Partida Rol por web

La ciudad de Chaville, una gran metropilis, capital de Gabriel. Una ciudad en la que el lujo puede encontrarse en sus impresionantes salones, una ciudad en donde los nobles mantienen sus luchas, una guerra entre bastidores por ganar poder, mejorar la posicion o simplemente por simple diversion. Pero en esta esplendorosa ciudad no todo es esplendor y las intrigas se desarrollan, las traiciones y toda clase de hechos que harian temblar a cualquier que los conozca.

Por suerte ese no es el caso de los aventureros, ellos han llegado a la ciudad por diversos motivos, en busca de riquezas, en busca de trabajo, para participar en los juegos de los nobles, o simplemente pasaban por ahi, lo que importa es que en ese momento estan ahi, en la gran metropoli, pero no en uno de sus grandes salones, en lugar de ello en una taberna, una taberna situada en la zona del puerto, un lugar bastante limpio, la posada de nombre "Le Chanter de la Mere" es famosa por sus excelentes vinos y porque a pesar de estar situada en los barrios bajos y en la zona del puerto el servicio es excelente, como si se tratase de una posada de una zona mucho mas  prospera de la ciudad, de hecho una muestra de ello es que las camas han sido limpiadas y cambiadas a diario.

El dueño de la posada es un fornido joven que no aparenta mas de 30 años de nombre Ralph Vossier, como llevan ya alli un par de dias se han dado cuenta de que el alto y fuerte hombre es bastante risueño y trata bastante bien a sus clientes y atento a las posibles comodidades que deseen tener, ademas hay 3 camareras atractivas y de buen ver, sin embargo la noche anterior un borracho trato de aprovecharse de una de ellas y Ralph le dio en la cabeza con un garrote y lo hecho fuera de la posada.

Un hombre entra en la taberna y se pone a mirar a todo el mundo, parece examinar a todos los alli presentes, finalmente se sienta en una mesa y pide una botella de vino, una camarera se acerca y le sirve la copa, el hombre tras mirar de nuevo a todas partes da un golpecito en la copa y dice:

- Bien, se quienes sois pero no se quienes cada cual asi que si me haceis el favor de ser tan amables y venir a esta mesa donde os he dispuesto una botella de vino me ahorrareis trabajo, asi que porque no venis aqui señores Deyaresh, III, Jacques Brunelle, Razok, Renly Asgard y tu tipo encapuchado que te haces llamar desconocido

El hombre tiene en sus manos un sobre lacrado y saborea su copa, aparentemente es un marinero como los demas de la taberna, por lo que no destacaria demasiado

Jacques estaba bastante cansado ya de ejercer de recadero para su padre, pero es lo que debía hacer... Cuando no le tocaba trabajar en la Forja, tenía que ejercer de recadero, o ayudante de su madre en la tienda. Todo un divertimento, siendo bastante sarcásticos. 

Aquel día le había tocado ir a llevarle unas piezas de armadura a Ralph, unos guanteletes y unas grebas que se le habían fracturado... vete tu a saber a qué dedicaba ese hombre su tiempo libre, o siquiera si eran de él. Aquello a Jacques le traía sin cuidado, solo quería terminar su trabajo e ir a casa a descansar, estaba realmente agotado.

Entro y se dirigió al mostrador en busca del señor Vossier, hombre al que ya conocía de otras veces, aunque no en profundidad. "Hola", "aquí tiene lo que encargó", "Gracias" y "adiós" eran las frases más comunes en sus conversaciones... y llamarlos frases y conversaciones era ser demasiado generoso.

Tras realizar la entrega, sin recibir pago alguno - Su padre había aprendido pronto la lección y decidió cobrar por adelantado aquella vez - se detuvo un rato a tomar un vaso de agua, y al oír su nombre de boca de un completo desconocido se giró extrañado.

- ¿Y éste quién cojones es?.- Se preguntó en su cabeza -. ¿Como demonios sabe mi nombre y que se supone que podría querer alguien de mí?.- El chico hizo memoria, y que él recordara no había cometido ninguna infracción, ni ningún delito por el que ser buscado por nadie... de hecho era alguien bastante anodino y sin importancia. Un buen herrero y luchador, pero  solo eso, y era lo normal viniendo de la familia de la que venía.

Se acercó lentamente, como con miedo. No sabía qué querría de él aquél hombre, pero no creía que se tratara de un arresto en masa, ni una búsqueda de problemas... Ahora que hacía recuento, en realidad no sabía porqué tenía miedo, si fuera para algo malo, no lo llamarían junto con otras cinco personas. Se irguió, se colocó bien la gabardina, tosió para aclararse la garganta, y se dirigió marcialmente a la mesa de aquel que había pronunciado su nombre.

- Yo soy Jacques Brunelle.- Dijo con un intento de voz grave y seria -. ¿Quién me busca? y ¿Qué quiere de mí?.

Renly llevaba ya un par de días en aquella posada. Había llegado a la ciudad y se había instalado en aquél lugar disfrutando de las monedas que había conseguido en su último trabajo. Además, había tenido suerte en una apuesta de la noche anterior y había podido incrementar mínimamente su capital.

Cuando un hombre con aspecto de marinero entró en la taberna él se encontraba degustando un muslo de pollo con jugo y un buen vaso de vino. ¿Quién será este tipo? se preguntó.

El joven terminó lo que quedaba en el plato y limpió bien el fondo con un trozo de pan. Desde pequeño había aprendido el valor de la comida y agradecía cuando podía comer algo tan sabroso como aquello. Tras eso se levantó y caminó con pasos firmes y rápidos hasta la mesa del marinero, dónde se sentó, dejando su espada apoyada en el respaldo de la silla.

- Bien, aquí me tienes, soy Renly y mis preguntas son las mismas que las del muchacho... -comentó acercándose al tipo que había dicho su nombre y mirando con complicidad al tal Jacques- Supongo que nadie querrá apostar una cerveza que lo que lleva en aquél sobre es un trabajo o algo así, ¿verdad?- dijo mirando al resto y sonriendo. Sus palabras sonaron divertidas, pero realmente era una proposición seria.

Cuánto hacía que vagaba sin rumbo era una pregunta cuya respuesta desconocía, pues no llevaba la cuenta. Llevaba allí más tiempo del que pretendiera estar en ningún lugar, pero las razones tampoco las conocía, simplemente…estaba.

La cadencia de la rutina había empezado a inquietarle lo suficiente como para incitar al deseo permanente de querer salir de allí, sin embargo, seguía en la misma esquina  oscura de la taberna esperando que algo sucediera, inmóvil, cabizbajo y con la mirada fija en el mismo punto durante horas.

La gente entraba, salía, probablemente alguien le dirigiera algunas palabras a las que no prestaría atención o se sucediera cualquier cosa a su alrededor,  pero el encapuchado no hizo ademán de querer involucrarse en nada relacionado con quien quiera que se le acercase.

Para evitar posibles desacuerdos con la dirección del lugar, se habría acercado discretamente a la barra en algún momento, deslizando unas monedas sobre el madero tras haber recibido convenientemente alguna pregunta acerca de lo que quiera que le preguntasen, cambió las monedas por una jarra colmada de un líquido dorado; llevaba unas pocas horas sentado en la mesa de la esquina, la jarra de cerveza seguía intacta.

Como había esperado, un joven atravesó el umbral de la puerta increpando a varias personalidades allí presentes a hacerle compañía en su mesa, no prestó mucha atención a las palabras, pero sus ojos se detuvieron durante más tiempo de lo habitual en él, cruzándose sus miradas mientras movía los labios y gesticulaba con el cuerpo dando a entender sus intenciones.

El desconocido esperó a identificar a las otras cinco personas, haciendo un gesto sutil con la cabeza mientras ejercía su minucioso escrutinio sobre ellas y levantándose en silencio, procurando ser el último, se dirigió hasta aquella mesa sin perder de vista el misterioso sobre o a aquel hombre, ni articular palabra alguna.

El hombre mira a los que han llegado y dice:

- Bien, supongo que seran solo ustedes ya que no se han presentado mas, bueno no es de mi incunvencia, asi sera mas cuantiosa la recompensa para ustedes.

Coloca el sobre en la mesa mientras dice:

- La dama Arkhet les envia este sobre, me ha pedido que le haga entrega de el para que conozcan su significado. Si desean seguir las instrucciones, creo que me terminare esta copa de vido

Deja el sobre lacrado en el centro de la mesa en la que se encuentra y se recuesta un poco para disfrutar algo mas de su vino

Renly toma el sobre de encima de la mesa y lo sopesa en sus manos. Observa el sello lacrado y se pregunta quién es ella y como sabe sus nombres. Todo resulta demasiado extraño para él, nunca en sus años de viaje se había encontrado en una situación así. Pero la verdad, la curiosidad podía más que la precaución y aquél tipo que tenía delante no le causaba demasiada desconfianza.

-¿Quién esa tal "dama Arketh" y cómo sabe nuestros nombres?- comentó sin levantar la vista del sobre y rompiendo el lacrado para sacar la carta y empezar a leer su contenido.

No le apasionaba la idea de ser un mero mercenario pero quizás el contrato mereciera la pena, y de echo, no tenía nada planeado para su futuro más cercano.

Debe de ser alguien importante si nos convoco a todos.-Miro la nota encima de la emsa y al enviado.
Debia de ser algo gordo pero a saber cuanto...

Tras unso momentos pensando recuerdas que ese nombro lo has odido, por lo que sabes es un apellido noble de la ciudad pero realmente no sabes mucho mas de ese nombre

Cuando aquel desconocido mencionó a la Dama Arketh, Jacques arqueó una ceja. Qué querría del hijo de un simple herrero, por muy bueno que fuera, una noble de Chavile. Aquello no tenía ni pies ni cabeza, pero mejor leer la carta que les había enviado para saber de qué iba toda aquella locura.

- ¿Y bien?, ¿Qué pone la carta?.- Preguntó el joven espadachín a aquel que la sostenía en la mano.

El interior de la carta dice:

Si estas leyendo esto, es que sois las personas destinadas a las que esta carta debe ser entregada por Sabrille, que tan solo es uno de mis contactos. Necesito vuestro ayuda para un asunto personal importante, que por supuesto estare encantada de pagar con una gran suma de dinero, si es oro lo que buscais, oro es lo que conseguireis, tan solo seguid a Sabrille, el se encargara de traeros a mi mansion.

Las respuestas a las preguntas seran contestadas cuando llegueis, mientras charlamos mas tranquilos frente a una buena copa de licor

Anne de Arkhet

El oscuro personaje observaba cómo se desenvolvía el resto en su relación con aquel individuo que había traído las instrucciones, cada cual más suspicaz que el otro. Uno de ellos tomó el sobre en sus manos y se dispuso a leerlo, esperaría a que lo hiciera en voz alta si no pudiera leerlo él mismo desde la posición en la que estaba.

Todo lo que había registrado hasta el momento era el nombre del presunto contratista y algunos otros nombres sin importancia.

El joven leyó la carta en silencio y luego en voz alta, después de asegurarse que no decía nada que alguien externo no debiera conocer, para que los demás también pudieran saber que era lo que ponía en ella.

- Yo voy.- dijo Renly apurando la copa de vino y levantándose de la silla.

Tendió la carta a Jacques por si la quería leer personalmente. Recogió su espada y se dirigió a la puerta.

- ¿Vamos Sabrille?

Por su tono de voz se le notaba impaciente, llevaba un par de días sin hacer nada en la taberna y empezaba a aburrirse.

El hombre se pone de pie mientras deja caer unas monedas que tintinean en la mesa, con una gran sonrisa Sabrille mire a los alli presentes y dice:

- Muy bien, señores, me parece estupendo haberles encontrado a todos aqui, la verdad que ha sido una suerte, ya me temia que iba a tener que ir dando tumbos por toda la ciudad, pero bueno los que no me acompañen creo que tendre que informar a mi contratista que han reusado asistir a la pequeña reunion que ha convocado para con ustedes

Sabrille comienza a caminar hacia la puerta y dice:

- Bien, bien, creo que entonces nos encaminaremos hacia la casa de mi empleadora, no sera un camino muy largo, ademas podran ver las maravillas y no tan maravillas de esta hermosa y lujosa ciudad, eso si, no para todos, asi que si gustan de seguirme

El variopinto grupo sale de la posada, el ambiente alli es bastante animado y segun van entrando en las diferentes calles de la ciudad mas centrica pueden ver como se trata de una bulliciosa ciudad, grandes edificios con muchos adornos en sus muros, calles perfectamente adoquinadas en donde los lujosos coches de caballo van de un lugar a otro transportando a sus nobles ocupantes.

Las calles estan salpicadas de farolas preparadas para cuando sea la hora encender sus velas para procurar la suficiente iluminacion a sus habitantes, los cuales son personas en general de una alta clase social, apenas pueden verse uno o dos vagabundos, pero la guardia de la ciudad rapidamente los lleva a zonas "mas adecuadas para ellos" como los barrios bajos ya que las calles por las que caminan son calles lujosas y limpias y esa escoria la ensuciaria.

Tras un tiempo caminando pueden contemplar un gran caseron de estilo victoriano, protegido por una gran valla de acero que da acceso a un jardin interior coronado por setos cortados en formas de diversos animales y personas, algunos como cisnes, osos o niños jugando en un circulo.

Sabrille toca una campanilla exterior y se queda mirando al grupo y entonces dice:

- Bueno, esperemos un poco a que nos abran, la verdad que como la casa es un poco grande a veces tardan un poco en abrir.

Mira a todos y dice en tono discendido y alegre:

- Y bueno, parece que han sido llamados porque parecen competentes, que han estado haciendo antes de llegar a la ciudad 

Cuando leyeron aquella misiva a Jacques le asaltaron las dudas de nuevo, ¿Qué querría una noble de Chavile de el hijo del Herrero? Por muy buen guerrero que fuera y por muchos torneos en que se hubiera inscrito en la ciudad, para él no era más que eso, el hijo del herrero.

Iban a partir de allí sin algunas de las personas a las que se había "citado" allí, y según el tipo que los había ido a buscar les iba a enseñar las maravillas de la ciudad...

- Yo soy de aquí, a mí ¿que maravillas pretendes enseñarme? Me conozco la ciudad de cabo a rabo... pero bueno, lo que no sé es cual de los miles de caserones es el de la familia Arketh, así que debería de seguirlo igualmente.- Pensó Jacques para sí.

Llegaron a la puerta del caserón un rato más tarde, y como siempre... tardaban en abrir, por lo que surgieron las típicas preguntas para llenar un espacio vacío de tiempo, un espacio que de otro modo se habría llenado de un incómodo silencio. Incómodo era un decir, a Jaques le gustaba en silencio y muchas veces se evadía de la sociedad porque necesitaba un poco de espacio, así que para él, aquellas preguntas sobraban.

- Pues no sé, como no quiera un recadero más...- Dijo con un tono un poco jocoso dirigiéndose a Sabrille -. Yo soy el hijo del Herrero y sé algo de Forja y me defiendo en el combate, pero de ahí a ser "competente" no se yo...

Decepción, una sensación áspera, amarga, molesta. Un hombre para llevar un mensaje con el mismo contenido anterior implícito, vacío, aburrido. 

Siguió al grupo cerrando la fila ligeramente alejado de los demás, distancia prácticamente imperceptible, procurándose suficiente espacio para desenfundar en caso de necesidad y escuchar la conversación  sin mayor dificultad.

El joven mensajero parecía muy jovial, confiado, hablador. No era importante, no era nadie, un contacto, un sirviente, su conversación estaba tan vacía como el mensaje que portaba por lo que, prestándole la atención que merecía, continuó ofreciéndole su más sincera indiferencia desde la retaguardia.

Caminaron durante un tiempo indeterminado, la ciudad era lo suficientemente grande como para perderse y tan ostentosa como para diferenciar claramente los estamentos sociales pero no estaba allí para disfrutar del paisaje. Sin levantar la cabeza siguió al grupo, con la mirada al frente, procurando no perder de vista al joven de cabello claro que los guiaba hacia el punto de encuentro.

La casa era innecesariamente grande, nunca comprendería los lujos de la clase alta y su opulento estilo de vida, pero su cometido era obrar mas no juzgar. El muchacho trataba, sin mucho éxito, de amenizar lo que preveía ser una larga espera en lo que los sirvientes del hogar disfrutaban del amplio recorrido por los extensos pasillos y jardines, culmen del pragmatismo.

Preguntaba por información personal, cosa que Brunelle no dudó en compartir con todos los demás. Decía conocer el oficio de su padre y poseer facultades para el combate, pero no parecía muy seguro de sí mismo. Por su parte, la única respuesta que facilitó fue un cuidadoso gesto, elevando su brazo derecho para aprehender suavemente el asta que asomaba por su espalda, ejerciendo la fuerza necesaria para que el movimiento del arma bajo los ropajes sugiriese una forma puntiaguda acompañada por un leve susurro metálico. Tras lo que creía una respuesta evidente, dejó que el peso del arma tirara de su brazo delicadamente hasta devolverla a su posición original.

Renly siguió a Sabrille por las calles de la ciudad, apenas llevaba unos días en ella y no había recorrido gran cosa. Ver aquellas casas tan grandes le sorprendía enormemente ya que él provenía de un pequeño pueblo y nunca antes había estado en Gabriel.

Al llegar a la casa esperó a que les abrieran, escuchando lo poco que Jacques tuvo bien por decir y el silencio sepulcral del hombre que les seguía en último lugar a una escasa distancia. Había algo en ese tipo que era capaz de erizar la piel de cualquiera, sin embargo, prefirió ignorar esa sensación ya que tampoco se sentía amenazado.

- Personalmente acabo de llegar a la ciudad y no tengo ni idea de que es lo que puede hacerme "competente" para la señora Arketh. A quién por cierto, no conozco, ni sé porqué sabe de mí o de mi nombre.- dijo dejando claro que tampoco tenía intención de explicarle su vida pero intentando no parecer descortés.

La espera empezaba a impacientar a Renly quién daba golpecitos con el pié en el suelo.

Unos pasos se escuchan y una criada de etnia Aion aparece, la mujer al ver a Sabrille hace una pequeña reverencia y abre la puerta para que todos puedan pasar al interior del jardin y mas tarde de la mansion, Sabrille pasa al interior con una mirada de confianza y al ver a la sirvienta dice:

- Hey muchacha como va?

Camina como si hubiese estado en mas de una ocasion alli y entra en la mansion tras atravesar el jardin como si estuviese totalmente invitado, con una gran confianza y descaro. Al entrar en la gran mansion todos pueden ver como realmente es un lugar lujoso e impresionante, varias estatuas de marmol decoran la entrada  y la descomunal escalera que esta en el centro del recibidor que lleva a un segundo piso con varias puertas de las maderas mas nobles.

Al entrar una mujer hace su aparicion, la mujer baja lentamente por las escaleras, con porte noble y seguro, se nota que es una mujer de la nobleza con bastante poder, ademas mira fijamente a los alli presentes, la mujer parece joven aunque por sus manos puede verse que es algo mas mayor de lo que aparenta. La mujer tiene una mirada seria y altiva, que no prepotente.

La mujer llega a la altura de los aventureros y con una calida sonrisa les saluda:

- Les estaba esperando, gracias por acudir a mi mansion, como deben suponer yo soy Anne de Arkhet, pero si me permiten invitarles a una copa mientras hablamos del asunto que me ha llevado a ustedes en un lugar mas tranquilo.

La mujer comienza a caminar a una habitacion que estaba a la derecha, se trata de una pequeña sala de reuniones con unas sillas de aspecto comodo y muy caro, varias copas estan en una mesita y un par de licores, la mujer se sienta, por su parte Sabrille se queda en la puerta mirando distraidamente.

La mujer espera a que los aventureros sean servidos por los sirvientes y se sienten entonces casi inmediatamente empieza a hablar:

- Les he hecho llamar ya que se trata de un asunto de suma importancia, he oido hablar de las cosas que han hecho y de las que son capaces de hacer, y me temo que la guardia de Chaville, a pesar de su buena voluntad, no van a ser capaces de realizar mucho mas, y pronto archavaran el caso, y no puedo permitir que algo asi suceda. Se trata de mi hija Linda, ella esta prometida con Oliver De Kessou, un importante muchacho de la familia De Kessou, con el cual estabamos estableciendo, un matrimonio concertado. Llevaban varias semanas viendose en citas en los salones de baile de "Chateau", a poco tiempo de aqui si van en carruaje, o a una hora mas o menos de camino si ustedes van andando. El caso es que mi hija ha desaparecido...si, si, como oyen se ha esfumado, al parecer discution con Oliver, y esta debio enfadarse o algo, y el caso es que nadie sabe nada de ella, ¿saben?, ella es una jovencita que no sabe valerse por si misma, y dudo que se haya escapado por su propia cuenta, mas bien creo que alguien la ha secuestrado o algo, ¿saben?, oh, por favor, necesito que ustedes averigüen que le ha sucedido, pobre Linda mia

La mujer segun hablaba le costaba mantenerse serena y mantener la calma, sin duda si no fuera por sus modales habria roto a llorar casi en el inicio del relato

Mientras escuchaba la lamentable historia de la Dama Arketh, Jacques no dejaba de preguntarse el porqué lo habrían llamado a él ¿Porqué a él y no a un soldado capacitado para ello?. No servía de nada intentar razonar aquello, no sabía cómo se había enterado de su nombre, y de las cosas que hacía, pero de nada iba a servir preguntárselo a sí mismo.

- Siento lo de su hija .- Se lamentó el joven -. Pero... ¿qué podría hacer el hijo de un herrero para solucionarlo?, puede ue sea diestro en combate, y que sea bueno con la Forja, pero ¿Porqué no recurrir a la guardia de Chaville en vez de a un puñado de desconocidos? ¿Qué podemos aportar nosotros que no pueda la Guardia?.

Se cruzó de brazos esperando una respuesta por parte de aquella señora, de igual manera, no podía hacer lo que se le viniera en gana, dependía de su padre y de su madre para participar en algo así... tendría que hablar con ellos si llegado el momento fuera a participar en aquella locura. La verdad... sería un agradable cambio de aires.