Partida Rol por web

Bobby Joe no había podido hablar con Jennifer, y se había acercado a Walter para tratar el tema que hablaban sobre la Base Militar. No recordaba bien a qué altura estaba, así que se giró para buscar un mapa. Sin embargo, no le dio a tiempo a dar dos pasos hacia el stand de mapas de carretera, cuando el grito de Brenda llamó su atención, y clavó los ojos en el pequeño del antiguo profesor de Historia. ¿Cómo se llamaba el niño? No le había dado tiempo a aprenderlo.

- ¡Todos atrás! - dijo, alzando la voz y buscando una escoba, o algo con mango largo para poder apartar al niño - ¡No está herido, está enfermo! ¡Es un chico que ha muerto en el Bowling Paradise, y ahora camina! ¡No os pongáis cerca!

Samuel observó al niño y sintió como un escalofrío cruzaba su cuerpo. Sabía lo que había que hacer, pero nadie de los que estuvieron en el Bowling sería capaz de hacerlo, así que intento ayudar al Sheriff.

Sheriff! Intente mantenerlo separado que voy a coger una cuerda, intentaremos darle un par de vueltas alrededor y sujetarle a algo para que no pueda acercarse a nosotros...

¿Paaapi? El niño esbozaba con su escasa voz lo más cercano a un llanto. De sus ojos comienzan a caer lágrimas de sangre, mientras un grito, o más bien un alarido muy agudo es lo siguiente que pronuncia.

Probablemente solo esté asustado porque se ha despertado sólo en un sitio lleno de cadáveres. De hecho ahora recordais, que de entre los que estabais en el Bowling Paradise, nadie se aseguró ni compobró que el niño llegara a morir.

El problema es lo que venía detrás de Matt. Un ejército de infectados, hombres, mujeres y niños desquiciados por lo que sea que fuera lo que les afectaba. Sin enteraros del todo cómo, la gasolinera está totalmente rodeada. Los zombies, ya que así los habéis denominado anteriormente están parados en su sitio. Inquietos y rábidos. La espuma que sale de su boca mezclada con la sangre de aquellos a los que han devorado crea sin duda un aroma extraño y nauseabundo. Es como si la  propia muerte os estuviera abrazando.

Es extraño pero parece que están esperando una orden, un cambio, un movimiento. El ruido del generador y las luces parece que les ha atraído, pero, ¿Qué les retiene? Es un momento harto inquietante para todos.

Ya parecía que estaba tranquilizándome. Estaba mejor... la compañía de Harper era reconfortante y bueno, aunque Hicks me ponía un poco nerviosa, había cosas peores en las que pensar. 

Había gritado, había gritado tan alto que la cabeza me estaba dando vueltas, por un momento, casi me calmo. Pero otra vez, entonces, ese niño aparece ahí, su voz suena rasgada, triste, aterradora. El también gotea sangre, no ha parado de verse ese líquido rojizo y pegajoso en toda la noche, no le gustaba la sangre, no... empezaba a no gustarle nada la sangre. 

- ¿Que está pasando Robert?- dije asustada mientras miraba ahora en la dirección contraria hacía la oscuridad. Pero en ese momento ví una especie de sombra, no... dos, varias, no eran sombras eran... esas cosas. No podía ser verdad, no no podía ser no no quería que fueran, era todo mentira, no no podía ser. - No, no, no, no, no, no... no puede ser...- 

Un sentimiento comenzaba a agitarme completamente, algo que me extrangulaba, estaba sudando otra vez, mi frente estaba bañada en sudor, no podía ser, no... no ahora no...

Los seres estaban ahí plantados, nos iban a comer, nos iban a comer a todos. Estaba extresada, muerta de miedo, todo y todo junto, no podía ser no ahora no... ibamos a irnos, estabamos yéndonos. 

Abrí la puerta que estaba más a mi lado, la abrí torpemente y salí corriendo hacía dentro - ¡Corre Darwin!- le dije nerviosa al perro que obedeció presto al instante. Corrí hacia dentro, no sabía muy bien lo que estaba haciendo, ese niño estaba ahí parado, mirando hacia dentro... al pasar a su lado grite otra vez.... - ¡AAAHHHHHHH!- y me lancé hacia Jennifer que estaba pagando las últimas cosas. 

Enfrentarse al joven Matt iba a ser sencillo, pero Bobby Joe no estaba preparado para lo que sus ojos iban a ver. Una oleada de aquellos tipos... esos enfermos... esos zombies... fue demasiado. El Sheriff en funciones se quedó paralizado, con los ojos como platos clavados en la muerte andante que se abalanzaba contra ellos...

Estaba demasiado atareada cogiendo toda clase de recursos que no vi al chico hasta que lo tuve delante, alertada por el grito de la cría. Era Matt, el crío que había muerto en el Bowling Paradise, como su cuerpo totalmente destrozado indicaba. 

Pero ahora estaba de pie, en la puerta de la tienda, buscando a su padre. Mis compañeros comienzan a organizarse para tratar de evitar al chico, momento que aprovecho para coger algunos cargadores de mi arma. 

Sin embargo la situación empeora aún más. Docenas de esas cosas, que seguramente podían hablar igual que el crío y el hombre que mató al Sheriff, habían rodeado la gasolinera y se mantenían a la espera. ¿Que tramarán? ¿o no pensarán nada? Pero no, estos bichos son más inteligentes que en las películas. Pueden hablar.

Debo actuar, no puedo morir aquí. Bien, el camión podrá abrirnos paso sobre la gente y podremos salir lo más rápido posible detrás. Si, eso haremos. Mientras planificaba mi plan de acción vi como la chica negra salía del coche y corría hacia mí. Mi rostro decía a las claras que no lo hiciera pero ella, llevada por el temor, se abalanzó sobre nosotros, en la tienda.

Mierda. ¡Hugh, arranca esa máquina y ábrenos paso con ella! Los demás salid de aquí -le dije al hombre del camión mientras dejaba las cestas de la compra en el suelo, cogía una toalla y se la lanzaba al chico en la cabeza, tratando de salir de la tienda pasando al lado de él sin que pudiera verme. ¡Corred!¡Ahora! -grité, cogiendo las dos cestas, empujando a la cría para que me siguiera y corriendo hacia mi vehículo, donde me aguardaban Robert y Dwayne.

Las cosas se precipitaba, la gente de la gasolinera parecía estar como loca por el niño mal herido que según ellos estaba muerto y enfermo a la vez. Todo esto se agolpaba en la cabeza de Hugh cuando de repente una horda de gente que completamente ida rodea la tienda.

Poco a poco en la mente del camionero se empezaban a forjar ideas extrañas junto a las palabras de sus compañeros, gente enferma que andaba como loca, espuma en sus bocas, que gripe provoca estos síntomas.

Pero que ocurre en este infecto lugar, como puede andar ese niño ... Joder tengo que salir de aquí.

Poco a poco, Hugh se quedaba boqueado ante lo ocurría y levemente oía las palabras de Jennifer invitándole a salir de allí.

Estaba atendiendo lo que hacía la niña cuando la voz de un niño resonó a mi espalda, seguido de un grito de Brenda que casi me revienta los tímpanos. Me giro para poder ver a que nueva amenaza nos enfrentarnos, cuando veo a uno de los accidentados del Bowling ....madre de dios bendito, pero si había muerto atropellado, ¿Que hace aquí?.... El hijo del profesor que había muerto ante nuestros ojos ahora se encontraba allí y llamaba a su padre. - Coño....aquí ya nadie se queda muerto.

Y no. Por los gemidos que escuchábamos que se acercaban nadie esta noche iba a ocupar sus tumbas. Brenda fue la primera en verlos, siendo por tanto la primera en actuar. Sale corriendo del coche y veo como entra en el interior de la tienda, Hicks se mantiene a mi lado. - Se acaba el tiempo o la pelirroja sale y nos piramos....o entramos y nos atrincheramos. Esos cabrones no vienen con buenas intenciones y parece que se acercan por todos lados.

- "Arden, ¿está viendo esto? No me refiero sólo al crío, sino a todos esos tipos enloquecidos que hay más allá. Creo que ha llegado el momento de tomarse todo esto muy en serio. ¡Tenemos que fortificar este sitio ya!" -

Comienzo a mover muebles para formar una especie de trinchera improvisada.

Permanezco allí de pies como un pasmarote. No puedo salir de mi asombro. Sólo digo dos palabras que parecen morir nada más salir de mi boca:

- ¡La Puta!

No podía creer lo que veía. Era evidente lo que veía, pero no puedo creerlo. Mi mente se niega a creerlo. PArecían que era lo que era evidentemente, pero sencillamente no podía ser.

- ¿Que son esas...cosas?

Parezco un payaso allí señalando como un idiota con la mandíbula desencajada.

- La pandemia...claro - consigo girar la cabeza mirando a lcaminonero.

- Hugh...¿ves lo que yo veo?

La cara de Arden era un poema. No sabía muy bien lo que estaba pasando, y se negaba a creer lo que sus ojos le mostraban. La figura maltrecha y cercenada de un niño, que contra todo pronóstico no aquejaba dolor alguno, a pesar de sus graves y visibles lesiones.

Arden empuño de nuevo su arma como acto reflejo. Echó un rápido vistazo por las cámaras y palideció al ver que mostraban.

Chicos, creo que voy a empezar a creer lo que me estabais contando. Entrad todos muy lentamente, y no hagáis movimientos bruscos. Estamos rodeados. Toda la gasolinera está rodeada. Lo que estamos es, es, estamos bien jodidos.

De nuevo algo más estaba pasando. Sin duda la noche no tendría fin.

Agente, Dwaine, o más bien, jajaj debería decir, ex agente Dwaine Hicks, jaja  atgh athg cogh

Una risa malévola y entrecortada por compulsivas toses y esputos interrumpió el monótono sonido del generador.

¡¡¡Tu incompetencia, vuelve a dejarte en evidencia!!!

He traído a unos amigos para que les cuentes cómo me querías dejar morir, cogh cogh, ¿eh cabronazo?

Un hombre rapado, y con toda su ropa ensangrentada, se hace hueco entre el gentío formado en el exterior de la gasolinera.

Ven y vamos a arreglar lo nuestro, compañero, ¿o vas a volver a echarte atrás cómo la última vez?

¡¡¡Aquella niña mereció todo lo que la hice, aunque lo que realmente quería era hacérselo a tu hermana!!!, cogh cogh, pero no tenías pruebas, y acabaste siendo un fracasado, un auténtico y genuino patriota como tú,¡¡¡arrastrado hasta el más bajo escalón por culpa de tu sed de venganza!!!

¡¡¡Ven, Dwaine, ven!!!

El hombre es fácilmente reconocible, y lleva una escopeta en sus manos,

No podía creer lo que estaba sucediendo. Trato e retroceder, pero lo hago torpemente.

- No puede estar sucediendo, nó.

Todo aquello parecía dantesco. Parecían zombies como los de la película. ¿Sería esa enfermedad la causante de esas aberraciones de la naturaleza?. Probablemente sí. Seguramente eran desquiciados por esa enfermedad, los muertos no caminan. Eso era evidente, no son muertos andantes, nó. Aquello no era una película y la realidad era que la gente enfermaba y desvariaba.

Aunque mi primer impulso es ir al camión, prefiero caminar lentamente hacia el interior de la tienda tal como propone Arden. Busca con los ojos a Hugh, no era prudente que nadie se quedara con aquella pandilla de locos.

- ¡Todos! - trata de gritar, pero la voz sale debilitada - ¡todos...adentro!

Casi resbalo al intentar agarrar del brazo a l caminonero para obligarle a entrar en la tiienda. ¡la niña! Busco desesperado a la niña, ¿Dónde se encuentra esa jodida niña?

Esto es demasiado absurdo para ser cierto. De repente pierdo todas las energías que el miedo me daba y dejo de mover frenéticamente cajas y muebles. Me quedo mirando a Shane con los ojos abiertos como platos.

- "Esto no puede estar pasando..." - Musito.
 

Mientras intentaba coger una cuerda observa lo que hay en el exterior de la gasolinera.

Jod...

En principio fui arrastrada por la chica pelirroja hasta que ella misma se dió cuenta de que la situación era demasiado peliaguda. Retrocedimos unos pasos hasta la barra de nuevo. 

Remington nos dijo que fuéramos a la sala de atrás, pero mis piernecitas estaban colapsadas, no podían moverse, no sabía que era, pero esa sensación que me estrangulaba hasta la médula me tenía paralizada, de repente notaba que no podía respirar.

- UUUAAAfff, Uuggggaaaaaa- empezaba a notarme como ida, mi respiración se dificultaba por momentos. No me había pasado nunca nada igual, había leído sobre ello, parecía un ataque de nervios, por que asma no había tenido nunca, este no sería un buen momento para que aflorase - Uuuffff aaaaa- para colmo esas terrorificas criaturas podían hablar. Todo era cada vez más raro.

Intenté dar una paso hacia atrás y lo único que conseguí fue tropezar y caer de culo un paso más atrás de donde estaba, mientras los demás parecían moverse todos a cámara lenta. Al menos con la caída, parecía que se me había abierto la epiglotis y podía respirar de nuevo. Pero el miedo me atenazaba hasta el mismísimo corazón... por no hablar de la sensación tan espantosa al oír  las palabras de la cosa que hablaba a gritos contra el hombre de negro.