Partida Rol por web

Ahora que ya no haía bicho alguno me levanté sonriendo triunfalmente por segunda vez en un momento y me limpie el sudor de la frente para después acercarme al / la médico o no tenía claro como llamarla y la asentí, como si hubiera escuchado todo lo que había dicho de fondo pero hubiera estado un pelín ocupada comopara hacerla caso.

- ¿ A dónde nos tenemos que llevar a estos?

Vi a la mujer cargada con " eso " porque yo me negaba a llamarle ese y luego me encogí de hombros.

- ¿ Quieres que lleve el peso?

Vi moverse a los demás, pero claro, cuando te pierdes la mitad de lo que pasa por estar matando todo el rato, sólopuedes deducir ciertas cosas.

- Ah vale! Que nos los llevamos y tenemos que salir de aquí! Pues vámonos...!

Esperé tanto sólo unos instantes a que me dijeran con quién tenía que cargar, que me lo echaría al hombro y así, buscar la salida como alma que lleva el diablo.

-Creo que lo tengo, pero gracias Elena. Por todo.

Eso último fue porque no me olvidé que fui a pedirle ayuda cuando el sobrino del párroco me vino a presionar con decirle a todos mi verdad y pude confiar en la guerrera para la protección.

Ahora quedaba salir de allí.

-Tu puedes llevarte al que habla mucho, o al que habla para decirlo correctamente.

El mío se movía y no olía bien pero seguía dándome pena. Tenía que salvarlos, llevarlos a su madre. Seguí al Hidalgo y a Martín para empezar a salir de aquí. El hombre nos dijo que los aldeanos ya casi estaban aquí.

Llevandoos entre la médico y la parda, al joven noble que patalea por ser llevado como un saco de patatas y al extraño no-muerto que ahora tiene el mismo rostro humano que el chico. Empezais la carrera hacía la superficie para reencontraros con su madre, que deberia esperaros cerca de su tumba o en el casa condal por lo que comentarón los monstruos que han ocasionado este lamentable incidente.

Martín un poco haciendo un mapa mental de por donde habeis ido y por donde deberíais ir, un poco de suerte y un poco de lógica, avanza por el pasillo con la antorcha en la mano guiando al grupo, no hay mejor momento de que el destino os sonria, pues escuchais los gritos de los villanos que han llegado a la sala iluminada, pues Martín no consiguio apagar suficientes antorchas, pero tras un cuarto de hora de carrera entre los tuneles poco a poco las voces se alejan, siendo menos sonoras, al parecer muchos de vuestros perseguidores se han disgregado en los tuneles, y ahora los pocos que os siguen tambien están perdidos. Finalmente os encontrais con una salida en forma de trampilla firmemente anclada, al moverla una nube de polvo os cae encima, al parecer la han enterrado, pero al final termina cediendo dejandoos en medio de un campo al otro lado de las murallas.

Pudimos orientarnos en esos túneles gracias a la buena de Dios, pero por unos momentos pensé que moriríamos en ese sitio. Elena llevaba al chico, yo a la criatura que ahora tenía un rostro casi sano, los demás tenían la delantera en lo de guiarnos. Se sentían a los campesinos detrás pero parece que se habían terminado dispersando en algunos caminos así que pudimos llegar hasta una trampilla y salir.

-Dios gracias...

Dije, tomando una bocanada de aire puro. Pero de nuevo me sentí un poco desesperada, porque había delante nuestro era campo y más campo. "¿Por dónde se va a lo de la mujer?"

-Oye chico - le pregunté a mi carga pues si tenía el rostro normal quizá ya pudiera hablar -¿sabes dónde está tu madre?

Respiro entre toses después de conseguir salir de ese laberinto de muerte y limpio como puedo el polvo que me cubre.

—¡Bendito sea Dios! —digo hacía el cielo—. No perdamos tiempo y sellemos la salida para evitarnos de más perseguidores.

Agarro un palo del lugar para anclarlo rudimentariamente en la trampilla y empiezo a volver a cubrirlo con tierra enérgicamente. Estoy verdaderamente contento. De hecho, es la única vez que lo estoy en todo lo que llevamos de día en la villa. El respiro anímico me dura poco, pues vuelvo a ser consciente de lo que vine yo a hacer aquí: no era solucionar esto, era sacar a mi familia. Ahora creo que saldré de aquí igual que vine, solo con la certeza de que mis padres murieron en este espantoso suceso.

No quiero opinar sobre el asunto final de los chiquillos, si es que se les puede llamar así. Son ambos fruto de malas artes con demonios y magias varias, por lo que es innegable que merecen la muerte por su propia naturaleza insana. Si de mi dependiese, aquí mismo terminaría con ellos y después con la madre y su tumba.

Busco un par de piedras de gran tamaño para atrancar la trampilla una vez estamos todos fuera. Cuando ésta está ya atrancada, miro el bosque que tengo alrededor, en busca del lugar donde nos encontramos con la criatura por primera vez.

No tiene que estar lejos...

A mí ya había dejado de asustarme el ver cosas raras, porque después de estar en aquel lugar... cualquier otro sería incluso agradable, aunque fuera un poblado de leprosos.

- En este pueblo si algún día dejar de alucinar con cosas raras no se lo van a creer...

Eso dejaba un pueblo muy cutre a nuestro noble, aunque ya no recordaba demasiado bien si venía para quedarse con él o para qué era, pero bueno, por el momento seguía con vida por lo que habíamos cumplido nuestro trabajo e incluso algo más, porque hasta los que sólo usábamos la cabeza para pensar en degollar a alguien habíamos hecho nuestra parte del puzzle.

Cargada con el chico al que no sabía si había que dar puerta o no, deduje que no porque sino ya lo habríamos matado y no cargaríamos con él, encontramos la salida, por la que subimos todos como un rayo. Eso sí, sólo solté al chaval lo justo, no quería que apareciera algo por ahí y me lo robara.

El chico que es sujetado por Constanza le dice con una voz similar a la de su hermano:- Alejadme de mi madre, ella quiere mi muerte. Yo solo quiero volver a ser uno con mi...- Pero su rostro vuelve a convertirse en el de un muerto y sus berridos son un intento de seguir hablando, pero al ver que no puede comunicarse se detiene.

La trampilla, antigua via de escape de una era ya olvidada, es cerrada por un tablón y reforzada por piedras, si quieren salir por ahi, como no lleven un ariete lo tienen complicado. Martín al ver el lugar os localiza más o menos por donde escapasteis la otra vez por la murallas.

El joven noble ante el descuido de Elena intenta escapar, pero esta lo suficientemente debil para que lo consiga alcanzar al dar unos pasos, el chico se intenta fazar diciendo:- Dejadme lunaticos, no se que pretendeis, después de daros mi hospitalidad, asi me lo pagais...Dejandome con esa alimaña que dice ser mi hermano y llevandome donde mi madre muerta, Pero ¿Que disparates de brujeria y locura son estos?- Todo parece complicarse más cuando escuchais los pasos de algo que avanza entre la maleza, quizás la madre haya salido a vuestro encuentro.

Me acerqué de nuevo al noble y lo agarré sin importarme demasiado su posición social, por el mero hecho de que era algo que no me había importado nunca, tampoco era que me fuera a importar ahora.

- Calla y deja de dar guerra o te daré tantos azotes que no podrás sentarte en un mes! 

Tras mis palabras escuché el sonido de que algo de acercaba y usé la mano que tenía libre para sujetar bien el hacha. Más que nada por si no era la perra, porque si era ella la verdad es que no tendría mucho sentido empuñarla visto lo visto.

Al menos, la última vez no había atacado a nadie, que era un comienzo.

- Empiezo a sentirme de nuevo como una muñeca y eso que aún no sé si es su madre..

Me dio mucha pena el chico cuando dijo eso de su madre. Después de todo era solo una persona, un muchacho. Deforme, medio entre la vida y la muerte, con todo eso incluso él no era más que una víctima.

-¿A qué te refieres?- le pregunté pero entonces su rostro mutó de nuevo y no pudo volver a hablar. Sentimos unos pasos que se acercaban. Elena se puso atenta, -Tranquilo chico, no dejaré que te hagan daño.

Ni idea de si realmente podía decir aquello pero en estos momentos me era mucho más simpático este joven, por más que fuera mitad cádaver, que el que era sano y no dejaba de despotricar. Lo seguí teniendo encima, sosteniéndolo para que no se me cayese, y tambén me puse atenta a los sonidos que se acercaban,

—¿Cómo te debemos llamar? —digo con voz dura a la farsante anteriormente conocida como Pietro que carga ahora con ese pobre engendro. Me empezaba a incomodar su presencia misteriosa y el hecho de que nadie preguntara.

Lo del par de chicos es un autentico problema y a mí me importan bastante poco. Ocurra lo que ocurra con ellos estará bien siempre y cuando no nos salpique demasiado a nosotros. De hecho, las palabras del médico surgen en mi cabeza: matar a ambos puede solucionarlo todo. Lo de que sobreviva uno solo bien podría ser la unión de ambos, más que la elección de uno u otro, pero eso es algo que se aleja a mi entendimiento y ganas.

—¿Quién va? —digo débilmente alumbrando con lo que queda de antorcha.

Ignoro completamente a los muchachos. No he de ser yo el que les juzgue y el que decida su destino. Son fruto de una aberración. La aberración que es su madre, tendrá que decidir cuál será su sino, y no yo. Nadie mejor que una madre para saber cómo solucionar los problemas de sus bástagos. O eso espero.

Al oir los ruidos en la maleza, preparo mi estoque. Espero que sea la madre y no tenga que usar la espada, pero nunca se sabe...

El joven noble calla ante la amenaza de Elena y por la extraña presencia que se acerca a vosotros a traves de la maleza. A los pocos segundos aparece la enorme cabeza canina que ya conoceis por desgracia demasiado bien, por un momento os mira con la furia aconstumbrada y creeis que os va a atacar, pero al ver que teneis a su hijo predilecto, la criatura vuelve a su forma humana, luminiscente y hermosa, que os sonrie y dice:- Habeis conseguido salvarlo, a pesar de que no pude salvar a su padre, al menos el fruto de nuestro amor esta vivo, pues como habeis imaginado este no es vastago del noble, pero mandara en su casa, me ocupare de ello. Pero te permitire que seas su preceptor- Señalando a don Iñigo- Pues me habeis hecho un gran servicio- Entonces se percata del no-muerto que se retrae ante la presencia de la madre que exclama asqueada:- ¿Que haceis con ese monstruo? Dadle muerte, a sido el causante de todos los males que azotan a mi hijo y a esta tierra. ¡Matadlo antes de que haga más daño!- El joven noble no habla asustado ante la presencia, sin parecer comprender que dicen sus palabras.

-¿Pero no son hermanos? ¿Acaso no es tu hijo también?- estaba hablando de más quizá, y esa mujer, hermosa como aparecía ahora no dejaba de ser capaz de convertirse en aquella horrorosa bestia a voluntad. Pero tenía que preguntar, el pobre muchacho se retorcía entre mis brazos. Aparte tantos ya nos habían mentido, ¿Qué tal si ni bien lo damos la mujer nos mata de todos modos?

- Perdone si soy irreverente, de verdad solo es una pregunta. No quiero ofenderos, pero hace momentos este ser se pareció a su hermano, al menos en rostro. Y estando en la celda con el otro, no lo lastimó aún pudiendo hacerlo...

—Algo me dice, señora, que para que uno viva, tiene que vivir el otro. —Contesto al ser. Desde luego, no es mi intención matar al muchacho, por muy no-muerto que parezca. Tiene que haber otra solución, estoy seguro...

Así, miro a la mujer, para decirle— ¿Acaso me equivoco? ¿De verdad permitiríais que vuestro propio hijo sea asesinado?

Casi que era mejor que yo no dijera nada, porque veía que me obligaría a hacer algo que no quería hacer y para mí, que si tenía que matar a uno de aquellos dos muchachos, prefería matar a los dos y así asegurarme de que todo aquello terminaba de una vez por todas.

Claro, el problema era que si la puta perra de ella me volvía a hacer levantar el hacha no iba a poder elegir objetivo y aquello ya me jodía bastante más.

Lo mejor era estar calladita y aunque cubierta de sangre casi hasta el pelo, pasar desapercibida todo lo que fuera posible.

Una cosa era matar a aldeanos y malnacidos, incluso a demonios que no había ni imaginado en mis pesadillas, pero ponerme a matar a mis compañeros no me hacía gracia y eso que a alguno ya le hubiera dado un buen golpe en alguna ocasión.

El hermoso espectro muestra algunas marcas de la bestia, gruñendo enfurecida ante vuestras palabras, pero la médico y el hidalgo han hablado con tino, dando en el quid de la cuestión, por lo quetras  tranquilizarse parece dubitativa:- Ese hombre me prometio que el otro hermano moriria, que no habría problemas... Pero son tantas las mentiras que como pude creerme esa. Los dos son mis hijos, si, pero uno de ellos se sacrificaria, para que pudiera existir su hermano... Quizás tengas razón, que no puede existir el uno sin el otro.-

El joven conde que esta bien sujeto por Elena, solo puede gritar, aunque su rostro siempre complaciente se ve un atisbo de maldad y enfado:- ¡Creo que he enloquecido!  Ahora me direis que esta mujer es mi madre muerta y que ese monstruo es mi hermano. Obviamente asi es, pues tras lo que he vivido creeria lo que fuese. Pero comprendo por que mi padre te mando matar y luego te enterro en un sitio donde no pudieran encontrar tus huesos ni los perros.

La mujer le mira con cierto desprecio y dice:- Tu padre te estuvo cuidando hasta su último aliento, protegiendote y dandote consejo, en verdad me gustaria pensar que te pareces un poco a tu padre...-

El joven conde va a decir algo pero tras meditar las palabras del espectro pregunta con su rostro desencajado:- ¿Mi padre es don Nuño? Y mi vida una mentira, solo por complacerte espectro, para que fuera un hijo tuyo el que obtuviera el gobierno de estas tierras...-

El espectro observa con ojos furibundo a su hijo sano, en tanto que el otro que esta en brazos de Pietro gime con palabras apenas sugeridas "Quiero ser uno". El espectro vuelve a su forma de perro y ruge:- Vosotros sois los que habeis emponzoñado su mente.- Obviamente la criatura busca una excusa de todo el mal que ocasiono, pero al intentar acercarse se disuelve, al parecer esta fuera de su alcance el atacaros al estar tan alejados de su tumba o de la casa condal. El joven conde mira a Don Iñigo y dice:- Di lo que tengo que hacer, ya me da igual vivir que morir, o tener tratos con mi hermano. Porque voy a tener remilgos naciendo yo mismo de la magia negra.-

Me dediqué a ver la escena que parecía el reencuentro familiar, pero que no terminó tan bien como esperaba y ya cuando vi a la perra pensé que la habíamos liado de nuevo y por unos instantes, creí que me liaría a palos con mis compañeros y soltaría sin querer al crío.

- Uff menos mal!! - El ver que se desvanecía me hizo respirar aliviada y todo.

Era el momento de hacer algo al respecto.

- Si queréis acabo con el problema en un par de... - No quise decir más para que no se me pusieran a gritar como conejos que saben que van a acabar en una cazuela, pero lo que estaba diciendo era que si no les importaba, mataba a los dos cachorros " hijos de perra " y así, si lo había entendido bien, se terminaría el problema.

No iba a tener remordimiento alguno.