Partida Rol por web

- ¿Alguna sugerencia sobre por donde empezar, general? - pregunto llanamente, deseando no tener que viajar a alemania.

Escuchó las palabras del general, comenzando a comprender la complejidad del asunto. No obstante, la pregunta de Claxton tenía fundamento. Había más personas en aquella sala, y tenía la impresión de que no se iban a estar calladas. Cada uno tendría algo que decir.

Carraspeó, y luego añadió.

-No se preocupe, señor, llegaremos hasta el fondo del asunto.

Luego echó una mirada significativa a las otras sombras de la habitación contigua.

-Imagino que el servicio secreto ya habrá obtenido alguna pista donde comenzar a tirar del cabo. ¿O me equivoco?

John había permanecido atento a la conversación mientras ponía caras raras y acariciaba su barbilla con cierto nerviosismo.

-No se preocupe- comenzó a hablar casi interrumpiendo al caballero. -Como dice el caballero, será un placer desmascarar a quién o quienes estén detras de todo esto, y por supuesto anular sus planes. Por muy descabellados que éstos sean, no podemos permitir algo así. En menos de lo que canta un gallo, tendrán ustedes aquí al profesor Barnaby -

Al fin un reto que le llegaba a su nivel.Sería una aventura interesante.Sin más, se dirige al General.

-Será coser y cantar, General- dice simplemente-.Agradeceriamos algún detalle más, si lo tiene claro está- le pide para tener más claras las opciones a seguir durante la misión.

- Escuchandoles señores, se diria que vamos a dar un paseo. Es tipico de los humanos menospreciar los retos, como tambien lo son el exceso de confianza y el desprecio por los riesgos. - encontraba sumamente divertido como mis jovenes acompañantes se deshacian en brabuconadas. Sin duda aportarian mucha diversion a esta peripecia.

Christine permaneció silenciosa, atenta a los comentarios de todos y cada uno de los allí presentes. Pensaba, ordenaba ideas y, de paso, sopesaba a sus compañeros. Ya se había hecho una idea de algunos, pero todavía quedaban los que resultábanle un misterio.

Comenzó a cavilar sobre lo dicho hasta el momento.

-¿Y si la carta la escribieron los alemanes con esa intención? -se preguntó- Sembrar la duda y desviar la atención... Ahora, si el responsable lo que busca es generar un conflicto armado con Alemania ¿Quién saldría beneficiado con éste?

Pero el último comentario de Claxton la sacó de sus pensamientos. ¿Cómo podía un hombre ser tan increíblemente exasperante?

-Y diríase que es tipico de usted menospreciar a los humanos. Intriga me causa el modo en que se refiere a nosotros y me gustaría preguntarle qué es usted ya que físicamente nada parece diferenciarle... Sin embargo no lo preguntaré aún, porque no es el momento, así como tampoco es el momento para oír sus ácidos comentarios. ¿Está usted de acuerdo conmigo... milord?

Sonrío, cándida como la que más, sin embargo en su mirada el reproche no podía ser más claro. Miró entonces al General y a él dirigió sus siguientes palabras, mismas que no tenían para nada la acrimonia de las dirigidas a Claxton.

-¿Disponen de alguna otra información? Al igual que el Coronel imagino que el Servicio Secreto ha estado trabajando en este asunto y dispondrán de algo más que esta carta para comenzar a trabajar... porque si han recurrido a nosotros es porque este asunto les ha sobrepasado.

Las palabras de Christine me sorprendieron, no tanto por su contenido sino por venir de una mujer, seres habitualmente frágiles y silenciosos. Sin duda se trataba de un espécimen interesante dentro de su especie. No pude evitar sonreír pero opte por guardarme la que podía ser una divertida discusión para un momento mas apropiado.

Después de todo di al final resultaba que la misión no tenia gran interés, por lo menos podría pasar el rato crispando los nervios de sus compañeros.

Viendo el ambiente que se está generando decido cortar por lo sano.

Bueno, bueno. El laboratorio de Barnaby se encuentra en el 12 de Farquhar Road, cerca del Crystal palace. No ha sido tocado aun ya que por lo visto tenia algún tipo de "defensa mecanica". Si pueden ustedes dirigirse allí lo antes posible...

Rebusco en un bolsillo de mi guerrera...

...tomen las llaves, la pequeña es la de la puerta de servicio y la grande del portón de la cochera.

Cualquier dato que encuentren, les estaré esperando aquí en este palacio que es a partir de ahora su centro de operaciones.

Hago memoria de algo importante.

Ah, para garantizar la estabilidad de la misión, el coronel es la persona al mando, puesto que es el único militar en servicio permanente al Imperio. Se que los demás no son militares y no deben comportarse como tales, pero en caso de problemas, las decisiones las tomará MacKintosh.

Por otra parte, señor Claxton, creo que no necesitarán de sus servicios por el momento, así que ¿nos hará la merced de congraciarnos con su compañia unas horas más?

digo dandole paso a la puerta que da a la habitación en penumbra...

A los demás, espero noticias.

El poco sofreno del señor Claxton había acortado aquella conversación. Hablaba mucho, casi de más, y con unos términos altaneros. Sería dificil trabajar con él, visto lo visto. Por eso, quizá, le iban a "retener" allí un rato más. No obstante, estaba todo dicho, las órdenes dadas y el compromiso aceptado.

Recogió las llaves de manos del general, y cuando este se despidió, él se cuadró y le saludó. Cuando este le devolvió el saludo, se giró al resto con una media sonrisa.

-Caballeros, señorita. Ya han oído. En marcha.

Esperaba por el camino poder esclarecer, un poco más, cuales eran las aptitudes y habilidades de cada cual. Cogerían un coche de caballos hasta el palacio de cristal. La zona era céntrica, asi que debería haber alguno. Sin embargo, antes de marcharse, buscaría al guardia que se quedó con su bastón. No le gustaba ir desarmado a esa clase de encargos.

La joven Wytham iba a dar un paso adelante para coger las llaves que ofrecía el general, pero justo antes de que lo hiciera éste les comunicó el nombre del cabecilla del grupo por lo que se limitó a cruzarse de manos mirando de soslayo a Goliat que acaba de echarse a sus pies.

Que retuvieran a Claxton no le sorprendió, ni mucho menos le extrañó. Dado el comportamiento que había mostrado ese "hombre" desde que llegaran, ella habría hecho igual... Claxton generaba suspicacias, sin embargo en algo debía destacar o de otro modo no concebía forma de justificar su presencia en esa reunión. No podía sino preguntarse qué era eso que lo hacía "especial".

-Caballeros, señorita. Ya han oído -dijo MacKintosh-. En marcha.

Como todo gesto de despedida inclinó la cabeza, mirando primero al General y luego a Claxton.

-Vamos Goliat... -dijo dándose una palmada en la pierna más por costumbre que porque fuera necesario, pues el can apenas ella dio el primer paso se había levantado listo para seguirla.

Sonrió ante la invitación del general, y me dirijo hacia la que me ha indicado tras lanzar una sonrisa en dirección a mis compañeros a modo de despedida.

- Espero que haya cafe. - le comento al general.

En la antesala los esperaba el mayordomo, quien fue ayudándoles uno a uno a colocarse los abrigos.

-Su carruaje ya está fuera, milady... -dijo el hombre mientras le colocaba el abrigo.
-Gracias... -respondió la joven con una delicada sonrisa dibujada en los labios antes de terminar de abotonarse el abrigo.

Salieron pues del palacio y, efectivamente, un carruaje esperaba fuera. El cochero se llevó la diestra al ala del sombrero e inclinó la cabeza, saludando a la joven y abriendo la puerta. Goliat se detuvo junto a ésta dejando que el cochero le acariciara la testa con familiaridad.

Christine miró a uno y otro lado, percatándose que, fuera de los carruajes que transitaban por las calles, no había otro, aparte del suyo, esperando a alguien.

-Señores, por favor -hizo un gesto con la mano invitándoles a subir-. Tengan la amabilidad de viajar conmigo, hay espacio suficiente para los cuatro... cinco, contando a Goliat.

El coronel recuperó su bastón a la salida, junto al saludo del guardia. Al parecer, la voz se había corrido, y se había enterado de su rango. Ahora, miraba junto a la señorita a la calle, vigilando que no hubiera ojos indiscretos. Luego respondió a su ofrecimiento con una breve sonrisa.

-Muy amable.

Subió dentro, guiando al perro. Luego lo situó en el espacio entre sus piernas, para que no molestara a los demás. Y a pesar de que era un can que podía infundir miedo, por tamaño y complexión, él comenzó a acariciarlo y jugar con él. Le caían bien los animales. A veces, incluso más que las personas.

Los demás se han "distraido" al parecer, salvo un par de ellos ;-)

Puede salir a la carrera del palacio que aun están subiendo, procura tener un "pequeño cambio de actitud" en un par de mensajes como si te hubieran echado la bronca, y luego ya haces lo que te apetezca :-D

Llegue hasta el carruaje cuando el resto estaba ya subiendo, y di un rapido vistazo al interior. Parecia un poco lleno.

- Quiza haya sitio para uno mas, ¿O debería buscar un transporte alternativo? - dije con el tono mas amable que fui capaz de reproducir, mientras me acercaba hacia el carruaje esperando una respuesta.

-¡Oh! -exclamó para sí Christine cuando Claxton apareció- ¿Por qué lo bueno tiende siempre a durar tan poco?

Lo miró y miró luego al coronel que tan a gusto parecía estar con Goliat. Volvió a mirar a Claxton e inclinó la cabeza, educada.

-Señor Claxton, veo que al final ha podido unírsenos. Si no le incomoda viajar con la insignificante compañía de cuatro humanos y un can, siéntase invitado a subir -le hizo un gesto con la mano, tan teatral como el saludo que él hiciera con el sombrero al presentarse en el palacio. ¿Se burlaba?-... Hay espacio suficiente para uno más. Es un carruaje para seis personas, como habrá podido apreciar y con usted completamos las cinco plazas disponibles... la sexta es de Goliat.