Partida Rol por web

El hombre se acerca de nuevo a la barra y se acerca a la señorita. Lo de la moneda de oro ha sido culpa mia, por 2 monedas de plata tendrá la habitación, ademas llevaremos a sus caballos a una cuadra que hay detrás de la taberna. En cuanto al vino no tengo Abeliense, pero hace poco mi sobrino me trajo una botella de vino Gabrielense lo he probado y es un vino exquisito, si me permite un momento este no es vino para beberlo en vasos de madera. El tabernero entra en la cocina y al rato sale con un juego de 6 copas de un bello cristal finamente tallado. Alza un poco la cabeza por encima de la gente, y mira hacia el grupo de viajeras. -Señoritas tengo aquí un excelente vino Gabrielense, ¿Les apetecería tomar una copa? Rolf, ¿tu quieres también vino o prefieres tu aguamiel? O es verdad. El tabernero deja las copas y la botella en la mesa y vuelve a entrar en la cocina, de la cual sale al poco con una pesada silla de madera maciza con refuerzos de hierro. Toma aquí tienes, tu silla.

-Siempre es un placer hacer negocio contigo. -
Holf se quedo en la sala común calentándose en el fuego cuando nimie le saludo le devolvió el saludo con un leve gesto de la cabeza, ya que de otra forma podría provocar un desastre si agitara su mano, tenia que controlar su movimientos en los sitios cerrados ya que su gran envergadura los movimientos brusco podría tirar o dañar las estructuras del sitio.
Entonces el tabernero volvió a salir ofreciéndole una copa de un vino delicioso según él pero volvió para sacar la única silla de toda la taberna que puede aguantar el peso de su gigantesco cuerpo.
- Si ya fue bastante que rompiera una silla de tu taberna y ya sabes que prefiero el aguamiel ya que mi sentido del gusto no esta refinado para placeres exquisitos.-
Holf cogió la gigantesca silla que llevaba entre las dos mano el tabernero con una solo mano y la puso en su lugar favorito junto a la chimenea dejando que el fuego de la chimenea calentara el sitio mientras esperaba que el tabernero llenara su jarra de aguamiel.

Cuando te da por mirar detenidamente a Nimie, notas como un escalofrío y una sensación como de añoranza, cuando te das cuenta, alrededor suyo notas como un aura de oscuridad que la envuelve por completo, cuando parpadeas de nuevo ves todo igual, pero notas una leve oscuridad que la envuelve tenuemente.

Cuando te fijas mejor en Lisania, notas como su alma brilla ténuemente, y durante un momento su alma brilla tan pura que te hace daño mirarla, lo que te hace recordar cuando Näwe te contó que había una raza que vivía en comunión con la luz llamados Sylvain.

Nimie se quedó mirando a la chica mientras esta hablaba, había algo raro en ella que la molestaba a los ojos.-Gracias, es un placer Lisania.-Concedió dejando de lado la discusión ahora que la chica parecía que había entrado en razón dejando de lado toda aquella disputa que...

Dioses, tanta luz había en aquella maldita sala? se preguntó mientras entrecerraba los ojos un segundo hasta que se percató de que la luz provenía de la chica.-Hmm...-Se pasó una mano por los ojos un instante antes de volver a mirar a la chica y luego al resto de la sala para comprobar que su vista no había sufrido ninguna clase de percance...o que estaba loca, no sabía que podía haber sido peor para ella.-Ehm...si, sin problemas.-Accedió a la propuesta del Tabernero mientras volvía a mirar a Lisania, no sabía como preguntarle así que decidió tomar la via fácil.-Te suena de algo la palabra Sylvain?

-Oh, magnifique! un caldo de mi tierra.- Exclama Christinne alegremente. No esperaba encontrar en un antro asi algun vino aceptable, o al menos familiar. Claro que primero tendria que probarlo, podia ser que le hubieran dado gato por liebre. O que no fuera de una bodega precisamente destacada. 

El tabernero dio un poco a entender que tambien era para los otros recien llegados, asi que la joven lleno parcialmente todas las copas y se las acerco con una sonrisa a las dos gatas y el pobre rubito que se habia metido en medio.- Beban un poco, veran como un buen vino les anima y relaja el ambiente!

A continuacion se aproximo con otra copa al tipo tan enorme que habia llegado hacia unos instantes, era sin duda alguna el hombre mas grande que jamas habia visto. daba un poco de miedo, claro que tampoco le intimidaba, recordaba lo que uno de sus instructores solia decir: "Mientras mas grandes son, mas pesado caen". Con toda naturalidad le planta la copa en la mano y sonrio- Monsier, de verdad que prefiere una bebida tan vulgar como la hidromiel a algo tan refinado y sabroso como un buen vino!? por favor, pruebe y vera como quedara prendando de su sabor.

Acto seguido comienzo a realizar todo el proceso de cata del vino con celo, como habia aprendido, para determinar si estabamos bebiendo algo en condiciones.  Seguramente a cualquier otro le valdria igualmente con que tuviera alcohol, pero para el paladar de Christinne no era suficiente.

La última nevada pilló a Dánae de buen humor. Aunque congelada, sonreía mientras veía el pequeño pueblo. "Por fin" pensó "Por fin puedo dormir en una cama calentita, y comer comida de verdad". Además el poblado, a pesar de ser relativamente pequeño, tenía una actividad frenética. Muchos niños se acercaban a la muchacha extranjera, algunos diciendo "¡genial, otro viajero más!". Eso significaba que se encontraría con gente que probablemente conociera las noticias de Ilmora. Mal asunto.

Sin embargo, preguntó con toda la candidez del mundo dónde podía pasar una noche en una cama caliente, y le indicaron la dirección en la que estaba la única posada del lugar.

-La Quimera Blanca... peculiar nombre tiene, pardiez. ¿Y está por ahí? ¡Agradecida en el alma, señora!

Allí se dirigió la ilmorense, esperando encontrar un lugar apacible, tranquilo, sosegado, donde el trato sería bueno y amistoso, como la gente del lugar.

Bueno, al menos acertó con esto último y no tanto con lo primero. Pues en lo de tranquilo y sosegado había sido un poco más ingenua que de costumbre. Muy animado, como todo en la ciudad, lleno de rudos hombres y mujeres de duro pero afable carácter.

Con tanto ánimo, entró alegremente por el lugar, a grandes pasos y con una sonrisa amable en su cara, aunque su corazón le decía que tenía que ir con cautela. Y viendo al tabernero tras la barra, se aproximó a él y esperó paciente a que terminara con los otros clientes antes de preguntar nada.

Una vez quedó libre de responsabilidades, muy amablemente saludó:

-Días muy buenos tenga usted, amable tabernero. Me vendrían bien diversas viandas para llenar el estómago, una cama caliente para pasar esta noche y puede que las venideras.

El tabernero deja la copa de vino y se acerca hacia donde se encuentra la nueva visitante. -Vaya, es la primera vez que coinciden tantos visitantes al mismo tiempo. Cuando la nueva mujer pide una habitación y algo de comer el tabernero sonríe. Por supuesto que tenemos habitaciones, las habitaciones cuestan 1 moneda de plata, luego para los bolsillos mas ajustados tenemos la sala común que le costara 3 monedas de cobre, en cuanto a la comida si espera un poco voy a pre...

Shugo se mueve intranquilo por la habitación, parece que algo le molesta, y tiene cara de preocupación.-¡Iume despierta! Algo va mal, noto una inquietud en el aire que me da muy mala espina, deberías prepararte por si acas...

¡Rolf! ¡Se acerca peligro! ¡Estate alerta!

En ese mismo instante un grito de mujer se escucha afuera en el pueblo, seguido de varios gritos mas. A los pocos segundos se puede discernir claramente el ruido de armas chocando, gritos de guerra, bramidos y mugidos se mezclan con las campanadas de alarma que a los pocos segundos empiezan a tocar.

En la taberna uno de los hombres que estaba mas cerca de la puerta abre la puerta y se asoma a ver que pasa, cuando una enorme mole de pelo negro pasa a toda velocidad llevándose consigo la mayor parte de la puerta y al hombre que había salido a mirar.

Rápidamente los que se habían acercado a mirar retroceden, y se miran entre ellos.

Por entre los restos de la puerta se pueden ver a varia criaturas humanoides mezcla entre un hombre y un toro, pero el doble de altos que una persona normal, aunque parece que a pesar de parecer tan temibles los ciudadanos de Landhoff no cedían terreno frente a las criaturas.

Una de las criaturas atacantes.

---¿Que, ahora?- digo mientras me restriego el ojo todavia dormido- Pero si estaba muy a gusto...

Me callo al oir los sonidos de pelea y rapidamente me pongo la ropa que pillo, que resulta ser el kimono, asi que con gestos elegantes comienzo a ponermelo, la verdad es que era una buena elección, podria acoltar la cola sin ningun tipo de troblemas.

---¿ Que nos ataca? ¿ La inquisición?- pregunto mientras termino de abrocharme los lazos y salgo de la habitación con rapidez y bajo las escaleras hasta donde tenga una visión de lo que sucede

"Más visitantes quizá" pensó, y no se equivocaba.

Poco a poco fue dejando la jarra y tensándose ante el ruido de lucha. Cuando aquel ser se llevó la puerta agradeció no haberse dado prisa por beberse la segunda jarra.

No parecía un buen momento para pelear pero le sentaba peor dejar a aquella gente sola.

Se levantó y suavizó un poco el gesto de su cara. -¡Grande!, ¿te llamas Rolf verdad?, pareces tener experiencia con estas cosas. Ganemos algo de tiempo para todo el mundo se ponga a salvo-mientras decía esto se acercó a la puerta, pero se paró un poco antes, atento. Era evidente que no llevaba armas ni protecciones y que pretendía salir así.

Notas que en torno a unos 20 metros alrededor tuyo hay cerca de 50 fuentes de energia de ki, fuera de la taberna hay unas 40, pero delante de la taberna directamente no detectas ninguna, 

Nimie se extrañó tanto como el resto de lo que estaba pasando, pensando a priori que serían borrachos o un niño que se había echo daño al caerse en una roca oculta bajo la nieve, tal vez incluso algún lobo salvaje que se había adentrado en el pueblo, pero cuando uno de los parroquianos se levantó y fue brutalmente asesinado por una siniestra criatura, Nimie no lo dudó y mientras el resto si lo hacía corrió como una exhalación hacia su habitación en el piso superior para recoger el resto de sus armas.-Ahora vuelvo.-Le dijo a Lisania, la chica mercader para que no se metiera en problemas.

Sus pies parecían volar sobre la madera mientras subía los escalones de dos en dos y en grandes saltos, abrió la puerta de su habitación con el hombro y cruzó el cuarto como una exhalación mientras cogía la bolsa y se pendía las armas de las cinchas del pantalón, el cinto y la cadera.-Corre, corre.-Se dijo a si misma cuando terminaba de asegurarse la maleta a las espaldas y se guardaba entre los pechos la llave de su carromato¨Mis bueyes y mi casa...¨ pensó mientras volvía a bajar corriendo.

Hacia mucho que no veía monstruos, y muhco menos atacando directamente a la gente. Intentó estrujarse un poco la mente pero aún no le venía a la mente que podían ser. No quería ponerse violento pero si ellos atacaban antes.....