Partida Rol por web

Hild se sintió volar cuando cayó por la borda sintiendo un dolor que le cortó la respiración cuando se golpeó contra las frías aguas. El peso de toda la ropa que llevaba, completamente empapada, tiraba de ella hasta el fondo y notaba como el calor de su cuerpo desaparecía a toda velocidad. Con el miedo reflejado en sus ojos alzó la vista buscando una ayuda por parte del resto de la tripulación, ayuda que vio en forma de remo que Yngwe le tendía.

Pero se sentía tan débil... las fuerzas escapaban de ella y una somnolencia comenzaba a atraparla cubriendo de oscuridad su mundo. Por unos breves instantes pensó en las nornas cortando el hilo de su tapiz y el miedo dio paso a una paz interior ante lo inevitable.

Por suerte uno de los marineros agarró a Sigurd, quien suspiró aliviado.

-Gracias- Dice, palmeando el hombro del compañero que lo había salvado de caer. Pero en ese momento ve que Hild, la völva, había caido por la borda. Pero lo que más sorprende al guerrero es que Jorunn se iba a lanzar al agua a por su amiga.

Pudo entender el arrebato por parte de la joven guerrera, pero lo que no alcanza a entender es la razón por la que Thorgrím le sigue el juego. Parece que el único con cabeza es Yngwe, desde luego no quiere ser él quien explique al jarl Hrolf que su hija se ha matado abriéndose la cabeza contra un arrecife, o congelada después de caer en esas frías aguas.

Se acerca al berserkr y a la noble, agarrando a ésta última por el brazo -¿Me podéis explicar que pretendéis?- Pregunta, dirigiéndose a ambos. No va a dejar que Jorumm se tire por la borda, no a menos que haya otra elección, como lanzar una cuerda a Hild o agarrarla desde el snekkjar. No podían arriesgarse a que ambas murieran...

La völva intentó mover los brazos en un vano intento por acercarse al remo que el scalda le tendía, pero el intenso frío de las heladas aguas habían conseguido que su cuerpo se encontrara entumecido y las ropas mojadas no ayudaban en su agónico avance. Hild se estaba abandonando a su suerte.

Soy la más ligera Sigurd. No hay tiempo. Morirá. Jorunn trató de librarse del brazo de su compañero mientras miraba al mar. La única posibilidad ahora que la ropa de la chica estaba empapada era que alguien hiciese eso. ES LA ÚNICA OPORTUNIDAD. 

A pesar de la resistencia de la joven, Sigurd no cambia el semblante ni suelta el brazo. Pero sabe que Hird es muy importante para la hija del jarl, además que sería una pérdida muy grande para el clan. Pero desgraciadamente la de Jorunn sería peor.

-Más te vale que lo consigas- Dice el hirdman, aunque no sabe qué diría el padre de la joven frente a esta decisión, cuando en varias ocasiones le había pedido que la protegiese -Y si sobrevives... ni una palabra a tu padre- Dijo, soltando el brazo de la joven al ver la precaria situación en la que se encontraba la völva.

Cuando la suelta, el hirdman se dispone a atar el otro extremo de la cuerda y y después ayudar al berserkr para cuando tenga que subir a las chicas al barco.

El berserk miró de arriba abajo al Hirdman.- Salvar a la völva. Está claro que ella no lo conseguirá sola.- Vio como Sigurd sujetaba a Jorunn por el brazo impidiendo que saltase a salvar a su amiga, y en ese momento sintió una enorme pena por ella y la jaula de oro en la que vivía, incapaz de hacer nada sin la aprobación de su protector.

Al final, el hirdman dio su brazo a torcer y permitió a Jorunn lanzarse al agua. Cuando ltuviese cogida a Hild, estiraría con todas sus fuerzas.

Yngwe vió a la volva dar un torpe chapuceo mientras el resto charlaban y un marinero sujetaba el remo con escaso aplomo, Yngwe siempre optimista le sonrió - Bien muchacho sujétalo. Se tiró al agua sin que nadie lo esperara, rápido como un rayo, sujetando a Hild de las ropas y empujándola contra el barco para que el resto pudieran cogerla
 

Sin tiempo para pensar en las palabras del hirdman, Jorunn se lanzó al agua helada. Cuando notó el choque helado con el gélido elemento se alegró de haberse quitado la capa, se arrepintió de no haber hecho lo mismo con las botas....y comenzó a dudar de si había sido una buena idea. Segundos después había dado un par de brazadas para mas que agarrar, chocarse con su amiga de forma un tanto patética, pero efectiva. Una vez abrazada a la chica, Jorunn tiró con fuerza de la cuerda para que las sacasen de allí, con los dientes castañeando y rezando para no quedarse sin algún miembro por la congelación.

¡¡TI...TIRADD!! h..h..ild...ya..sasasalimos tartamudeó la chica a consecuencia dle agua helada mientras deseaba encontrarse envuelta en mantas de marmota frente a una hoguera. En tierra. Quizás con Ynwe cantando alguna canción sobre un tema que no tuviese que ver con el máldito mar.

El mar se agitaba furioso debido a las olas que rompían contra las rocas que rodeaban al barco. Entre varios de los hombres lograron traer de vuelta a la cubierta del snekkjar a las dos mujeres. El agua helada se les clavaba como agujas en la piel hasta el tuétano de sus huesos. Pero aquello estaba lejos de ser su salvación. El barco se zarandeaba de un lado a otro mientras Osvif trataba de hacerse con el control y lograr esquivar las rocas que amenazaban con romper el casco.

Yngwe recogió el remo, y dejó junto al mástil su manta y su petate de viaje para que lo usaran las mujeres, siguió arriando las velas - ¡¡ Osvif !! No soy un gran marino, ¿¡Pero no deberíamos frenar el barco?! - Nos estrellaremos si seguimos dejandonos llevar por el viento - Yngwe estaba atento a cuanto el capitán dijera, pero trató de buscar él mismo la solución para no hundir el navío

En cuanto las mujeres subieron por fin a cubierta Sigurd fue a atenderlas. No tendría que haber permitido que Jorunn saltase, eso lo tiene más que claro. Las hemos conseguido sacar del agua, pero aún hay más peligro del que Sigurd desearía para la mujer que tiene que proteger y la völva que tiene que guiarlos hasta esa maldita dama.

-Quitáos esa ropa, rápido- Dijo el hirdman, nunca se habría imaginado que esa frase la diría a dos mujeres con la simple espectativa de que no muriesen congeladas. Pero tampoco es que el hirdman ahora mismo tuviese cuerpo para algo así...

El guerrero se quitó la capa de piel y se la tendió a las muchachas -Usadla para secaros...- Mientras, Sigurd agradeció con una mirada al scalda que dejó al lado su petate, y fue sacando prendas para que las usasen las jóvenes para cambiarse. No es que les fueran a sentar bien, pero lo importante ahora es salvar la vida, no el aspecto ni el pudor.

Sin fuerzas y con la mente nublada, la völva se encontró en la cubierta del barco. La congelación era tal que sus dedos se mostraban inútiles hasta para quitarse la ropa, por lo que tuvieron que ser otros los que lo hicieran. La capa de pieles que alguien tendió, le pareció que era el hirdman, apenas consiguió que su cuerpo reaccionara mínimamente, necesitaba ir calentándose poco a poco pero sin perder más tiempo o sino acabaría muriendo.

Sentía los bandazos del barco, sinónimo de que aún seguían en peligro, y pensó que si volvía a caer por la borda sería definitivamente el fin.

En cuanto ayudó a las mujeres a subir al barco el berserk se quitó la gruesa capa de piel de oso y se dio para que se cubrieran y abrigarán con ella. 

Las órdenes de Sigurd eran bastante juiciosas, si no se secaban acabarían muertas.

Se acercó a Hild, que estaba ya envuelta en una capa y empezó a frotarla con toda la fuerza y rapidez que sus músculos le permitían, tratando que entrara en valor lo más rápidamente posible o el frío acabaría lo que no había podido hacer el agua.

Tiritando y con gran dificultad, Jorunn era incapaz de abrir las cuerdas de la ropa. Los dedos no la respondían, estaban agarrotados en la posición que había quedado cuando agarró a Hild. Era un milagro de los dioses que hubiese sobrevivido la joven völva...y ella misma. Sigurd tenía razón: arriesgarse había sido una locura. Con dificultad trató de moverse para facilitar que la quitasen la ropa y se cubrió con la manta de pieles que había dejado en la borda antes de salir. La chica comenzó a frotarse con fuerza, para intentar entrar en calor, aunque sus ateridas manos no podían casi moverse. Entonces, el barco volvió a virar... Jorunn trató saliva mientras se agachaba entre las pieles, tratando de cubrirse y no caer. Nunca en su vida había tenido tanto miedo... bueno, quizás un par de minutos antes, cuando estaba en el agua, pero volver a caer la aterrorizaba...

El agua salpicaba la cubierta y empapaba a la tripulación. Esta vez fue uno de los hombres, Ferrir, quien cayó al agua. Varios de los hombres se apresuraron a agarrarle de los brazos pero algo lo arrastró hacia dentro y desapareció en el mar. Los hombres empezaron a gritar asustados al verlo pero apenas tienen tiempo para hacer nada más cuando otro golpe sacude el barco.

Osvif gritó por encima del ruido del mar.

-¡Agarraos muchachos! ¡He estado en peores sitios que éste! ¡Unas rocas no podrán hundirnos!-trató de animar al resto de la tripulación aunque apenas podía decir más palabras pues apretaba los dientes al manejar el timón.

Con la sensación de que manipulaba muñones mas que manos, Jorunn trató de atársela muñeca a la cuerda que había utilizado antes y que continuaba atada al mástil. Estaba cansada, débil, mareada... solo pensaba en una cosa: no caer por la borda...Finalmente, lo consiguio y se quedó lo más cerca posible del mástil, bien aferrada a la capa y mantas con las que la habían cubierto.

Sigurd, que atendía a las dos muchachas, vio como Jorunn intentaba atarse ella misma -Espera...- Dijo, cogiendo la cuerda antes de que se atase. Cuando se pusieron por encima las ropas que el hirdman había sacado, en lugar de atarla a ella dio con la cuerda la vuelta al mástil atando tanto a Jorunn como a Hild, que apenas podía moverse. Si alguna de ellas caía seguramente no sobervivirían; y si la desdichada es Jorunn sería él el que no lo contaría, pues el jarl le separaría la cabeza del cuerpo sin dudarlo, más habiéndole permitido hacer esa locura...

-Thorgrím, ve a ayudar a Osvif con el timón- Pidió al berserkr, era más fuerte que él y que el marinero, si alguien era capaz de ayudar a Osvif era el guerrero de Odín.

Intentó sonreír en agradecimiento a los que la estaban ayudando pero su estado era tal que, incluso ese pequeño gesto, resultaba un gran esfuerzo para ella, así que se dejó hacer sintiendo la sangre poco a poco circular por su cuerpo. Se dejó hacer cuando vio al hirdman rodear su cuerpo con la cuerda, junto al de Jorunn, entorno al mástil. Era consciente que no sobreviviría a una segunda caída.

Sintiendo el pelo helado sobre su cara elevó una silenciosa plegaria a los dioses para que fueran benévolos con ellos.