Partida Rol por web

El nuevo día os proporciona dos cosas que son muy bien valoradas. La primera es la luz del sol, ya que el frío empieza a campar a sus anchas por clanmurk, así que la calidez de los rayos solares os resulta agradable. La segunda es que habéis abierto los ojos y seguís vivos, no como aquellos que no se han despertado hoy.

Al hacer el recuento descubrís que faltan dos personas entre vosotros: el doctor Herbest Rosental y Linda Hamilton. Al acudir a sus cuartos descubrís al primero muerto y descuartizado, en el suelo esta el cuchillo de carnicero usado pero os llama la atención unos dibujos que han hecho en la pared con la sangre de la víctima; y a vuestra compañera la encontráis tumbada en el suelo, boca abajo, con una herida mortal en el cuello. Sin duda alguna alguien la ahogo usando una cuerda de piano, o algo similar.

Es evidente que los asesinos siguen activos, y parece que hay otra persona que se ha tomado la justicia por la mano. La muerte ronda a vuestro alrededor y cualquiera de vosotros podría ser el culpable. Es la hora de iniciar las acusaciones, es la hora de actuar.

Bernard Quatermass se encontraba boquiabierto ante el cuerpo sin vida de Linda Hamilton. Todos los presentes habían escuchado la noche anterior como ella y la señorita Angela Merryweather habían acordado dormir juntas.No hacía falta pensar mucho.

-¡Esa maldita mujer! -gritó furioso refiriéndose a Ángela.¡¿Cómo ha sido capaz de hacer esto?!

-Por favor, Quatermass, no se precipite! La señorita Merryweather tiene pinta de ser lo suficientemente inteligente como para no haber cometido semejante estupidez. No, creo que el asesino justiciero ha aprovechado la ocasión para justamente hacer que las miradas cayeran sobre dicha señorita, cosa que puede ser un error fatal si nos indujera a señalar a una inocente. 

-Creo que tendríamos que revisar el cuerpo de Rosental con mayor atención. En su asesinato se encuentra oculto el rostro del verdadero enemigo.

Santo Dios, es que esto no va acabar nunca nos equivocaríamos con la elección del asesino,¿hemos matado a un inocente?

Señores mantengamos la calma, no vayamos a hacer algo de lo que después tengamos que a repentinos. Tenemos que sobrevivir todos y eso soló puede suceder si averiguamos quienes son los culpables. Lo mejor es que Hasta entonces no nos quedemos solos. ¿Donde esta la señorita Merryweather? Puede que estemos buscando a otra víctima y no aun culpable

-Necesito una copa y doble.

vete a Clanmurk decían, allí encontraras lo que necesites.

-YO NO NECESITO MUERTES¡¡

al ver que aquellos tres hombres que me miraban con cara de haber perdido los papeles, me arregle el vestido carraspeé y de un trago bebí mi copa mientras me acercaba al señor Quartemass

- Yo también pienso en la señorita Ángela, esa mujer con la cantinela de no dormir sola.

Richard apareció con un bastón en sus manos y un par de aros en la otra, los cuales guardo en uno de sus bolsillos interiores, que estuviera aislado y con peligro de muerte no significaba que no continuara practicando.

-El negro sigue vivo y en este día hay dos nuevos muertos, ademas de que aun ni ha mencionado apenas un par de palabras, si eso es una coincidencia entonces yo soy carpintero.-Comento dejando claro su manera de ver todo aquello.-Por otra parte porque no mejor esperar a escuchar las palabras de esa mujer que se supone durmieron juntas, ¿Para saber si podemos quemarla o no?-Comento aludiendo claramente a la inquisición.-Y por ultimo, ya se ha analizado el apaleado o ojeado sus pertenencias algo me dice que era el mas inocente de todos nosotros*.-Termino moviendo el bigote.

- No me gustan las ilusiones, Pitchford - Empieza con tono amargo hacia el mago - Ni las ilusiones, ni los engaños ni todo eso... con lo que se gana la vida, pero creo que en esto he de darle la razón. Ese hombre era inocente.

Entonces se acerca al cuerpo de Linda, con la mandíbula tensa. Ya no tenía sentido guardar espacio para no alterar el escenario del crimen. Todo el lugar y todos los presentes eran ya parte del mismo. En su voz hay una emoción amarga y profunda cuando habla - Lo siento, amiga mía. Eras valiente. La más valiente. No te merecías esto - Guarda un respetuoso silencio, cerrando los ojos durante unos segundos antes de regresar con los demás. - No la conocía antes de venir aquí, pero pido que sea tratada con respeto hasta que sepamos algo más o el Administrador establezca qué hacer con sus restos - Esas últimas palabras tenían cierto tono de amenaza. Podía leerse con facilidad una lectura oculta de "el que profane sus restos por capricho se las verá con migo", pero aun así trataba se ser educado.

Entonces se gira a responder a Quatermass, descargando parte de su frustración sobre el viejo - Usted. Lanzó amenazas en apariencia infundadas que ahora se están viendo cumplidas. Que su tesis sea real ya es bastante escalofriante, pero acusar a una mujer miedosa y aparentemente con alguna idea mínimamente sensata solo logra que desconfíe más de su actuación. 

¿Quiere decir algo para defenderse?

Dos muertes mas?! Aquello era todo una revelacion de los mas tetrica. Y el modo de asesinato completamente dispar. Samantha ya no sabia que pensar ni en quien creer, pero algo parecia tener en claro.

-Esto me suena a que el asesino esta queriendo culpa a la señorita Merrywheather, resulta sencillo hacerlo. Y honestamente, opino igual que el Señor Pitchford. Los primeros en morir fueron del personal del lugar y ahora una de las victimas muere por una cuchilla de cocina. Honestamente quisiera oir las palabras del Señor Smith. 

La mujer había madrugado, como siempre. Se había levantado exactamente a las 7:35 para empezar a tomar su café exactamente a las 7:45, como acostumbraba. Se sorprendió bastante de no encontrar a la señorita Hamilton en la habitación 23, donde se alojaban.

Se tomó su café, pero no tuvo valor suficiente para volver al salón principal donde el día anterior había pasado todo. Cuando reunió el coraje necesario, eran casi las nueve. Salió de la cafetería sin el periódico del día, ya que persistía la incomunicación, y suspiró aliviada al comprobar que esa noche no había habido descuartizamientos en el salón.

Cuando se reunió con todos los demás, ya eran casi las diez, y a excepción del personal de la cafetería no había visto a nadie más aquella mañana. Por ello llegó al jaleo cuando ya clamaban por su sangre.

- ¿Qué ocurre aquí?

Angela Merryweather se alarmó sobremanera al ver el cadáver de Linda. Todavía no había visto el del doctor.

- ¡Cabrones! ¡Bastardos! ¡Hijos de puta! ¿¿¿Qué le habéis hecho a Linda Hamilton???

Los últimos acontecimientos, y más tras el linchamiento de aquel hombre, la dejaron bastante fuera de lugar, y aunque el cocinero se había molestado en dejarles el estómago caliente no podía dejar de sentir el frío. Ni siquiera encontró fuerzas para responder al señor Quatermass.

Y así cayó la noche y durmieron hasta que de nuevo el horror llegó hasta ellos. Esta vez nadie se molestó en ocultarlo. El señor Pitchford comentó sobre la inocencia del caído anterior y entonces no pudo evitarlo: sintió cómo el estómago se le encogía, algo que se podía ver reflejado en su cara, la cual palideció por momentos. Cerró los ojos y contó hasta diez, tratando hacer de tripas corazón, algo que no se le daba demasiado bien.

No... no puedo creer que el señor Hunter fuese... así. Yo... yo he participado en su muerte, me siento mal.

Comentó. Retrocedió hasta apoyarse en la pared y sus ojos viajaron desde la víctima del ritual hasta aquella que tenía una nueva sonrisa, la última.

Quien quiera que haya hecho esto es alguien frío... -señaló hacia el cuerpo de la señorita Hamilton- Frío y preciso. Sin embargo no parece tener demasiado que ver con... eso -señaló hacia el cuerpo del señor Rosental-, eso está cargado de pasión y devoción. 

Clavó sus ojos entonces en el señor McQueen y meditó sus palabras en silencio. Cerró los ojos, deseando que esto pasara cuanto antes, abrazándose a sí misma por la cintura.

-¿Defenderme? ¿yo? Es usted un insensato. le dice casi gritando a John McQueen ¿Es que no lo ve claro?. Una le ofrece dormir a la otra con ella y ahora está muerta... ¡Oh señor! ¡Esto no ha acabado! ¡No va a acabar! Los nervios del anciano Bernard estaban machacados.
Girándose hacia la señorita Angela en cuanto llegó le dijo.
¿Que ha pasado aquí? Responda. No puede ser que no sepa nada de esto ¿Acaso no han dormido en la misma habitación?

- Sí, hemos dormido en la misma habitación, y no me he enterado de nada. ¿Acaso usted no ha dormido también en el hotel? Y tampoco se ha enterado de nada. Pero por si no lo ha notado, no ha sido asesinada en la habitación. ¡La señorita Hamilton ha sido asesinada por estrangulamiento, de forma muy diferente!

- Coincido con la señorita Hansen. Creo que esto es obra de dos personas muy diferentes. ¡Y deberíamos pararles los pies inmediatamente! ¡A ambos! O al menos, salir de Clanmurk, yo quiero irme a mi casa...

- Somos todos unos asesinos, al menos tras linchar ayer al señor Hunting. Pero esto parece no cesar... Maldito dolor de cabeza. ¡Pues bien, no será conmigo! ¡Ay, si no fuera más que una simple aprendiz! ¡Otro gallo cantaría!

-Exacto, eso es lo primero que debemos reconocer, esto implica cosas muy distintas. Hay por allí alguien que está intentando hacerse justicia por cuenta propia y obviamente esta entre nosotros. Y eso solo pensando que no se trate de un loco psicópata que este aprovechando la ocasión para hacer mas atrocidades. Respecto a la muerte del señor Rosental, indagar mucho quizá no podremos si no tenemos expertos investigadores o algo que pueda ser útil, lo que considero es que de alguna forma tenemos que evitar mas muertes y descubrir que sucede. No podemos investigar los hechos pero podemos investigarnos a nosotros mismos, tenemos que pensar en una forma lógica de descubrir quien es quien entre nosotros-. Sentencio Milos mientras intentaba mantenerse tranquilo a pesar de la fuerte situación que se estaba gestando.  Sobre los dimes y diretes, lo consideraba natural, tarde o temprano incluso, las cosas habrían de empeorar.

Johnson se encontraba profundamente contrariado. El hombre condenado el día anterior había resultado inocente. Estaba claro que los amantes de negros habían sacrificado uno de los suyos para proteger al demonio de piel oscura, algo que no tenía ningún tipo de lógica.

-Tanto Pitchford como la señorita Samantha tienen razón. No sé qué venda ha caído sobre la mayoría de ustedes, pero es inconcebible que mandáramos a la horca a un inocente por proteger al negro. Son criaturas de mente débil, fácilmente corruptible... ¿acaso no es obvio que si aquí hay alguien proclive a caer en las barbaridades de un culto que roza lo satánico, él es el candidato por excelencia? Pero ya ven, así estamos en estos tiempos modernos. Los asesinatos han seguido su curso, todo por hacer caso a una bondad mal entendida. Espero que esta vez, la mayoría tenga más tino a la hora de señalar al autor de la masacre anterior y de la muerte del doctor Rosental.

-En cuanto al que de nosotros está tomándose la justicia por mano propia... Sea cuidadoso. No vaya a ser que termine ayudando a los profanos que pretenden acabar con nuestras vidas haciéndole el trabajo sucio.

Las palabras de la señorita Merryweather se le clavaron, en verdad eran unos asesinos y aquello ha hacía sentirse peor. No obstante, habló.

En realidad hay dos hombres de color.

Comentó con timidez Hansen, matizando las palabras del señor Johnson y temiendo algún tipo de represaria por su parte, así que rápidamente se animó a seguir, esperando poder aclarar las cosas y evitar un arranque de ira por parte del señor Johnson.

Sé que sólo soy una estudiante, pero hay algo en las palabras del señor Quatermass que me llama la atención, más que el color de la piel de nadie: en realidad el señor Quatermass habló de un ritual satánico y parecía saber más que ninguno de los presentes. Y aunque podría ser un gran aliado con sus conocimientos, parece que los... ¿adoradores? tienen otros objetivos, eso me resulta extraño, y estoy intentando entenderlo.

Después de todo lo que había dicho respecto del señor Quatermass se daba cuenta de que quizá era como abrir la caja de Pandora, desde luego aquello era ganarse enemigos gratuitamente, rápidamente desvió la mirada hacia el suelo, incapaz de mirar al anciano.

Lo lamento si le ofende, tan sólo es que no lo comprendo. Además de eso, acusar a la señorita Merryweather... ¿acaso cree que mataría a la persona con la que durmió, sabiendo que sería interrogada? Sería... un suicidio.

La rabia y la frustración crecían en el pecho del mayordomo. Un maldito monstruo (al menos) rondaba por la casa.

Sirvió un caldo caliente en el salón y permaneció en silencio como estaba acostumbrado. Él entendía lo que era estar marcado de por vida por la guadaña, su raza y condición le habían llevado a estar acostumbrado a vivir bajo la mirada del horror. Quizá esa fuera una ventaja...

Angela era una mujer práctica, y haber triunfado en Broadway dada su condición de mujer en los años 20/30 no había resultado nada fácil. Si bien al principio entró por enchufe (ya que su marido David era candidato a secretario del partido Demócrata en el distrito de Nueva York) no tardó en lograr por méritos propios hasta alcanzar una fama mundial.

Cualquiera que la conociera sabría que destacaba por admirar a Franklin Delano Roosevelt, por leer numerosos libros y por ser un ama de casa de la derecha tradicional, es decir, de las que necesita criados y criadas en su lujoso Broadway. Por no hablar de su gran cultura.

Es por eso, quizá, que su pregunta sorprendió a todos.

- ¿ÁYAK?

Bernard Quatermass se quedó sin palabras. Era verdad. Quien quiera que fuese el que había hecho aquellas atrocidades era demasiado inteligente para tener una coartada tan mala. La pobre Ángela... En el fondo Bernard nunco estubo seguro de que hubiera sido ella, pero los nervios de la situación...
-Escuche, Ángela... Lo lamento. Lamento haber dicho esas cosas. Se que en estos momentos deberíamos de estar todos unidos, pero ¡maldición! ¡es tan dificil sabiendo que el o los asesinos siguen sueltos por aquí, entre nosotros!

El estrés del día anterior no hizo sino hacerle desfilar una noche de total reposo, su instinto no había tenido otra opción que desconcertarse para poder reposar. Cuando se hubo afeitado por la mañana, no pudo sino darse cuenta de que su rostro lucia apacible, cual si la resignación ya hubiera hecho nido en su alma. Tranquilo aunque sin premura se presentó nuevamente en el salón donde todos los visitantes y la servidumbre restante, incluido él mismo, se habían reunido nuevamente.

Rostros largos y ojos amedrentados fue lo que encontró, los habitantes de Clanmurk iniciaron la búsqueda de un nuevo responsable mientras él se ponía presentable para no ser objeto de acusaciones simplemente por discriminación, aquel día vistió sus mejores ropas. Quizá no las volviera a usar nunca. Cuál si aquel triste cuadro no fuese tan terrible el empleado hizo lo que todos los días, se acercó a su patrón y pidió instrucciones.

–Buenos días patrón, estoy a sus órdenes, hoy con el día iniciando y los rayos del sol despuntando quizá sea más fácil hacer una pequeña incursión en busca de la avería a la líneas del telégrafo y teléfono.- Cada palabra en aquella habitación fue vigilada por todos los habitantes, cada uno busco la señal que lo guiase hacia la siguiente persona a linchar, unos contra otros, posiblemente era el mejor lugar de trabajo para quien quiera que fuesen los asesinos, porque algo habían dejado todos claro, había más de uno.