Partida Rol por web

Mensajeros del rey aporrean la puerta de cada uno de vosotros por separado, en la entrada de vuestros hogares recibis la noticia. El Archiduque Jilokasin os requiere en palacio. De un a otro cofin del reino desde las montañas al norte donde esta los enanos , hasta los bosques del sur donde estan los elfos . Los humanos tardan menos en viajar, al estar mas cerca de la Capital del Reino.

Durgrin se levantó con los golpes en su puerta resonando en su cabeza como golpes de martillo sobre un yunque. Era uno de los efectos de la cerveza negra de bajo la montaña. Abrió deseando que el que estuviese llamando tuviese un buen motivo para hacerlo, no le apetecía saltarle los dientes a alguien de buena mañana. Aunque... ¿Que hora era?

Y parecía que si que había un motivo. Era un mensajero del rey, del rey de los humanos. El Archiduque Jilokasin lo llamaba a palacio. Y eso solo podía significar una cosa: Aventuras peligrosas y un buen número de cabezas que cercenar. Y posiblemente también una buena cantidad de oro que llevarse al bolsillo.

Durgin no se lo pensó demasiado. Se hechó un cubo de agua fría por la cara, metió en su mochila las pertenencias que creía le serían útiles y después se colocó sus gastadas ropas de viaje, y por encima su cota de mallas de acero enano. Por último, se echó a la espalda su enorme hacha a dos manos, legado de su abuelo y se colocó su pequeño yelmo, premio de una de sus anteriores aventuras. De esta forma, Durgin ya estaba listo para ponerse en camino y acudir a la llamada del Archiduque

Rogar le estaba incando el diente a un pedazo de carne cuando de pronto alguien aporrea la puerta de su casa. Vivia en una cabaña humilde y no le gustaban demasiado las visitias. Lanza el hueso de la carne a la puerta mientras grita que no le molesten y que le dejen en paz. Pero el aporreamiento continua y al final el bárbaro tiene que ceder.

Abre la puerta y comprueba que un mesajero le trae una misiva del Archuduque Jilokasin para que acuda al palacio. Con un gesto de la mano y un gruñido despide al mensajero, si a eso se le puede llamar despedir. Aunque no le gustaban la corte y los buenos modales, porque no los entendia, tendria que acudir a la cita. Nunca se sabe lo que puede depararte una misión y hacia tiempo que no usaba su espadón.

Asi que coge su arma y sus pertrechos para viajar y se pone en camino, en dirección al palacio.

El elfo Ladril fue reclamado por el consejo de sabios, eso solo sucedia en ocasiones especiales, y el había sido elegido esta vez para tal efecto, había cumplido con sus deberes siempre con total eficacia y quizá ahora lo necesitaban para algo de su talante.

Hacía tiempo que firmaron un tratado con los humanos de ayuda mútua, no es que los elfos necesitasen de los humanos, pero los tiempos estaban cambiando, y era necesaria esa colaboración, fue informado que debía prestar servicio al rey de esos humanos, que partiera de inmediato al encuentro que se había preparado y allí sería informado totalemente del que se trataba, Ladriel accedió sin titubear aunque en su mente no le agradaba el servir a un rey humano, no obstante tenía un compromiso de sangre que le pedía que lo hiciera, así que lo haría como si para los elfos se tratase.

Se equipó con todo lo necesario y partió con un corce magífico sin perder un instante, estaba comprometido con los de su raza sin preguntas ni objeciones, así que cumpliría y volvería airoso.

Torallion se dirigía al palacio del Archiduque, cientos de preguntas mantenían su cabeza distraída mientras transcurría el viaje, ¿el Archiduque Jilokasin? ¿que querrían esos humanos de nosotros? y lo que era peor, ¿porque su clan lo había enviado a él? ¿era un castigo quizá?

Fuera como fuera ahí se encontraba, con su espada colgada del cinto y su valioso arco, echo de la mejor artesanía élfica, junto al carcaj repleto de flechas tras la espada, avanzando hacia las feas y monstruosas fortificaciones que los humanos llamaban hogar y dejando atrás su preciado bosque, nunca le había gustado salir de allí y mucho menos para visitar a los humanos, pero los señores del clan lo habían creído oportuno y no sería él quien se atreviera a contradecirles.
 

Una vez alli en el castillo, son llamados a una audiencia con el archiduque por separado, Uno a uno van entrando en una sala llena de emblemas del escudo de la "Alianza de los 3 soles"; representacion de la union de las 3 razas del bien: humanos , elfos y enanos, contra las fuerzas invasoras del Caos. · soles uno detras de otro en diferentes colores blanco (humanos) verde(bosque-elfos) y marron (tierra-enanos)

Una majestuosa mesa de madera , larga como un dia de trabajo y con muchas sillas vacias , como para grandes reuniones de generales destaca en el centro ,presidida por una silla mas grande que las demas y con mas relieves.

En breve les recibira el archiduque , mientras los heroes que se desconocen entre si van entrando uno tras otro a la sala.

El elfo entró en la sala y observó cada uno de los detalle que ahí se representaban, estaba claro que hacía incapié la decoració en la alianza firmada por las tres razas, se quedó mirando unos instantes en el emblema que así lo acreditaba, para después empezar a pasear por la sala con paso pausado esperando a la audiencia con el archiduque y con los demás miembros que faltaban, que seguramente serían respresentantes de las demás razas.

Dugrin entró en la sala con paso firme y mesándose la barba. Su gran hacha se bamboleaba a su espalda con cada paso del enano. Contempló con orgullo el emblema de los tres soles y enseguida percibió la presencia de un elfo, que lo observaba con rostro sereno. "Vaya, un elfo... empezamos bién" pensó Durgrin suspicaz; pero enseguida recordó el emblema de los tres soles y lo que representaba y se dijo a si mismo "Muchas hazañas valerosas se cuentan de esta raza, por fuerza alguna ha de ser verdad. Tiempo de sobra habrá de ver como maneja la espada este orejas-picudas" En cuanto a las disputas ancestrales entre las dos razas, estaban zanjadas y olvidadas, y el emblema de los tres soles así lo demostraba.

-Durgrin, hijo de Borgrin, a vuestro servicio.- Saludó el enano con una reverencia

Entró en la sala de reuniones como un pez fuera del agua, no se sentia agusto con tanto adorno y tanta diplomacia. Vio el emblema de los tres soles y algo le sonaba, aunque no estaba seguro. Lo que si sabia es que elfos y enanos habian llegado a un acuerdo para convatir el mal cuando se necesitara y esta parecia ser una de esas ocasiones.

-Soy Rogar, os saludo enano y elfo! El tamaño del enano le pareció gracioso, y la forma en que hacia reverencias. El no entiendia por qué se hacian esas cosas. Se sentó en una de las sillas apoyado en el espadón, esperando a que alguien les dijese que hacian alli.

Cuando el sirviente del Archiduque me dio paso a la gran sala me encontré conque no era el único que había acudido a la llamada, un elfo, un humano y por desgracia un enano, como si de la misma representación de la alianza se tratara, se encontraban allí.

-Mi nombre es Torallion- saludó sin mirar directamente a nadie, tras ello se dirigió a una de las sillas que rodeaban la larga mesa y se acomodó en ella, quedando justo enfrente de la única silla que era diferente al resto.
 

Uno a uno parecía que iban entrando los llamado a aquella reunión, como había supesto con acierto habían respresentantes de las tres raza, al llegar se iban presentando.

- Soy Ladril, y si no ando mal encaminado seré uno de los integrante del grupo que aquí se forme para el cometido que nos propongan, os saludo con respeto ante la alianza de los tres soles...

Un enorme portalon se abre por un sirviente y este cierra la puerta desde fuera.

Caballeros... el reino les necesita, una amenaza se cierne sobre el corazon de la capital.Segun mis informes un señor de la guerra Skaven planea crear un tunel bajo palacio para crear un derrumbamiento, la familia real esta en peligro. Esos hombres rata son cada vez mas peligrosos, se reproducen muy rapidamente y algunos son especialmente beligerantes, en este caso se trata de un rebelde terrorista del clan Zarpa, llamado Pezuña negra, tiene un clan muy cercano a la ciudad y en su proximidad esta el peligro. Pero lo tenemos localizado. Como miembros representativos de la alianza de las 3 razas de la Alianza de los 3 soles . Vustra mision debera ser localizarlo y destruirlo

Alguna pregunta?

El elfo escuchó atentamente y cuando escuchó Skaven la cara era de repulsión, aún así no dijo nada hasta que el emisario acabó...

- Preguntas ninguna, pues parece un objetivo sin más, solo sugerencia, que la familia real se tome un tiemo fuera, puesto que no podemos asegurar que el derrumbamiento no suceda al no tener nociones de com de avanzado está el tema. Por lo demás, es una misión que se ha encargado a la alianza por lo que veo, solo que no se el por que, creo que el rey dispone de hombres suficientemente capaces de realizarla. no obstante represento a mis hermanos, y por la alianza que se firmó, debo cumplir con lo encomendado...

Escuchó la misión apoyado en su espadón y enarcó una sonrisa.

-Bien, hay que matar a unas cuantas ratas antes de que se infeste este bonito palacio. Si la paga es buena no tengo problema en hacer pinchitos de rata. 

Escucha lo que dijo el elfo sobre si los humanos no pueden hacer frente a la amenaza. Parece que lo que dicen del pueblo elfo es cierto, les cuesta mover el culo para ayudar a los demás, com si ellos fuesen mejores que el resto. Piensa Rogar. El bárbaro no era hombre de prejucios, sólo tenia interés en destrozar y mutila por dos razones. Era divertido y le pagaban por ello. La única condición que tenia era que sus víctimas fuesen malvadas, sino la paga deberia ser mucho mayor.

-Vayamos a destrozar a esas malditos bichos, muchachos. No le importaba combatir junto a elfos o enanos, al contrario. Puede que así fuera más divertido.

Durgrin escuchó en silencio las palabras del Archiduque mientras asentía con la cabeza y se mesaba la barba con la mano derecha al tiempo que acariciaba el filo de su gran hacha colgada a la espalda con la siniestra. "Así que hombres-rata eh... con lo que me apetecía apilar cabezas de orco... Bah, tanto da". Hablaron los demás pero salvo el enorme bárbaro, ninguno había hecho mención directa de la paga, y este tampoco había dicho las palabras ¿Cuanto? ni ¿Cuando?.

- Representaré con gusto a mi gente en esta misión, pero sin duda esta aventurita nos acarreará gastos e incomodidades ¿Puedo preguntar si el rey tiene reservada alguna recompensa para los guerreros? ¿Y en caso de posibilidad de saqueo en los cubiles de los hombres-rata, nos corresponderá el total del botín?

"¿Skavens?" pensaba mientras escucha la tarea que nos encomendaban.

"¿Y para esto me sacan de mi bosque?".

Torallion ser sentía incomodo, solo pensaba en acabar la misión y volver a casa, cuanto antes mejor, pero una risa se reflejó en su rostro cuando Rogar y el enano llamado Durgrin hablaron de recompensas, "como no, siempre pensando en el oro".

-Bien...- comento haciendo caso omiso de las preguntas de sus compañeros -...¿Cuando empezamos?-

Pues cuanto antes os pongais en marcha mejor, se os asignara un guia y os esperan 500mo a la vuelta mas lo que encontreis alli, hablen con mis siervo Cefirus el os llevara al lugar. El bienestar de la familia real y portanto el del reino dependen de vosotros , asi que tomenselo en serio Si necesitan cualquier cosa mas , ya saben con quien hablar , ahora debo retirarme , asuntos importantes de la corte me llaman, Buena suerte¡¡¡

Bien, la paga no estaba nada mal, y a decir verdad, Durgrin tenía ganas de blandir el hacha y cortar unas cuantas cabezas. llevaba demasiado tiempo sin acción. Se dirigió hacia  Cefirus el sirviente y con un ademán de la mano lo invito a que pasase delante y los guiase hacia la entrada del cubil de los hombres-rata. Otra cosa que había agradado al enano era que les permitiesen quedarse con todo el botín saqueado. Cierto era que los skaven no eran grandes mineros u orfebres, pero lo que si eran era unos voraces ladrones; seguro que en los apestosos tuneles subterraneos del clan de la garra encontrarían el fruto de todos los robos y saques del Señor de la Guerra de las ratas

No le importó demasiado aquello del bienestar de la casa real y demás, sus ojos se abrieron como platos cuando oyó lo de las 500 mo más todo lo que encontrasen allí abajo.

-Puede contar con mi espadón, Dice levantando el enorme arma, como si fuese de papel. El enano también parecia interesado en el oro y la recompensa así que de momento le caia bien. Además, los enanos tenian fama de ser fuertes en el combate y Rogar admiraba eso de cualquier criatura viviente.

Se dirige con el resto a encontrarse con Cefirus, para que este les lleve a la puerta del cubil de los skavens. Me voy a reir viendo a tanto elfo entre ratas, pensó el bárbaro.

A todos les pareció justo el trato, incluso más, quinientas monedas de oro era una cantidad bastante suculenta por matar a unos Skavens.

-Y también con mi arco- comenzó diciendo tras las palabras del Bárbaro.

-Adelante Cefirus, vayamos cuanto antes,...- dijo Torallion mientras se sujetaba el carcaj y caminaba hacia la puerta. -...todo el tiempo que perdamos aquí puede ser peligroso para la familia real.-