Partida Rol por web

No acababa de adaptarse a aquellos controles. Le costó incluso comenzar a mover aquella enorme maquinaria. Desde luego que no era lo mismo pilotar desde los controles normales que hacerlo desde aquel atajo. Fuera como fuera, los movimientos de la Torrens eran bruscos y violentos. Gabby estaba sudando la gota gorda por tratar de controlar la nave.

- Ésto no es fácil Jerico... - Le dijo. - No consigo dominarla... - Le confesó.

Poco a poco y a trompicones, la Torrens se acercaba a la estación Sevastopol. No obstante, la ruta no estaba siendo la mejor para aproximarse al puerto donde tenían que recalar. Es más, la velocidad tampoco era la adecuada. Iban a impactar si no lograba aminorar. Gabby trató por todos los medios de rebajar la velocidad de aproximación, pero parecía que la Torrens no le hacía caso. 

Se estaban acercando. Demasiado rápido, demasiado perpendicular, iban a chocar. Gabriella intentó detener la nave, pero la inercia era demasiada. No lo iba a conseguir, no iba a poder detenerla a tiempo. Cerró los ojos y entonces se produjo el impacto...

-Joder, ¡Joder! Intentaré ayudarte Gabby- mascullé accediendo desde otra consola anexa, desde luego tenía razón los controles eran difíciles y farragosos sin tener palanca de control. Intenté echarle una mano, pero el pilotaje no era mi fuerte, la nave seguía fuera de curso, así que empecé a rezar todo lo que sabía esperando que mis esfuerzos sirvieran de algo más que solo empeorar la situación...

-Eh, guapo, eh, frena esas hormonas.  -comentó molesta porque alguien que no fuera ella diera directrices. Se colocaba el traje a toda velocidad, mientras miraba con recelo al de nombre de muñeco de nieve.

-No tenemos mucho tiempo.

Amanda observó cómo Snow llegaba nuevamente hasta la Sevastopol, trayendo consigo tres trajes espaciales. Con la alarma sonando, Amanda no dudó en que debía coger ese tren, antes de que no hubiese otra opción. Tomó uno de los trajes y no tardó en colocárselo allí mismo, y viendo que la capitana hacia lo propio colocándose el suyo, no tardó en acercarse a la esclusa dispuesta a realizar el vuelo a gravedad cero que le condujese a la Torrens.

- Cuando usted diga capitana. Estoy lista para realizar el salto... - le indicó, al tiempo que trataba de calcular la trayectoria para no realizar un mal salto. Se anudó la cuerda* como ya hiciese la primera vez, con sus compañeros, y aguardó el momento oportuno. No vemos en la Torrens.

Snow no daba crédito a lo que estaba viendo. La doctora y esa putilla, Sarah, se miraron y después, lo miraron a él como si estuviesen poniendo en duda lo que ocurría. Parecía que iban a dejarlas allí, solas. Snow se acercó a Amanda y la miró con furia, pero no le dijo nada. Después, hizo lo mismo con la tal Amber, su capitana. A continuación, empezó a quitarse el traje.

-Está bien, chicas. Vosotras os váis. Tú, Jack, te quedas conmigo. Dado que tus dos acompañantes prefieren salvar su culo antes que pensar en el resto, prefiero esperar al siguiente viaje y tú me harás compañía. Vosotras, venid aquí que os ayude a colocaros los trajes.

Aliviadas, ambas mujeres se acercaron a Snow. Sarah le dio un abrazo y rápidamente, procedió a ponerse el traje con su ayuda. La doctora fue a continuación. Ahora ya estaban los cuatro. Snow miró a Jack y procuró no mirar a las dos mujeres, que parecían mucho más putas de lo que había creído, y se volvió hacia la doctora Lingard. 

-Tranquila. No tenéis más que mirar hacia delante. La nave os estará esperando.

Jerico había conseguido acceder sin problemas a la computadora de la Torrens, pero ninguno de los dos se esperaba que la nave no reaccionara ante el control de Gaby o del propio Jerico. Sin duda, los daños debían ser más graves de lo que habían supuesto. La Torrens continuó moviéndose, solo que había empezado a acercarse peligrosamente a la Sevastopol... ¿o era la Sevastopol quien se acercaba a ellos... y también a la estrella?

Algo no iba bien, definitivamente nada bien.

Gabriella se puso nerviosa. Aquella nave era imposible de dirigir desde aquellos controles alternativos. Por más que lo intentaba, más se revelaba la maquinaria. Aquello era indominable y el impacto contra la Sevastopol era inminente. Parecía además, que cada uno de los controles se comportaban de forma diferente cada vez que se activaban. Barret no estaba preparada para aquello.

- ¡Jerico, vamos a impactar! - Le gritó aterrada. - ¿Cómo...? - Trató nuevamente de cambiar la trayectoria, pero la nave no le respondía. - ¡Mierdaaaa!

-¡Después de toda la mierda que hemos tragado no pienso darnos por perdidos joder!- grité cabreado, no habíamos arriesgado nuestras vidas una y otra vez para ahora morir por culpa de aquella estúpida nave-¡Vamos joder responde maldito cacharro o te destrozo con mis propias manos!- exclamé furioso intentado recuperar los controles de la forma más óptima posible y tras aquella amenaza la nave pareció reaccionar por lo que miré a Gabby con una sonrisa victoriosa.

-¡Ja! Siempre funciona-dije guiñándole un ojo mientras seguía mirando la pantalla-venga Gabby que podemos conseguirlo!-dije con gran confianza recuperando los controles de la nave.

Amanda y la capitana fueron presurosas a coger uno de los trajes que traía Snow para colocárselo y salir de aquel infierno cuando Snow comenzó a quitarse el traje

Cita:

Mire a Snow de reojo A mi no me van esas cosas... le dije alejándome algo de él, pues aunque sabia que mi encanto era irresistible y que atraía a ambos sexo no esperaba que fuera del tipo de Snow y no me iba a meter en su cama.

La otra doctora y la otra mujer fueron las siguiente en ponerse los trajes. Me deja?? dije acercándome a la morenaza para ayudarla a ponerse el traje y asi usar mi encanto. Cuando las cuatro mujeres se habían colocado los trajes solo quedaba el lanzarse hacia el vacío y allí solo quedábamos Snow y yo Espero que no se te ocurra hacer nada raro mientras esperamos le dije mientras veía como se alejaban

Finalmente, conseguisteis corregir el rumbo y retomar la órbita que estaba describiendo la nave, y prepararos para recibir a los demás. Snow debía haber llegado ya a la estación, así que ahora solo teníais que ver quién volvía con él. Al asomaros, visteis varias figuras que parecían estar empezando a salir, pero no podíais distinguir de quiénes se trataba.

Pero fuera quien fuese, debía darse prisa, porque la Torrens no parecía estar muy preparada para aguantar demasiado.

- ¿Ves quienes son? - Le preguntó a Jerico. - ¡Vamos chicos, ya casi estáis!  - Exclamó entre dientes. 

Lo cierto era que ya casi estaban listos para dejar atrás aquel endemoniado sector de la galaxia. Pocas ganas le quedaban a Barret de seguir en el espacio. El que siempre había sido su sueño,  se había convertido en una pesadilla. Ahora sólo quería poner los pies en tierra firme, sobre la Tierra. Esperaba que todos llegaran sanos y salvos y de una pieza. Pero sabía que con su suerte, todavía quedaba alguna sorpresa más por salir. 

Amanda terminó de colocarse el traje especial, y atándose la cuerda a su cintura como ya hiciesen la primera vez que salieron al espacio exterior para abordar la Sevastopol, miró el firmamento donde la Torrens seguía allí aguardando a que la médico realizase el salto para alcanzarla. Calculó la trayectoria, miró a la capitana Amber, y a su orden saltó avanzando en dirección correcta. 

Atrás dejaba aquella pesadilla y esperaba no volver nunca más a tener que regresar allí. Lentamente comprobó que iba acercándose a la Torrens, y esperaba ver en breves a Gaby y Jericó aguardando para permitirle el acceso. 

Vamos Amanda, ya queda poco... Cruza los dedos para que todo salga bien...

Siguiendo a Amanda, saltaron Sarah y la doctora y finalmente, Amber, todas unidas a través de la cuerda y moviéndose a través del espacio. La Torrens no estaba lejos y parecía incluso majestuosa, con la estrella al fondo iluminando sus metálicos bordes.

Además, cambiar el sonido de la ruidosa alerta roja de la Sevastopol por la respiración, aunque agitada, que se oía en el interior del traje, era una bendición.

Amanda iba en primer lugar, por lo que de ella dependía agarrarse con éxito al lugar adecuado para entrar en la nave.

Desde la Torrens, Gaby y Jerico miraron y vieron por fin una fila de cuatro figuras acercándose a ellos. Ahora solo tendrían que recibirlos. De momento, parecían marchar bien y en la buena dirección, pero si sus cálculos no se equivocaban, quedaban todavía dos a bordo de la estación. ¿Quiénes? No lo sabíais.