Partida Rol por web

George se recuperó por su propio pie y comenzó a atender a Mia, que poco a poco comenzó a recobrar el color en la mejilla. Mia, al igual que Wrench, no paraba de murmurar incoherencias sobre un ataque y una criatura enorme mientras lloraba sin parar.

Devon en una esquina comenzó a toser compulsivamente, mecánicamente se sacó un pañuelo de tela y se cubrió la boca. Luego tambaleando como un borracho se dirigió hacia el pasillo en busca de aire limpio.

Dever había avanzado hasta Mara. Está muerta. ¡Muerta! Gritaba desesperada, mientras sujetaba el cadáver de la adolescente. Esto es pulpa de la Corporación. Ellos querían trasportar el espécimen para su estudio. No era necesario ser psicólogo para saber que la capitana estaba al borde de un ataque de histeria. El ataque en el elevador y la muerte de la adolescente habían minado su moral. El sintético estaba programado desde el principio para liberar al espécimen. Ese era el plan de corporación, infectar la nave para lograr tener más especímenes.

Por fortuna la mayor parte de la gente estaba viva y aparentemente a salvo.

-Bien hecho, colega-dijo Aleksi-Ahora, tenemos que salir de aquí.

Luego de saludar a su compañero se fijó en Samantha. Se había detenido junto al cuerpo de uno de los pasajeros que no lo habían conseguido. Debía tener algún tipo de relación con ella.

-Así es. Me temo que Wesley dio órdendes a Madre para activar al otro sintético que desde el primer momento supo lo que hacer: Liberar a los embriones y extender la plaga. Debemos abandonar la nave cuanto antes.
 

La única manera de abandonar esta nave es con la Dracco, la segunda lanzadera de la nave. Comento oportunamente Wrench con la voz acelerada por la emoción. Con la Draco podríamos llegar hasta la USCSS Leviatan, la nave perdida que encontramos. Y una vez en la Leviatan…. Pero las palabras del mecánico fueron cortadas por otro comentario.

Tranquilo y deja que el plan se vaya creando sobre la marcha. Comento más tranquilo el marine, que con su rifle no había dejado de apuntar al pasillo. Primero hay que llegar hasta esa lanzadera que se encuentra en el otro extremo de la nave. ¡Son unos 200 punteros metros donde podemos encontrarnos con esa cosa! ¡Esa cosa que nuestra queridísima compañía ha puesto para nosotros!

¡Sargento, cállese! Grito de improviso Denver con una voz poderosa y autoritaria. Parecía totalmente recuperada de sus heridas y de su ataque de histeria/melancólica. Si en la nave estuviéramos solos usted y yo, no me importaría cumplir la ordenes de la compañía y dar mi vida por ella. Pero en esta nave también hay civiles inocentes.

Sargento, colóquese en vanguardia y vaya indicando el camino. El resto seguiremos al Sargento en total silencio. Yo iré en retaguardia.  

Tras las indicaciones de la Capitana el grupo se puso en marchar en total silencio. Devon caminaba cabizbajo y cada poco se limpiaba la boca con el pañuelo. Mia y Wrench avanzaban abrazados como una pareja de recién casados en su boda de miel. Wrench caminaba con la llave inglesa en la mano, era lo más parecido a un arma que había encontrado.

El paseo fue tranquilo hasta que llegasteis al centro de la nave, donde se habría la gran bodega de carga. En el suelo comenzaron a aparecer envueltas de piel seca, como las mudas de las serpientes, y extraños zarcillos de materia negra que como raíces de plantas se hundían en el metal.

A medida que avanzáis los zarcillos de materia negra se hacen más frecuentes hasta el punto de formar una superficie continua sobre el suelo y las paredes. Sobre esta extraña materia dura como la piedra pero de origen claramente biológico se sitúan de manera aleatoria unas especies de huevos gigantes de color ocre y con una abertura superior con forma de X.

Esto debe de ser el nido de la criatura. Comento Mia con los ojos como platos y la voz cargada de miedo.

***

¿Hay alguien ahí? Pregunto una voz agónica de mujer que arrastraba las silabas con dificultad. Matadme, os lo ruego matarme.

***

¡Oh dios! Esa Lisa. Esa es su voz Grita Mia.

Rápidamente la linterna de Ibáñez apunta hacia el origen de la voz, una de las pareces del cuarto. La pared se encuentra totalmente cubierta de la materia negra que forma una crisálida donde se encuentra atrapado un cuerpo. Del cuerpo solo se puede ver la cabeza de Lisa Patterson, una de las pasajeras, tiene la piel totalmente amarillenta y pálida, y su rostro es un rictus de dolor. Matadme, os lo ruego matarme. Cada palabra, incluso el simple hecho de respirar, parece una tortura para la joven muchacha.

Aleksi acató las órdenes. Era evidente que la situación sobrepasaba a la capitana que parecía al borde de la histeria. Su actitud no ayudaba a calmar la situación pero desde el lado humano, era comprensible que no estuviese encajando bien lo sucedido. Nadie sería capaz de hacerlo.

El técnico fue avanzando despacio, detrás del sargento, con su pistola preparada para defenderse de cualquier amenaza que pudiese surgir. Pronto comenzaron a ver evidencias de la presencia de aquellas criaturas que parecían haber establecido algo parecido a un nido, con huevos. lo cual le producía una mezcla de sensaciones entre miedo y asco que lo llevaron al borde de la náusea. A medida que avanzaban fue recordando el informe de Madre que describía a  la perfección todo aquello.

Pero lo peor fue ver a aquella mujer suspendida en el aire, atrapada por aquella masa negra suplicando, no por su vida, sino porque alguien acabase con ella. Aleksi recordó la parte más escalofriante del procedimiento reproductivo de aquellas criaturas y lo entendió.

"Una vez detectado un huesped apropiado, la ninfa le introduce (hasta donde sabemos) por el tracto digestivo un embrión, que se alojará y desarrollará en el estómago. En función del tipo de huesped, el embrión "base" se desarrollará mezclando las características genéticas del propio xenomorfo y del huesped. Finalmente, cuando el embrión está listo para valerse por si mismo, emerge abrúptamente del cuerpo usado como huesped matándolo en el proceso."

Sin duda matarla era un acto de misericordia y a la vez, mataría al embrión que llevaba dentro. Aunque era evidente que debían hacerlo, esperó las órdenes de la capitana.

Capitana, hay que sacarla de aquí. Grita con desesperación Mia, mientras las lágrimas se agolpan en sus ojos y comienzan a bañar sus mejillas. La joven pasajera se lanza sobre la crisálida de material quitinoso y con sus enclenques brazos intenta abrirla, pero lo único que logra es partirse las uñas en un fútil esfuerzo.

George corre detrás de Mia y comienza a ayudarla. A pesar de sus musculosos brazos, sus esfuerzos son igualmente inútiles. ¡¿Qué?¡ ¡Vais a quedaros ahí mirando! Pregunta con rabia, mientras Lisa continua suplicando que terminen con su agonía.

Es entones, entre el caos de gritos, llantos y suplicas, te fijas en una de las paredes. Es un detalle mino pero ves un cambio de brillos, esto te hace fijarte aún más en esta pared y entonces tus peores sospechas se hacen realidad, una de esas enormes criaturas negras se está moviendo por la pared hacia vosotros.

Ibáñez, llevado por la tensión del momento, decide poner fin a la discusión. Con un movimiento mecánico y rápido desenfunda la pistola, quita el seguro y coloca el cañón sobre la frente de Lisa. ¡¿QUIERES MORIR?! Pregunta con rabia.

Mia se asusta y da un par de pasos hacia atrás mientras continua llorando. No, no aún podemos salvarla. Murmura entre llantos.

George se encara a Ibañez. ¡¿Qué hace?! ¡¿Está usted loco?! El pasajero se lanza a arrebatarle el arma a Ibáñez, pero este con un rápido giro de hombro encañona con la pistola al pasajero.

¡Capitana, deme la orden y procederé! No podemos salvarla. Cada segundo que perdemos es un… la frase de sargento es cortada por un grito agónico de dolor.

El grito procede de la garganta de Devon. A menos de medio metros la cara de Devon se había convertida en una mueca de dolor. De su estómago, justo debajo del esternón, asoma un afilado apéndice negro quitinoso. Entonces el cuerpo del Devon se elevó un par de centímetros en el aire, lo que os permitió ver a la criatura negra colgada del techo y como con su cola mantenía en el aire al Devon. La criatura, tras haberse cobrado su presa comenzó a retroceder por el pasillo.

Aleksi estaba expentante esperando la orden de Denver, cuando una de esas criaturas atacó a Devon atravesándolo de parte a parte con una especie de apéndice. No había duda de que, fuera lo que fuere aquel organismo, era un cazador nato, experto en ocultación y con unas extremidades hechas para matar.

No había nada más que pensar, ni orden que esperar. No sin cierto reparo, abrió fuego con su pistola contra la mujer atrapada que rogaba porque la mataran. El sufrimiento al que había sido sometida y el ver a algunos de sus congéneres sufrir la suerte que a ella sin duda le esperaba, era lo que justificaba su súplica, pues sin duda alguna, esa mujer portaba uno de los embriones en su interior.

Esperaba que Ibañez fuera capaz de encargarse de aquel otro especímen que había acabado con la vida de Devon de forma tan cruel como inesperada.

El caos se adueña del pasillo, gritos y disparos se mezclan en una cacofonía ensordecedora. Tu disparo impacta de lleno en la cabeza de Lisa. El orificio de entra es pequeño, no más grade que el diámetro del meñique, pero intuyes que el orificio de salida a debido arráncale todo el lóbulo parietal y occipital. Aunque la escena es dantesca, la cara de descanso y paz de Lisa remueven algo en tu interior.