Sant Rafel de les Roques es una pequeña villa de pescadores en algún punto indefinido de la costa catalana, con su puerto, sus barquitos pesqueros, sus atarazanas, su plaza de mercado, su iglesia, dedicada, cómo no, a San Rafael, y situada fuera del pueblo. Multitud de casitas apelotonadas sin sentido y algunas dispersas por el interior. Su señor vive en la corte del Rey de Sicilia, por lo que el pobre castillo, que no es más que una torre grande del tiempo de los moros, quedó a cargo del senescal, que oficia de poco más que recaudador de impuestos, con una escasa guardia de cuatro soldados y un escriba que le lleve las cuentas.
Sant Rafel no está en ninguna ruta comercial importante, pero en la zona abundan numerosas especies piscícolas, y además la venta de este pescado no sólo se realiza en la villa y comarca, sino que también llega a ciudades del interior, en salazón o ahumado. De diversos pescados se obtiene una grasa de múltiples usos, ya sea como disolvente, lubricante e incluso como combustible para alumbrado. Sin lugar a dudas, Sant Rafel empezaba a quitarse la caraja y a apuntar como un importante puerto...
♦ Partida Privada. Grupo de mesa.
En el ojo del huracán.
La calma que precede a la tempestad.
Después de la tormenta siempre llega la calma.
Donde conoceréis a los habitantes de Sant Rafael.
Donde se ponen sobre la mesa las reglas del juego.
Donde se hablará en compañía del vaivén de las olas.