Partida Rol por web

Tras correr unos minutos te encuentras a Mishra, gritando, con la cara desencajada, ya que había un demonio gigante donde debería haber un fauno y el hada de la esperanza.

El demonio gruñía, y comenzaba a tomar una postura desafiante.

- Vayamos a ayudarles, ¡corred! - sin esperar a nadie Alura se dirige en dirección a los gritos

"¡Nix! ¡Debemos de batirnos en retirada!"

Mishra, siendo quiza la.unica que conserva algo del elixir sagrado de la pubertad, sabe que el combate es secubdario ¡debemos de salvar a cuantos podamos!

Asi que mientras sigue caminando, dispara una flecha al enemigo.

"Señor dientes!!! ¡Ven aqui!"

Estaba esperando a los demás para ir detrás de los que se habían avanzado cuando nos llegan gritos suyos pidiendo auxilio.

Alura reacciona primero y corro detrás de ella aferrando la lanza que conseguí en el último combate. – Si corramos no podemos dejarlos solos.

Sabía que no debía dejarle mi elixir a un mugroso bicho con cuernos, nunca son de confianza y el hada podía ser una ilusión o haber sufrido un cambio de idea.

En el preciso instante que llegué Mishra disparaba sus flechas y corría hacia el pueblo, sonreí porque era mi oportunidad y miré al monstruo, él llevaba los frascos así que seguramente los tenía encima aun.

Me acerqué hábilmente, deslizándome entre los troncos que para la bestia eran arbustos pero me cubrían fácilmente (dada mi pequeña contextura). Alcancé al mastodonte y tomé los frascos, luego me alejé esperando que no me viera.

Los tenía en mi poder y eran muchos, decidí correr hacia la ciudad.

No tenía o no vi los frascos, pero aun así me acerqué a la bestia sigilosamente aprobechando la distracción de mi amiga la exploradora.

-Maldita loca- pensé por ella o... Quizás por mí considerando lo que iba a hacer.

Preparé mi lanza para atacar en el mejor momento y lugar posible.

El demonio recibió un flechazo de Mishra en una de sus patas, pero la flecha en lugar de clavarse rebotó por su dura piel, sin inflingirle el mínimo daño. Mientras, el señor dientes sobrevolaba su cabeza buscando los frascos, pero el demonio se dio cuenta del molesto ser e intentó agarrarlo con una de sus manos. Parecía difícil de atrapar, pero finalmente el Sr. Dientes quedó entre sus manos, y seguro que no sería para acariciarle... si no reaccionaban pronto el Sr. Dientes sería historia.

Nix aprovechó la pelea con la mascota de Mishra para acercarse despacito por detrás del monstruo y arrebatarle uno de los frascos. El Minotauro-Demonio daba violentas sacudidas, pero en el momento justo pudo hacerse con un par de frascos. El demonio lo guardaba en su improvisado taparrabos. 

En ese momento llegaron el resto del grupo, que se quedaron un poco anonadados al ver un demonio enorme con forma de minotauro.

"Suelta-al-señor-dientes!!!!"

Mishra ha criado al pequeño desde toda su vida. Encontró el huevo en un nido abandonado, lo incubo bajonsu brazo, le enseño a volar usando una cometa, le enseñó a cazar junto a ella.

¡y no va a dejarle morir!

Ella apunta al brazo, no a dañar sino A CAUSAR DOLOR. Lo justo como para que el escurridizo velociraptor pueda escaparse.

Braun llega corriendo con su recién conseguida lanza en posición para clavársela a aquel ser que había atacado a sus compañeras.

Al girarse vio que había cogido al sr. Dientes.

– Tenemos que intentar salvarlo. Si atacamos todos lo tendrá que soltar.

 Tenía un par de frascos pero dos quedaban en poder de aquella bestia. Me acerqué a Mishra rápidamente y los tendí hacia ella -eres la única capaz de guiarse y moverse tan rápido por el bosque Mishra, salvaremos al Señor Dientes pero debes llevar esto a la aldea. ¡Por favor!-.

Me giré hacia la bestia, apresaba al pobre compañero de la arquera, teníamos que hacer algo y, de ser posible, rescatar los demás frascos.

Alura llegó corriendo detrás de Braun justo para ver al monstruoso ser que tenía entre sus manos al Sr. Dientes y los frascos con el preciado líquido ¿ese era el sátiro que les había presentado el Hada de la Esperanza? Les había engañado? ¿Le habían engañado a ella? Sacudiendo la cabeza puso a  un lado esas preguntas y se concentró en los árboles cercanos para que las ramas azotaran al demonio.

Corrí junto a mis compañeros y me paré en seco. El monstruo ese era estremecedor... y no sabía si mis flechas y nuestras buenas intenciones acabarían con él, ya que parecía demasiado poderoso. Desde la retaguardia tiré una flecha lo más directa posible al monstruo.

Moví mis manos haciendo grandes círculos. Una bola de fuego comenzó a materializarse en mi mano derecha, así que me preparé para lanzar el conjuro al monstruo confiado en que le haría mucho daño.

Mishra comenzó a retroceder mientras lanzaba una flecha con la idea de liberar a su mascota. La flecha se dirigía hacia el brazo en vez de hacia la mano, pero de repente la parte del brazo que iba a ser impactada se distorsionó lo suficiente como para que la flecha pasara a través de él sin hacerle daño. Al parecer ese demonio tenía la capacidad de cambiar de forma, e incluso de hacerse humo como una nube.

No contentos con la situación la mayor parte del grupo atacó para acabar con él y liberar al señor dientes. Esta vez se la clavó a la altura del estómago, y el monstruo parece que no pudo hacer esa parte una bruma pues dio un agudo chillido y lanzó al Sr. Dientes al aire, lo que le permitió recuperar el vuelo y volver junto a Mishra. Había estado a punto de morir, ya que un solo golpe a un bichito tan pequeño podría haber acabado con su vida.

Alura se concentró y dos árboles que tenía alrededor estiraron sus ramas y agarraron al monstruo por ambos brazos, pero éste los agitó de forma tan fuerte que los sacó desde su raíz, quedando de nuevo libre. Golpeó el suelo con sus grandes puños fijando su próxima víctima, pues estaba cada vez más enfurecido.

El proyectil de Elsa fue directo a la cabeza del monstruo, pero éste desencajó de una extraña forma su cabeza y la volvió a colocar en su sitio con una velocidad pasmosa, esquivando el proyectil sin a penas moverse. La flecha silbó hasta perderse entre los árboles, en dirección al pueblo.

Maggadón lanzó su bola de fuego, que en vez de golpear al ente fue absorbida por el mismo, quedando atrapada dentro de él hasta que el fuego desapareció. 

Entonces éste dirigió sus enormes cuernos hacia Braun y cargó contra él mientras que Nix entregaba sus frascos a Mishra y corría hacia el pueblo por el lado derecho de la bestia.

Corréis desesperadamente hacia el poblado. Una multitud se queda mirándote y se paraliza cuando ve el terror en tu rostro. Sus expresiones pedían algún tipo de explicación por vuestro cambio corporal, así como por vuestras prisas y el color barro de vuestra piel y ropajes. Faltaban pocos centímetros para que el sol desapareciera por el horizonte...

Mishra toma los frascos

"Volvere en cuanto pueda!"

Se averguenza. Lo hace de haber puesto una vida, la del sr. Dientes, por delante de las de todos, pero se habria arrepentido toda su vida si no lo hubiera hecho. Si no lo hubiera intentado.

Ella se echa a correr en direccion al pueblo. Pero sr. Dientes suelta un graznido. Cualquiera con un minimo de empatia sabe lo que significa.

Os esta dando las gracias

- Corred, nosotros le frenaremos - la sanadora intenta concentrarse nuevamente para imprimir su fuerza de voluntad a las ramas de los árboles para que el demonio no pueda soltarse otra vez.

Al ver que me atacaba el monstruo aquel comprendí que difícilmente correría mas que él y ademas mis compañeros siempre habían confiado en que los protegiera.

– Intentaré detenerlo.

Cumpliendo con lo acordado via a Mishra desaparecer en el bosque y cargué contra la bestia, pero no de frente sino esperando un flanco.

Atacó a Braun y eso me dió la oportunidad, ataqué con mi lanza a la espalda baja de aquella criatura esperando dañar sus órganos vitales.

No cargué contra él pues sabía que, de hacerse bruma, quizás dañaría a mi compañero.