Partida Rol por web

Las cosas se precipitaron como era costumbre cuando la Hermandad se separaba. Lo cierto es que una vez más Malleus volvió a irse por su cuenta... No se que rayos hacía en un grupo... El explorador solitario debería ser él y no su hermano de sangre, Llorense...

Me estoy dando cuenta que cuando nuestra aldea fue aniquilada, y Malleus y yo fuimos separados por los designios de la buena o mala fortuna, quizás no fue el destino, si no la impaciente ansia de mi hermano en ir por su cuenta...

Pero esta vez es distinto... ya no es por él, Tritón II y el juglar se han metido en el portal... 

Esperadme!!!! 

Mientras gritaba a sus compañeros, metía la mano en uno de sus bolsillos y se hacía con un frasco de agua bendita... Si había un tumulario, le daría su parte...

Siguiendo a los demás atravieso el portal, no era bueno que la hermandad se separara en estos momentos. Sabíamos demasiado poco como para aventurarnos divididos en esta ciudad detenida en el tiempo que de seguro podría matarnos.

—No me dejen a mi tampoco...

Viendo como el resto del grupo atravesaba el portal, Guthrid los siguio y aparecio junto en el balcon donde estaba el Burgomaestre herido y unos guardias acercandose.

Estamos aqui otra vez. Mirad bien por donde pisais, o volveremos una vez mas al inicio de este bucle temporal.

Rápidamente aparecí en el balcón en donde aparecería el Burgo Maestre. Como era lógico, los pajes de éste se pusieron nerviosos cuando apareció el portal y me increparon por desconocer qué pasaba y se les notaba nerviosos. Mostré mi espada a los dos guardas - Creo que conocéis esta espada ¿verdad? el tiempo apremia y necesito entrar para hablar con vuestro señor, una tragedia va a pasar si no actuamos con presteza... - comenté apresuradamente mientras colocaba la mano libre para abrir esas puertas y entrar para hablar con el burgo maestre lo antes posible.

Jio, Tritón, mi hermano atravesaron el portal conmigo confundidos - No tiene nada que ver con la espada..... - sacudí la cabeza - bueno, no del todo, en un principio sí que quería saber sobre la gemela de Ahuwen, pero justo antes de volver a la cola el burgo maestre me hizo una señal de algo que tiene en su cinturón y que puede que nos ayude en esta empresa - comenté mientras comenzaba a empujar la puerta para acceder al interior de la estancia y hablar con el Burgo maestre.

Los feriantes y much gente había quedado fuera, había protestas y mucha insistencia sobretodo por parte de los feriantes. El plan era ponerse en primera fila y así saltar unos al balcón y otros masacrar con los " cocos" de gas ala gente. Pero ahora 3l plan había cambiado.

Mientras la hermandad cruzaba. El cielo se llenaba de oscuras nubes que iban tapando el sol más y más, señal que el Rey Brujo de angman no tardaría en aparecer montado en su bestia alada.

Cuando el grupo paso el portal y reapareció en el balcón contemplaron la multitud que se amontonaba abajo.

Mientras los dos pajes que se encontraban en el balcón sacaban sus espadas cortas confundidos. Desde luego que reconocieron a Ahuwen y la confusión fue mayor.

Por la puerta en forma de arco subieron un grupo de seis guardias y el burgomaestre. 

Los guardias tenían lanzas largas con dobles puntas de acero que sería complicado llegar hasta ellos sin correr riesgo de ser heridos por estas lanzas largas. Tenían yelmos con forma ovalada como si fuera la cascara de un huevo que les cubría también parte del rostro. Y 4 tenían cotas de mallas brazaletes y grebas y dos como un paladín, cubiertos de cuello para abajo de armaduras pesadas.

El Burgomaestre tenía ropas sencillas un gorro con plumas de colores un gran cinturón y a Ahuwen desenvainada. Quedose este mirando el portal y la espada de Malleus.

Un hombrecillo, un enano. Un humano de barba blanquecina, otro con pintas de druida o de montaraz , un humano con Ahuwen igual a la suya y por último para cerrar filas un tipo armado con un instrumento musical.

Que los valars le 3xplicasen todo esto.

Y justo ocurría el primer día de la tregua.

Los que subieron las escaleras era un pelotón de soldados acompañados por el burgomaestre.

Era al que Malleus buscaba, el cielo se estaba de nuevo oscureciendo señal que el Nazgul no tardaría en aparecer.

Los acontecimientos iban a volver a pasar, me quedé expectante. Para ver cómo se producía los acontecimientos.  

La confusión reinaba en el ambiente. Los pajes del balcón no sabían exactamente que hacer y quedaron un tanto descolocados al ver mi espada Ahuwen. Desde el fondo de la sala se escuchaban pasos metálicos ascendiendo y ruidos de armaduras acercándose. Estaba claro que nuestra presencia con un arma ya conocida era algo extraordinario y con poca explicación.

Decidí pasar a la acción y, tras unos instantes de deliberación, se me ocurrió una forma de no parecer un peligro. Entré a la estancia y hinqué mi espada en el suelo y mi rodilla tras la espada.

 Quedé expectante a la llegada del burgo maestre y cuando apareció él junto a su séquito comencé a hablar - hi señor. Me llamo Malleus y esta que hay frente a mi es Ahuwen. Creo que conoce esta espada y, como sabrá, su portador no albergará ni podrá usar esta espada para hacer el mal - esperé unos instantes a su reacción y la de su séquito manteniendo la misma postura y sin hacer gestos extraños. - Créame cuando le digo que está en peligro. En el momento que salga por las puertas que hay a mi espalda para salir al balcón, un brujo oscuro vendrá y dará buena cuenta de su vida. Yo llegaré, pero será demasiado tarde y en su último aliento me mostrará algo de su cinto, pero no pude saber que era, así que he decidido adelantarme a la situación. Creo que están en un bucle temporal y el secreto puede estar en ese objeto que porta en su cinturón y que la vez anterior no supe de que se trataba - comenté manteniendo la posición y la compostura.

No sabía como reaccionar al momento que estaba sucediendo, Malleus se puso en posición de inclinación para mitigar posibles ataques, yo por mi parte me puse a su lado sin empuñar a Manwë, esperaba que la situación no se fuera de madre.

No se de que hablas pero espero que funcione todo esto que estas diciendo. Le susurre a Malleus. 

El burgomaestre se quedo mirando la espada. — No entiendo bien lo que dices, más no puedo ignorar que tienes una espada parecida a la mía, si bien su parecido es igual  parece más vieja y usada que esta. — Hace un gesto para que se relajen los presentes, se mueve hacía los pajes para protegerlos (por si la cosa se complicara). La gente al ver al burgomaestre, desde la plaza se ponía euforica como si una estrella de rock se tratase. — Solo se construyeron dos, pues la tercera no se llego a acabar.—continua diciendo— Cuando Muera mandaré hacer una torre y enterraré allí la espada  para que nadie indigno la coja, el secreto de la otra me la llevaré yo a la tumba— Se toca la hebilla. Mira el portal que termina por cerrarse y a los presentes. —No se por que estaís aquí ni vuestro objetivo, hoy es el primer día de tregua tras una larga guerra contra el rey de Angman, no me parece casualidad todo esto más bien un complot tramado por el rey brujo.

En el cielo aparece la figura del rey brujo.

(Tirar de nuevo voluntad df 18. Para soportar el grito de desesperación. )

Unas rafagas de luces,  como un portal dimensional aparece en el arco de la puerta.

(no tardara el turmulario de aparecer, otra vez.)

Todo sucedía de nuevo, la cola con los feriantes, las nubes, el Nazgul, el Turmulario. Teníamos que encontrar la salida a esta pesadilla de lugar, Malleus quería saber sobre las otras espadas talvez quiera en el futuro tras saber dónde están ir a su encuentro.

Estabamos en el balcón y parecía que el Turmulario no tardaría en aparecer.

El sonido del Nazgul me llevaba de mucho temor ye desgarraba el alma.

El Nazgul desde el cielo montado en su bestia lanzó uno de esos malditos gritos que nos fastidio a casi todos.

Hermano haz lo que tengas que hacer rápido y salgamos de esta ciudad. Comienzo a estar más que harto de esta situación.

Una luz como la de Malleus apareció en la puerta y una sombra iba a hacer su aparición de nuevo

El burgomaestre al ver aparecer la figura apunto su espada hacia el portal.

No sabía aquel grupo donde había aparecido pero eran dos espadas poderosas contra el Turmulario.

Los soldados estaban arrodillados tapándose los oídos por culpa del Nazgul no podía contar con ellos

Mientras Malleus conversaba con el Burgomaestre de la ciudad, Guthrid pudo percibir como la historia se repetia, el Rey Brujo de Agmar descendia de los cielos una vez mas, con su molesto grito.

El mago se cubrio los oidos con las manos, mientras intentaba ver si habia algo que pudiera romper el bucle temporal.

Seguía totalmente inmóvil en la posición de arrodillado para que no me vieran como una amenaza. El burgo maestre comenzó a hablar sobre las espadas y sobre una tercera que caería en el olvido con su vida - Mi señor, no estamos aquí por la espada. Necesitábamos atravesar la ciudad para llegar a otro lugar y, en la entrada, su guardia llamó la atención sobre una igual a la que porto que lleva en sus manos y me dio mucha curiosidad el ver otra maravilla como la que tengo - y continué relatando mientras me mantenía en mi posición mirando al burgo maestre - Mi señor, la tregua de la que nos habla es una patraña, el rey brujo está a punto de apar..... - cerré fuertemente los ojos en señal de dolor cuando el grito del brujo se comenzó a escuchar. Tragué saliva y me compuse como pude ante el poder de semejante criatura.

- Ya se lo he dicho, el rey brujo está al llegar y el problema no vendrá solo. En unos instantes aparecerá un portal que dejará pasar a un tumulario que acabará con su vida. Cuando eso pase yo llegaré a través de otro portal que crearé con Ahuwen y llegaré tarde, pues su vida estará por llegar a su fin. Pero en sus últimos segundos de vida me mostró algo de su cinto, no se exactamente que será y... todo comenzó de nuevo y lo que hice fue utilizar a Ahuwen para intentar ganar ventaja en esta segunda vez que hemos estado en esta ciudad. Creo que su Ciudad está sumida en una brujería en bucle infinita, esto se repetirá una y otra vez hasta encontrar la solución... - relaté mientras miraba por el rabillo del ojo que todo lo que le iba comentando se iba haciendo realidad.

- Creo que con el poder de nuestras espadas podríamos dar cuenta del tumulario pero... con el rey brujo no sabría exactamente que hacer - acabé de relatar incorporándome lentamente apoyándome en la espada, pero sin desclavarla ni haciendo movimientos bruscos esperando ver su reacción. En cuando me diera una señal estaría dispuesto para el combate.

Como la vez anterior no paso mucho tiempo cuando apareció el rey brujo sobre su montura, esta vez me impresiono mucho más que cuando le vi desde abajo. No sabía como reaccionar, o arreglaba esto la argucia de Malleus o estábamos condenados a volver a la fila donde empieza todo. 

Mire a todos lados esperando la entrada del tumulario, esta vez intentaría atacarle con mi poderosa Mänwe.

Todo se repetía, pero esta vez estábamos en una posición  a la primera con lo cual podíamos reaccionar de otra manera ya que sabíamos que sucedería. Pero no estaba siendo nada fácil a pesar de que contábamos con información adicional los gritos del monstruo en el que se transportaba aquel señor obscuro nos aturdía a la mayoría de nosotros dejándonos prácticamente fuera de combate.

—¡OH maldito monstruo! —gritaba mientras cubría  mis oídos para minimizar la fuerza de los quejidos de la bestia alada. 

Un flash , luego una ráfaga de luces, luego del portal se vio una luz intensa. Sombras de otro lugar árido, seco, sin árboles,  es lo que vio G. El Gris y la figura del Turmulario aparecer.

Un espectro sin forma. Vestido con una capa negra. Las espadas permitían ver lo que no se ve, una forma esquelética, espectral, parecía que este también os podía ver sin problemas.

El ser estaba confundido, había varias razas esperándolo. Tres con armas especiales. El hacha del enano parecía ocultar un poder antiguo, incluso para esa época.

- sgashis. Shasti. Tagff. - susurros en lengua negra. 

Cuando la Batalla era inevitable...

El paje de la izquierda,  llorando de desesperación y rabia le clava por la espalda y ha traición una daga envenenada al Burgomaestre.

- Tu MUERES Y MI FAMILIA VIVE. - grita mientras deja sin vida al Burgomaestre...

Este cae.

Una niebla oscura cubre con su manto el lugar no se ve nada y cuando está desaparece( . . .)