Partida Rol por web

Arnulf, eso si Iah , no posea el rasgo :"maestria en combate" -> HA:30 -> tus adversarios no reciven bonificacion por superarte en numero. y otras cosas que mejor no comento por si las moscas :)

Por descontado XD, pero estaba hablando de reglas basicas

La patrulla llevó a Graven hasta la barraca, donde los demás reclutas estaban callados ante la evidente guardia de exploradores justo fuera del campo visual; pero conteniéndose de la alegría también; mal o bien, se estaban divirtiendo. Eso, claro, hasta cuando una forma gigantesca se abrió paso hasta ellos.

Al instante los demás Astartes se alejaron, silenciosos. Sin embargo se sentía como si un centenar de ojos se posara sobre ellos, evaluándolos. Tal vez... este era el Rito?

El Sargento Iah es un gigante malnacido, pero enfundado en su armadura negra con visos naranja y dorados, es la viva figura de la Furia del Emperador, contenida. Su cara es una máscara de piedra, sus brazos y piernas casi tan gruesos como sus torsos. Con cada paso la armadura rechina suavemente, como murmurando una Plegaria, y la tierra bajo él se sacude, como temiendo su fuerza.

Bajo el brazo izquierdo lleva un casco, negro con una franja naranja de atrás hacia adelante. El casco está adornado por una corona de laureles labrada, y una calavera adorna el centro de la frente. El resto de la armadura contiene numerosos gravados y escrituras. El pecho muestra orgulloso el Águila Imperial, dorada y bruñida reflejando el fulgor de las antorchas prendidas.

Bajo el brazo derecho, lleva numerosas varas de madera, cada una gruesa como el brazo de un hombre saludable. Las arroja frente a ustedes. 

- ¿Creyeron que podían hacer una excursión por ahí, sin permiso, y que nadie lo notara? Mierda, ni un puto Lictor puede siquiera SOÑAR con acercarse a nuestras puertas, somos MARINES no una niñitas de la Guardia!

Iah camina de un lado a otro, los brazos cruzados sobre el pecho. - ¡Y encima, insultan mi entrenamiento frente a todo el Capítulo, incapaces de siquiera CAMINAR por el bosque con un mínimo de talento y dignidad!

- Recluta Litilus! Arroja un papel a los pies del mentado recluta. Aquí se escribe con A-CEN-TO, al menos aprende a escribir el puto idioma gótico!

Gira abriendo los brazos. Al parecer los otros Astartes, algunos en armadura de explorar con sus capas, otros en túnica, dos con armadura, han decidido que el espectáculo es más entretenido que dejaros a sufrir el castigo en paz, y se han acercado al lugar, formando un círculo alrededor de ustedes y el Sargento. Algunos incluso se han traído un enorme barril de cerveza y prestos, sirven y reparten gigantescas jarras. - ¿Quieren ver si estas larvas han aprendido algo? ¿Si son dignos de ser parte de nosotros? ¿Si están destinados a ser Astartes? brama Iah para el deleite de los presentes, que contestar con gritos, aullidos y risotadas.

- Pues... tú. Señala a Graven con el dedo. Al parecer haces más ruido que un Tchupak en una cristalería. Veamos si al menos eres suficientemente bueno para golpearme con uno de esos bastones.

Graven toma el bastón, sin dudarlo pero un poco acobardado por todo el gentío a su alrededor. El sargento te señala burlón el águila en su pecho. Vamos, ni siquiera tienes que hacerme cosquillas... solo toca el águila en mi pecho. 

Nadie, ninguno de nosotros había conseguido acercarse a las puertas de la Fortaleza sin ser detectado. Todos habían sido atrapados, antes o después, por aquellos Hermanos a quienes tocaban las tareas de guardia del día, y ahora se enfrentaban a las consecuancias de haber errado.

La patrulla se ha marchado ya, pero aún así, la sensación de vigilancia no desaparece. La perspectiva no es halagueña, con todos nosotros frente a un Sargento Iah enfundado con su barroca servoarmadura y sólo un puñado de gruesos bastones como armas para enfrentarlo.

Este me señala el primero, cosa que no hace que aumente mi moral en absoluto. Tras adelantarme y recoger uno de los bastones del suelo, me preparo para enfrentarlo. Recitando en mi mente una de las letanías de batalla, aprendidas durante estos años, cargo con el bastón contra la inmensa figura que tengo delante. Tengo pocas esperanzas de victoria, pero nunca me he echado atrás y ahora no va a ser la primera vez.

El Sargento te sorprende por su velocidad con la enorme armadura, esquivando tu ataque hacia un costado con un mínimo de esfuerzo, dando un paso adelante para, con un barrido de su brazo, golpearte en el costado.

Intentas colocar el bastón entre su brazo y tu cuerpo, pero la fuerza del impacto es enorme, arrojándote al suelo dolorido, pues todo tu brazo derecho ha recibido el golpe y lo sientes dormido.

Los otros reclutas te miran, asombrados... el golpe ha resonado en todo el claro, y probablemente hubiera partido un árbol joven.

Iah es como una montaña que se levanta a tu lado, sumiéndote en sombras. En el reflejo de las antorchas en sus ojos, crees ver apreciación. No le has golpeado, pero podría haber sido mucho peor. 

Mido a Iah con una rápida mirada. No hay posibilidad alguna de ganarle en un combate justo, pero eso no existe. Aferrando el bastón con ambas manos salto tratando de golpear al gigantón., pero el exceso de impulso me aleja demasiado, dejando un contraataque fácil.

Al menos espero que el resto no se hayan quedado petrificados.-pienso mientras me dispongo a tratar de detener el siguiente golpe de Iah.

Veo como Arnulf y graven son derrotados con una total superioridad por Iah, que nos barre con la mirada.

Miro de reojo a Rennard, y recuerdo aquel montón de horas junto al capellán , y espero que el recuerde como yo las letanias que hablavan de luchar junto a tus hermanos...  Solo él, del grupo de reclutas que entramos era superior a Arnulf a la hora de usar la fuerza en el cuerpo a cuerpo, y capaz de tener alguna oportunidad con Iah. Miro luego a Larquin, que parece analizar la situación mirando de arriba abajo a Iah. Quizá él no sea el más fuerte de nosotros, pero sin duda es el que mejor sabría inmovilizar a nuestro sargento... El resto arden por dentro, esta claro que no dejaran a sus compañeros sufrir por nuestra pequeña diversión.

"Si empezamos esto juntos, espero que podamos terminarlo juntos, aunque sea sangrando en el suelo"

Me agacho para recoger una lanza y doy un paso adelante. Por todos es sabido que no soy ni el mas fuerte ni el más hábil de mi promoción, así que intuyo más de una mirada de sorpresa, incluso desde los exploradores que nos observan bebiendo cerveza.

-Muchachos, hemos llegado hasta aquí juntos, y si tenemos que sufrir por nuestra osadía, propongo que colaboremos. Al Sargento Iah no le importara que le cedamos la oportunidad de patear nuestros culos a la vez, verdad señor?

Un rápido quiebre de cintura le roba el objetivo a Arnulf, que cae al piso comiendo polvo. Mientras intenta incorporarse con dignidad, Arnulf escucha como Temán reta a Iah a enfrentarlos de a varios.

- Hehehehe! Pues si no pueden de a uno, prueben de a varios! 

Al igual que Temán, Micah creía que debían actuar todos juntos. Al escuchar sus pensamientos en boca de otro, sin dudarlo, recogió una de las lanzas y se ubicó en el flanco izquierdo para atacar.

Del borde del claro surgió un muchacho, que aunque rengueante, se acercó con decisión a la puerta de la barraca.

Con un leve asentamiento hacia Tamen Rennard cogio su lanza y se dirigio contra el sargento Iah. Mientras la letania del combate salia por su boca  su lanza se acercaba a su objetivo.

Me lanzo junto a mis compañeros con la lanza hacia Iah...

Viendo la reacción de  mis compañeros, no tengo mas opciones que apoyarles. cojo el palo y digo:

Sargento Iah!, me ha enseñado a combatir y pelear como nunca lo hubiera imaginado, ahora comprobaremos si he aprendido bien las lecciones! e intetnare solamente tocarle no golpearle.

Y avanzo e intento darle en el pecho, salgo rápido y adelanto a varios de mis compañeros Ian hace un ataque rápido reteniendo el golpe pues no quiere dañar a su instructor solo decirle que ha aprendido la lección. Iah se ve sorprendido pero intenta esquivarlo .....

Arnulf pasa volando a su lado, errando completamente el blanco. ¡¿Es que no has aprendido nada, recluta?!

Cita:

Iah, rápido ante la cantidad de reclutas que se abalanzan sobre él, adopta una posición defensiva. Litilus intenta un golpe lateral para luego lanzarse hacia adelante con su bastón, en modo estocada, confiado en al menos pasar entre los brazos del sargento y tocar el águila, pero con un aprendido giro de talones Iah lo esquiva y deja que el propio impulso del recluta lo derribe. 

Pero cuando quiere volver su atención, Arnulf con un salvaje aullido está en el aire, sobre él, descargando el bastón con toda la fuerza de que es capaz. Los brazos de Iah no son lo suficientemente rápidos para golpear el golpe, que resuena contra su gorgera y el pecho, partiéndose el bastón en dos con un crujido como un trueno.

Arnulf cae en una estudiada posición, rodilla en tierra y listo para rodar y esquivar, ó levantarse y luchar, cuando Rennard y Micah cargan simultáneamente de los lados. Iah zigzaguea de izquierda a derecha, tomando con una mano el bastón de Micah y desestabilizándolo, pero entonces la punta del bastón de Rennard golpea con gran dureza la articulación de la muñeca de Iah, haciendo que el Marine deje escapar un gruñido.

Luego Temán intenta golpear al Marine pero tropieza con Micah que aterriza en su camino, y cuando quiere encararse nuevamente con el Marine, este lo intimida con la mirada.

Para Arnulf, pero los demás lo observan así que...

Iah te da la espalda, y cuando estás por levantarte, un explorador te toma por sorpresa del hombro, y te arrastra fuera del círculo.

- Ven, te lo has ganado... Ese Iah es un cabrón, no? Pero fue justo, PUM! en el medio del pecho. Otros dos exploradores se sonríen y te palmean la espalda. 

- Mi nombre es Cleptus. Hermano Explorador Cleptus. Cleptus hace el saludo de los Dientes de Sable, puño al pecho y palma al hombro, como acto reflejo. Luego te coloca en la mano una gigantesca jarra de cerveza, y se gira a continuar disfrutando el espectáculo.

Czorf había estado caminando alrededor del sargento Iah. Aguardando su momento. Cuando llegó, no dudó, no esperó, símplemente se dejó llevar por la doctrina de combate que con tanta saña Iah les había inculcado.

Avanzando inclinado, en diagonal respecto a Iah, dio un último paso y se impulsó con firmeza lanzándose a fondo con la lanza sujeta con ambas manos y todo el cuerpo extendido. El impacto quebró la lanza y dejó a Czorf imposibilitado de responder a un posible contrataque, pero asumía las consecuencias...

Golpea suficientemente duro y solo tendrás que golpear una vez.