Partida Rol por web

Niego ligeramente con la cabeza cuando Alonso efectúa esa reverencia, tímida y algo avergonzada. Se nota que no tienen la menor idea de lo que ha sucedido, de la cantidad de lágrimas que he derramado en el interior de esa celda, del miedo que he pasado no sólo por mí misma si no por ellos y los Buffalà. No soy valiente...
Es entonces cuando Kamal se acerca, tras haberse asegurado de que nadie se esconde entre los rincones. Lo que más me extraña es que no se hayan topado con el hombre que acababa de salir, pero eso poco importa ahora.

Cómo hice anteriormente con Luis, me dejo llevar y me abrazo al cuello de Kamal, poniéndome de puntillas para poder hacerlo. Esta vez hago caso omiso de su actitud recia o de lo que puedan opinar los demás. Después de haber perdido la razón y haberla recuperado de nuevo no voy a arriesgarme a perder las oportunidades que se me presenten de hacer lo que deseo. Ya no, no quiero arrepentirme cuando llegue el final.
-Ahora estoy bien, todos lo estamos- respondo finalmente con un pequeño suspiro de alivio, dejando que mis manos algo sucias recorran el enmarañado y oscuro cabello de Kamal con suavidad antes de acceder a apartarme de él y la seguridad que me brinda su sola presencia.

-Había uno de sus sirvientes aquí... quería usarnos en vuestra contra pero no ha podido- empiezo a explicar a Alonso mostrándole las oxidadas llaves de la celda que todavía tengo en la mano -Estaba aterrado con vuestra presencia, supongo que habéis hecho estragos... Dijo que el Mestre quería que se enfrentara a vosotros mientras él se iba... "de rositas". O algo así- miro a los Buffalà para que confirmen mi versión y después vuelvo la vista a mis tres compañeros.
Por desgracia aún no tengo suficiente confianza con de Luna, pero si se ha arriesgado tanto debe tener una voluntad muy férrea.

- ¿Cómo? ¿Otro más? ¿Cuándo se fue ese hombre? ¿Por donde? - vuelve a activarse como un resorte, aunque el ojo avispado puede notar que mantiene la espada en alto algo más baja de lo habitual, clara señal en la lucha de que está bajando sus defensas por el desgaste - Patricia, por favor, sed lo más precisa posible... Podría estar usando los favores del maligno para esconderse y atacar por la espalda...

-P-pues... hace un instante, cuando entrabáis...- respondo bastante confusa al comprobar que no se han cruzado con él, mirando alrededor un instante, fijándome en la familia Buffalà -Se dirijía a la puerta, sólo hay esa, quizá se arrepintió al oiros llegar- sin duda el hombre estaba asustado, y tampoco tenía escrúpulos -Intenté darle la oportunidad de redimirse pero la rechazó- explico escuetamente, callándome de nuevo consciente de que poco importa eso ahora.

En ese mismo momento escuchais los apresurados pasos de alguien que corriera como alma que pilla el Diablo arriba, los pasos se alejan rápidamente, parece que busca escapar.

Al oír el ruido, sin decir nada, me doy la vuelta y corro también como alma que se llevara el diablo en pos de los pasos, gruñendo, buscando al hombre como excusa para dejar salir la furia que el Azote ha introducido en mí.

- Mierda

Acto seguido Alonso sale en pos de los pasos rezando para sus adentros que algún dios o espíritu le de fuerzas para alcanzar al villano a tiempo.

Kamal sale disparado detrás del tipo, manteniéndose la distancia con el tipo con habito negro. Este gira la cabeza, cayéndose la capucha en el acto, solo para ver el rostro enfurecido de Kamal y eso parece que le da más fuerzas para seguir corriendo. Es cierto que el miedo da alas.

Alonso adelanta con pies ligeros al mismo Kamal en una marcha en la que apenas parece tocar el suelo con los pies. En pocos segundos llega hasta el tipo d negro, cogiéndolo de la bamboleante capucha y desequilibrándolo, con la ayuda inestimable del irregular terreno rocoso con el que tropieza.

Ya en el suelo es rodeado por los dos espadachines, tras emitir un gemido de dolor el hombre alza las manos poniéndolas entre él y sus perseguidores. Es un hombre de corta barba bien cuidada, con una tez pálida que muestra que proviene de un entorno acomodado. El hombre no deja de gritar pidiendo piedad con una voz genuinamente asustada.

-¡Piedad! ¡No me matéis por favor! ¡Yo no quería encerrar a vuestra amiga!¡Ellos me obligaron!-

La dama intentó hacerte entrar en razón, pero rechazaste sus palabras —gruño, con la espada apuntando a su pecho—, y ahora pides piedad como un cobarde... asqueroso perro... Demasiado tarde.

Lo ataco con toda la furia y el odio que le tengo a Maçueles y a los suyos por hacer lo que están haciendo al pueblo y a nosotros, que llegamos por casualidad a Badalona.

-¡¡Maldito bastardo!! ¿¿De rositas?? Si hemos hecho estragos entre tus secuaces, te haremos tragar más estragos hasta que te atragantes. ¡Malos tragos serán, pero yo te ayudaré a tragarlos! -Osorio sale torpemente detrás de Alonso y Kamal, como si el caos lingüístico que resbala de su boca hubiera hecho también por trabarle los pies.

Kamal intenta ensartar con su espada al tipo, pero este, totalmente muerto de miedo, se retira como cucaracha panza arriba usando sus brazos para impulsarse. En vez de atravesar al tipo consigue atravesar un trozo de túnica que ha quedado entre sus piernas abiertas, dejándolo clavado en el suelo.

-¡No por favor! ¡Os diré todo lo que queráis saber pero perdonadme la vida!- Solloza el maleante, que no es tan maleante viéndose acorralado.

-Pero...- me limito a empezar sin decir nada más, observando atónita cómo todos empiezan a correr despavoridos para alcanzar a ése hombre. ¿Tan importante es? Lo esperaba de Kamal, incluso de Alonso, ¿pero Luis...? Tardo varios segundos en recomponerme y darme cuenta de que sencillamente han vuelto a dejarme a mi suerte. La verdad es que ya no sé qué pensar... parecía que venían a buscarme, sin embargo enseguida han vuelto a marcharse...

Decido no darle más vueltas al asunto y sacudo la cabeza. No es momento para dudas y tonterías de niña, hay una familia a la que supuestamente veníamos a rescatar tras de mí y soy la única que queda para protegerlos. Muy a mi pesar.

-Se encargarán de dejarnos el camino libre...- digo a los Buffalà mirándolos con una sonrisa antes de volver la vista al frente. Al menos eso espero que hagan -Salgamos de aquí cuánto antes- les apremio saliendo de las mazmorras pero en mi caso sin correr, esperando que todos me sigan.