Partida Rol por web

Sopensando la propuesta de la völva durante unos segundos, asiento lentamente, diciendo, también en bajo:

- Me parece muy buena idea, Hild, pero me sentiría mas segura si te acompaña alguien... Tienes vista aguda, a ver si puedes ver algun detalle que nos pueda dar alguna pista, si no, habrá que arriesgarse durante esa fiesta. Yo puedo mantener entretenido a Hrapp mientras alguno, digo, señalando con la cabeza a Yngwe, soriendo, trata de conseguir la informacion de, no se, alguien del servicio. Os parece...??

Despues, haciendo una seña con la cabeza hacia la puerta, digo ya, en alto, para que no todo lo que escuchen los guardias de fuera sea un silencio sospechoso:

- Bueno, pues menos mal que hemos dado con esta aldea. Estaba mas que harta de esas tormentas, y un poco de descanso en tierra firme nos vendrá bien antes de contiuar camino!!

Un guiño de ojo, y una sonrisa acaban coronando mi frase.

La völva asintió con la cabeza al ver como su amiga parecía estar de acuerdo, por lo menos de esa forma quizás pudieran enterarse de algo más dentro de la aldea, eso sin contar con poder descubrir la situación del lugar en caso de tener que salir de allí a carreras. No era la primera vez que lo hacían y, seguramente, no sería la última.

Hild miró el rostro de sus acompañantes, en una muda pregunta para saber quien la iba a acompañar, evaluando quien debía ser la mejor opción.

—No estoy demasiado acostumbrada a navegar, bien lo sabes. Por mi parte necesitaría tomar un poco de aire fresco y caminar por tierra firme. Quizás dar un paseo antes de los agasajos que nos preparan me sentaría bien.

Su tono de voz dejó los murmullos, al igual que lo había hecho Jorunn, para que los guardias de fuera las pudieran escuchar sin problemas. Ahora sólo había que saber quién se animaría a acompañarla y si los dejarían salir.

Escucho atentamente el plan que estaban urdiendo entre las dos mujeres del grupo, parecía poco probable que nuestros guardianes por así decirlo nos dejaran vagar a nuestras anchas por la aldea, pero por intentarlo poco se podía perder, así que en voz alta le sigo el juego a Hild, mujer yo también me encuentro en tus mismas circunstancias, aun en tierra firme mis pies parecen que siguen a merced de las olas de anoche, un poco de aire fresco antes de remojar el gaznate no me vendrá nada mal..., le hago un gesto con la cabeza a Hild para que salgamos mientras me envuelvo con mi capa y guardo mi daga entre mis ropas.

La völva asintió en silencio a las palabras del thurl. No tenía ni idea si su plan funcionaría y, si lo hacía, que consiguieran algún tipo de información que les sirviera. Pero si les permitían dar un paseo por la aldea, observando la distribución, las defensas y, ya con demasiada suerte, la posible localización de la cabaña que había visto en mi visión, algo habrían ganado.

—De acuerdo. Espero que nos permitan dar un paseo, aunque sea corto, antes de los agasajos que nos tienen preparados. Creo que sería incapaz de meter comida en el cuerpo tal y como me encuentro en estos momentos.

Una estupidez, pero no sería la primera, y tampoco la última persona, que no soportaría hacer un largo viaje en barco sin consecuencias. Se acercó a la puerta, entornándola ligeramente, para poder hablar con los guardias de fuera.

—Disculpen. Mi compañero y yo no estamos muy habituados a navegar y esta larga travesía nos ha sentado un poco mal. Nos gustaría dar un paseo, pisar tierra firme, antes de la celebración. Espero que no sea molestia alguna.

¡No cojais frío! - Dijo en tono jocoso el berserk a modo de despedida para Hild y Klemet, sentado en uno de los camastros, siguiendo el juego a la völva.- Sólo faltaría que además de mareados volvierais resfriados.

Y hambrientos...sonrío al berserk mientras me encamino a la puerta.

Los hombres dudaron unos segundos pero uno de ellos habló.

-Claro guapa, ¿solo vosotros dos? Iré con vosotros y os enseñaré nuestra aldea-dijo amablemente- Apsel, quedate aquí vigilando la cabaña, no tardaremos mucho-le dijo a su compañero mientras que dejaba salir de allí a los dos compañeros.

-No es una aldea muy grande, pero os llevaré al mercado y al puerto, asi estirareis las piernas-dijo el hombre encabezando la marcha- Mi nombre es Hannsi, por cierto. 

A su alrededor todo parecía normal. Había muchos hombres portando armas, pero teniendo en cuenta que el jefe de la aldea era (o había sido) la mano derecha de un rey pirata era de esperar que su aldea estuviera formada por los hombres bajo su mando. Las mujeres en cambio parecían mas atareadas llevando cosas hacia la casa comunal, para preparar rapidamente un festejo aunque el ambiente no parecía ser realmente muy festivo.

La völva respiró aliviada al comprobar que no ponían impedimento alguno a su petición. Dedicó una sonrisa amable, preparada para relajar la posible desconfianza del hombre que los acompañaría, agradeciéndole su ofrecimiento.

—Él es Klemet y mi nombre es Hild. —Señaló a su compañero antes de señalarse a sí misma—. Eres muy amable ofreciéndote a acompañarnos. Necesitaba pisar tierra firme cuanto antes, reconozco que la mar no es donde mejor me encuentro.

Quería entablar una conversación mientras se dedicaba a observar todo a su alrededor. Además, de esa forma, quizás Klemet tuviera oportunidades de fijarse en detalles importantes si el tal Hannsi estaba más pendiente de ella que del thurl.

—Quizás no hemos llegado a la isla en un buen momento. No veo a la gente muy animada... supongo que la preparación del festejo para agasajarnos ha supuesto un trastorno para vosotros.

Era una sutil manera de buscar una información sobre lo que pudiera estar pasando en la aldea que no fuera algo habitual. La presencia de esclavos de renombre tenía que conocerse, ya que el lugar no era muy grande y, como en todas partes, había determinados temas que se extendían con mucha rapidez.

El tiempo desde que Hild y Klemet saliesen se me estaba haciendo eterno: - Los skalda que hablen de mi en un futuro, no resaltarán la paciencia como una de mis mejores virtudes...!!, pensaba, con una amarga sonrisa, mientras miraba a mis compañeros, dentro de aquella cabaña de poca o ninguna comodidad. Notaba ausente a Sigurd. Era probable que el Ulfhednar no se encontrase a gusto en una misión como aquella, sin ir de frente. Muy probablemente lo hubiera arreglado con un combate contra el tal Hrapp, pero habia que pensar que la vida de los principes pendía de un hilo, y dependía, exclusivamente, de sus acciones... - Que complicado parece a veces todo..., pienso, enterrando el rostro entre las manos.

Thorgrim, cada vez me sorprendía mas, pues era capaz de mantener la calma en situaciones en las que, antaño, hubiera tenido que luchar contra el espiritu guerrero que tenia en el interior. E Yngwe... se mecía con los brazos alrededor de las piernas, de adelante a atrás, sumido en sus pensamientos: - Esta condenada isla de los piratas le está poniendo a prueba..., elucubro con preocupación.

De pronto, simplemente para romper el silencio, de cara al guardia que quedó fuera, digo:

- Espero que Hild y  Klemet se encuentren mejor. En breve nos obsequiaran con una cena, y hemos de dejar el pabellon bien alto!! Espero que Hild y Klemet traigan buenas noticias: no aguantaré un dia mas estar aquí metida, como un animal..., susurro despues, apretando la mandíbula. De pronto, quizá por el primer momento de descanso en el dia, pero empecé a sentir frío, como si me estuviese destemplando: - Necesitaría un buen trago de aguamiel.

-No solemos tener invitados en la aldea, eso es cierto pero no debéis preocuparos no es nada grave ni por lo que debáis preocuparos. Ayudaremos a vuestros hombres a arreglar vuestro barco y podréis marcharos -dijo el hombre mientras continuaba el recorrido. Un par de niños pasaron corriendo cerca vuestros detrás de una mujer y dos bondi que iban cargados con cosas para el festejo. En realidad aquella aldea no era tan diferente de cualquier aldea vecina y no tenía nada que ver con la pobreza, el sufrimiento y la suciedad que habíais visto en Hirsk el día antes.

Mientras el hombre continua hablando y camináis por la aldea te fijas en que la empalizada, en una parte alejada, mas cercana del bosque que de la playa está parcialmente derrumbada, con los troncos caídos. Aunque no puedes verlo bien ya que el hombre ni siquiera os ha llevado cerca de esa zona del poblado y hay algunas cabañas que te impiden verlo bien, pero desde luego esa parte de la empalizada no está completa.

-Un buen trago no estaría mal, pero no bebería nada de estos cerdos. No dudarían en envenenarnos. Recordad, ¡son piratas!-dijo exaltado- no respetarán las leyes de cobijo y cortesía con los viajeros. 

-Cálmate-le dijo su compañero dándole un golpe en el hombro para que se sentara- si nos matan llamarán mas la atención. Si saben que buscamos a la princesa lo que querrán es que salgamos de aquí sin tener ni idea de donde ésta y alejemos las sospechas de ellos.

Por el rabillo del ojo veo que, de nuevo, Juren, el juto, se dispone a intervenir, y como siempre que lo hace, un calor despierta en lo más profundo de mi piel..., pero esta vez, aunque su compañero está rápido en intervenir, he de reconocer que, pese a su pronto imprudente, razón no le falta, así que, salvo por un leve rubor inicial de mi piel, no tengo por qué intervenir, más que para decir:

- Ambos tenéis razón. Tendremos que estar atentos...

Tenéis una buena aldea , grande, cerca del mar, con un buen bosque donde conseguir buena madera, que mas se puede pedir, parece un sitio apacible y tranquilo para vivir...yo siempre me vivido rodeado por el bosque, solo el sentir al viento correr entre sus arboles o el olor que desprende me hace recuperar fuerzas...quizás podríamos pasear cerca de el Hannsi..., mientras le voy hablando a Hannsi observo con detenimiento sus reacciones, por si algo me llama la atención.

Sin dejar de prestar atención a las palabras de su guía y guardián, la völva examinaba todo a su alrededor, intentando que cualquier detalle, por mínimo que fuera, no se escapara a su observación, desde las casas hasta las gentes con las que se cruzaban.

No le pasó desapercibido el comentario de Hannsi sobre las pocas visitas que llegaban a la aldea, lo que le hacía suponer que si los príncipes estuvieran en la isla tendrían que haber llamado la atención. El hilo de sus pensamientos iba más allá.... Si sus ilustres huéspedes estaban retenidos en ese lugar, o bien los habían traido a escondidas y los tenían en un lugar apartado para no llamar la atención, o bien todo el pueblo había hecho pacto de silencio, algo que a la völva le parecía extraño... en toda cadena siempre había un eslabón débil y el riesgo de que toda la aldea supiera de la existencia de los príncipes era demasiado grande.

Hild asintió con la cabeza ante la idea lanzada por Klemet. Recorrer una zona menos habitada les podría dar una pista de que sus sospechas sobre los príncipes eran ciertas y, si Hannsi se negaba, lo único que conseguiría sería acrecentar dicho recelo.

—Buena idea Klemet. Un pequeño paseo por los alrededores sin molestar a la gente en su trabajo y sintiendo el murmullo de las hojas sobre nosotros nos vendría muy bien. ¿Podríamos ir Hannsi?

Se quedó observando al hombre con una sonrisa en la boca, buscando en él cualquier reacción que le pudiera dar algún indicio de lo que pasaba por su mente.

Estaba tumbado mirando al techo sobre unos de los camastros, con las manos apoyadas bajo mi nuca. Custodiado como estaba en aquella choza, poco más podía hacerse, más allá de esperar a que Hild y Klemet regresaran.

Ehhh- Le grité al guardia de la puerta para llamar su atención.- ¿Sabes a qué hora es la cena? Thorgrim tiene hambre y está deseoso de comprobar como de sabrosa es vuestra hospitalidad.

-No tardará, Thorgim-dijo la voz de uno de los hombres que estaban fuera-descansad del viaje y os avisaremos cuando las mujeres hayan preparado el banquete.

-Será mejor que no-respondió el hombre algo incómodo- el banquete estará listo pronto. Lo mejor será que nos quedemos en la aldea.