Partida Rol por web

Czorf se volvió como un resorte al oir la posición del enemigo y dejando su báculo psíquico fírmemente anclado en la tierra a su lado alzó el sagrado bolter y descargó una ráfaga de muerte sobre los xenos.

Sin embargo algo nublaba su puntería y los proyectiles, aunque rozaron algunos cuerpos, no lograron ningún impacto confirmado.

Un leve gesto de contrariedad cruzó su rostro antre semejante falta y desperdicio de la escasa y valiosa munición así como por su propio error. Sin duda a su vuelta, pues por El Trono que pensaba regresar vivo y traer de vuelta a tantos Hermanos como pudiese, aumentaría sus visitas a las galerias de tiro para expiar su error. Así mismo sería una magnífica oportunidad para estudiar por cuadragésima séptima vez los textos del sagrado codex respecto a los fundamentos de tiro.

Litilus salto rapidamente hacia la caja, era vieja, pero la recordaba, la habian introducido entre varios Marines veteranos como si fuera algo importante, y por donde estaba colocada era un sitio protegido, asi que era dificil verlo.

Al llegar la cogio con rapidez y miro al rededor, sobretodo donde estaba esa caja, para buscar alguna otra parecida, apartando algunas cajas tipicas y buscando por la zonas ocultas. si no encontraba nada, cogeria todas las cajas que pudiera y saldria corriendo, pues sus hermanos estaban en peligro y el tiempo apremiaba.

Micah busca refugio entre los árboles mientras Rennard, Czorf, Lucius y Cleptus abren fuego. El cielo se ilumina con las detonaciones de los Bolters, escupiendo su sagrado fuego de Destrucción y Venganza contra la abominación Xenos.

Los disparos cruzados de Rennard y Lucius despedazan a la horda voladora, haciendo llover cuerpos. Algunos incluso caen describiendo una parábola hacia ellos, debido a la velocidad. Cuerpos quitinosos, de alas membranosas, se sacuden espasmódicamente extrañando las partes destrozadas por los Astartes: cabezas, órganos, pechos, miembros.

Un extraño zumbido llena el lugar, y el Capellán Litilus finalmente sale del transporte con una extraña caja entre manos.

- Todos abajo! grita y se arrodilla protegiendo la caja contra su pecho, de espaldas al transporte.

La explosión llena de radiación vuestros visores, cegándolos por unos instantes.

La extraña caja que tienes entre mano, es el estandar de transporte de mercancías de nivel Vermillion, el más alto, en los Astartes... hace unos 5 mil años. Lleva además en su costado las marcas y cierres personales de Raguel, el Maestro de la Santidad y supremo Capellán de los Dientes de Sable. Lo que haya ahí adentro, debe ser una reliquia preciada del Capítulo.

Puedes sentir como la estructura cede a tu alrededor, y sin poder tomar nada más, escapas del transporte en llamas...

(continúa en el post anterior)

Los ojos de Rennard rapidamente se recuperán de la explosión cegadora de lo que fue la Thunderhawk, echa una ojeada rapida para saber si aún quedaban más tiránidos y se acerca al Sargento Cleptus.

Hermano Sargento Cleptus, zona despejada, ¡escuadra! informad de vuestro estatus.

Apenas habíaa terminado sus oraciones cuando el ataque sobrevino. Como pudo, se refugió entre los árboles, tomando un bolter de uno de sus hermanos caídos al pasar.

Los otros ya estaban allí plantando combate, así que Micah decidió dejar la visita que pensaba hacerle al sargento para dedicarse a otra tarea más delicada e importante. La extracción de la semilla genética de los hermanos que ya no tenían posibilidad de ser rescatados.

Cubriéndose con un fuego corto, llegó hasta donde se encontraba el primero de los cuerpos. Volvió a tomar su Narthecium y elevando una plegaria al Emperador dio comienzo a la tarea que no podía dejar para después.

Litilus se incorporo despacio y miro otra vez con detenimiento a la caja que habia encontrado, mientras a su alrededor caian los cuerpos acribillados de multiples gargolas, sin que le importasen lo mas minimo, al cavo de un rato de observar la caja, la cogio con reverencia y la llevo hasta donde estaba el sargento, y la deposito con el maximo cuidado y revenrencia.

una vez depositada, se arrodillo y dijo para que todos le oyeran.

- Hermanos, ha caido en nuestras manos un tesoro de nuestro capitulo, debemos protegerlo con nuestras vidas y no dejar que caiga en manos de nadie que no sea un Diente de sable, Esta caja tiene las marcas y cierres personales de Raguel*. Lo que hay aqui dentro seguramente sera una reliquia.

Saca su rosario y pone el Crucis delante de su casco calaberico y dice:

- Hermanos acercaros, vamos a Rezar un poco y os dire unas palabras para que la fuerza del emperador llene vuestros corazones de fuerza y destroceis a los enemigos rapida y despiadadamente.

Cuando se acercan Litilus empieza la Letania del Odio sobre los Tyranidos....

Micah comenzó a examinar los cuerpos de los caídos. Si bien había asistido al Hermano Apotecario del capitulo en más de una batalla, ésta era la primera vez que se encontraba sólo en el campo de fuego. Evitando quedar al descubierto, comenzó a recorrer los cuerpos de los marines caídos. Su intención era rescatar la totalidad de las semillas, pero se veía de lejos que la tarea no iba a resultar sencilla.

Rennard se acercó a Litilus, plantó su espada sierra en el suelo y escucho las palabras del capellán.

Enfundó el sagrado bólter y tomó de nuevo el báculo psiquico. La noticia del hallazgo del Hermano-Capellán era sin duda increible y un buen augurio a pesar del riesgo inherente de portar semejantes reliquias.

Cuando los Hermanos se acercaron para orar, Czorf se mantuvo ligeramente apartado. Una malsana presencia se cernía sobre ellos y sabía que él era capaz de sentirla. Sin duda esta lucha se libraría en mas de un plano de existencia.

A la par que Litilus exortaba mediante la Letanía del Odio, Czorf se deslizó hacia el Immaterium para comprobar los alrededores.

El esfuerzo del Apotecario fue en vano. Ya sea porque sus habilidades no estaban a la altura, porque los cuerpos rescatados presentaban lesiones de gravedad, o porque simplemente no era la voluntad del Emperador, solo pudo rescatar la semilla genética de 4 hermanos caidos.

Los preciosos viales, con el órgano suspendido en fluido preservador, tintineaban en la enorme palma de su acorazada mano. Parece mentira que el futuro de 4 guerreros esté aquí, se permitió pensar y refleccionar, mientras oía las santas palabras del Capellán, exhortando a todos a combatir al Xenos, matar al Xenos, vencer al Xenos.

Czorf, unos pasos más allá y con la cabeza baja, se encuentra sumido en otro tipo de meditación. Su consciencia navegó por aguas prohibidas para la Humanidad. O al menos, lo intentó. Todo el Warp a su alrededor esta lleno de un ruido blanco, una presencia perturbadora como un nido de avispas en su oido, bajo su piel. La sensación era extraña, interponiéndose entre él y la fuente de su poder*.