Partida Rol por web

* En busca del Honor *

Rokugan

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01/11/2009, 16:49
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«Cuando caiga el último Akodo»

 

Tan pronto como los hijos del Sol y la Luna tocaron la tierra dejaron de ser divinos. Aunque no eran tampoco hombres mortales, ya no eran dioses. Miraron a su alrededor y descubrieron los inicios dispersos de la humanidad, y supie­ron lo que debían hacer. Los humanos estaban desnudos y eran ingenuos, como niños recién nacidos, y los Hijos del Sol y la Luna hicieron este juramento: "Os enseñaremos los caminos del mundo y os protegeremos de su maldad. Servidnos con humildad y obediencia y man­tendremos nuestra promesa".

Los Hijos del Sol y la Luna, excepto el atra­pado Fu Leng, decidieron realizar un torneo para ver quién de ellos debía gobernar el mundo. Hubo una competición de velocidad, una de fuerza, una de astucia y muchas otras. Togashi prefirió no participar en el torneo, pues miró a sus hermanos y hermanas y supo el resultado. La prueba final fue un gran combate.

El Señor Hida confió en su gran fuerza para guiarle en la batalla, pero fue rápidamente ven­cido por la rapidez y precisión de los golpes de Shinjo. La rapidez de Dama Shinjo resultó ser su perdición. El Señor Bayushi utilizó su ímpetu para cogerla con la guardia baja y, con sus trucos y distracciones, derrotarla. El Señor Shiba, sin embargo, era demasiado astuto para tales engaños. Observó los trucos de Bayushi y sus ac­ciones no se vieron afecta­das por las distracciones. Luego, el Señor Shiba se volvió para enfrentarse a Dama Doji. La esbelta y hermosa mujer retrocedió y esperó a que Shiba gol­peara, sabiendo que su hermano aprendería de­masiado si observaba sus movimientos. La paciencia de Shiba se agotó; atacó y fue derrotado con rapidez por la técnica de Doji. Enton­ces Akodo avanzó. Conocía la táctica de Dama Doji y la usó contra ella. Finalmente, sólo Akodo y Hantei quedaron en el campo de batalla. Lucharon con el amor de los hermanos, pero conforme la batalla cre­cía en intensidad también lo hacía el temperamento del pri­mero. En un momento crucial la furia dominó a Akodo. Hantei sintió la rabia de su her­mano y la usó contra él. Fue un descuido el que provocó que Akodo perdiera el duelo, un error que podría haberle costado la vida. Dado que

Hantei perdonó a Akodo, éste juró a su hermano que él y su familia le servirían. Togashi, que obser­vaba la batalla desde la distancia, murmuró: "Cuando caiga el último Akodo tam­bién lo hará el último Hantei".

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01/11/2009, 16:59
Director
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El Inicio del Mundo

 

¿Ves el círculo que he dibujado, niño? ¿DÓn­de está su principio? ¿Dónde está su final? Por supuesto, no puedes responder, porque no hay respuesta para esa pregunta. Ha de haber un principio y un final, pero aquí no hay ninguno. Igual que el círculo, esta historia no tiene principio ni final. Antes de este mundo había otro. Después habrá otro, y nuestras almas cae­rán en aquel, llevadas por el peso de nuestras grandes y pequeñas hazañas. Ése es el camino de las cosas, niño, un camino que debes apren­der. Sólo conociéndolo hallarás la paz en este mundo de tristezas.

El inicio de este universo, como ha sido con todos, empieza en la nada. La nada estaba sola, en el vacío, y así fue durante incontables años. Entonces, sin previo aviso, la Nada se dio cuenta de que estaba sola, y lo lamentó. Así se creó un tercio del mundo. Luego, la Nada se dio cuenta de que deseaba un compañero. Así se creó otro tercio. Finalmente la Nada se dio cuenta d sus debilidades y creó el mundo, y se arrepintió, deseando deshacer lo que había hecho. El arrepentimiento de la Nada completó el mundo y lo hizo pleno.

Cuando la Nada habló el universo se hizo. A principio, la materia era como un huevo cuya cáscara dura se hubiera roto y mezclado con la delicada yema. Lo delicado se separó de lo duro y ascendió mientras el resto descendía. Ascendió aún más, pero parte de él dudó y se convirtió en el cielo y las nubes. El resto trepó durante lo que pareció una eternidad y creó el alto Cielo. La materia dura cayó más y más hondo, no forman do nada excepto el caos informe de una medusa. Y así fue durante muchos, muchos años.

 

El Sol y la Luna

 

Con la creación de los Cielos vino la crea­ción de los Tres Dioses Cuyos Nombres No Pue­den .Ser Pronunciados. Reconocieron la necesi­dad de dar forma a la tierra bajo ellos, y juntos crearon a un hombre ya una mujer jóvenes para que le dieran forma y estructura. Para crear al hombre ya la mujer usaron sus nombres, y es por eso que ya no podremos pronunciarlos nunca más.

El hombre y la mujer nacieron en el Cielo y miraron hacia abajo, hacia la tierra informe, vien­do la necesidad de darle forma. Descendieron en un arco iris y se dieron cuenta de que era como una medusa. El hombre y la mujer se pre­guntaron cómo darle forma, y se dieron cuenta de que la única forma de conseguirlo era darle nombre. Meditaron largamente sobre el nom­bre que darían al mundo, y cuando estuvieron listos besaron la tierra informe y susurraron su nombre. Mientras éste era pronunciado también lo fueron los suyos propios. La mujer se convir­tió en Amateratsu, el Sol, y el hombre se convir­tió en Onnotangu, la Luna.

Juntos flotaron por el cielo y sobre la recién nombrada tierra mientras ésta tomaba forma. La tierra se separó del mar y del suelo fértil crecie­ron las plantas. En los cálidos océanos los pe­ces tomaron sus múltiples formas. En los Cielos empezaron a crearse las Fortunas, nacidas de los sueños de las criaturas que dormían más abajo. La Luna y el Sol giraron en torno al mun­do una y otra vez hasta que todas las criaturas escogieron su forma. Entonces descansaron y miraron la tierra. Para su sorpresa, algunas de las criaturas empezaron a construir.

 

El Gran Sueño de las Naga

 

Estos constructores fueron llamados Naga. Eran capaces de cambiar su aspecto en muchas formas. Practicaban el arte y la guerra igual que los hombres de hoy en día, pero en la era de las Naga no había hombres. También adoraban a las Mil Fortunas que bailaban en las estrellas y en las montañas cubiertas de nieve, igual que hacemos nosotros en la actualidad. Reconocían que la mayor de todas las Fortunas era la Diosa del Sol, la que llamamos Amateratsu.

Sabían que llegaría un tiempo en que la Dio­sa del Sol se echaría a dormir y, por tanto, ellos también. Pero les preocupaba poco, pues su gen­te se había dedicado a la contemplación silen­ciosa, satisfecha con la creencia de que su civi­lización sobreviviría a cualquier catástrofe que pudiera sobrevenir. Eran orgullosos e infantiles, y esa fue su perdición. El Gran Sueño llegó, pero no cuando ellos esperaban, y cuando el Señor Luna atrapó a la Dama Sol la Era del Hom­bre sustituyó a la Era de las Naga.

 

Hijos del Sol y la Luna

 

Desde el principio el Señor Luna había per­seguido a la Dama Sol por todo el mundo. Un día la atrapó, y mientras su luz se desvanecía las Naga cayeron, una por una, en un profundo sueño. Muchos meses después Dama Sol dio a luz a nueve hijos: Hida, Doji, Togashi, Akodo, Shiba, Bayushi, Shinjo, Fu Leng y Hantei. El Se­ñor Luna supo que cualquier niño que llevara en sus venas los elementos del Sol y la Luna crecería para ser mayor que él. Por ello, a pesar de las protestas de Dama Sol, engulló a los ni­ños uno por uno.

Dama Sol tuvo que pensar con rapidez. Mien­tras Señor Luna engullía al primer niño dijo, "Mi señor, ciertamente has de estar sediento tras se­mejante comida", y le ofreció una taza de sake. Señor Luna le dio las gracias y la apuró. Des­pués de cada niño ella repitió su oferta y él la aceptó, sin saber que en cada taza había una gota de veneno nadando en el sake. Cuando cada niño iba a parar al estómago de Señor Luna, conforme los devoraba, se vertían incontables lágrimas de Dama Sol. A medida que caían lejos de los Cielos hacia la Tierra se mezclaron con la materia del aire y del viento. Finalmente, las lágrimas del Sol tocaron la Tierra, y allí donde cayeron permanecen, silenciosas y dormidas. Pronto, Onnotangu quedó tan borracho y obnubilado que no se dio cuenta de que ella había reemplazado al último pequeño, Hantei, por una roca. Señor Luna cayó en un profundo sueño y, mientras dormía, Amateratsu se llevó a Hantei y lo ocultó. Dama Sol explicó a su hijo que debía rescatar a sus hermanos y hermanas. Le entrenó en las artes del combate, preparándo­lo para el momento en que su padre despertara. Se dice que pasaron muchos años, y tam­bién se dice que pasaron muchos siglos. cuan­do Señor Luna despertó encontró a Dama Sol y al joven Hantei esperándolo. La batalla que tuvo lugar fue grande; al fin, Hantei abrió el vientre de su padre y los niños y sus entrañas cayeron a la tierra. Onnotangu intentó en el último mo­mento aferrar a los niños, pero sólo atrapó al pequeño Fu Leng. Hantei cortó entonces la mano de su padre, rompiendo su presa y haciendo que Fu Leng (y la mano amputada de su padre) siguieran a sus hermanos y hermanas en su caí­da. Pero mientras Fu Leng caía consiguió en el último momento aferrar a Hantei, arrastrando a su hermano hacia abajo.

La sangre de la Luna cayó a la tierra, encon­trándose con los charcos informes que las lágri­mas de Dama Sol habían creado. Allí dónde se unieron la sangre y las lágrimas se mezclaron, formándose un hombre y una mujer de cada uno de los miles de charcos.

Fu Leng cayó lejos de sus hermanos y her­manas, en una profunda grieta en el lejano oes­te. Atrapado bajo tierra luchó por alcanzar la superficie, pero ya no era el mismo. Los mu­chos meses enterrado le habían otorgado un oscuro conocimiento que envenenó su cuerpo y su mente, corrompiéndole en una burla retor­cida de lo que fuera una vez.

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01/11/2009, 17:02
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LOS CLANES

 

EL CLAN DEL CANGREJO

 

Durante mil años el Cangrejo ha defendido con firmeza el Imperio Esmeralda de las hordas malignas de las Tierras Sombrías. Desdichada­mente, este deber les ha dejado poco tiempo para las actividades cortesanas, convirtiéndoles en el Clan más tosco y grosero. Aunque nunca se duda de su valor y su honor, los demás Clanes a veces señalan el hecho de que el aura malig­na de las Tierras Sombrías se adhiere a todo lo que toca y se preguntan cuántos samurai Can­grejo sufrirán lo que los Fénix llaman "la co­rrupción de las Tierras Sombrías".

 

EL CLAN DEL DRAGÓN

 

Desde los primeros días de la dinastía Hantei, Togashi y su clan han permanecido recluidos lejos, en las altas montañas de Rokugan, practi­cando sus extrañas meditaciones en privado. Los samurai del Clan del Dragón son los más incom­prendidos del Imperio. Sus hechiceros son há­biles en las artes de la guerra y sus guerreros están familiarizados con la hechicería. Los más extraños del clan (los ise Zumi) se afeitan todo el pelo de su cuerpo y cubren su piel con deta­llados tatuajes. Siempre enigmático, los demás clanes suelen ver al Clan del Dragón como re­servado y extraño.

 

EL CLAN DEL ESCORPIÓN

 

Si existe un secreto un Escorpión lo conoce de algún modo. Son maestros de los tratos a dos bandas y el subterfugio. Muchos dicen que el Escorpión es sólo una tapadera para una fa­milia de ninjas, pero no se ha encontrado nin­guna prueba que lo confirme. Durante los mil años del reinado de Hantei los Escorpión han demostrado ser aliados valiosos de todos los clanes. El suyo es un clan de espías y de vende­dores de información. Sin embargo, una vez haces un trato con un Escorpión nunca podrás liberarte de tu deuda.

 

EL CLAN DEL FÉNIX

 

La palabra "shugenja" tiene muchos significa­dos en Rokugan: hombre santo, profeta, brujo, sacerdote. Los shugenja más poderosos del Im­perio, sin ninguna duda, pertenecen al Clan del Fénix. El escriba que fue llamado por el Empera­dor y escribió su conversación con Shinsei era un Fénix, e informó a su clan de todos los deta­lles y matices verbales. Ningún otro clan tiene una comprensión tan profunda de la Antigua Religión de Rokugan y del "nuevo camino" de Shinsei. Fueron ellos quienes mezclaron las dos en las creencias actuales que tiene el Imperio. Sin embargo, en su estudio de lo sublime los samurai Fénix han sufrido. Los días pasados en meditación contemplativa y leyendo los textos antiguos son días en que no han aprendido los aspectos más precisos de la esgrima y la batalla.

 

EL CLAN DE LA GRULLA

 

Cuando llegó el momento de que Hantei se casara todos los clanes le ofrecieron a sus hijas más hermosas. Fue la hija de Doji, del Clan de la Grulla, la que eligió.. Desde entonces, cada Em­perador ha escogido a su esposa dentro del Clan de la Grulla. Es así como la dinastía de Doji ha mantenido su posición en la Corte Imperial: cada Emperador tiene una Grulla a la que llama "ma­dre". Además, todos los emperadores acuden a la escuela de esgrima de la Grulla. La Escuela Kakita es la más prestigiosa de todo el Imperio y sus estudiantes son legendarios por su valor y destreza. No obstante; los Grulla son vistos por los demás clanes como amanerados y aduladores por su relación con el Emperador.

 

EL CLAN DEL LEÓN

 

Si los Grulla son la "mano izquierda" del Emperador, los León son su mano derecha. El Clan del León siempre ha mantenido una au­téntica reverenda por el Emperador, una devo­ción sin igual en todo Rokugan. Entre sus samurai se cuentan algunos de los tácticos más brillantes que el Imperio haya conocido nunca, habiendo dirigido pequeños ejércitos contra otros mayores con victorias legendarias. Sin embargo, algunos dicen que el Clan del León se aferra con demasiada fuerza a la tradición, y su incuestionable lealtad al Emperador ha causado muchas disputas entre ellos y los demás Clanes, especialmente con su principal rival, la Grulla.

 

EL CLAN DEL UNICORNIO

 

Justo después de que Hantei tomara el Tro­no se volvió a su hermana Shinjo y le pidió que cabalgara más allá del Imperio en busca de alia­dos en previsión de posibles peligros. Shinjo partió con un pequeño grupo de seguidores y no se volvió a oír hablar de ellos durante ocho­cientos años. Hace solo doscientos el Clan del Unicornio volvió con riquezas inimaginables, fabulosos tesoros de manufactura extranjera y su más valiosa posesión: los caballos de guerra del oeste. El Clan del Unicornio también regre­só con muchas costumbres y creencias miste­riosas que les convertían en extraños para la gente de Rokugan. Su ignorancia de la delicada etiqueta de la corte les ha hecho parecer "bár­baros" y "poco civilizados", pero sus poderosos caballos y valientes samurai (todos entrenados en lo que los León llaman "trucos bárbaros") les han convertido en aliados valiosos para quien los desee como tales.

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01/11/2009, 17:03
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Rokugan

 

Rokugan es una tierra rocosa y montañosa, rodeada por tres lados de montañas (norte, oeste y sur) y por el océano al este. Hay casi doscien­tos volcanes, aproximadamente cincuenta de ellos activos, y cientos de manantiales termales que atraviesan las regiones montañosas. Sólo cerca de un quinto del territorio es plano; la mayoría son laderas de colinas empinadas, es­trechas gargantas, valles angostos, barrancos y montañas. Cuanto más se aproxima uno al océa­no más llana se torna la tierra. Es allí donde se encuentran las granjas. La nobleza ha utilizado las regiones montañosas en su provecho, cons­truyendo castillos en pasos estrechos o inacce­sibles. Las tierras llanas se utilizan para las gran­jas, puertos y ciudades.

Hay muchos ríos que atraviesan Rokugan, fluyendo de las montañas y cruzando el paisaje para morir en el océano. Las ciudades y las gran­jas de arroz se construyen en las llanuras cerca de los ríos, con diques que las protegen de las riadas primaverales.

El clima es variado. El invierno es corto pero frío. El verano es largo y sofocante. El otoño es fresco y la primavera húmeda. Un vistazo a los edificios y las ropas de Rokugan pueden expli­car a un extranjero que los rokuganeses encuen­tran mucho más desagradable el calor del vera­no que el frío del invierno. Rokugan experimen­ta fuertes nevadas durante esta época, tan serias que los viajes casi se paralizan en esta época.

 

La Furia de los Elementos

 

Rokugan no es ajeno al desastre. Durante los mil años de gobierno Hantei el Imperio Esme­ralda ha visto cientos de terremotos, tsunami y huracanes. .

Los terremotos tienen lugar con regularidad. Al menbs una vez al año se siente un temblor menor bajo la tierra. Pueden ser ligeros movi­mientos que retumban durante unos momentos o grandes grietas que derriban edificios y hienden la tierra durante varios minutos. Ha habido cinco grandes terremotos en la historia de Rokugan, todos ellos seguidos al poco tiem­po por un tsunami.

Tsunami es la palabra rokuganesa para "ola gigante". Después de un terremoto los roku­ganeses siempre inician los preparativos para hacer frente a uno de estos desastres. Normal­mente pueden contar con que llegue entre uno y tres días después. Incluso los terremotos meno­res pueden provocar tsunami, pero a mayor gra­vedad del temblor siempre es mayor la de la ola. Los huracanes también son frecuentes de las costas de Rokugan. Estas grandes tormentas destruyen pueblos enteros, pero también apor" tan grandes botines a los pescadores una vez han pasado.

Otra señal de las fuerzas de la naturaleza torna la forma de los volcanes. Como se mencionó anteriormente hay muchos volcanes en Rokugan, no todos inactivos. Los rokuganeses suelen cons­truir sus pueblos en las tierras bajas, pero la no­bleza erige sus fortalezas en lo alto de las monta­ñas, cerca de la amenaza de erupción. Aunque las fortalezas montañosas no se construyen cerca de cadenas volcánicas activas, la mayoría de los rokuganeses conoce el cuento (sin duda apócri­fo) de un grupo de shugenja que lanzó un pode­roso rirual que despertó el fuego de la tierra para devorar el castillo de un enemigo...

 

Cultura

 

EL ORDEN CELESTIAL

 

Aunque la cultura de Rokugan puede pare­cer bastante extraña, es muy parecida a la Euro­pa feudal con la que están familiarizados los amantes de la historia y la literatura fantástica. La sección siguiente está dedicada a la estructu­ra de la sociedad regimentada que forma Rokugan. Aunque al principio pueda asustar en realidad es bastante sencilla. Todo Rokugan está basado en una estructura jerárquica llamada "El Orden Celestial"... Los rokuganeses creen que todo forma parte de un diseño divino. Incluso la humanidad tiene un papel que jugar en este orden. Creen que todos tenemos un destino y que debemos trabajar para completarlo, aunque ello signifique la incomodidad, el dolor o la muerte, pues a pesar de lo terrible que pueda ser el camino de cada uno, algo aún peor aguar­da a aquellos que intentan engañar a su destino.

 

TRES ESCALONES

 

Rokugan es muy formal. El universo opera lo una estructura escalonada: los hombres y mujeres nacen en uno de los tres escalones del Orden, y han de vivir el resto de sus vidas el papel en que su nacimiento les ha situa­do. Hay veces en que algunos pueden mover­se un escalón a otro, pero esto es la excep­ción y no la regla.

Hay tres clases de personas en Rokugan: la Nobleza (los que hacen la guerra), los Campe­sinos (los que trabajan), y los Sacerdotes (los que rezan). Aquellos que quedan fuera de esta estructura se consideran "no-gente" (o hinin) y están protegidos por la justicia imperial. Para tener una representación visual de la estructura social de Rokugan consulta "El Orden Celestial" en la página siguiente.

El propio Rokugan es un estado feudal. Hay un único Emperador que es dueño de todas las tierras. Todo la que se extiende bajo el sol le pertenece, puesto que su ascendencia se remon­ta al primer Hantei que ganó el Torneo del Sol y la Luna. Los nobles menores (daimyo) juran lealtad al Emperador. Gobiernan los territorios que se les dan y se aseguran de que las leyes del Emperador sean obedecidas y cumplidas. A cambio, obtienen el derecho a recaudar impues­tos en la tierra que rigen. Del mismo modo, un daimyo puede dar parte de sus tierras a cambio de fidelidad. Los campesinos trabajan los cam­pos a cambio de la protección de los nobles. Por desgracia para los campesinos, el "contrato feudal" está un tanto desequilibrado en Rokugan. Los daimyo y samurai no están obligados a pro­tegerlos. Aquellos que lo hacen actúan por cor­tesía más que por obligación.

 

SAMURAI: LOS QUE HACEN LAGUERRA

 

La clase social más alta de Rokugan la for­man los guerreros o samurai. Todos los que nacen en una familia de samurai son conside­rados como tales, sin importar su profesión. El Emperador y su familia son el primer peldaño en esta escalera. Los daimyo mayores de los Siete Clanes son el segundo peldaño y los daimyo de las familias son el tercero. El cuarto son los samurai que han jurado fidelidad a las familias de los daimyo y bajo ellos, en el quin­to peldaño, están los que han nacido en la fa­milia pero no han sido entrenados como gue­rreros. Por último están los ronin ("hombres errantes", llamados así por su naturaleza vaga­bunda), los guerreros sin señor que vagan por el país.

Sólo un samurai puede portar un daisbo. las dos espadas enfundadas en el cinturón u obi. La primera es la katana (espada larga) y la se­gunda se llama wakizasbi (espada corta).  Los samurai viven bajo un código de conducta lla­mado bushido. Este sistema gobierna todas sus acciones. Consulta la sección Bushido, más ade­lante, para obtener más información.

Algunos Clanes son muy devotos de la religión de Rokugan, pero otros no. Los samurai del Clan del Fénix deben estudiar muchos textos sagrados y aprender las técnicas bugei (habilidades de lu­cha). Han de pasar ceremonias religiosas antes de recibir su daisho, en la que un shugenja (sacerdo­te, alguien que puede hablar con las Fortunas y recibir respuesta; ver Shugenja más abajo) les afei­ta y unge la frente. Los samurai del Clan del Can­grejo no se entretienen en tales frivolidades. Un Cangrejo aprende a luchar y a morir.

 

SAMURAI NO BUSHI

 

                Aquellos nacidos dentro de la casta samurai que no son entrenados en el Bushido siguen siendo considerados samurai. No están a un nivel equiparable a los que portan daisho, pero se les permite llevar una katana para mostrar que son de clase samurai. Sólo porque un samurai lleve una katana no significa que sepa usarla.