Partida Rol por web

- ¡¡Yuhuu!! ¡Helado!- dije con alegría ante la afirmación de mi padre. - No voy a comer mucho... y los monstruos no existen... ¿a que no mamá? Díselo, ¡papá me quiere meter miedo otra vez!

Cuando me dice que ya soy mayor me acerco a él ronroneando como un gato - Grrr, bueno... soy mayor, ¡pero un poco pequeña también! Tendrás que contarme un cuento esta noche para que me dueerrma- iba diciendo cada palabra alargando más las sílabas, era evidente que quería unos cuantos mimos. 

Cuando vuelve con el enorme helado vuelvo a gritar - ¡Toma! ¡Justo lo que quería! Gracias papi, ¡¡¡gracias gracias gracias, eres el mejor papi del mundo yuhuuu!!!- abracé con fuerza su grueso cuello de toro antes de lanzarme a por mi helado cogiendo sendas cucharillas - ¡Esta para mí! ¡Y esta para tí!- dije dándole otra a Orwen. - ¡¡Y otra más paaaaraa tiiiiií!!- dije con alegría acercando la cucharilla hacia la boca de mi madre, que no quería comer más, pero finalmente la cucharilla se estrelló contra su boca y no pudo evitarlo de ninguna manera. 

Aunque justo en ese momento interviene otro niño que pasaba por ahí, con una de esas típicas preguntas que no deben hacerse... en público... 

Papi estaba riéndose, y mami miraba algo airada yo con una sonrisa y mientras me metía otra cucharada en la boca esperaba cual sería la reacción del padre de los niños. 

- "Bobby, te he hecho caso y le he pedido el alta al loquero. No parecía que estuviera muy conforme, pero le he insistido, tras hacerme un par de evaluaciones rápidas ha decidido que todavía no estoy listo para coger el alta. Debo volver en un par de meses. Y que no deje la medicación. Supongo que él es el experto.

Al Sheriff tampoco le ha alegrado demasiado cuándo le he contado la noticia, pero con Stan en la reserva y yo de baja, te ha tocado hacer horas extras como un salvaje estos cuatro meses, ya lo siento, pero tendrás que aguantar un poco más.

Voy al baño un segundo, ¿me pides una coke?

El joven policía no se había percatado de la entrada de la guapa pelirroja hasta que ella le saludó, momento en el que casi se atraganta con un trago de refresco, haciéndole toser violentamente y ponerse rojo como un tomate por la falta de aire y el esfuerzo.

- ¡Cof, cof! - decía, intentando recomponerse mientras alzaba la mano a la joven para que esperase un momento - Cof... jo...der... Er... ¡Hola Jenn...ifer! ¿Cómo va todo?

Se notaba visiblemente nervioso hablando con la muchacha, y afortunadamente el camarero llegó en su ayuda al entregar el helado a la chica y pidiendo el dinero.

- Yo me encargo, Josh - dijo, cogiendo el recibo con dos dedos, en un intento de chulería, o galantería, dependiendo de quién lo dijera - Un día es un día.

Sin dejar de mirar a Jennifer a la espera de lo que le tuviera que decir, inclinó la cabeza hacia su compañero cuando éste le susurró algo al oído, y asintió lentamente, como dejándole claro que lo había entendido.

Muchas gracias -respondí al empleado con una sonrisa amable, mirando al lugar que me había señalado para colgar los carteles. Sin embargo la verdadera risa me vino al ver al pobre Bobby atragantarse con la coca cola, aunque decidí no comentar nada para que el pobre no se sintiera mal. En un arrebato de caballerosidad cogió el ticket de mi helado, que por cierto tenía una pinta increíble, para pagarlo él mismo. Pobrecillo, el pobre no sabe que lo que gana en una semana lo gana mi padre en un día.

Oh, Bobby, no hacía falta, de verdad, me da mucha cosa que lo pagues, no era necesario. Ahora estoy en deuda contigo -le respondí sonriéndole con cierta timidez calculada -ahora tendré que invitarte yo a algo otro día, aquí u en otro lugar. Mi partido y yo damos unas jornadas mañana para los más jóvenes, tal vez podrías venir y luego me tocaría invitarte, se un sitio donde venden unos donuts de muerte.

Bobby se perdía en aquellos ojos. No sabía qué tenía Jennifer Palmer, si era su personalidad, su precioso rostro, o su cuerpo, pero era completamente distinta a las chicas con las que había estado. Si le echaba un par de narices, podría tener una verdadera cita con ella, pero tenía que ser cuidadoso. Ella no era como una camarera de bar de carretera, o la hija de un granjero. Ella era alguien con clase, y tenía que actuar como tal.

- Pufff Jennifer, yo es que esas reuniones... - respondió, rascándose la cabeza - no son para mí, ¿sabes? Si quieres podemos quedar después y te acepto ese donut...

Al joven se le veía algo más seguro de sí mismo, aunque había un brillo en sus ojos que indicaba que estaba inquieto.

Tras reparar un monitor de la  pista nº4 de la bolera me dirijo a la habitacion de cuya puerta colgaba un cartel que ponia "SOLO EMPLEADOS". Me quito el mono de trabajo, la pongo en la percha y la cuelgo en la taquilla junto a mi caja de herramientas. Me estiro y me limpio las manchas de aceite de las manos. 

Una vez aseado, salgo y me dispongo a disfrutar del resto de la noche libre en Bowling Paradise. Como toda buena noche empieza en una parada en el bar. Eh "Yoshi" ponme lo de siempre, pero esta vez que sea doble. Presiento que esta noche va a a ser una buena noche. 

Con la mas encantadora de mis sonrisas en la cara tiendo la mano derecha al hombre que se ha presentado como Michael Simmons.

- Buenas noches Sr. Simmons, permita que me presente mi nombre es Robert Harpper de ADVANCED PERFORMULATIONS (API). Creo que mi secretaria se puso en contacto con usted para avisarle de mi visita a su establecimiento. Si pudiera encontrar un momento para atenderme, me gustaría tener unos minutos para hablar con usted en privado.

Sabes, sigues siendo el único que me llama así, “Yoshi”. Sabes que soy igual de yankee que tú, y aunque no me molesta mucho que me llames así, intenta no hacerlo delante de los clientes, o me perderán el poco respeto que me tienen ¿vale Payton?

Lo de siempre entonces, marchando una buena pinta de cerveza y un cuenco con unas patatas fritas.

Antes de que te des cuenta, lo tienes todo servido en la mesa. El caso es que las patatas tienen una pinta increíble, aunque tienen un color rojizo un poco extraño

En tu mano está que las quieras probar o no.

Claro, responde Michael rápidamente a Harpper. Éste le acompaña a una mesa bastante apartada de los demás.  Junto a uno de los enormes ventanales del edificio, pegada junto  a una de las puertas correderas automáticas. Si alguien  quisiera oír algo tendrían que acercarse y se le vería de sobra.

Y bien ¿qué tiene que ofrecerme?

Son las 22: 00 H

Una fuerte lluvia comienza a caer, mientras la noche se va apoderando con su oscuridad de la zona. Las farolas alumbran con escasa eficiencia la zona del aparcamiento, mientras un par de ellas tintinean. No había lluvia prevista para hoy, y tampoco temporal, pero la gente del tiempo, tiende a equivocarse.

De la nada, y queriéndose resguardar de la tormenta,  dos personas, un hombre y una mujer entran empapados al recinto del bowling Paradise.

La mujer, asiática, lleva una bolsa de mano, viste una americana  y debajo una camiseta negra con calaveras rosas., y unos pantalones vaqueros bien húmedos.

El hombre por otra parte, lleva unos pantalones claros y una camisa azul. No tiene marcas reconocibles, salvo que está físicamente en forma y lleva el pelo rapado. Desprende un aura extraña. Rápidamente se dirige a Josh y le pide un Whisky doble, que se bebe del tirón, y una pinta de cerveza.

El aire empieza a cargarse por la humedad.

Regreso del baño y vuelvo a la barra, donde Bobby ya me ha pedido una Coke. Miro por un momento con tristeza a la camarera, Carla SouthsBee, es obvio que ha sido golpeada, pero no podemos hacer nada si no quiere denunciar a su esposo...

Reparo entonces en mi antiguo profesor de historia.

- "¿Profesor Mason? Es un honor. Seguramente usted no me recuerde, pues no terminé la carrera, pero la suya era mi asignatura favorita en la Universidad." -

Mi instinto policial me lleva a examinar visualmente a los dos recién llegados automáticamente, casi sin pensar, en cuanto entran.

Le susurro a Bobby:

- "Bob, esos dos tienen algo extraño, sobretodo él..." -

Todavía estábamos por esperar la cantinela que soltaría el profesor cuando entraron esos dos pobres empapados hasta los huesos. El hombre parecía uno de esos "skinheads" que salían a veces en las noticias e incluso el ayudante del sheriff parecía por un segundo algo agitado. 

Yo siempre te llamare Yoshi. Y brindo por eso. Alzo la pinta y le doy un buen trago. Vamos a ver que ambiente hay por aqui. Me giro y pongo de espaldas a la barra apoyado por los brazos. 

Anda mira, si esta el profesor Mason. A lo mejor le digo algo, hace tiempo que no le gano a los bolos. Sigo mirando y no veo nada extraño siempre hay mas de lo mismo, gente jugando, niños gritando y el sheriff hablando con chicas guapas.