Partida Rol por web

Pasáis todos el sello y escucháis como revierten el sistema para que comience a cerrarse o no esperan que salgáis o no se fían de que se os pase algo. El túnel que tenéis delante es muy amplio y aunque al principio hay algunas permilámparas colgadas del techo en soportes, al cabo de unas decenas de metros desaparecen. La luz que entra por la abertura del sello ilumina poco más.

Encantador... Un lugar realmente encantador... Comento desde mi mascara acompañando las palabras por los tipicos "Fuuugggg, Fugggg" de los filtros al expulsar el aire por la mascara. Paso la luz de la linterna por las paredes mientras el cañón del rifle acompaña obligatoriamente el barrido. Bueno, lo primero que deberíamos preguntarnos es: "¿Qué demonios hemos de buscar? Y espero que la pregunta no sea absolutamente literal, porque me cago encima como lo sea. Cada paso era un leve crujido de la gravilla que poblaba el suelo de la mía.

Este lugar puede tener miles de galerías y pretenden que busquemos algo en concreto... Era una misión que podría llevar meses para un grupo de seis hombres, por muy bien equipados, que no era el caso, estuvieran. Si algo malo hay aquí, me juego el sueldo del mes de Octus y su reloj a que está en lo más profundo. ¿Tenemos a mano los mapas? En todo momento mis palabras eran solo un susurro, sin alzar la voz que en aquel lugar podria ser amplificada por las galerias y llegar hasta el confin de los tuneles.

Dejo que todos pasen delante mio, mientras les digo:

-Adelante, señoritas, tenemos mucho sitio al fondo.

No me hacía mucha ilusión ir el último, pero no era tampoco la peor posición, cómo mínimo no me atacaría nadie hasta la primera intersección de túneles.

Me sentía seguro en aquellos momentos, entraba libre de miedos. Igualmente, mientras veía que se cerraba el sello, recé una oración en silencio.

-Bueno compañeros, si veis que nos atacan por delante, y no podemos contenerlos, al escuchar la palabra Inferno con mi voz, yo de vosotros me agacharía, jejeje

Victus ya estaba asqueado de estar allí, y no más que llevaba dos minutos, puso sus sentidos al maximo y se dispuso a adentrarse en la mina.

Ya que estamos de avisos, si os digo que no me mireis, no me mireis!

Y creedme, he visto los trucos que puede hacer... Si él dice algo así, más os vale no mirarle si queréis conservar la cordura bien atada en vuestra mente. Comento muy serio aconsejando a nuestros compañeros. Aun no nos conocíamos bien y no habían visto a Victus obrar su magia en situaciones complicadas, ciertamente podía ser de inestimable ayuda. Ya sabéis, cosas de la disformidad que embotados como nosotros no llegarán a entender nunca. Le guiño un ojo de modo cómplice a Vicuts, sabiendo que cuando se tocaban los temas de sus habilidades era siempre de buen modo.

Zachariah se queda pensando lo que ha dicho su compañero... No mirarle... El mero hecho de decirlo despertó en él una curiosidad insana. ¿Qué secreto guardaría?...

Mientras pensaba, sacó su escáner y empezó a musitar una plegaria al Dios Máquina. Sin embargo, algo había en el interior de la mina que había molestado al Gran Dios.

Esto no me gusta, el Dios Máquina se niega a prestarnos su auxilio, esto es un mal augurio...

Escucho a Victus y pienso:

Mierda, antes ya me ha llamado la atención por decir tacos y ahora nos informa que mejor no mirarlo, espero que no lea mis pensamientos.

Desde la retaguardia echo un ojo al auspex, y parece que no le funciona correctamente, y le digo a Zachariah:

-En mi tierra, cuando un cacharro no va, le damos un golpe y volvemos a intentarlo, y si no nos funciona, se lo pasamos al de al lado, a ver que si suena la flauta.

Mientras les digo esto sin mirarlos, comienzo a girarme instintivamente.

Los ojos apenas visibles de Zachariah se abren de par en par ante el sacrilegio que ha espetado su compañero. Sin embargo el sacerdote guarda su comentario...

Octus baja el visor fotosensible y el túnel toma un color verdoso nítido y sin sombras. Con el rifle al hombro comienza a andar tras el asesino a una distancia de unos 10 metros. Se gira y mira al grupo, evitando posar su mirada más de unos segundos en el extraño Victus.

Desde luego que es un grupo raro, pero estoy seguro que todos son eficientes a su manera o la Inquisición no les habría seleccionado.

Levanta una mano y hace un gesto al grupo para que se ponga en marcha, no quería dejar demasiada distancia con Yuri.

Venga compañeros, cuanto antes empecemos antes terminaremos con este asqueroso agujero.

Yuri se adelanta y los demás tomáis las posiciones acordadas. Los túneles se oscurecen y se van estrechando conforme avanzáis; la humedad aumenta y la temperatura desciende a cada paso que dais. Los sonidos que os llegan de los diversos túneles y ramificaciones hablan de tuberías rotas o filtraciones de agua, pequeños derrumbamientos, ratas y algún que otro extraño animal.

Siguiendo las indicaciones dadas por el Comisario al cabo de media hora el asesino os da el alto y os hace señas para que os acerquéis. Llegáis a una gran cámara cuyo techo se eleva a casi treinta metros por encima de vuestras cabezas. Del suelo nacen inmensas columnas de tres metros de diámetro y cinco metros de separación, que se pierden en las alturas para sustentar el techo de la sala. El suelo de la cámara está cubierto por un entramado de numerosas vías férreas entrelazadas en direcciones aparentemente aleatorias.

Llego el último, y sin ninguna novedad.

Observo boquiabierto la sal, es muy grande para el sitio donde estamos metidos, y les digo:

-Si estamos en una mina, aquí debe de ser el sitio donde llegaba toda la materia, y se recepcionaba en las vagonetas, luego se volvían a distribuir a diferentes sitios para seguir excavando el material. Curioso que no veamos ninguna vagoneta por aquí.

Al cabo de un instante, marco la la entrada del túnel por el que hemos aparecido con una flecha y una s "<-- S":

-¿Cuál es el camino a seguir según el mapa?, no me gustaría que nos perdiésemos por aquí, aunque si volvemos a este punto, sabremos donde está la salida.

Zachariah seguía mirando el dispositivo del escáner mientras sus compañeros miraban el mapa, ciertamente, la ausencia de respuesta por parte del dispositivo resultaba más que preocupante para el tecnosacerdote pero en esta ocasión prefirió mantener su preocupación en silencio...

Puede que los herejes estén empleando las vagonetas para algo en otro sitio...

Dice añadiendo suposición a  las de Arcturus. Octus emplea su visor para escudriñar la sala en busca de señales de lucha por si fue aquí donde emboscaron a los guardias imperiales.

Aquel avance sigiloso había demostrado ser digno de verdaderos exploradores. La cosa no pintaba mal con aquellos hombres a mi lado, ya se podía desatar un infierno que si manteníamos la cabeza fría la conservaríamos en su sitio. Bueno, tenemos un mapa ¿No? Sigamos la vía férrea que nos lleva a la llamada "escombrera" y luego el emperador nos guiará. Cuando lleguemos si os parece la inspeccionamos.

Nos habíamos reunido en aquel lugar todos juntos y con gran satisfacción veo las marcas discretas que ha ido dejando nuestro compañero, así que acercándome a él le comento en muestra de aprobación. Muy bueno lo de las marcas. Si hay alguien por aquí le será imposible cambiárnoslas, pues ese tipo de pintura no creo que haya por aquí abajo, y tampoco alguien con tu misma letra. Una idea cojonuda....

Aquello de la pintura me había recordado algo, así que con calma saco el tubo de pintura de camuflaje negra y la aplico por mi cara, que en verdad es el único lugar que no está tapado. Luego con dedicación, extraigo los diferentes cuchillos que llevo y les aplico una fina capa de hollín para apagar su brillo. El rifle automático iba bien disimulado con las telas por encima así que no requirió otras atenciones.