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[Adeptus Astartes] El Camino del Emperador

Bio: Explorador Micah

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17/01/2010, 16:04
Director

Recopilación de información biográfica del Recluta Micah. 

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17/01/2010, 16:04
Director

Era un día gris como cualquier otro en la estación espacial Berene III cuando la pequeña nave de exploración arribó a la plataforma. Dos marines venían en ella. Al parecer, iban a quedarse unas cuantas horas. Su nave necesitaba reparaciones urgentes que no podían hacerse estando en marcha y las mismas debían hacerse con celeridad y precisión para alcanzar a la escuadra que los había dejado atrás.

Con gran reverencia, los encargados de la plataforma pusieron a disposición de los dos guerreros todos sus recursos, que no eran muchos. La vida en el espacio era muy dura y la estación se encontraba a muchos años luz de Terra, prácticamente permanecía olvidada.

Pero de vez en cuando, algunas naves del imperio pasaban a reabastecerse y proveer de productos y noticias que tanto escaseaban allí.

Un grupo de cinco o seis niños se encontraba deambulando por allí cerca cuando llegaron los soldados. La excitación corrió por sus pequeños cuerpos como una llama ardiente. ¡Por fin podrían ver a un marine de cerca!

Todos sus juegos se basaban en la larga lucha del Imperio contra la oscuridad. Más de una vez habían simulado ser una escuadra en una misión de alto riesgo, adornando con fantasías y supersticiones las habilidades de los soldados que intentaban ser.

Albus, el mayor, organizó a los muchachos para acercarse a la zona de aterrizaje sin que fueran vistos, pues donde los descubrieran, inmediatamente los correrían de allí. Los mocosos podrían ser ofensivos para los marines, o al menos eso creían los adultos a cargo.

-Debemos acercarnos con sigilo, por atrás de aquellas cajas. ¡Yo creo que si logramos llegar hasta la primera puerta tendremos una muy buena visión de los soldados!- exclamó el pequeño con convicción. Todos asintieron. Aceptaban su liderazgo como algo natural, aunque algunas veces Mark o Ruf lo desafiaran. Micah, su hermano menor, no pudo sentir más que admiración por él. Siempre sabía qué hacer o como alcanzar lo que buscaban y los demás lo respetaban. Él esperaba algún día llegar a ser respetado y admirado también.

El grupo se puso en marcha, con Albus a la cabeza y, esta vez, Mark pisando sus talones. Nuevamente, el pequeño Micah era el último en la fila.

Llegar hasta las cajas fue tarea sencilla. Poca gente quería toparse con los marines mientras éstos trabajaban. En realidad, poca gente quería toparse con un marine, fuesen las circunstancias que fuesen. De ahí, la siguiente etapa tendría un poco más de riesgo.

La puerta desde la cual podrían ver a los marines trabajar se encontraba a unos diez metros de la última caja. No era mucho, pero deberían moverse con rapidez pues era terreno descubierto. La situación les resultó muy divertida. Era como uno de sus juegos, pero con una clase de peligro real que lo hacía más interesante.

Nuevamente, el primero en cruzar fue Albus. Al llegar al otro lado, su corazón latía desbocado, no creía que fuera a lograrlo, pero allí estaba. Hizo señas a los demás para que avanzaran y se giró para poder contemplar lo que venían a ver.

El chico se quedó pasmado cuando tuvo frente a sus ojos a uno de los marines. Nunca imaginó que serían tan altos y grandes. Sus fantasías fueron reducidas a pálidas acuarelas de lo que sus ojos estaban observando. En eso, Ruf chocó contra su espalda, aproximándose lo más posible para tener una mejor visión de lo que ocurría en la plataforma.

Uno a uno, los demás fueron alcanzando a sus amigos y uno a uno fueron experimentando esa creciente sensación de admiración y pequeñez que los casi tres metros y medio de hombre-metal imponían a cualquier humano.

El primero en romper el sacro momento fue Ruf.

-Ja, no son tan imponentes – susurró con fanfarronería y aparente despreocupación. Quería a toda costa ocultar el miedo que había sentido con la primera mirada.

-No jodas Ruf, es lo más aterrador que he visto en mi vida – contestó Albus también en un susurro. –Pse, como si fuesen a hacernos daño. Somos humanos del Imperio, ellos se encargan de cuidarnos – Ruf no quería cejar en su empeño por parecer indiferente ante esas máquinas de matar. Mark intervino para poner fin a la discusión. -¿Qué es lo que están diciendo?- Los marines pronunciaban extrañas palabras mientras se movían de aquí para allá, haciendo lo que fuera que tenían que hacer. Por momentos, parecían ser cantos, por momentos, oraciones.

-Están recitando las letanías para que el Dios Máquina los ayude. Sin la invocación no pueden resolver nada – Ruf repetía una conversación que había escuchado alguna vez entre los mayores, con aire de superioridad. –No puede ser que no sepas algo tan básico. Se ve que nunca llegarás a ser uno de ellos- le espetó con sorna.

-¡Como si tú pudieras! – respondió Mark en voz baja, pero ya no susurrando. –Basta chicos, que nos van a oir- intentó terciar Albus. –Otro gallina más- siguió insistiendo Ruf. En el ambiente ya podía sentirse la inminente pelea. –Así que gallina ¿eh? Ya que te crees tan capaz y que no le temes a los marines, ve y toca el casco aquel que ha dejado el más viejo – Lo desafió Albus. – ¿¿¿Estás loco??? ¡¡¡Eso es herejía!!! ¿Sabes lo que podría pasar si me atrapan? – Ruf estaba al borde de la histeria. –Jamás sería tan estúpido-

-Ja, gallina – siseó Mark –¡No soy gallina! ¡Ve tú si tienes tantas ganas de morir!-

La discusión se estaba tornando violenta. En cualquier momento los muchachos comenzarían a golpearse. –Esperen, ¡miren!- exclamó Albus –¡Oh, no! ¡El pequeño Micah va derecho al casco!- Era tarde para intentar detenerlo. Lo único que Albus y los demás podían hacer era rezar para que no lo vieran.

Micah, ajeno a todo lo demás, estaba decidido a alcanzar la armadura. Pero no para probar su valía. Él realmente había quedado fascinado con la visión de los soldados, tanto que no podía creer que fueran reales. Necesitaba constatarlo con todos sus sentidos para convencerse de que realmente ellos estaban allí.

Suavemente fue deslizándose a través de la habitación, prestando atención al dueño de la armadura y a cada uno de sus movimientos. Afortunadamente, el soldado estaba muy concentrado en lo que hacía, así que no percibió al pequeño que se acercaba.

El niño estaba como en trance. Su objetivo se encontraba cada vez más cerca. En apenas unos segundos habría comprobado como se sentía una de las legendarias armaduras al tacto.

Su manito se estiró con delicadeza, buscando apenas rozar la superficie, no fuera a ser que de alguna manera su contacto la contaminara… Y se vio suspendido en el aire enfrentando los ojos más fríos que jamás hubiese visto. Tan concentrado estaba en su tarea que se olvidó del segundo marine, quién lo sorprendió en el momento justo.

-Mira Marcus, un pequeño insecto ha llegado hasta tu espalda y no te has dado cuenta, jajaja! ¡Te estás volviendo viejo!- exclamó con su potente voz el captor.

-Umfr! Claro que lo vi. Quería probar la temeridad del gusano antes de aplastarlo.-

-¿Qué intentabas probar chico? – El soldado preguntó - Vamos, responde – Lo apremió.

Micah estaba aterrorizado. Pero su terror se manifestaba como una calma fría. –Quería… ver… si… ¡Quería ver si era real, señor! – Su voz le sonó distante, como si perteneciera a alguien más.

-¿Sabes que se considera una herejía tocar la armadura de un marine? –

-¡Sí señor! – ¿Y que podría matarte ahora mismo por ello?- No… llegué a … tocarla ¡señor!-

-Jajajaj, Marcus, ¿has escuchado? ¡Sí que tiene huevos este insecto!- Luego, el marine devolvió a Micah al suelo. –¿Cuantos años tienes?– Casi once años terrestres, señor.

El marine adoptó una actitud pensativa -Podríamos llevarlo con nosotros. –

-Solo si él quiere- agregó Marcus – Qué dices chico ¿te gustaría servir a los marines?

Micah no podía creer en su buena fortuna. Sus sueños podrían volverse realidad. Servir a los marines… Se sentía tan bien como si hubiese tocado la armadura.
 

Notas de juego

Falta editar. 

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17/01/2010, 16:05
Director

Así Micah fue llevado a Innana IV, a la Fortaleza-Monasterio de los Dientes de Sable. Con sus 10 años, se convirtió en algo así como una mascota de los sirvientes y varios de los Marines que permanecían más tiempo allí, incluso llegó a servir de paje a algunos dignatarios que visitaban, nobles del sistema, eclesiastía, administratum... pero para Micah, ninguno era tan impresionante, tan magnífico, tan gentil como el Hermano Marcus. En cierta forma, aunque sabía que era herejía, para Micah, el Hermano Marcus se parecía a el gran mural del Monasterio, donde el Emperador enfundado en su armadura dorada combatía a los Poderes Ruinosos.

Con los años, Micah fue creciendo, convirtiéndose en un hombre. Curioseando aquí y allá, aprendió cosas de observar a los servidores que mantenían el equipamiento complaciendo al Dios Máquina. Aprendió las letanías, mientras limpiaba los ventanales de la capilla. Observaba a los scouts, todavía no Marines, en sus entrenamientos, brutales, y copiaba las rutinas de ejercicios, aunque nunca podía llevarlas al mismo nivel que ellos, que ya comenzaban a recibir los Sagrados Implantes.

A los 16, Micah, como era su rutina, alegremente limpiaba las naves superiores del Monasterio. Saltando con gran equilibrio entre arqueadas vigas, sosteniéndose entre masivas tallas, como si estuviera nuevamente en su nave natal, en gravedad cero. Una voz gruesa retumbó debajo, llamándolo por su nombre. Micah rápidamente bajó al nivel del suelo, como si fuera un ágil primate. Se acomodó las ropas, y se arrodilló frente al Hermano Marcus.

- Pequeño, ¿recuerdas aquel incidente, hace tantos años, cuando nos conocimos?

- Por supuesto señor, cómo lo olvidaría, señor, para Micah, realmente era imposible de olvidar. Casi cometo herejía por tocar su sagrada armadura, señor, pero el Hermano Thabias tuvo la decencia de evitar mi muerte, señor.

Micah sonrió. - Pero tocas mi armadura, Micah, y la de los otros Hermanos... las limpias con esmero, las pules...

El muchacho interrumpió nervioso, sabiendo que eso era malo, pero que pensaran que era un Hereje era aún peor... ¡Oh no señor! Eso es distinto... solo las limpio, como me ordenan, yo...

El Hermano Marcus lo tomó del brazo, y lo estrelló contra su pecho. Los ojos de Micah miraron directamente a la ornamentada calavera del pectoral. - Pues ahora, casi puedo considerar esto herejía, muchacho. Si no quieres que piense así... Deberás ganarte esta armadura. Mañana, cuando sale el sol, el Hermano Iah recibe reclutas. Te quiero en esa habitación.

El corazón de Micah parecía estallar, no podía creer lo que le estaban diciendo. Sonriente, se retiró haciendo genuflexiones, sin dejar de balbucear agradecimientos. El Hermano Marcus se retiró, no si antes de salir por la puerta, decirle: No te olvides de terminar tus tareas de hoy, honra tus deberes y honrarás al Emperador. Y, muchacho... no me decepciones. Te he estado observando.

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19/01/2010, 15:59
Micah

Rango - Nombre

WS BS    S    T  Ag Int Per WP Fel
30 30 31  34 30  35  33  38   39
    +3  +3  +3  +3  +3  +3  +3
Mov: 3/6/9/18 Heridas: 12 Crítico: 0

 Talentos:

Encantado

Malos presagios

Familiaridad con las Naves

Altura/Peso: 2.25m /140kg (antes 1.65m/ 55kg) 

Notas de juego

Modificada por el Master para tener en cuenta cambios (Ag, Heridas, Movimiento, Altura / Peso) 

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25/01/2010, 15:57
Micah

Inversión de los 400 xps restantes:

250-----> +5 agilidad

100-----> +1 herida

Sobran 50 xp

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25/01/2010, 16:01
Micah

Recluta - Micah

WS BS    S    T  Ag Int Per WP Fel
30 36 32  34 30 35  33  38   39
    6  6  3  3  3  3  3
Mov: 3/6/9/18 Heridas: 12 Crítico: 0

 Talentos:

Encantado

Malos presagios

Familiaridad con las Naves

Edad: 18

Altura/Peso: 2.25m /140kg

Fiel hasta la locura: Tu Fe te mantiene, puedes tirar dos dados y elegir el mejor cuando sufres Shock

Resistencia: Falta oxígeno, Difícil de Matar, Tamaño +1, Fuerza antinatural, Resistencia antinatural, Autosangrado +1, Sueño ligero.

 

Implantes: 100 xps

Inversión de los 400 xps restantes:

250-----> +5 agilidad

100-----> +1 herida

Sobran 50 xp

 

Notas de juego

Editado: Agregados los talentos por implantes