Partida Rol por web

La lluvia tintinea en el casco del vehiculo parado, parece que nada ocurre, y aun sin quitar el seguro del arma, sigo apuntando. Al rato un soldado nos invita a una maldita partida de dados, que insconcientes que son los humanos, podemos tener aqui un tremento peligro y ellos jugando a escasos metros, le echo una mirada que se asemeja al sonido del percutor cuando impacta en munición solida, este la entiende y se da la vuelta, caminando con bastante mas prisa que antes.

Micah parece despertar de un sueño y dice algo coherente, movernos para hacer nuestro trabajo - porf...! - casi se me escapa, porfin vamos a movernos un poco, no me parece la mejor idea quemar nada, pero todo sea por buscar el verdadero foco del problema - disculpe, me parece una asombrosa y acertada idea la de ir con nuestros hermano, quizas hayan encontrado el problema o peor el problema los haya encontrado a ellos- haciendo un gesto rapido como un latigo hacia la guardia que espera a pocos metros - quizas ellos porten un lanzallamas, o un arma de fusión, me presento voluntario para ir a preguntar, tengo los huesos entumecidos de no hacer... -casi me voy por los caminos que no tocan, pero tanta ineptitud y vagancia me sacan de quicio - señor!- nunca es tarde para volver al camino correcto, o eso espero.

Larkin hace una excursión bajo la lluvia, el agua chorreando de sus placas de camuflaje, la capa y los pantalones kaki. Las botas crujen en el pavimento mientras vuelve con un una sonrisa en la cara, y un lanzallamas en la otra.

El tanque de Prometium, normalmente gigante para un hombre, es como un juguete colgando de su hombro. Chequea las líneas de combustibles, la presión, todo como si realmente supiera como utilizar el aparato, y se acerca a la cabina.

Pareque que ademas de super hombres, tenemos super carisma, o realmente nos temen, no lose ahora mismo tenemos algo entre manos y no tengo tiempo de pensar en los guardias que se estan calando ahi.

Mirando a Micah - señor! da permiso - digo mientras compruevo que la piedra que da chispa a la llama funciona, esto durara un segundo. Espero paciente hasta que Micah se decida, pero si sigue pensandoselo tanto lo relevale del mando, tanto dudar no me parece normal. Ademas nos estamos calando hasta los huesos y nuestros compañeros no dan señales de nada.

-Todo tuyo Larkin. Cuida de no asarnos a nosotros en el camino- Micah no creía que el arma fuera una dificultad para su hermano, pero nunca lo había visto utilizar uno, así que la advertencia no estaba de más.

-En cuanto acabes, partimos-

Con una sonrisa de como si supiera exactamente que es lo que estoy haciendo, le doy chispa al lanzallamas hasta que prende la bocacha de ignición, con la mano izquiera me coloco el casco lentamente y miro al vehiculo, y pienso, menuda barbacoa, mientras apreto a tope el gatillo del lanzallamas, esto proboca una tremenda lengua de fuego que chisporrotea al contacto con las gotas de lluvia. El camión comienza ha arder de una manera preocupante, me retiro paulatinamente mientras veo que el prometio del tanque queda encendido sobre el camión con la posible explosión del mismo. No escatimo en apretar el gatillo y en pasar unas lenguas adicionales de prometio por todo el camión en especial la cabina, esto seguro que lo arregla todo y si no, aqui no quedara nada para arreglar. Miro al rededor para ver la cara de mis compañeros y no puedo sino fijarme en la cara de los asustados guardias imperiales que empapados ven toda la escena.

El camión vibra un segundo, y estalla en una enorme bola de fuego.

Un chillido agudo taladra sus oidos, como nada que hubieran oido antes. Arnuld cae al suelo, con sangre en las narices chorreando como si alguien hubiera abierto un grifo en su cara.

Una onda de presión se expande desde el centro del camión, apagando las llamas en su lugar y barriendo a los exploradores en aire ultracaliente.

En el centro, se alza una bestia del Warp, alta como un marine, con recurvos cuernos negros ojillos crueles.

- Aaaargggghh! grita, un aullido que resuena en distintos niveles de la realidad. Miran a su alrededor, se ha formado un anillo de fuego que los aisla de la Guardia; solo quedan ustedes, el engendro, y los hierros retorcidos de lo que fuera un camión.

En un parpadeo me he quedado con duda, pero veo una bestia que no deberia estar ahi ahora mi resolución a matarla es tan evidente, como que mañana saldra el sol.

Fuera lo que fuera este engendro, la valiosa experiencia adquirida con el Xxar y las influyentes lecciones con el hermano Melchior habían creado una coraza de fe en Dios-Emperador que protegía a Rennard.

A por él!!!

Con un fluido movimiento Rennard saco su pistola Bolter...

Arnulf comienza a vomitar sangre, aunque temblorosamente consigue levantarse limpiándose la mano con el dorso de la mano.

Micah, Larkin y Rennard se abren en abanico, para cubrir al enemigo. Larkin tiene el lanzallamas, el pico ennegrecido pero los tanques llenos de prometium; Micah saca su Bolter y Rennard ya tiene al demonio en la mira... 

La visión del deforme bicho me impacta, pero no tanto como mi resolución a machacarlo hasta convertirlo en pulpa y sacarlo de este sistema. Apuntando con la bocacha del lanzallamas apreto el gatillo rociando una larga lengua de fuego que barre el objetivo. En este momento pienso que podria acostumbrarme rapidamente a utilizar este arma, sera un placer mandar a los enemigos del emperador de vuelta a sus hogares convertidos en cenizas, pero este engendro que nos acecha es mucho mas que eso, espero que mis compañeros esten a la altura.

Aguanto el calor que desprende el lanzallamas con un forzado -Aaarrgghhh!- gracias ha que esta lloviendo el calor no es tan intenso aun asi, unas gotas de prometio ardiendo pueden atravezar mi piel y mis brazos en cuestión de segundo, no quiero saber lo que le estara pasando ha esa cosa, pero si que se el inevitable resultado.

Micah se vio totalmente sorprendido con la aparición del caos. Quitó el seguro y apretó el gatillo, haciendo una ráfaga completa. Más los nervios le jugaron en contra. Ni una de las balas impactó en el monstruo, dejándolo totalmente frustrado por su fracaso. Las cosas no podían estar peor. 

La situación se había complicado. Arnulf estaba fuera de combate. Ellos tres estaban conteniendo a la bestia por ahora, pero Micah no sabía cuantos problemas más les acarrearía. Mientras disparaba, llamó por la radio a su hermano. Ninguno del grupo había vuelto a reportarse.

-Litilus, aquí Micah. ¿Me copias? Necesito saber qué está pasando en el bosque. Estamos ante un engendro del caos y podríamos requerir refuerzos. Infórmame en cuanto puedas. Cambio-

Rennard siguió el entonando las letanías de combate aprendidas, moverse, apuntar, disparar...y vuelta a empezar...el baile de la muerte entre los defensores del Dios-Emperador y los poderes del caos.

El lanzallamas golpea al Demonio en el pecho, aunque parece en parte pasar a través de su ser, como si no estuviera al cien por ciento en este plano.

Los disparos de Micah y Rennard abren un boquete en los restos del camión detrás, sin tocarlo. Con un rugido que les hiela la sangre, da dos poderosas zancadas y lanza un devastador golpe contra Larkin.

El Explorador intenta esquivarlo pero no puede, las garras del Demonio convierten su brazo izquierdo en una ruina de carne, huesos y sangre. Larkin cae de rodillas, parpadeando, mientras sus implantes de marine comienzan a coagular sus vasos sanguíneos.

Con sorpresa Larkin se levanta; flexionando los dedos. Su brazo tiene dos profundos cortes que hubieran arrancado el miembro a un hombre normal, pero sus heridas rápidamente se estabilizan. Ha perdido mucha sangre y nota una cierta sensación de adormecimiento, pero puede usarlo en forma normal.

Un aullido escapa de la garganta del ser del warp, casi como una risilla rasposa, mientras se vuelve a los otros marines.

El demonio se volvía difuso por momentos. Tal vez aún no había abandonado totalmente el Inmaterium. Micah intentaba asestarle un buen disparo pero no lograba atinar. Tal vez fuera a causa de la lluvia que lo cegaba de a ratos. Tal vez, los nervios de ver cómo una misión que parecía sencilla se estaba transformando en algo desquiciado. Larkin ya había perdido un brazo. La visión había sido pavorosa. Más ellos estaban entrenados justo para soportarlo. ¡Maldición, por qué aún no he calificado como un apotecario!

-¡Larkin, intenta resguardarte!- Micah volvió a disparar. Nuevamente falló. Mientras se encontraba intentado hacer algo, llegó la comunicación de Litilus. Respondió apresuradamente y volvió su atención nuevamente a sus compañeros. Sus vidas peligraban enormemente.

Usa tus armas cuerpo a cuerpo, si no el demonio te hara picadillo.

Esperando no impactar sobre su hermano, Rennard se mantuvo quieto, apuntó a la cornuda figura y disparó impactando.

Menos mal que no he fallado o el sargento Iah me iba a tener practicando hasta los 100 años. - penso Rennard