Partida Rol por web

- Buenos días agentes... - Dijo el doctor Rupert Murdock. - Vaya una pieza bonita me han traído. Nunca antes había visto algo así... - Confesó.

Entonces pareció darse cuenta de que no venían solos. Con ellos se encontraban dos autoridades de Nueva York. Uno de ellos era el comisario. Si había bajado a las catcumbas del Departamento, era que algo muy gordo se estaba cociendo. El otro no era nada más ni nada menos de Eldren Nimwë, portavoz del pueblo élfico de Nueva York y candidato a la alcaldía por parte del partido Republicano. 

- Les estábamos esperando. - Dijo Ben Tyler. - Veo que vienen muy bien acompañados, agentes. - Dijo un sonriente profesor. - El doctor Murdock y yo hemos estado hablando acerca de las propiedades de este arma. Como bien saben esta fabricada con niobinio, un metal extremadamente flexible, duro y afilado. Se perdió la fórmula de la aleación hace milenios, pero aún así los pocos que quedan siguen siendo letales. - Hizo una breve pausa. - Creo que pretenden probar su filo con ese molde... - Señaló el torso simulado. - ¿Alguno de ustedes tiene nociones de esgrima? De lo contrario puede ser yo mismo el que aseste un golpe contra el mole...

- Bueno... - Dijo el comisario. - Decidan como quieren hacerlo. - Sugirió. - Creo que si las dos armas son tan similares, lo suyo sería examinar el arma del señor Nimwë en busca de evidencias y efectuar la prueba con el maniquí con la que ha traído el profesor Tyler. - Se encogió de hombros. - Lo que decidan ustedes...

Yo no pretendo decirles cómo hacer su trabajo, pero antes de probar las armas, ¿no convendría analizarlas para ver si hay restos de sangre? Después podríamos proceder a las clases de esgrima, si les parece -gruñí, hastiada de todo aquello del "buenos días y qué guapos somos todos".

Además, éramos demasiados. El jefe estaba allí para demostrar que llevaba la investigación, cuando no tenía ni puta idea. Nimwë porque debía y el resto de nosotros, porque era nuestro trabajo.

Joder, odiaba la diplomacia.

Nine estaba a mi lado, eso sí, pero como no podía coger su mano ni acercarme demasiado, fuese a ser demasiado evidente, solo conseguía ponerme nerviosa.

Mierda. Necesito un polvo pero ya, pensé, intentando quitar de mi cabeza la imagen de Nine y de mi juntas en la cama.

- Así es agente Vaamar. - Dijo entonces el experto, el señor Murdock. - Entiendo que el arma que debemos examinar es la que porta consigo el señor Nimwë. ¿Verdad? - Le preguntó mientras se calzaba unos guantes de látex de color azul.

Jeaninne estaba de acuerdo en el asunto de que primero era necesario Tomar las muestras de las armas para determinar si había sangre en ellas. Pero por un lado confiaba en que el asesino era lo suficientemente astuto como para borrar cualquier señal en ellas, y por otro lado, confiaba en que Murdock era lo suficientemente eficaz como para haber tomado ya dicha muestra.

-Dr. Confío en que las muestras ya han sido tomadas, no es cierto? . – dijo no esperando menos que una respuesta afirmativa. – Si es así, y sin ánimos de ofender al señor Nimwe, me parece que lo más indicado sea que él nos demuestre el uso de estas armas. Naturalmente la agilidad y destreza de su raza va a ser mejor que la de nosotros. Si bien es cierto que la agente Vaamar también comparte su ascendencia, al usted haber tenido más contacto con el objeto, lo convierte en el sujeto más idóneo para la tarea. Además, nadie va a cuidar de su arma mejor que usted.

Lo cierto es que quería presenciar en primera persona la destreza del elfo con aquel artefacto.

- Eso parece... - Dijo el candidato a la alcaldía.

Eldren Nimwë se acercó al experto del Departamento y le cedió el arma. Rupert se hizo con el bastón con sumo cuidado y lo depositó sobre una mesa de pruebas.

- Quién vaya a usar el bastón sobre el maniquí debe conocer el arma. Bien visto Courier. Se trata de un arma exótica y no creo que con una esgrima clásica pueda ser utilizado a la ligera. No me mal interprete señor Tyler, pero dudo mucho que sepa usarlo con efectividad. - Observó. - Además... Si soy su sospechoso... ¿Qué mejor que ver en directo de lo que soy capaz con este arma? Si no hay nada contra claro... - Añadió mirando a los agentes ahí presentes.

- Todavía no he tomado muestras, agente Courier... - Sonrió ante la afirmación de Jeannine. - Soy rápido y bueno en mi trabajo, pero no tanto...

- Para eso tenemos el arma del museo aquí. - Ben Tyler de entrometió en la conversación. - Prácticamente todos los filos de niobinio son iguales. Su filo deja las mismas marcas. Creo que podríamos utilizar el del museo sin que se notara diferencia. - Encaró entonces a Eldren. - Coincido con usted. Lo adecuado es que sea usted mismo quien realice el ensayo.

- Si el señor Nimwë no pone pegas y están ustedes de acuerdo... - Intervino el comisario con la vista puesta principalmente en la polémica agente Vaamar. - No seré yo quién me oponga. Es su investigación al fin y al cabo.

El agente zoddert se acercó a su superior y le hizo un gesto para que se alejara del grupo que discutía sobre que arma usar y cómo hacerlo.

El arma del museo de dónde ha salido? Está siempre allí? Es de alguien? Alguien tiene acceso a ella? Lo digo más que nada porque cualquier opción es viable, si hay tan pocas armas de estas de finolis elfos, podría ser el hipotético caso que incluso esa sea un arma del crimen si el asesino tiene acceso a ella? Más que nada que si el asesino es un elfo diferente a Finwe, nada me elimina la mínima posibilidad que tenga acceso a ella, ya sabe que los elfos tienen contactos que el resto no tenemos... Si ... Si... Ya sé que es una opción minúscula, pero y si se ha usado en un crimen y la contaminamos en la prueba?

Ya tenemos muestras, Zoddert. Necesitamos saber cómo funciona. Y sobre todo, necesitamos tener algo en nuestras manos que sea tangible antes de continuar -le dije al orco, en voz lo suficientemente baja como para que solo él y Nine me escucharan -. No podemos hacer otra cosa que esperar. Por cierto, ¿y Harrison? Podríamos aprovechar para hablar con él ahora que su jefe está aquí.

Aquello no parecía conducir a ninguna parte así que necesitábamos planes alternativos. Más hilos de los que tirar. Miré a Nine un momento y me mordí el labio al pensar en ella. 

Joder. Céntrate, Vaamar. Céntrate.

Jeaninne no podía evitar prestar atención a la elfa. Veía como la trataba de mirar disimuladamente, pero tenía miedo de que el resto se diera cuenta por lo que trataba de evitar entrar en ese juego, por más tentador que fuera.

- Perfecto, una vez tomen las muestras le pediremos entonces por favor que haga la demostración de los ataques de las armas con el sujeto de prueba. – le dijo a Nimwe.

Y al volver su atención al ver al prestigioso elfo, un miedo más grande la invadió. Si Nimwe era en verdad el asesino y se daba cuenta de lo suyo con la agente Vaamar, Celarian correría peligro, ya que esa era el tipo de victimas que el asesino buscaba.

Tendría que mantener aquello en el más absoluto de los secretos, o ir más allá y evitar que suceda nada antes de encontrar al asesino…

- No hay ningún problema. - Dijo finalmente el señor Murdock. - Puedo simplemente pasar un reactivo a las dos armas y ver si se localiza algún tipo de sustancia en ellas. - Dijo haciéndose con el bastón del museo también. - Sólo me llevará unos minutos y saldremos de dudas. ¿No es eso lo que quiere, agente Everton?

Nadie puso objeción alguna a la intervención del docto Murdock. Durante unos minutos el resto de asistentes a las pruebas de laboratorio, permanecieron hablando de asuntos banales. Nada relacionado con el caso, pues al fin y al cabo, entre ellos se encontraban civiles y aunque Eldren Nimwë tenía autorización del comisario para ser informado de los avances en el caso, dada su posición, tampoco querían desvelarle nada, ahora que estaba siendo investigado como sospechoso.

- Muy interesante... - Dijo entonces el doctor Murdock tras unos pocos minutos. - Muy pero que muy interesante. - Se puso en pie saliendo del laboratorio y se acercó a los expectantes asistentes, agentes, político y profesor. - Verán... el arma del museo está limpia, como era evidente, pero... - Miró entonces a Eldren. - No pasa lo mismo con su bastón señor Nimwë. El reactivo a reaccionado. Son restos de sangre...

- ¿Qué? - Preguntó el elfo visiblemente sorprendido. - ¿Cómo? ¿Sangre? ¡No es posible! - Afirmó con rotundidad. 

Eldren miró a su alrededor cruzando su mirada con la de Vaamar, Courier y Everton principalmente. Dio un paso atrás de forma instintiva, como para tratar de huir, pero su raciocinio le obligó a permanecer allí. Cerró los ojos y se llevó las manos a la cabeza. Parecía estar nervioso, como contando hasta diez antes de volver a hablar y sus manos estaban temblorosas. Entonces abrió los ojos.

- Analice esa sangre... - Dijo el elfo. - Por favor...

Jeaninne se sorprendió al escuchar el resultado del análisis. Si bien lo esperaba, se daba cuenta de que tal vez no era buena idea que el elfo estuviera allí mientras obtenían esos resultados.

-Le voy a pedir que por favor mantenga la calma, si usted es inocente no hay razón para que se preocupe. – le dijo tratando de controlarlo un poco. - Si los resultados del ADN se corresponden con las víctimas, tendremos que investigar las huellas en el arma homicida y usted podrá informarnos todo acerca de su custodia del objeto. Donde lo guardaba, quien más tenía acceso a él. Le aseguro que llegaremos al fondo de esto.

A pesar de lo que expresaba en palabras, su preocupación era que el elfo no escape de la habitación. Por lo que se movió disimuladamente a una posición más efectiva para prevenir dicho escape, pero sin terminar de bloquear su paso para no levantar sospechas.  

Vaya sorpresa. Pero no se está comportando como si fuese culpable, sino todo lo contrario. Eso significa que podríamos tener a un aliado de nuestro lado.

-Señor Nimwëm. La pregunta es obligada. Aparte de usted, ¿hay alguien más que pudiera haber tenido acceso a ese bastón, por ejemplo, porque conociese la combinación de la caja o lo cogiese sin que usted se diese cuenta? Sé que a esto último me respondió que no pero... creo que ha llegado el momento de pensarlo mejor. 

Necesitábamos a Harrison, así que esperaba que Zoddert se diese cuenta de ello y fuese a buscarlo. 

Pensándolo mejor, me volví hacia ellos y les hablé en susurros, viendo además que Nine se colocaba estratégicamente para impedir que escapara. Pero allí éramos muchos y dudaba mucho que fuese a hacer eso.

-Traedme a Harrison ya. Nimwë no escapará. Necesita demostrar que es inocente si quiere seguir en la arena política.

Hasta ese momento todo llevaba a ese hombre, si huele a mierda, tiene el color de la mierda y tenía la forma de un zurullo, sin duda era mierda , ya ni el comisario podría evitar decir que era chocolate.

Le aconsejo que se relaje y vaya pensando bien su coartada, quien ha tenido ese arma y cosas así por si la sangre corresponde a las víctima Señor Ningue, nadie en esta sala quiere ni le conviene meterlo entre rejas por unos asesinatos que seguro que no ha cometido.

Todo eso era mentira, Zoddert quería a ese hombre en prisión, y si era posible a todo su equipo de elfos racistas.

Jefa, si le parece me voy a por Harrison, si no hay nadie más libre, me cogeré al agente Da Silva del departamento de seguimiento de ordenanzas de ruido, es un agente hábil y así me evito problemas por ir solo.

Dónde encuentro a su ayudante Señor Ninwel? Si no lo sabe, puede contactar con él para que vaya a algún sitio sin llamar la atención y así me lo traigo sin numeritos. El Mcdoweld de la avenida 5 con la calle 37 es un buen sitio, así me compro un menú que tengo hambre.

Zoddert siempre tenía hambre de comida basura, daba muchas proteínas para seguir el turno con energía.

- Evidentemente, señorita Courier... - Suspiró preocupado. - En el bastón estarán mis huellas. Si alguien lo ha utilizado con alguna finalidad delictiva, tiene que ser alguien cercano a mi. Alguien que conozca las contraseñas de mis cajas fuertes y bueno... - Se encogió de hombros. - Tan solo las conozco yo... - Dijo apesadumbrado. - Supongo que si alguien ha sido tan inteligente como para entrar en mi despacho o mi domicilio y sustraer mi bastón, asesinar a alguien y devolverlo a la caja fuerte sin que yo me enterase, habrá sido también lo suficientemente inteligente como para usar guantes... - Se llevó la mano a la cabeza pensativo. Se le veía cabizbajo y meditabundo. - No sé quien puede haber cogido mi bastón, señoritas. Ni la más remota idea. ¿Para qué quiere ver a Harrison? - Le preguntó a Vaamar. - Puedo llamarle y que venga él solo a dependencias...

Miré a Zoddert. Por una parte, entrevistar a Harrison de forma independiente era algo obligado. Por otra, necesitábamos encontrarle.

-Llámelo pero deme el teléfono. Yo hablaré con él -le dije, alargando el brazo para que me lo diese una vez hubiese marcado el número. Si huía, tendríamos a nuestro asesino. Si colaboraba... bien, era otro hilo que seguir. Al menos mientras tuviésemos un trabajo que hacer, no podrían decir que estábamos de brazos cruzados.

-Y mientras tanto, vaya pensando en una lista de la gente de confianza que puede tener acceso a sus cajas fuertes. Creo que vamos a necesitarla.