Yo no bebo, no fumo, no me drogo, no follo, no juego, no tengo fama, no como dulces y no obligo a los demás con ninguna de esas cosas, aunque tampoco se lo impido. Mis únicas debilidades son la escritura y la lectura. ¡Vicios mortales! Me tienen todo el día obsesionado. ¡Pero qué le voy a hacer!, si los buenos lozanos vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.
Pasa, tómate un dulce néctar. Te advierto que uno es letal, no diré cuál. ¿Te atreves? No temas. Después de todo, los difuntos no vuelven a cruzar el velo de la muerte. Recuerda: a un principio le corresponde un final y todo desenlace desemboca en un nuevo comienzo.
No hay noche que dure para siempre...
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