Partida Rol por web

De un salto que hace temblar a propósito el suelo de la furgoneta, un super alegre y mega animado Peter se encarama a la parte de atrás de la furgoneta, aprovechando algún agarradero del techo para marcarse unas torpes dominadas aunque por lo bajo de éste, su deporte no duró aunque si lo suficiente para molestar a sus camaradas:

-YuHU! rumbo a ¡NUNCA JAMAS! Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer. - exclama con los ánimos a tope, estaba claro que ya había probado algunos polvos mágicos, aunque no sabíais muy bien cuando- venga ahora todo el mundo a CANTAR. VIVA NUESTRO CONDUCTOR CONDUCTOR CONDUCTOR VIVA NUESTRO CONDUCTOR CONDUCTOR CONDUCTOR...- cantaba, aunque no estaba claro que a eso pudiera llamársele cantar, mas bien voceaba con un tono grave y estridente, como un cantante de heavy metal mezclado con un gato muriendo. Pero le ponía mucho sentimiento.

En el radiocasete había una cinta atascada. Al darle al play empezó a sonar Me & Bobby McGee, de Janis Joplin.

Greta giró la llave y las ruedas chirriaron antes de que la furgo saliese disparada. En un par de desvíos llegaron a la interestatal.

En la carretera, un viejo chevrolet chevy auténtico americano (pero construido en argentina), avanzaba a la mitad del límite máximo de velocidad. Un extraño matrimonio viajaba en su interior.

Mark, ¿te acordaste de meter la insulina en mi bolso? ¿Mark? ¡¿Mark?!-preguntó en el asiento del conductor mientras rebuscaba en su bolso.

Te he oído la primera vez, Patricia. Por el amor de Dios, el único y verdadero, ¿para qué iba a tocar tu bolso?-protestó el hombre al volante.

No se que fue más cutre, la presentación, o el vehículo. Igualmente con algo de desganas se introdujo dentro, de la llamada Máquina del Misterio, sentada en la parte trasera. ¿Alguien más le da la impresión, que puede que encontremos Marihuana aquí?. ¿Debería comportarme como una Ovo-lactovegetariana?. Este vehículo, grita a los años setenta, así que si no les importa pongan algo de The Beattles. Después fue a observar al hombre de las galletas. Si no le importa deme una de Nabo con Chocolate. Ahora que lo pienso Peter Pank, parece salido de algún cubil de un pueblo muy raro. Antes de volverse a callar, por otras siete o ocho líneas de monólogos de sus "nuevos amigos", dijo. Si ven a algún comunista me avisan, aquí estaré con un bate.

La furgo adelantó al chevrolet, haciendo saltar las alarmas.

¡Maaaaark! ¡Ve a por ellos, Mark!

Comenzó la persecución. El chevrolet embistió a la furgoneta tratando de sacarla de la carretera. Después se pusieron a la misma altura los dos vehículos. Patricia se cruzó delante de su marido y bajó la ventanilla asomando la cabeza.

¡Eeeeeeeh! ¡EEEEEEH! ¡Quitáos el bozal!-dijo en referencia a la mascarilla-¡El bozaaaal! ¡Todos somos Q! ¡¿Quién es John Galt?! ¡El bozaaaaal!

Concentrada como buena sueca al volante de un eléctrico, Greta no prestó especial atención al vehículo que adelantaba ni a los que estaban en su interior. Pero cuando se vio zarandeada como consecuencia de aquel golpe, juró por lo bajo en su lengua materna, y centró su mirada en aquel coche de combustión, que vomitaba humo negro como si fuera una vieja locomotora a carbón. 

-Hijos de puta -se le oyó decir claramente mientras bajaba su ventanilla-. Asesinos del planeta. Agarraos bien ahí atrás. Esto va a ser movidito. Y si podéis tirarles algo por la ventanilla, mejor que mejor. Al punkarra ese, por ejemplo -concluyó al tiempo que daba un volantazo más que dispuesta a mandar a aquel par de gilipollas con ínfulas de Bonnie and Clyde al otro barrio o al menos a la cuneta-. Låt en hund knulla dig -gritó a pleno pulmón, en alusión a sus deseos de que recibieran las atenciones sexuales de un lindo perrito.

Crítico no confirmado, que me había despistado. 

Al Rey Ezekiel no le hubiera importado que le llamasen "señor Brown", como en aquella peli de Tarantino. A diferencia del personaje al que interpretaba el tito Quentin en la película, a Ezekiel el nombre de Brown le hacía pensar en el hermano James Brown, todo un crack. Aunque su color favorito era el morado, como el de todo buen hermano, por lo que señor Púrpura le hubiera sonado aún mejor.

La furgo a Ezekiel le parecía una pasada. Había una flor púrpura ¡e incluso había puesto el careto de Bob Marley en uno de los laterales! Desde luego los de Anonymous se pasaban. Se sentía como el James Bondage ese al que al principio de todas sus películas le daban un buen carro, gadgets, una piva y un buen peluco de muñeca. Claro que él era negro, por lo que era mejor que el espía inglés ese. Incluso se imaginaba que por dentro la furgo olería a hierba. Ah, no, no se lo imaginaba, la estaba oliendo realmente.

El Rey Ezekiel se puso uno de los relojes. Escuchó a Christopher y levantó una mano para agarrar las galletas al vuelo. Logró agarrar una, pero la segunda quedó trabada entre sus rastas, iniciando un viaje a lo desconocido en el que los piojos serían la menor de las preocupaciones. El afroamericano se llevó la galleta a la boca y le dio un ligero mordisco, aunque la escupió al instante.

-¿Intentas matarme, hermano? -le preguntó a Christopher, un poco molesto-. ¡Era una galleta de verdad! Le falta un poco de chocolate del bueno -Al oír a Peter Pank, no pudo evitar sonrojarse (al menos todo lo que podía sonrojarse un hermano) de que le confundieran con un hermano tan grande como lo era Marley y añadió, con su tono sacado de una obra shakesperiana-. No, me confundís, buen señor. El hermano Robert Nesta Marley no está aquí, aunque le llevaremos en nuestros corazones. ¡Respect!

Ezekiel estaba relajado. De un momento a otro podía empezar a rebuscarse entre las greñas y encontrarse un porro, pero en ese momento su sentido afránico escuchó a aquella dantesca pareja que discutía y que ahora pretendía perseguirles.

-¡Fuck! -exclamó, al sentir cómo embestían contra ellos-. ¡Acelera, acelera! No dejéis que nos golpeen esos malandrines. A ver, ¿alguien lleva encima un arma susceptible de matar?

-Estos hijos del sistema...- dice Pank tras sentir la primera embestida que por poco no lo tira al suelo ya que él era el único que no se había puesto el cinturón porque no eran más que herramientas de opresión del estado. Se asoma por la ventanilla y agita el puño con todas sus ganas, sacando el dedo central en dirección hacia ellos con ambas manos- ¡malditos polis! ¡ vais a comerme la polla! ¡Hijos de puta! ¡Parad el coche si hay cojones! ¡Puta vendida del estado! ¡Para el coche y dime a la cara que no trabajas para el CNI! - después de la sarta de insultos, Peter mete otra vez la cabeza dentro de la furgo y pregunta- oye...alguien sabe quien es John Galt? ¿Aquí alguien es John Galt? Preguntan por John Galt.- repite por si alguien no le oía, pero aun lo hace gritando por la adrenalina generada por la colisión de los coches.

Tankman se bamboleó con el resto de la furgoneta cuando el Chevy les embistió por el costado. Pero si aquello no le pareció algo completamente normal no lo hizo notar. Ni siquiera en su rostro se dibujó la más mínima expresión distinta de la pacífica felicidad habitual.

Esto lecoldal mi cuando muchedumble amelicana asaltal pacífica embajada ilaní en 1979. ¿Lecoldal?... - Pareció dudar un instante, aunque la duda tampoco se reflejó en su rostro.

¿O sel al levés?... Sí. Ahola estal casi segulo. Sel al levés. Embajada amelicana asaltal pacifica muchedumble ilaní.

Yo estal dentlo de galita segulidad. Aun lecoldal como galita tambaleal y acabal cayendo soble pacificos manifestantes. Sel Stage Diving más blutal de cuantos habel vivido. Galita pasal de mano en mano hasta fuente plaza. Stage Diving total.

Se giró hacia Nadya, con la que sería cierta afinidad: Ella odiaba a los comunistas y él era comunista.

Incluso lecoldal como muchedumble tocalme culo a tlavés de ventanuco galita... Stage Diving de manual.

Y, tras compartir su opinión respecto al encontronazo con el Chevy, volvió a sumergirse en una felicidad ultraterrena fruto de los opiaceos.

Entonces, como si hubiera recordado algo importante, añadió.

¡Ah, sí! ¡Paz inteliol!

Aquello era importante recordarlo.

"¿Quién es John Galt?"-dijo el reloj en sus muñecas-. Frase del libro de Ayn Rand titulado "La Rebelión de Atlas", libro de cabecera de la Alt-Right que narra una utopía individualista en el que un caudillo llamado John Galt les dice a una serie de personas que son los elegidos, que están oprimidos por los mediocres y que si los elegidos (por John) gobiernan el mundo será mucho mejor. Una sutil apología de Hitler.

¡Un chino! ¡China hizo el virus! ¡Viene a matarnos!

La falta de comunicación en el matrimonio hacía que Patricia pudiera decir que el virus no existía, a la vez que Mark clamaba que sí existía y era de origen chino, sin que aquello terminara en una discusión marital. Mark dio un volantazo hacia la furgo, pero Greta giró con él manteniendo las distancias. La furgoneta se salió de la carretera mientras el chevrolet enderezaba, pero la niña prodigio no tuvo problemas en volver a la carretera. Ambos vehículos volvían a estar parejos.

Greta no perdía ojo. Tenía uno puesto en el Chevy y el otro en la carretera, lo cual le daba un aspecto camaleónico que, afortunadamente, nadie podía ver pues les daba la espalda. Parecía concentrada en lo que hacía y hasta tranquila, aunque bajo el grueso jersey de lana tejida a mano por lapones, se empezaba a extender un cerco de sudor, que pronto añadiría ambiente a la furgoneta. 

Pero no era lo único que le sudaba. John Galt también se la sudaba. Incluso sus inútiles compañeros se la sudaban. Tenía bien claro que de allí si salían con bien, sería porque ella lo conseguiría. 

En su incorporación a la carretera, levantó polvo, los neumáticos parecieron restallar como si fueran a explotar, pero controló lo que tenía que controlar. En su boca afloró aquella sonrisa inquietante que la caracterizaba y dio un nuevo volantazo contra el coche de aquel par de imbéciles. 

¡¡¡¿Que les pasa a estás personas?!!!. Decía mientras intentaba no chocarse con algo y dejarla noqueada. Que les pasa a estos señores, ¿están rucos?. Terminó por tomar una palanca que vio en la parte trasera, y abriendo la ventana dijo. Si no se alejan viejos locos, ¡¡¡los golpeare hasta dejarlos más locos de lo que estaban!!!. Las amenazas de la Rusa no eran chistes, como cuando se agarro a golpes con aquellas policías antes de encarcelarla. 

Y estamos en la furgoneta a pura voz de Janis y claro, ese aire setentoso se te sube a las venas y quieres bailar desnudo mientras compartimos un porro. No importa el bullicio, solo ese viaje y la experiencia vivida. Pero algo malo tiene que pasar, The Beatles no llega después en el estéreo y eso es un mal presagio. ¿Quien no escucha los Beatles? ¡Malditos ignorantes!

Y allí estamos ante el inminente peligro contra el sistema, estoy sentada allí atrás como indio, viajando con la música y de repente un golpe, otro y otro. Así no se puede disfrutar de nadie y me recuerda cuando me enfrente a ese factoria chino, el sonido de la sirena, como se arrimaba y no echaban agua podrida. Que horror de escena, pero salimos a flote—nunca antes mejor dicho— y le dimos ese palo del bueno a los hijos de su madre. Así que esto será lo mismo. 

—¡Greta pisa el acelerador! ¡Salta todas las señales de tránsito! ¡Hazlo ya! 

Luego la rusa hace una pregunta, la miro y mis hombros se encogen. 

—Siempre tenemos un enemigo, siempre contamos con ellos y siempre le daremos batalla. En el mar, en la tierra o en el aire, a esos malditos les daremos paliza. 

¡Escuchad auténtica música americana, espaldas mojadas! ¡Volveos a Cuba con el resto de chinos!

La mujer volvió a su asiento. En el movimiento, molestó un poco a su marido (barra hermano, barra primo), que no pudo hacer otra maniobra para echar la furgo de la carretera. Entonces Patricia giró las ruedecillas de su radio para sintonizar alguna canción. Sonó "Living la vida loca" de Ricky Martin, cantante blanco heterosexual muy machote. Ese sí que era un americano de verdad.

¡¿LO ESCUCHÁIS?! ¡LIVING L.A. VIP DA' LOCKE, HIJOS DE PUTA! ¡COMO NICOLAS CAGE!

Chris andaba con la cabeza en otra parte desde el comienzo de la canción, no prestando atención a nada de lo que pasaba a su alrededor, solo consciente de comer galletas y cantar a todo pulmón la parte de:

-La da da La da da da La da da da da da da da Bobby McGee, yeah-

Las embestidas les parecía a la vez que se monto a Kingda Ka en Six Flags Great Adventure de Nueva Jersey, divertidas y rápidas y con la canción no hacia más que emocionarlo y seguir cantando a todo pulmón: -Well, I call him my lover, call him my man- y seguir comiendo galletas.

Hasta que la furgoneta se salió de la carretera, provocando que el Papi de winnie pooh se diera con el cristal, y como escena de esta serie de los 70s hará que esos mothertrumpker sientan que les han atacado un enjambre de abejas.

Enojado por el golpe, les lanza la caja de galletas contra el cristal del parabrisas con la intención de romperlo.