella se había dado cuenta que el había entrado en esos momentos de los hombres que se quedan en stand By, solo escuchando parcialmente lo que decía ella, hasta que menciono la palabra “merienda”
Ante la referencia de la merienda, se paralizo, tocándose su estomago. Lo cierto es que ni siquiera habían parado para almorzar y su estomago recién recordado le reclamo alimentos, y sobre todo harinas.
- Sin que sea precedente, creo que la oficial Vaamar tiene razón.le dijo con una sonrisa, usando una de las emblemáticas frases de la elfa. – ¿Quieres avisarle a Pecas?

- Es buena idea. - Chasqueó la lengua como acostumbraba a hacer. - ¿Deben estar por aquí?

No se habían cruzado todavía con nadie en los pasillos. Entendiendo "nadie" como ningún componente de la unidad. Era posible que todavía estuvieran en la calle. ¿Por otra parte, dónde estaban Zoddert y el enano? Podía ser que todavía estuvieran con el sospechoso. En ese caso, el interrogatorio habría empezado ya. Eso no le iba a gusta a Peter, pero no era su problema. El que si era un problema era el del hambre.

- No he visto a Zoddert, ni a O'Malley... - Afirmó pensativa. - Deberían estar al caer, aunque puede que estén con el detenido. Lo primero es lo primero y tampoco tengo ganas de merendar con ese orco... - Sonrió. - La cafetería de la esquina esta bastante bien. ¿Te parece?

Ryan se encogió de hombros.
- Mira, si invitamos a O’Malley, invitamos a Everton, a mi tampoco me cayo demasiado bien su animo exaltado, asi que disfrutemos de la merienda en paz. Invita a Pecas y a Nueve, y estaremos. Si el jefazo luego trae al resto, no esta en nuestras manos. Pero si no como algo, terminare dándote un mordisco a ti. Asi que… en marcha. Y antes de volver, vayamos a buscar los chalecos. ¿De acuerdo? .-

El teléfono móvil de la elfa sonó con el tono de mensaje y la elfa inmediatamente lo desbloqueó para leer el mensaje de texto. Como esperaba era el jefe de la unidad. Un mensaje corto, pero que les daba libertad para actuar a su antojo.

- Proceded como consideréis. – Habló en alto. – Eso nos da carta blanca para comenzar el interrogatorio. – Chasqueó la lengua. – Creo que la merienda tendrá que posponerse, Ryan. Aunque puede que podamos encargar algo, se de compañeros que llaman a la cafetería de la que te he hablado, pero creo que no tengo el número. – Hizo una pausa despegando la mirada del dispositivo electrónico que tenía entre manos. – Zoddert y O’Malley estarán en los calabozos o en la sala de interrogatorio. ¿Vamos para allá? Les enviaré un mensaje para confirmarlo.

Vaamar se encaminó hacia la puerta del despacho camino de la zona de seguridad de las dependencias. Foretti estaría en aquel ala de la comisaría, ya fuera en un calabozo, en la sala de reseñas o esperando a ser interrogado. Mientras caminaba tecleaba un nuevo mensaje y para cuando le dio a enviar comenzó a avanzar con mayor determinación.

Ryan poco pudo para disimular su tristeza y decepción. Ahora que tenía el estomago en primer plano, el mismo pedía comida, y quería comida, y la idea de ir a un interrogatorio que podía tardar horas lo incomodaba terriblemente.
Se le ocurrió una idea, que tenía algo de sentido común, y la comento.
- Oye, Vaamar, ¿No crees que deberíamos dejarlo marinarse un poco mientras comemos en ese lugar? Con hambre y sed, y nosotros satisfechos, nos jugara ese tiempo a favor, mientras que nosotros estaríamos mas tranquilos y atentos a lo que diga.

Le gustó la reflexión de Raynor. No eran tan diferentes al fin y al cabo. Quizás por eso chocaron nada más conocerse. Vaamar meneó la cabeza... ¡Qué estaba pensando! No, no se parecían tanto, quizás alguna coincidencia, pero todo fruto de la casualidad.

- Está bien... - Habló Celarian. - ... Dejemos que el sospechoso se coma la cabeza en su celda. Nosotros no tenemos prisa ahora. - Agarró las llaves del vehículo que se encontraban sobre la mesa, pero automáticamente descartó la idea. - Podemos ir andando, está aquí al lado.

Ryan asintió y la dejo pasar, esta vez, sin mirarle demasiado el trasero cuando pasaba. Era un lindo trasero, pero se estaba convirtiendo en su compañera y no estaba bien observarla como una posible compañera de cama, era más bien una compañera de armas. Y el había tenido su ración de ellas, más cercanas a hermanas que a amantes.
El agarro su campera de cuero, y se enfundo en ella para recibir el frio que la hermosa ciudad newyorkina tenia para ofrecerles.
Noto que ella agarraba las llaves del vehículo antes de salir, no hubiera sido un buen detective si no lo hubiera hecho. Evito sonreír para sí.