Partida Rol por web

Tras secarme un rato al sol me incorporo y veo cerca a una chica absorta mirando al horizonte. Igual va siendo hora de que me relacione un poco. 

Me levanto, recojo mi toalla y camino hacia ella sentándome a su lado.

Hola. Me llamo Gabriel. Vaya jaleo se ha montado ahí ¿eh? Y eso sin beber...Cuando lleven varias copa encima no quiero ni pensarlo.

-Nunca cierres una puerta. Puedo hacer que te sientas muy bien

Bromeó Oliver, riendo después. La proposición de colocarse era bastante tentadora. 

-Bueno, no está mal eso de que no me contrates si en cambio me invitas a un tiro -Sonrió, aceptando a su ofrecimiento.

Oliver volvió a posar su vista en la playa fijándose en un nuevo fichaje. Ya probaría suerte luego, cuando estuviera solo.

Cuando estaba profundamente absorta en sus pensamientos, un jóven bastante atractivo, rubio y de ojos verdes se le acercó. Vio que hablaba dirigiéndose hacia ella, pero tras sorprenderse por su llegada no se quitó los cascos y no le pudo llegar a escuchar.

Se enrojeció al darse cuenta de eso y bajó la mirada hacia la arena mientras se quitaba los cascos, cogió aire y le sonrió a modo de saludo.

Me doy cuenta de que la chica no me ha oído debido al alto volumen de su música. Le sonrío para demostrar que no me importa y vuelvo a hablarle.

¿Buscando tranquilidad? Digo señalando el mp3.  No sé si aquí la vamos a encontrar -y echo un breve vistazo a la barra donde todavía se oyen las voces de la discusión.

Tiendo mi mano a la chica a modo de saludo. Me llamo Gabriel, pero todos me dicen Gaby.

Encogió sus hombros ante la primera pregunta, aunque todavía sin decir palabra. -¿Pero qué te pasa Cassie? ¡Reacciona! Pensó para si misma, y en un tono bajo contestó. -Hola... Yo, yo me llamo Cassie, un placer. Siguió sonrojada y sonriendo, y miró también hacia la barra. Yo prefiero no meterme en esos líos, soy demasiado tranquila para eso.

Ya te digo, no merece la pena meterse en esos jaleos por una copa. Cuando se despeje un poco la barra igual voy, pero mientras tanto...miro con un gesto la arena a su lado... ¿Te importa si me siento? Pareces las más normal de esta panda.

-Tioooo...aunque las tias no me hagan ni caso de momento...dudo mucho que me lo montara contigo..me van mas los tios peludos jajaja- dijo Tom en tono de broma mientras se bebia los dos ultimos chupitos

-Oye que te parece si damos una vuelta a ver si echamos el ojo a alguna? aqui parados no creo que vayamos a comernos nada colega-

Tom señalo la playa donde habia algunas parejas ya hechas

-Bueno creo que ahi tenemos poco que hacer, parece que esas ya estan cogidas, al menos por ahora, cuando se queden solas podremos hablar con ellas, o podemos ir ahora si quieres, a mi me da igual..., tambien podemos probar suerte en la pista de baile, creo que incluso puedo pedirle al Dj que me deje pinchar un rato, seguro que me reconoce y acepta-

Encabezó la marcha hacia un destino indefinido pero previsible. Pasó entre los cuerpos de la gente que aún estaba buscando la llave de la diversión en la playa, fijandose de vez en cuando en cascadas de pelo oscuro y ojos atigrados, otras en anchos torsos y musculos de bronce. Multitúd de posibilidades por explorar.
Era fácil leer a una perosna por los ojos. Separaba en una lista mental a los que apartaría con un palo (y no precisamente por su atractivo físico) de los que querría saber como percutían sus corazones en el momento del orgasmo.
Tiempo al tiempo.
De momento, Sonya escogió un poco por azar una palmera no muy alejada de la pista de baile, a unos 40 metros de ella. Se sentó he invitó a Sami a hacer lo mismo con un movimiento de mano.

La chica estaba sentada con las piernas cruzadas al lado del pelirrojo, de cara a él.
-Bueno, ahora viene el momento de romper el hielo y hablar de nosotros y bla bla bla. Sinceramente, prefiero hacerlo al método mexicano.
Levantó su botella de tequila y la desenroscó. Sacó de la bolsa los chupitos y los llenó con cuidado. Sabía que en unos minutos el pulso, afectado por el alcohol, le haría derramar algó del preciado líquido, así que no debía malgastarlo ahora que podia controlarse.
Sonya se chupó el dedo índice. Lo hizo despacio y con buena letra, como si estubiese hecho de caramelo. Por supuesto, no le quitó los ojos de encima a Sami.
A continuación dejo caer un poco de sal sobre el dedo, la cual se quedó pegada gracias a la saliva.
-Así va la cosa -apuntó con el dedo al chico como si de un arma se tratase- Te voy a hacer una preguna. Para chupar la sal tendrás que responderla y beber el tequila y el limón por supuesto. Luego te toca a ti preguntar y pegarte la sal donde quieras.
Dibujó unos circulos en el aire con el dedo mientras le señalaba para ver si sus ojos respondían.
-¡Pero! Debes decir la verdad, y solo puedes chupar la zona de la sal, o el dios del tequila te dará diarrea ulcerosa ¿Entendido?
Acercó un poco más el dedo a la boca del chico.
-Empezemos con algo fácil. ¿A qué te dedicas?

Dudo un poco pero finalmente tomo la cerveza que me tiende y bebo un sorbo de ella, después de todo, nada mejor para un día tan caluroso como una cerveza helada. La saboreo y efectivamente es un buen trago tal y como me había dicho, le devuelvo el baso y sonrió. 

-Supongo que te entiendo, de tanto en tanto es bueno desconectar de la vida cotidiana - Digo respondiendo a sus palabras - Sino, tiende a volverse muy... aburrida - Le guiño el ojo - Gracias por el trago, de escrupulosa supongo que me queda poco, después de todo eso se te quita cuando compartes la bebida con todas tus compañeras en el instituto.

Siento un poco de nostalgia al pensar en aquellos tiempos, pero no me gustaría tampoco volver atrás, después de todo, cosa que comprabas, cosa que tenías que compartir con todos alrededor, y ser controlada por mis padres tampoco me hacía gracia, nope, amo mi libertad. 

Sami deambuló por entre los recién llegados viajeros. Le llamó la atención la otra peliroja de la isla, una chica con pinta de dulce y jovencita. En cualquier caso, llegó a la palmera donde Sonya ya estaba preparando su particular botellón. Le gustaba su estilo. Directo, fuerte... era de agradecer el compartir la iniciativa de estas cosas. ¿Romper el hielo? Algo le decía que estaría fundido dentro de muy poco.

La primera pregunta que le hizo la chica prometia ser la mas complicada. Siempre que contaba a lo que se dedicaba había confusiones.

-Pfff.. la verdad es que soy luchador profesional. No se si estás familiarizada con el wrestling pero no me mires así, no es lo que piensas, no le pego a la gente. Participo en un show pre-establecido en el que realizo acrobacias, finjo caidas y cuento una historia, como en una película. 

Aquello parecía suficiente, así que le cogió la mano con firmeza y la atrajo a su rostro. Hizo que la punta del dedo le rozara la nariz en su camino hacia sus labios y sonrió, travieso. Sami volvió a sonreir con aquel aspecto infantil, agarró su chupito y se lo metió entre pecho y espalda sin dudar. Después, se metió el delgado dedo en la boca y sorbió la sal.

-Que le den al limón.

Me parece buena señal que no le importe compartir el vaso. A veces la gente se pone un poco irracional con esas cosas y bueno, para mi es buena señal. Supongo que son manías de camarero.

El instituto?, casi ni me acuerdo de esos tiempos. Supongo que como podía conseguir toda la bebida que necesitaba del almacén de mis padres siempre fui popular cuando se trataba de fiestas y bebida. Quiero pensar que mi personalidad amistosa y mis pobres chistes también lo tenían, pero nunca se sabe.

Luego miro a nuestro alrededor, por donde se ven pasar cada vez a mas de nuestros compañeros de viaje. Cada uno dedicandose a los suyo y unos pocos tratando de socializar, que para eso hemos venido.

Tienes planes ya?, yo vine un poco en el ultimo momento y no he pensado en nada. Solo me quede con lo de la fiesta de esta noche y poco mas.

Me rió ante su comentario sobre su popularidad, una risa honesta ya que me causa bastante gracia lo que ha mencionado por lo real de la situación, que la gente suele rodearte solo por interés y no de buenas voluntades. 

-Te entiendo, también si no fuera porque vivía en una casa grande quizás ni hubiese tenido amigos en el instituto, en tiempos normales no muchos me hablaban, pero cuando querían hacer una fiesta... ufff yo era la estrella - Vuelvo a reír ante eso, luego escucho su otro comentario - La verdad, es que tampoco tengo planes, pensaba que al llegar ya se me ocurriría algo que hacer - Indico con la cabeza a la barra - Pero mi única idea fue descartada casi de inmediato.

Miro hacia la barra, en donde la situación parece mucho mas tranquila ahora que el enorme y exaltado Dj lo que fuese estaba mas tranquilo, charlando con otro de los pasajeros.

Parece que la cosa se ha calmado. Si quieres te puedo traer una bebida en un par de saltos. Alzo la mia para dejar ver que mucho no le queda a ella tampoco. Y también me vendrá bien un poco mas para mi. Con este calor parece que se evapora sola. Sonrio encantado por la charla que estoy manteniendo con Heath. Allí en casa nunca ha destacado demasiado por hacer amistades con mujeres, supongo que porque me ven como el rudo tabernero del pub mas popular de la ciudad.

Me caes bien Heath, es facil hablar contigo. Eso me sale un poco sin pensar en ello, pero es cierto. Por una vez no siento la tension, como si estuviese en una prueba, que suelo tener cuando hablo con una mujer atractiva.

Ríe ante su comentario. Gracias, supongo, no me gusta llamar la atención de esa forma. Se echa hacia un lado en su toalla y da unas palmaditas sobre ella, indicándole que se siente. Luego si vemos que no vuelve a alterarse la barra, nos podemos tomar algo, si quieres claro. Guarda los cascos y le mira fijamente.

Escuchó la explicación de Sami y al poco se le iluminó la cara.
-¡Joder, que pasada! De cría me molaba la lucha libre, ahora la verdad es que estoy bastante oxidada. -Luego arqueó las cejas y dejó caer los parpados, como quien sabe que le están contando lo evidente.- Y si, sabía que los golpes són más falsos que el gato de Sabrina, pero aún así la mitología y telenovela que se monta detrás es genial.
La verdad es que no tenia ni idea de quién peleaba en las grandes ligas en la actualidad, a no ser que fuesen octogenarios inmortales como Undertaker.
Sonya se llevó un puño cerrado cerca del ojo y lo movió haciando la pantomima de que llora, adornandolo todo con morritos tristes de payaso retirado.
-Vas a hacer llorar al limón, pobrecito. En fin, te toca preguntar, mister WrestleMania.

Tras un rato observando a la fauna presente aún no tengo una presa clara, todos me gustan y no se por quien empezar de modo que cambio mi táctica poniendo un cebo. Voy a la barra del bar para que todos me vean, pido un mojito y vuelvo a las tumbonas. Una vez en ellas me quito la parte de arriba del bikini para supuestamente ponerme morena sin marcas.

Enciendo un porro y doy un trago a mi bebida fría haciendo que caiga parte del liquido sobre mis pechos haciendo de este modo que mis pezones queden erectos. Cuando soy consciente de que varios chicos me miran lanzo un par de sonrisas estrategicamente repartidas para que todos crean que iba para ellos pero ninguno pueda estar seguro de ello. Ah, la inseguridad másculina mezclada con hormonas es muy agradable, veamos quien es el primero en venir.