Partida Rol por web

Nix se monta en la improvisada lancha y coge una rama lo suficientemente profunda como para poder manejar la canoa. Maggadon la empuja hasta el agua y de un saltito entra en ella, pero de repente lo que parecía una idea brillante se convirtió en la peor de las pesadillas. La pobre Nix no podía controlar bien la canoa con esa corriente, y el palo acabó rompiéndose en dos. En ese momento os dirigisteis río abajo muy rápidamente, chocando con rocas que parecían icebergs. Llegados a un punto la canoa cada vez iba más rápida, volcando y mojando vuestras ropas. ¡Oh no! eso era... ¡Una catarata! e iríais directos hacia abajo si no hacíais algo. Parecía imposible nadar contra corriente en ese punto...

- ¿Realmente es así? Entonces no tendré más remedio que acompañaros... pero... queda entre nosotros la promesa, de la cual no me olvidaré tan fácilmente.- dijo la joven cogiendo su arco y las escasas flechas que tenía.- Si lo prometéis en el viaje de vuelta te enseñaré a hacer un arco, Mishra, cuando hayáis acabado vuestro cometido.- dijo la joven mientras se ponía a caminar.- Si no recuerdo mal el árbol se encuentra en una especie de "valle" muy profundo. La única forma de llegar es caer por una catarata, así que tenéis que estar preparados para saltar y trepar.- Tras unas largas horas de viaje, llegasteis al lugar. Las vistas eran preciosas desde aquel sitio.

- Está bien, comenzaré a bajar yo, seguidme con cuidado. Agarraos a una piedra, luego saltad al vacío y coged una de esas largas lianas que cuelgan en la pendiente, provienen de la vegetación que crece en la cascada y son fuertes. Luego bajad lentamente por las lianas hasta donde podáis y saltad al agua.- dice la joven mientras se tira al agua del río que cae en aquella cascada y se deja arrastrar por la corriente para agarrarse a una piedra.

Apunté al agua, y dí el bastón roto al mago. No había tiempo de discutir ni de meditar planes, sería mejor que me prestara atención.

-¡Congela el agua en diagonal!- grité -¡El choque nos impulsará a la costa!-.

Me preparé para saltar en caso de que me hiciera caso pero, por si no era así, busqué una rama o liana que colgara hacia donde estábamos.

Cuando pensaba que difícilmente volvería a verla finalmente Elsa accede a guiarnos al lugar donde cree que se encuentra la fuente del Elixir de la Pubertad.

No puedo frenar mi alegría y le intento dar un abrazo para seguirla por el bosque que sin duda conoce perfectamente. Al llegar a aquel lugar tan espectacular me quedo un rato con la boca abierta hasta que la voz de Elsa atrae mi atención describiendo lo que para ella debe ser una cosa muy sencilla. La miro con admiración y aunque hago algunos ejercicios de atletismo que me enseño el Hada de la Esperanza no se si lo lograre.

Mientras avanzo intento identificar la piedra a la que se ha agarrado Elsa.

O no es la misma o sus manos no sudaban tanto y nada mas colgarme me resbalo hacía el vació. – AAAAAAAAAAAAhhh!!!!

"Si hay que saltar, supongo que lo primero es buscar lianas, o algo que sirva de cuerda para no descuajeringarse" dice Mishra antes de tirarse, como un enano, en caida libre.

Busca algo que pueda servir para afianzar, lo ata a algún buen arbol, y deja caer el otro extremo hacia abajo.
Luego busca otra liana, resistente pero flexible, y se la ata a la cintura y entre las piernas. Y ese arnés rústico, lo une a la cuerda. Así todos podremos usar la misma liana para asegurar el salto hacia la piedra... y luego soltar la liana con más facilidad para descolgarnos

"Lo aprendí de un gran hombre" declara. Al fin y al cabo, los exploradores tieben que trepar, saltar y moverse por sitios raros

La verdad, el salto y la piedra le ha costado mucho.
¿Pero saltar hacia abajo? ¡Eso lo hace como si pudiera volar! La gravedad es solo un juguete para Mishra. Incluso se permite el lujo de posturear junto con Mr Dientes, su dinosaurio mascota

"Hey chicos ¿Como le irá a Magaddón, el Cabrón?"

 Poniendo en peligro su integridad física, Magaddon se puso en pie sobre la canoa. Comenzó a ejecutar pases mágicos.

 No es fácil.... dijo el hechicero intentando concentrarse en la magia mientras la canoa daba bandazos sin control.

 Se concentró en el agua. Tenía que congelar el agua. Tenía que crear una especie de tobogan que los expulsase hacia la orilla correcta. Y tenia que hacerlo ya.

Alura siguió a Elsa, Braun y Mishra pero no antes de echar un vistazo hacia atrás pendiente de ver o escuchar a ÇNix y Maggadon pero no percibió nada y los otros no estaban por la labor de buscar a sus compañeros. AL final los siguió para no quedarse sola.

Tras horas de camino llegaron a una cascada y Elsa les dijo que debían saltar y la curandera sintió que las piernas le temblaban: No sé si podré hacerlo, nunca se me han dado bien los ejercicios físicos.

Era muy difícil que el mago pudiera congelar el agua, pero no sabéis cómo de repente parece que todo se paraliza. Al abrir los ojos estáis a punto de caer al abismo de rocas y agua. De hecho, si el mago hubiera conjurado el hechizo un segundo más tarde habríais caído. Estaba claro que el mago tenía un gran poder, y mucho más por descubrir.

Abajo del todo veis un pequeño trozo de tierra rodeado por el agua que estaba cayendo de la cascada. De él surge un árbol precioso y grande, el más frondoso de todos los que habíais visto hasta ahora. No sabéis cómo pero parece que habíais encontrado vuestro destino.

Todos menos Mishra son arrastrados por la corriente, que os hace golpearos violentamente contra las rocas que hay apostadas, sin poder engancharos a ellas. De repente sentís el vacío, y al abrir los ojos os veis cayendo entre una multitud de lianas que cuelgan desde la catarata hasta abajo, así que no fue difícil engancharos a una.

Mishra salta directamente encima de una piedra, con una gran y llamativa acrobacia. Luego de otro salto se tira al vacío y agarra una liana sin problema alguno. Parecía la hermanita pequeña de la elfa, pues lo hizo con total naturalidad, posiblemente por su naturaleza de elfa.

La elfa ya estaba bajando cautelosamente por la liana, no sin antes asegurarse de que todos estabais bien.

Estáis sobre un pequeño trozo de tierra rodeado por agua. De él surge un árbol precioso y grande, el más frondoso de todos los que habíais visto hasta ahora. 

Finalmente llegáis abajo, pero observáis algo muy extraño, el agua del río se acaba de congelar, desde la cascada hasta el lugar donde estáis ahora mismo, frente al árbol.