Partida Rol por web

Artal escuchó la voz y con el hacha goteando sangre le contestó sin dejar de buscar enemigos a los que atacar:

- ¡VEN TÚ POR LOS LIBROS, HIDEPUTA, EN LUGAR DE ESCUDARTE EN TUS ESBIRROS!

Ataco y Ataco (ambos contra el 7, si mato al 7 me voy contra el 1).

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Me pregunté como la muerte había tardado tanto en alcanzar nuestros pasos. Miré a Alvar*, o lo que quedaba de él. Ante la instancia de entregarles el libro, un calor interno me sobrevino.

Nosotros estamos dispuestos a morir por ellos -decía uno-.

¡Y NOSOTROS ESTAMOS DISPUESTO A MATAROS POR ELLOS! -entonces me precipité contra el Enemigo 7**-.

Siente el retumbar del suelo cuando uno de sus amigos cae, parecía que fue Alvar.Uno de esos bribones consiguió atravesar su armadura y dar con la carne profundamente.De nuevo estaban en aquella situación difícil, donde se debatían entre la vida y la muerte para variar. -¡¡¡¡NOOOOOOOO, ALVAAAAR!!!!- giró su cabeza para discernir en la oscuridad la figura de su amigo o al menos su charco de sangre que lo llevara a él.Los soldados no paraban de venir, pero daba igual, nunca serían suficientes como para parar la furia y la ira que Dios le hacía crecer en su interior. -¡¡Vuestro castigo será implacable!!- vociferó lanzándose hacia otro de los soldados para destrozarlo brutalmente como hizo con el anterior.

Fadrique mostrando osadía rajó las tripas de aquel hideputa que había matado a Alvar y despues con un diestro movimiento logró hacer un corte en el antebrazó del soldado que tenía delante para evitar que este aprovechase la oportunidad para atacarlo pero aún así este logró alcanzarlo en el pecho inflingiendole un profundo corte.

Godesteo también acertó, movido por la rabia, a cortar a su adversario y pese a adelantar el pie más de lo necesario consiguió salvarlo gracias al metal que la protegía.

Perra arañó al último enemigo que se había unido en la cara y este emitió un grito mas por la sorpresa que por el dolor que ésta le había causado.

Artal, espoleado por ver a su amigo caído, y para apresurarse en asistirle, decidió ignorar su propia seguridad y confiar en su armadura para poder acabar con su oponente de forma rápida. Lanzó un tajo al brazo izquierdo del esbirro y luego, de revés, un fortísimo golpe a la rodilla del mismo lado.

- ¡Que el demonio te lleve, malnacido!

El fráter trató de responderle al ataque pero los golpes de Artal, a pesar de golpear la armadura de éste le había dejado tan aturdido que el espadazo ni siquiera provocó un moratón en la pierna de Artal que se movía cegado por la furia.

Ataco y ataco. Un ataque a cada uno, no me importa cuáles (elígelos tu máster, eso sí, distintos).

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Me quedaba un suspiro de sangre... ¡qué digo!, creo que lo único que había dentro de mi era mi alma*... Lo suficiente para que Dios entrara en mi cuerpo y me alentara contra esos inmundos ávaros, herejes, profanadores de hombres buenos... Lejos ya de poder pensar con claridad, mi cuerpo, sin saber cómo, parecía como responder, quizá movido con los hilos de la fe que el Altísimo manejaba con sus delicadas manos creadoras.

El Señor es mi pastor... nada me falta...-volvía a pensar en el salmo 23 mientras apretaba el mango de la espada y lo clavaba a diestro y siniestro contra aquellos bandidos-.

Fadrique con un ágil movimiento lanzó un corte al soldado que tenía frente a sí y luego con un paso al latera, para unirse a Godesteo atravesó con su espada al que luchaba con el noble. La espada atravesó la armadura, la carne, los intestinos y dio de nuevo contra algo duro, el fráter abrió los ojos incrédulo y cayó al suelo mientras por sus labios salía una espuma roja. Aquel desdichado que había quedado inmóvil con la columna rota en dos por la espada de Fadrique no tardaría en morir apenas unos minutos, tras una intensa agonía.

Observa como su adversario es atravesado brutalmente por su amigo Fadrique, esto le llena de valor y se lanza hacia otro soldado dispuesto a ensartarle sin piedad hasta que cese el latir de su corazón.

-¡¡Pronto os unireis a vuestros compañeros!!- amenazó mientras atacaba.

Godesteo aprovechando el movimiento que había realizado Fadrique rodó contra la espalda de su compañero y asesto dos cortes tanto en el brazo y la pierna de su adversario. Éste logró evitar uno de los lances pero el otro le hizo arrancar una fuerte queja de dolor pues había recibido ya numerosos cortes y la armadura empezaba a pesarle pegajosa por la sangre.

Perra logró arañar de nuevo al Fráter que tenía frente a sí poniendo en riesgo su vida.

Escuchasteis tras ellos una voz que empezaba a cantar y a rezar en árabe pero no entendíais que decía. por los nervios de sus palabras debía ser el intrigante que al ver tan cercana la derrota de sus hombres se había postrado en el suelo para rezar.

Artal ataca con furia. Sabe que a Alvar se le acaba el tiempo y necesita acabar con el combate lo antes posible para socorrerle...

- ¡Yaaaaaaaaaaargh! -grite cuando descarga el golpe

Artal incrustó el hacha en el plexo solar del fráter haciendo que el metal le partiese las costillas y atravesase sus pulmones y partiese su corazón. El hombre cayó pesadamente al suelo y murió al instante. Pero tal golpe había hecho que el hacha se hundiera en el cuerpo del hombre y pese a que Artal trató de sacarla parecía que no quería salir.

El último que quedaba renqueó hacia atrás mientras trataba de mantener a raya a Fadrique y Godesteo y también a perra que ahora se dirigía hacia él. Se colocó junto al hombre que estaba de rodillas para protegerlo y pudisteis ver que era el moro que os había pedido auxilio en la casa donde encontrasteis a Polo. Ahora yacía sobre la tierra y rezaba haciendo reverencias una y otra vez sin prestaros atención.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tú, maldito hereje!!!!!!- exclamaba furioso al ver que el supuesto líder era el moro de aquella lujosa casa que habían abandonado en Çaragoça.Cegado por la ira, ataca descontroladamente al único soldado que quedaba en pie y el cual le protegía.

-¡¡¡Te cercenaré la cabeza, asqueroso musulmán!!!- vociferaba aún fuera de sus cabales.Debido a él uno de sus amigos estaba gravemente herido.

Godesteo no tardó en rematar al soldado malherido y se acercó a Hyqiqi' yun Nur que seguía en el suelo de rodillas rezando. Perra se acercó a Alvar y empezó a lamerle la cara mientras gemía por la herida que la habían hecho en el brazo.

Al terminar con el soldado que quedaba en pié, se acerca al musulmán y lo mira con desprecio e ira.Estampa su pie en la cara de esta para tumbarlo violentamente contra el suelo.

-¡Callad vuestra boca o la callaré yo!, no deseo oir esas blasfemias que escupen vuestros asquerosos labios- amenazó violentamente.

Artal ve que no quedan más enemigos en pié y se olvida de su hacha. Corre hacia Alvar y en cuanto llega evalúa sus heridas con la luz que pueda acercar. Lamentablemente no sabe qué puede hacer y se limita a abrir las ropas y mirar la herida, confuso y desesperado.

- ¡Alvar está malherido!, ¿alguien puede ayudarle antes de que se reúna con el Altísimo?

Cuando vi a Godesteo ocuparse del moro, solté mi espada, extasiado, y Dios había querido que viviera al menos un poco más para intentar ayudar a Álvar, no sólo para mandar con Belcebú al infiel...

¡Esperad! -decía mientras mi espada tintineaba ya contra el suelo e iba yo "medio corriendo" hasta donde Álvar se encontraba-. Tengo un brebaje que el novicio del de Plasencia me entregó, pero no lo bebí aún... No sé si Álvar es practicante verdadero de la fe, al menos cristiano es, por supuesto, y puede que ésto no lleve más que la fe de Dios, pero...

Entonces le abrí la boca a Álvar y comencé a adminsitrarle aquel brebaje, como pude.

Alvar empezó a toser debido a que le costaba tragar aquel brebaje pero se lo bebió hasta el final. Parecía que ahora respiraba con calma y que la sangre había dejado de manar pero no sabíais si había sido por la pócima o ya había dejado de sangrar antes. Aquello suponía un alivio, al menos momentáneo para vosotros ya que eso le daría tiempo para poder ser tratado y no morir en el camino junto a aquellos hombres.

En aquel momento el moro trató de forcejear contra Godesteo que parecía tenerlo sujeto.

Godesteo forcejea sin preocuparse mucho por una posible huida del musulmán, Dios estaba con ellos y no lo permitiría.Sin pensárselo dos veces, al ver que el moro no paraba de resistirse, agarra su pequeño filo de repuesto y lo clava sin pudor en una de las manos de Nur mientras que con uno de sus pies pisaba la muñeca contraria.

-Pronto serás juzgado por el Todopoderoso, y arderás en los infiernos hasta los últimos días- escupía de forma amenazadora mirándole con sus ojos inyectados en sangre y fuego.

-No obstante...puede que Dios te perdone si colaboras.El Señor es benévolo con los que se arrepienten.Ahora, di todo lo que sepas de los libros...- ordenó sin remilgos.Ya había aniquilado a muchos como él, en las grandes guerras, su blasón ondeaba en el aire, y salía victorioso sobre una marea de sangre sucia y pecadora.Habían sido muchas las penurias vividas en estas, tanto malos momentos como buenos, pero lo más importante de todo es que seguía vivo, y cada uno de esos momentos le habían hecho más fuerte y letal, quizás insensible pero sin duda su fervor hacia su omnipresente divinidad era lo que más se acentuaba.

-No...no sera el Todopoderoso quien me juzgue...-dijo con dificultad, pero con una voz amenazante- ni a vosotros tampoco...