Partida Rol por web

Artal no tenía en mente ninguna posada o taberna en particular, pero buscaba alguna del montón, que fuera frecuentada por gentes llanas y no fuera ni un nido de pícaros, que podrían estar a suelo de los que buscaban, ni un lugar de reunión de la alta alcurnia de la ciudad, que podrían no tener ni idea de quienes buscábamos.

Encontrando una que cuadraba con lo que andaba buscando, entraron con paso firme los tres hombres y se aposentaron en una mesa que estuviera bien situdada para ver bien al mayor número de personas del local, y los que entraban y salían. Pidieron unos vinos y algo de aperitivo. Y una vez han pasado un buen rato en la taberna, llega el momento de interrogar como quien no quiere la cosa al posadero...

En efecto no muy lejos de allí encontráis otra posada. Esta por suerte o por desgracia con mas gente de la que había en la posada donde os hospedáis. El camarero os mira al entrar y señala una mesa que está vacía.

Sí que está concurrida la taberna, malo será que alguien de aquí no haya oído hablar de los Polo aunque... también puede haber alguien que los conozca demasiado y los ponga sobre aviso de que los estamos buscando. Deberemos ir con mucho tiento. Alvar iba pensando en todo esto mientras se abría paso entre los parroquianos hasta acercarse a la mesa que les había señalado el tabernero.

Se sentó y, antes de que vienieran a atenderles, tuvo tiempo de hablar con sus compañeros.

- ¿Quién se encargará de preguntar? Las palabras no son lo mío y seguro que acabo metiendo la pata. El señor Godesteo tiene labia bastante pero igual sería mejor que fuera Artal el que hablara, al fin y al cabo como bien has dicho antes, tú eres de la tierra y seguramente estarán más predispuestos a hablar contigo que con nosotros.

Finalmente se introducen en una de las muchas tabernas que completaban Çaragoça y al parecer estaba bastante concurrida.Avanza en el interior de la taberna con cuidado de no chocar con ningún desgraciado que ahogaba sus penas en alcohol, hasta lograr llegar a la mesa señalada por uno de los camareros.Se sienta junto a Alvar y asiente ante sus palabras.

-Sin duda Alvar, las palabras con esta gente no son mi fortaleza, lamentablemente no tnego gran habilidad en sacar información.Creo al igual que tu, que auizás Artal sea el más apropiado para palabrear con esta gente y conseguir sacar algo jugoso- comentaba echando ahora un vistazo general a la taberna y a las gentes que la transitaban.

Una vez los tres hombres han pedido algo de beber y tomado un aperitivo, y tras cruzar algunas frases intrascendentes con el posadero sobre el tiempo, los impuestos y las incursiones fronterizas, Artal se decide a hacerle un comentario más directo.

- Ah, y antes de que nos traiga otra ronda, buen señor, me gustaría hacerle alguna otra pregunta, de cuya respuesta y discrección depende que aumente o no en unas monedas la propina que dejemos -dijo lanzando una mirada significativa a don Godosteo-. Resulta que hemos oído hablar de unas personas, parece ser que se les conoce por los Polo, y queremos saber su paradero y qué tipo de personas son.

¿Los Polo?No se de quién habláis pero espero que al menos pagueis lo que tomais-dijo fijandose en que alguno portaba armas soltando una carcajada pero al cabo de un rato se quedó pensando- esperad... creo que algo me suena. La compañía de Polo... son un grupo de aventureros me parece. ¿Qué pasa con ellos?

La mujer, Perra, empezó a comer a cuatro patas del plato, como un verdadero animal de vez en cuando levantaba la mirada para ver que seguías ahí y volvía a hundir la cara en el plato. En cierto modo la escena te causaba una gran turbación pues la joven era de buen ver pero no podías dejar de pensar que al fin y al cabo esa mujer o no estaba bien de la cabeza o en verdad era un animal pero aun asi...

Como quien no quiere la cosa, Artal continuó su charla con el posadero.

- Nada, no pasa nada, quizá necesitemos de sus servicios... si nos indica cómo encontrarles...

- Me temo que en eso no puedo ayudarles aunque les recomendaría que fueran hacia el centro. Gente como esa suelen estar en el meollo pero no se ni quienes son ni donde pasan sus noches-dijo el hombre mordiendose el labio sabedor de que estaba a punto de perder unas buenas monedas.

Santo Cielo... -miraba con asco el cómo devoraba la comida, tan sólo porque le parecía que una joven normal no tuviera modales-. Entonces, me arrodillé junto a la cama y comencé a orar. Aquella visión me turbaba, y quizá sólo echar mano del consejo espiritual de Dios me hiciera bien hasta que llegaran mis compañeros.

Perdónanos, Señor, por actuar y cuidar a esta criatura, que sin duda es inocente y no comprende los tus caminos... Padre Nuestros, que estás en los Cielos... -así me tiré rezando casi diez minutos antes de probar bocado de mi plato-.

- De acuerdo, tendremos que intentarlo en alguna taberna del centro. Siempre habrá alguien dispuesto a ganarse alguna moneda extra.

Apuró el contenido del vaso dispuesto a marcharse sin perder más tiempo.

El camarero ya les había dirigido más o menos, pero aún así les faltaba bastante información.Godesteo añadió a las palabras de Artal con la intención seguramente fallida de intentar convencer al camarero....

-Tiene razón querido Artal, parece ser que este hombre no parece tener nada importante que decir- sin más se levanta de su asiento para marcharse.

El hombre se despidió de vosotros lamentándose por las monedas perdidas y mascullando algo sobre darle dineros a otros por un vino peor. De nuevo salisteis a la calle decididos a encaminaros al centro para buscar más información sobre la compañía de Polo.

- Y ahora... ¿qué hacemos? -Alvar miró hacia ambos lados decidiendo hacia dónde sería mejor caminar. Aquella ciudad era grande y podían estar buscando sin mucho éxito alguien que les ayudara en su tarea de encontrar a los Polo.- ¿Lo intentamos en otra taberna o nos arriesgamos a preguntar a la gente en la calle?

Lo de preguntar a cualquiera que pasara no le convencía nada, pero tenían que tomar una decisión, ya que seguir en posesión de aquel libro era un riesgo demasiado grande.

- Hombre... tenemos otra opción aunque demasiado arriesgada. -Se rascó la cabeza indeciso ante lo que iba a proponer, sabía que era una locura pero en aquellos momentos no se le ocurría nada mejor.- ¿Y si preguntamos a la guardia? Alguno los tendrá que conocer... podemos decir que los buscamos por un encargo o algo... No sé, no se me ocurre nada mejor para dar con ellos.

Artal se rascaba la barba de varios días que lucía descuidada, sopesando los pros y contras de andar preguntando por los Polo a unos y otros. Pero no encontró otro método seguro para hacerse con información sobre ellos sin llamar la atención.

- Hagámoslo Alvar, no queda sino arriesgarse.

-Así es- dejaba clara su posición en aquel mar de dudas, e intrigas, sin duda con buenas razones, pues sus vidas estaban en juego, al igual que su honor y la gran confianza del viejo Alquimista.

-¿Preguntemos primero a la Guardia pues?- propuso Godesteo con intención de tomar el camino más rápido hacia los posibles guardias que estuvieran rondando la zona.

Os encaminais entre las callejas buscando un guardia al que preguntar pero no parece haber ninguno.Os encontráis frente a una casa señorial cuando de pronto, de la ventana, sale volando un hombre vestido completamente de negro que va a dar con sus huesos al suelo. En su interior se escucha el sonido de acero, como si dos docenas de demonios lucharan en su interior.

De pronto perra levanta la cabeza hacia la ventana y rápidamente se pega a la puerta golpeándola con las manos, intentando salir. Desde que estás con ella nunca la habías visto tan nerviosa...

Los pasos de Godesteo se detienen apresuradamente al ver como un tipo salía disparado por los aire a través de una de las ventanas de lo que parecía ser una casa señorial.Ese tipo, a juzgar por sus vestimentas, cabía la posibilidad de que perteneciera a alguna banda o secta que compartiesen el mismo uniforme, pero también podría ser algún ladrón o asesino.

Corre apresuradamente hacia el cuerpo accidentado del hombre.El sonido que habia provocado al chocarse contra el suelo no daba buenas señales sobre como estaría su estado de salud.Una vez se preocupa por comprobar su estado, consciencia,etc..., mira de nuevo hacia la ventana rota escuchando sin cesar aquellos choques de aceros.Sin duda parecía una ardua batalla.Pero ¿que problemas tendría una traqnuila casa señorial?

Ante todo este revuelo, finalmente mira a sus amigos entre dudoso y agitado.

-¿Qué deberiamos hacer? Quizás los Polo estén metidos en esto- advirtió añadiendo esta posibilidad.

- ¡Pardiez! ¿Qué está sucediendo aquí?

Alvar miró primero al cuerpo que había caído y después a la ventana por la que había echado a volar. Se oían los inconfundibles sonidos de las armas en combate.

- ¿Crees que es buena idea, amigo Godesteo, meternos en medio de tal pelea sin nuestras armas?

Puede que su compañero tuviera razón y los Polo estuvieran ahí, pero Alvar no se sentía cómodo sin el apoyo de su hacha.