Partida Rol por web

1.La Dama de la escarcha

Salida hacia el fiordo de los hielos

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14/01/2014, 23:31
Director

 Las nubes grises cubrían el cielo hasta donde alcanzaba la vista. El verano se había acabado y el frío manto gris volvía a cubrir los cielos, con un tímido sol asomándose en breves intervalos. El barco que partirá hacía las costas de Noruega se balancea suavemente contra el muelle en el que se ha congregado una considerable multitud. Unos niños despreocupados juegan cerca de ellos, corren entre las piernas de los marineros que acaban de embarcar los víveres y las reservas de agua. El jarl y una parte de la guardia se sitúa frente a los elegidos, que escuchan atentamente las últimas recomendaciones de su soberano antes de embarcarse en éste viaje que se anuncia glorioso.

-...Por que ellos han demostrado ser capaces de tal empresa y su valentía y su fuerza los acompañará durante su travesía-la voz ronca y fuerte de Hrolf Knudsson sofoca el sonido de las olas que chocan contra el pontón  todo le mundo lo escucha en silencio- Le pido a Odhinn, el padre de los Dioses y Thorr señor del rayo su favor para que lleguen a su destino y vuelvan a casa gloriosos.

Tras decir éstas palabras el jarl abraza uno a uno a los seis encargados, hombres y mujeres, de completar aquella gloriosa misión. Al llegar al último, un mujer de pelo dorado que no es otra que su propia hija y heredera, saca entonces de su bolsa una joya de plata y se la entrega. Es un colgante con la forma del martillo de Thorr, grabado con runas.

-Jorunn este objeto que te entrego posee un gran valor. Ha estado con nuestra familia desde Kjari, el fundador del Clan-aquellas palabras hacen ver la importancia de la misión que deberán cumplir.

Tras despedirse de sus parientes y amigos los hombres y mujeres encargados de la misión, asi como los marineros y el capitán del Snekkjar suben a bordo. Pronto el navío se aleja del muelle y comienza a avanzar lentamente por la desembocadura del río, donde ha sido construida la ciudad, hasta el mar. De pie en la popa, cerca del timón, observan cómo se alejan poco a poco del lugar en el que han crecido para vivir su primera aventura. Cuando los tejados ya han desaparecido tras los arboles que bordean la orilla, los recuerdos de éstos últimos días se agolpan en sus cabezas.

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14/01/2014, 23:55
Director

Hace ya una semana que, en mitad de la noche, Hrolf Knudsson se despertó empapado en su cama. Tuvo una pesadilla y lanzó un grito tal que despertó a todos. Los guerreros y habitantes que estaban allí se congregaron a su alrededor y cuando se tranquilizó les contó su horrible sueño:

-Yo estaba remando en un knörr que había sido construido con los huesos de la gente de mi pueblo. Estaba solo, y, sin embargo, el barco mágico avanzaba sin que hubiera marineros que lo manejasen. El mar era de sangre, una niebla espesa me rodeaba por todas partes. Tenía tanto frío. Luego, poco a poco, la bruma se fue disipando. Yo he visto... ¡Por todos los dioses! ¡Yo he visto llamas infernales apoderarse de nuestra tierra! Las casas, los campos, los bosques de Fynn estaban ardiendo. El humo negro tapaba el cielo y arrastraba un abominable olor a carne abrasada. El barco se ha acercado a la orilla. En el mar, los cadáveres flotaban entre montones de escombros. Los gritos de dolor llegaban hasta la playa. Aquellos que esperaban escapar por ahí tenían las ropas quemadas y agonizaban sobre la arena donde los monstruos marinos remataban a los heridos y devoraban sus cuerpos. ¡Por Odhinn! ¿Qué significa todo esto?

Aquello desde luego no era un sueño normal y corriente. Los dioses habían hablado a los señores de Midgar a través de sus sueños. Aquello era un mal presagio.

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15/01/2014, 00:10
Director

A la mañana siguiente Hrolf Knudsson interroga a la Völva de la comunidad sobre el significado de aquel sueño. En la oscuridad de su casa, entre el humo del hogar, la maga invoca el poder de las runas, pero su rostro parece dubitativo. 

-Un inmenso peligro amenaza con devastar el país entero, quizás toda Scandia-fueron las palabras de la maga pelirroja.Pero cuando el jarl insistió en que fuese más clara en la naturaleza de ese peligro ella sacudió tristemente la cabeza. El mensaje de Odhinn parece difícil de interpretar. Tras unos instantes de silencio la mujer, con un dedo febril, señala la extraña figura que forman los tres huesecillos que se han deslizado a un lado-Aunque... se quien puede tener la respuesta-susurra con un murmullo.

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15/01/2014, 00:10
Director

Aquella misma tarde el jarl reúne a sus allegados para escuchar lo que opinan de la situación. La mayoría no quiere menospreciar el peligro que podría tener lugar, pero también consideran peligrosas las palabras de la völva. La mujer ha recomendado que visiten a una bruja legendaria conocida como la Dama de la escarcha, que goza de una siniestra reputación. Todos han escuchado algún historia y los relatos que se cuentan de ella son abominables aunque parece que solo sirven para asustar a los niños. Hrolf Knudsson es consciente de ello y finalmente golpea su puño contra la mesa. 

-Se fletará un barco para este viaje-dice con su voz áspera- Sigurd Ivarsson y Thorgrímm, quienes el año pasado ayudaron a detener a aquel indeseable que se atrevió a pronunciar una maldición contra mi hija Gudrid. Yngwe irá con ellos, pues demostró igual su valía pese a ser tan solo un scalda. Hild, nuestra völva irá también pues es la persona que ha sabido leer las palabras de los dioses en mi sueño. La acompañará Klemet, pues su ayuda será indispensable para tratar con esa bruja si logran dar con ello. Y por último... mi hija Jorunn que será la responsable de ésta expedición. Todos ellos ya han demostrado su valor en el seno del clan pero deberán ponerse a prueba a los ojos de los dioses. 

Esas fueron las palabras del jarl y de ésta manera esperaba encontrar las respuestas que necesitaba saber sobre aquel sueño que continuaba atormentándolo, de tal manera que incluso, a veces, siente una especie de horrible escalofrío que le recorre la espalda.

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15/01/2014, 00:23
Director

La ciudad no aprueba este proyecto. Sin lugar a dudas una empresa de tal envergadura conducirá a los viajeros a una muerte segura. Además, los recursos  que se necesitan serían mas útiles si fuesen empleados para otros fines...

Pero Hrolf Knudsson no es un cobarde y continúa con los preparativos. Alrededor de una buena mesa, en compañía de Osvif, que se encargará de dirigir el navío, comparten lo que conocen o creen conocer acerca de la Dama de la escarcha. Tanto Klemet cómo Hild confirman que a esa mujer se la considera como la maga mas poderosa de Midgardr y que es capaz de entender todas las tramas que tejen las nornas. También se dice que el precio de sus servicios es suficiente como para traer la desgracia a aquellos que lo preguntan. Los rumores aseguran que encarcela a los hombres que van a verla, los convierte en sus amantes y luego, cuando se cansa de ellos, los apresa en el hielo para así decorar su morada. Por cierto nadie sabe donde vive realmente, ni siquiera se sabe si el oeste de Noruega es un buen punto de partida para encontrarla. El capitán del snekkjar alza su voz cuando habláis del tema:

-De repente, el mar se cubrirá de un fino hielo y vuestro barco se llenará de escarcha. Al final, la niebla se disipará y os encontrareis frente a una costa desconocida. Un fiordo escarpado con las laderas cubiertas de nieve se mostrará ante vosotros. Hace tanto frío... sabéis que habeis llegado finalmente al lugar de destino. Un marinero de Haven que había perdido sus pies a causa del frío sobrenatural me contó esta historia. ¡Quiero creer que decía la verdad!

Tras escuchar aquellas palabras y finalizar la conversación el grupo decide ponerse en marcha y preparar su equipaje rápidamente. 

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15/01/2014, 01:05
Director

Los primeros rayos de sol se vislumbran entre las nubes sobre Rohald. Los intrépidos viajeros están en pie mucho antes de que se iluminen las grises nubes. Tras un buen desayuno el grupo al completo se dirige hacia el muelle donde les espera su barco. Allí se reúne multitud con intención de despedirse de ellos y el jarl pronuncia unas palabras acerca del valor de los jóvenes que se embarcan para aquella misión.

El snekkjar se desliza suavemente  por un mar tranquilo y las costas que les eran familiares desaparecen rápidamente en la lejanía. Una bandada de gaviotas los acompaña durante bastante tiempo, como si los escoltara por última vez...

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15/01/2014, 01:26
Jorunn Hrolfdöttir

Con un codo apoyado en la cubierta del barco, Jorunn sostenía el colgante que su padre le había dado, observando los destellos que el escaso sol hacía refulgir. La joven no parecía muy feliz mientras el puerto se hacía más y más pequeño y recordaba todo lo ocurrido con una gran nitidez. El sueño de su padre, las profecías de su amiga, la preocupación en los rostros de los habitantes. Si la misión encomendada no fuese tan oscura, debería sentirse feliz, pues era la primera vez que se la confiaba liderar un equipo, y no podía fracasar. En el pasado ya habían mirado con desaprobación sus curvas y, entendía que daban menos confianza que los músculos de un guerrero. ¿Dama Hermosa o Loba con Cicatrices? esas eran las opciones. Su hermana había escogido la primera y ella la segunda. Aunque no podía decirse que Gudrid hubiese salido sin cicatrices. Al menos emocionales. Maldito Strigandi. Los pensamientos de la joven de cabellos dorados comenzaron a flotar hacia el futuro que les aguardaba.

—De todos modos, si las leyendas son ciertas, seremos Hild y yo las que tendremos que aventurarnos solas cuando estemos a la puerta del hogar de la bruja.

Jorunn se colocó el colgante al cuello de nuevo y respiró profundamente el aroma salado del mar.De nada servía preocuparse por el futuro, pues ya estaba escrito. Ni por el pasado, que no podía cambiarse. Solo importaba el presente y, sin embargo, era difícil centrarse en él. Al menos tenía buenos compañeros. Hombres fieles que la seguirían hasta el final.

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15/01/2014, 01:57
Sigurd Ivarsson

Sentado en el snneke, cerca de la popa, Sigurd revisa sus armas a la par que intenta poner orden a sus pensamientos. Algo difícil, con los males que han pesado sobre el clan desde hace apenas un año. Si bien un problema se solucionaba, apenas daba tiempo a relajarse para que otro acudiera. Tal vez debería apenarse, pero desde el fondo de su ser, el hirdman, agradezce que eso se suceda. Por supuesto no es nada que el jarl debiera agradecer, al igual que nadie de su familia, pero una gran parte del guerrero sí lo agradecía.

Asegurar el estado de su equipo es primordial, vive por la espada y con gloria desea morir por una. Y es por eso por lo que se arregla. Se sintió frustrado, muy frustrado, cuando el jarl le confió la seguridad de Jorunn. No fue del agrado de la noble, pero por mucho que fingiese tampoco de Sigurd. Obedeció por la lealtad que procesaba al jarl y porque era su deber, y como un hirdman lo hizo sin rechistar. Temía que eso le alejara de las batallas y de la gloria, y de hecho aún lo teme... es lo que más teme, pues desea un lugar digno en la mesa de Odhinn cuando llegue su hora. Para eso necesita gloria.

Guarda esperanza, no obstante, de que esta tarea sí le tenga algo de esto reservado. Sigurd es joven y es consciente de ello, pero a pesar de esto no sabe si esta será su última oportunidad, y si lo es espera que merezca la pena.

Tras lo sucedido hace un año, no tiene ningún tipo de excepticismo hacia las palabras de la völva. Pero las leyendas que se contaban sobre esa Dama llegan al punto de escalofriantes. Espera que en su mayoría sean solamente meros rumores...

Eso o, desgraciadamente, al final estarán solas Jorunn y Hild.

No le hace gracia la idea ¿perderse el final de esa tarea? Algo injusto e inmerecido, pero aún no es seguro y adelantar acontecimientos no es lo mejor para enfrentar lo que el Destino le tenga preparado.

La costa ya hacia tiempo que quedó atrás, pues el barco no navega despacio, a pesar de ello el hirdman no parece haberse dado cuenta, perdido como está en sus divagaciones.

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15/01/2014, 15:19
Yngwe Gilsursson

En la popa del barco Yngwe guardaba el timón, rumbo al horizonte, los hechos acontecidos el último año, los presagios del Jarl y la poca confianza de la gente en esta empresa mantenían cabizbajo al grupo, incluso al siempre optimista scalda podía adivinársele una forzada sonrisa, obligándose a no caer él también en los sombríos pensamientos y los laberintos del desasosiego. Sin embargo cada uno de sus compañeros musitaba por lo bajo y miraba hacia atrás, cuando lo que debían era mirar a proa, con esperanza, con ánimo y la fuerza que iban a necesitar si querían sobreponerse a los mitos y leyendas, encontrar a esa völva, y solucionar las posibles lecturas catastróficas que puedan tener las visiones del Jarl, cualquiera de ellos daría su vida por la aldea, sin dudar, y sin titubear.

 

Yngwe se llevó la flauta a su labios, la melodía empezó a salir, una melodía suave que parecía transmitir alegría... puto scalda insensible, sin embargo, poco a poco, las notas tal vez dejaran a sus oyentes llevarse por la melancolía, y con ésta, el recuerdo del camino que estaban haciendo, y lo que antes parecía alegría ahora pareciera ánimos y optimismo.

Pronto a la flauta de Yngwe se unieron nuevos flautines, nadie sabía de donde venían pero de repente el viento había dejado de sonar contra la lona del palo mayor para convertirse en un suave concierto que acompañaba a la tripulación, una magia inocente y traviesa que envolvía a los presentes, la melodía seguía sonando, incluso cuando en los últimos minutos, Yngwe solo apartó la flauta frente a sí, para sonreír a los presentes.

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15/01/2014, 17:30
Klemet Gandalvsson

Unas profundas ojeras se marcaban bajo los ojos de Klemet, que había permanecido erguido en la misma posición desde que el barco había comenzado a moverse. Llevaba días durmiendo mucho menos de lo normal porque las imágenes que acudían a su mente eran de todo menos alentadoras. Iba siendo así desde aquel día que el chiquillo de Gudrid había nacido muerto, pero con la petición del Jarl todo había aflorado en él con una magnitud mucho mayor de la que esperaba.

La Dama de la Escarcha. No pocas veces había oído sobre ella y pese a todo, sabía que desconocía prácticamente todo sobre ella. Una mujer que parecía más propia de Niflheim que de Midgard, un ser del que se decía que podía incluso conocer parte de lo que las nornas tejían en el día a día.

Negó con la cabeza al aire, como si estuviera en algún tipo de conversación silenciosa consigo mismo. Aquella misión le provocaba un pánico que no había sentido jamás antes y sin embargo, había aceptado sin que su voz titubeara ni un ápice. No por valentía, pues es un concepto que Klemet consideraba más bien asociado a la estupidez, si no por dos simples motivos. Deber... y una extraña curiosidad que mordía sus entrañas sin cesar al igual que el dragón Níðhöggr lo hacía con las raíces de la existencia.

Apretó la mano que estaba cerrada en torno al extremo de su cayado y cerró los ojos un segundo, en un rezo silencioso a los dioses para que el viaje tuviese el menor número de incidentes posibles. Sin embargo, sabía que ni todos los rezos del mundo salvarían aquella travesía de terminar en una desgracia.

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15/01/2014, 18:29
Hild Thorbjorndöttir

Desde que los hilos tejidos en el tapiz de su madre fueron cortados, la vida de Hild había dado un giro demasiado grande. Era joven sí, pero inexperta, y a su madre no le había dado tiempo a pasarle todos sus secretos. Por su boca los dioses hablaban y esa era una gran responsabilidad, demasiado grande cuando las palabras significaban adentrarse en caminos desconocidos y enfrentarse a peligros de los que, con toda probabilidad, no volverían con vida.

La völva se encontraba mirando a la inmensidad frente a ella. De pocos se había despedido ya que pocos eran sus allegados, y seguir con la vista fija en la aldea aferrándose a los que quedaban atrás de poco le serviría. El destino estaba enfrente, en ese mar que ahora se mostraba calmo y que los conducía sin tregua hacia un futuro que se planteaba incierto.

Hild se sentía en cierta parte responsable de aquella aventura por la que nadie, aparte del jarl, apostaba. Ella había sido la que había trasmitido la voluntad de los dioses, fue su boca la que pronunció las palabras avisando del peligro. ¿Y si se equivocaba? ¿Y si las había interpretado mal? Meneó la cabeza negando, apartando aquellos pensamientos de ella. Era inexperta sí, pero tenía un don. Un don que los mismos dioses le habían concedido.

Madre... te echo tanto de menos... tantas cosas te quedaron por enseñarme.

Una música aquietó su alma intranquila. Miró a su alrededor y observó al scalda sacando bellos sonidos de su flauta. Cerró los ojos por unos instantes, sintiendo el viento en su cara y el salitre en sus labios, y se dejó llevar por aquella música que reconfortaba su espíritu, consiguiendo que brotara en ella pequeñas semillas de esperanza.

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15/01/2014, 18:33
Thorgrím Olavsson

Thorgrím llevaba una semana extrañamente callado y taciturno, su humor se había ido oscureciendo desde que escucho por boca del jarl Knudsson la misión que les había encomendado. El berserk no le temía a nada a lo que pudiera enfrentarse y despedazar con ayuda de su fiel hacha a dos manos.

Pero las historias que había escuchado sobre la Dama de la escarcha el ponían los pelos de punta aunque no quisiera admitirlo. Según esos rumores, aquella mujer podría acabar con su vida sin ni siquiera darle tan siquiera la oportunidad la oportunidad de verla. Muerto congelado a las puertas de su fortaleza sin ninguna gloria.

Aquel sería un triste final para él, y eso le descomponía. Siempre había pensado que su día le llegaría en una batalla de proporciones épicas, sobre una montaña de enemigos muertos por su el filo de su hacha y empapado en sangre de pies a cabeza. Sí, aquel sí que sería un buen final, un final que sería recordado por siempre, que sería repetido una y otra vez al calor del fuego, cuando los miembros del clan se juntaran.

Ni siquiera el truco de Yngwe con la flauta pudo sacarle una sonrisa, se arrebujo bajo la piel de oso que le cubría mientras miraba el mar que tenía delante con los ojos perdidos.

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15/01/2014, 20:53
Jorunn Hrolfdöttir

Jorunn miraba de reojo a sus hombres. Diecisiete valientes hombres que habían partido a acompañarla a morir, o al menos eso se leía en sus rostros. La joven de cabellos dorados sabía que los ánimos bajos podían llevar a las peleas durante el viaje.  Especialmente un viaje en barco, donde la posibilidad de gastar las energías de otra forma era casi nula. Pero era más que eso. No importaba tanto un diente de más o de menos en las bocas de los guerreros pero si importaba algo que habia oído a algunos scaldas: la muerte en vida. Los hombres que decidían no seguir viviendo, incluso sin que ellos mismos se percatasen se sentenciaban a muerte con el desánimo. Si la desesperanza invadía sus corazones y lo creían todo perdido por mucha fuerza que pusieran al combate su ojo y mano no serían tan veloces. La música de Yngwe comenzó a sonar y, algunos de los hombres parecieron mostrarse algo mas animados, o esperanzados por lo que la chica decidió hablar con ellos.

Escuchadme todos. Escuchad. Soy consciente de que nos espera un largo viaje. Un viaje lleno de peligros sí, del que es posible que no salgamos con vida. Os preocupan vuestras familias. Os preocupa vuestro honor. Os preocupa...—aquí Jorunn miró a Hild antes de continuar—Os preocupa el destino. Pero el destino no puede ser cambiado. Eso lo sabemos todos. Desde niños nos lo han contado. Algunos tenéis miedo, no hace falta que lo neguéis, pero el miedo no es vergonzoso. Lo vergonzoso es ceder a él. Un hombre sin miedo jamás será valiente, porque no se ha tenido que enfrentar a nada.

Se que muchos preferís una lucha  contra un ejercito. Preferís la gloria del combate contra hordas enemigas, la sangre del enemigo limpiando vuestras espadas. Pero no desesperéis ¿Acaso no os dáis cuenta? ¡Yngwe! Si conseguimos nuestra misión ¿qué otro scalda podrá cantar que sobrevivimos a la Dama? Sigurd, Thorgrimm, Ferrir, Olaf ¿Pensáis acaso que vencer a decenas de bestias salvajes, osos y lobos gigante es menor que una victoria ante unos pocos hombres? No sabemos que nos encontraremos en nuestro camino. Klemet, Hild...¿dudaís acaso del honor que será haber estado cerca de la más poderosa hechicera? Puede que ahora no os deis cuenta pero estamos comenzando a forjar una leyenda. La leyenda que el jarl Hrolf ha soñado. Nuestro destino está elegido pero podemos elegir enfrentarnos a él como esclavos, como cabras antes de ser sacrificadas, o avanzar orgullosos, como miembros del clan Kjari.

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16/01/2014, 01:48
Klemet Gandalvsson

Manteniendo la mirada perdida durante el discurso de Jorunn, el thurl escuchó las palabras de la mujer, que buscaban infundir ánimo en los allí presentes. Lejos estaba de sacar un bramido de su garganta, pero era cierto que estaba escogiendo correctamente lo que decía decir. Realmente no le preocupaba el viaje en si, pero...

Una vez la muchacha había terminado, Klemet alzó la mirada y dió un paso al frente. Esperó a captar la atención de varios antes de comenzar a hablar. Su tono no era alto, pero la gravedad de su voz consiguió que le entendieran a la perfección.

- No me preocupan los peligros ni lo desconocido, Jorunn Hrolfdöttir, ni debería preocuparos todo eso al resto. Sois unos guerreros dignos que sabrán dar lo mejor cuando la situación lo requiera y vuestro es el deber de demostrar que así va a ser. A mi me preocupa el miedo que está germinando en vosotros: el miedo a la oscuridad que se tiene delante, el miedo a lo desconocido y la superstición. - dijo con seriedad, dando un golpe con la punta de su cayado en la cubierta del barco - Eso es el mayor peligro que nos acecha: la inseguridad. Si dudáis de vuestra misión, vuestra hombría y vuestro deber, la oscuridad os devorará antes de que podáis daros cuenta de lo que está ocurriendo. Si agarráis vuestra arma por la empuñadura y le gritáis a la oscuridad, la iluminaréis con vuestra furia y nada podrá pararos. -

Resopló parte del aire que había respirado por la nariz, pasando la mirada por cada uno de ellos. - Recordadlo: el temor es vuestro mayor enemigo. Debéis sentirlo en vuestras carnes, pero si no libráis la batalla contra él... nada más os salvará. -

Su discurso no era alentador, pero cualquiera que le prestara la atención suficiente podría entender la moraleja que el thurl había dejado en aquel mensaje. Con un gesto volvió a su posición anterior, guardando silencio.

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16/01/2014, 15:24
Sigurd Ivarsson

Las palabras de Jorunn fueron bien elegidas y Sigurd no tenía queja de lo que salía de los labios de Hrolfdöttir. Es cierto que sus palabras no le hicieron desenvainar y golpear su escudo, era joven y aún le quedaba mucho que aprender para dar ánimo al corazón de los hombres. Sin embargo sí consiguió que al hirdman se le escapase una media sonrisa ya que esas plabras animaron la esperanza de gloria en aquella tarea.

Klemet se adelantó y habló tal como creía que debía hacer, pero el hirdman frunció el ceño... no ofendido, pero sí extrañado.

-Es cierto que lo desconocido y la superstición pueden nublar el corazón de los hombres Gandalvsson- Comenzó, despacio y calmado pues sabe que Klemet guarda más sabiduría de la que él guardará nunca. No obstante de sus miedos no tiene más conocimientos que él mismo -Pero creo que hablo por boca de muchos cuando digo que no es eso lo que nos preocupa, ni eso ni la muerte en si misma. Yo mismo entregaría mi vida gustoso por las órdenes del jarl Hrolf, y si llega el momento también por su hija: Jorunn- De eso no hay duda, ni en la mente ni en el corazón de Sigurd.

-Este miedo no es mayor que el miedo que siempre nos embarga cuando nos separamos de nuestro clan y del lugar que nos vió nacer: el miedo a morir separados y despojados de la gloria y la mesa de Odhinn, en Valhalla. Ese lugar es lo que todos los guerreros deseamos y es nuestra esperanza.

El hirdman ahora no puede hacer más que recalcar las palabras de la hija de su jarl, al que dio juramento:

-Pero el destino es el destino, y solamente podemos enfrentarnos a él con orgullo y honor, siempre de cara y jamás dándole la espalda. Y eso es lo que haremos, ante un ejército o ante una bruja, da igual. Somos hombres del jarl Hrolf y nuestra lealtad está más allá de toda duda: Cumpliremos las órdenes que nos ha dado nos lleven éstas a donde nos lleven; y ni una bruja, por muy poderosa que sea, nos hará flaquear en nuestro intento de cumplir sus órdenes y ganar gloria. No sólo para nosotros mismos sino para nuestro clan y nuestro jarl.

No tenía más que decir, pero deseaba que una cosa hubiese quedado clara: que el miedo, fuese a lo que fuese, no le haría fallar ni a su deber ni a su juramento.

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16/01/2014, 16:50
Director

Algunos de los hombres sentados en las bancadas alzaron los puños y bramaron con fuerza al escuchar aquellas palabras. Tanto Jorunn como Sigurd les alentaban y enardecían el corazón pese a lo sombrío del viaje.

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16/01/2014, 19:23
Thorgrím Olavsson

Thorgrim escuchó las palabras de aliento de los que se habían puesto en pie sobre el destino, el valor, el temor y el deber, pero no terminaron de llenarle. Se alegró de corazón por aquellos que levantaban sus puños y golpearon sus escudos llenos de esperanza, el también lo hizo, no hacerlo podía hacer que sus compañeros se contagiaran de sus temores.

Pero él no pudo encontrar esperanza en aquellas palabras, por mucho que le dijesen, el miedo a una muerte sin gloria le atenazaba el corazón. - Grrrr.- Gruño. Sabía que su destino estaba escrito, solo le pidió a los Aesir que su historia debía terminar en aquel viaje lo hiciese de un modo lo suficientemente digno como para poderse sentar en la mesa de Odhin.

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16/01/2014, 19:46
Osvif

Si Osvif tenía algo que decir acerca de la juventud de los que habían hablado o sobre si su mayor problema ahora no serían ni una bruja o unos guerreros imaginarios si no de las olas y la tempestad, no dijo nada. 

Los hombres se apiñan en los bancos remando o descansando arropados en sus capas. El capitán, un hombre alto y fornido de roja y espesa barba mantenía la vista al frente erguido ante el timón. Solo el viento, las olas y el sonido de la flauta del bardo se escuchaba pues aquella tripulación de valientes, aquellos diecisiete personas permanecían en silencio. Algunos recordaban los últimos días junto con sus familias e hijos otros tenían los pensamientos puestos en aquello que iba a acontecer en el viaje. Un viaje lleno de gloria... si regresaban.

Notas de juego

Fin de la escena.

Continuamos en: La emboscada