Partida Rol por web

Por fin llegaste a Logres , fue bueno aquel rumor que te dijo que todo caballero que se precie, debía marchar a Vagón, al torneo.

 Acercándote a la ciudad  de  Vagón se percibe ajetreo y prisas. La media mañana ya esta pasada, tanto que el sol brilla en lo más alto. No obstante,   una ligera brisa hace agradable el paseo a caballo.

Unos cuantos caballeros *comparten camino con vosotros. Los hay con mejores ropas y caballos bien cuidados, aunque también comparten sendero aquellos caballeros menos pudientes, pero igualmente bravos y caballerosos. Estos últimos no llevan ni siquiera escudero, y los primeros los más adinerados se hacen acompañar por 2 de ellos, en un claro gesto de ostentación y poder.

No solo señores se acercan a la ciudad, también os rodean carros tirados por bueyes cargados de leña, y  mulas  que parecen portar telas y sedas.

No es fácil discernir quienes son aquellos que van a comerciar en el mercado y quienes son trabajadores del castillo preocupados de tener todo preparado para los banquetes que se avecinan.

El camino de peregrinos se completa con los propios habitantes de la comarca, a los que les place  la diversión y la fiesta, y  a los que tampoco desagrada ver  a unos cuantos nobles dando y recibiendo lanzazos.

El camino sigue para la plebe, pero vosotros os desviáis del camino principal para acceder a la zona de acampada. Al ir acercándose al castillo de Vagón se puede divisar, lo que antes era una explanada de segada yerba verde, y que ahora está salpicada por estandartes y tiendas. Los colores de los señores se menean al viento.

En algunas  tiendas  residen solo los escuderos y pajes de los señores y en otras los señores de menor entidad y su escudero si lo hubiese.

Ya hay movimiento, escuderos que van y vienen con caballos, armas o armaduras, pajes que acarrean agua o leña para los fuegos,

Se puede percibir el olor a hoguera y a hierba verde. Cerca de las tiendas están los caballos, mercancía valiosísima. Su olor también impregna el ambiente.

 La mayoría de los estandartes os son desconocidos. No obstante, reconocéis a algunos señores de Somerst y a otros de Dorset, a todos saludáis y todos son devuelven gentilmente el saludo. Los sirvientes y pajes también os muestran el respeto que vuestra clase social merece.**

-"marcha de las mis tierras, et no retornes hasta faber ganado gloria et fama grande”.

Aquellas palabras, proferidas por Sir Mcmiliard,  mi señor, me acompañaron durante todo el viaje a Logres. Más no hubieron de turbar mi ánimo y mucho menos mi tesón, pues pensaba tornar con tal fama, y tal gloria, que incluso Sir Mcmiliard se asombraría por ello.

El camino a Logres fue largo. A veces sólo veía pequeños pueblos de campesinos, en algunos compré pan y pedí alojamiento, y buena hospitalidad hallé. Los hombres del pueblo eran reservados, pero buenos de corazón; y cuando veían mi porte noble y la cruz de mi blasón, mostraban tremenda amabilidad. Y así se sucedió la marcha, acampando a resguardo del viento algunas noches, en la linde de pequeños bosques en otras, o en viejos caserones las que menos. Siempre, al despuntar el alba, ya estaba nuevamente en marcha. Uno de esos días me maraville contemplando hermosas cadenas de altas montañas boscosas. Era aquella tierra bella, y de llanuras pobladas de robustos árboles. Las tierras se cultivan de cereal y se aprovechan para los pastos de los inmensos rebaños. No hubo incidentes dignos de mención durante aquel largo viaje. Suficiente fue lidiar con la fatiga y las incomodidades propias de la cabalgadura.

-Habemos llegado, zagal. -dije a mi joven escudero. Se mostraba éste sorprendido y lleno de júbilo al contemplar la algarabía y trajín que allí se gestaba.

Numerosos pendones orgullosos de mostrar los colores de sus señores ondeaban al viento. Así me recibieron, como lo hicieron las muchas caras de los señores y vasallos allí presentes. Empero pocas, o casi ninguna, me era familiar. No acostumbraba yo a tales lides, más aquello pronto iba a cambiar.

Miré al joven Edward, para quien yo era su modelo a seguir: -Busquemos lugar donde alistarnos en aqueste torneo et probar la mi bravura et buen fazer. -dije animoso.

-Et rezad a Dios por la mi fortuna, pues cierto est que muchas veces non importa cuán fuerte, presto, o habilidoso pudiere ser un cavallero, siempre hay de otros que equipáransele. Un omne puede vencer un torneo et caer prontamente en el siguiente. Un resbalón en la yerba puede significar la derrota, al igual que lo que ha cenado la noche anterior. 

-Recordad aquesto que vos digo, zagal. -insistí. -Un cambio del viento puede traer el regalo de la victoria. O el favor de una dama anudado en torno al brazo.

Dicho lo cual, encaminé el caballo en pos de quien nos pudiera alistar en el torneo...

El caballero de Cumbria andaba un poco desorientado ante tanto caballero extraño. En verdad el ambiente en el que andaba tambien lo era. Asi que de buenas a primeras, antes de que se viera superado definitivamente por la situación, optó por frenar el caballo, y observar lo que hacian otros como él.

Al parecer todos ellos seguian sendero, y se desviaban un poco más adelante.

Pues él haria lo mismo.

A lo lejos vio un pequeño puesto, poco más que una mesa y un escribiente y se dirigio hacia él. se puso a la cola qeu formaban un os cuantos caballeros como él.

Al parecer estais en la zona en la que hay que apuntarse para participar en el torneo.

Tras la mesa veis a un escribiente.

El hombre esta atareado y aunque echais en falta un poco más de cordialidad en el trato entedeis lo complicado de su tarea. 

Os dice:

Nombre y procedencia.

Sepan vuesas mercedes  que el torneo se compone de los siguientes eventos:

Dia primero, con la amanecida ceremonia de los yelmos y torneo de justas. Tras la comida competición de tiro con arco( cazar)

Dia segundo, batalla campal a modo sin espadas y en la atardecida tras la comida, desafíos.

Ni que decir tiene que el señor correra con los gastos de alimento y curas   si fueren menester.

¿ Desean vuesas mercedes apuntarse a todos o algunos ?

Toda la charla la da sin levantar la mirada de sus papeles y sin alzar la mirada ante vos.

¡ bienvenidos et buen torneo!

-Sir Gwilherm, caballero de mi seyor sir Mcmiliard se apresenta. Venido de Cumbria, de Catterick, para más señas. -informé así al afanado escribano que ante tan ingente cantidad de participantes y trabajo, incapaz se mostraba de alzar la cabeza para ver el rostro de quienes alistaba. -et aqueste zagal que bríndame compaña est Edward, faze labor como escudero.

Luego añadí. -Apuntadme a todos los eventos. ¡Pues digno et glorioso se ofrece aqueste torneo!.

Y tras terminar los trámites necesarios, era mi intención disponernos a buscar lugar adecuado donde montar campamento en aquella inabarcable extensión de tiendas multicolores, cada una con el escudo de un caballero colgado ante la puerta. El resplandor del sol era reconfortante en aquel día, y el viento fresco hacía ondear los gallardetes de seda en armoniosa coreografía. El acero, y las espuelas doradas, brillaban bajo el sol. 

-Hermosas fabrán de ser las damas et doncellas que a tal evento se presenten. -pensaba para mis adentros...

 -Puede su verced, poner la tienda en aquesta explanada cuando guste, pues el castillo y su derredor andan rebosados et llenos de tiendas et caballeros.

La recepción con el conde será antes de la cena, en apenas 2 horas.

Se os queda mirando a ambos por si deseais preguntarle algo más.

-Gratitud por vostra recepción et amabilidad. -agradecí al heraldo. -et gustoso fabré de mostrar mis respetos al conde en tal recepción. 

Me dispuse, tras aquel breve intercambio de palabras, a montar la tienda. Apenas me restaban dos horas antes de la presentación, así que poco tiempo había para malgastar ahora. Ya habría momento, entre presentaciones y banquetes, para charlar con las gentes y sobre todo con las damas gustosas de regalar cómplices miradas a los valerosos caballeros que se iban a enfrentar en sendas pruebas.

Ésto último me recordó que necesitaba un buen aseo antes de la presentación con el conde, pues una capa de polvo del camino se había adherido al sudor que bajo la pesada armadura se gestaba. Y tal guisa no era la adecuada, ni mucho menos, para mostrarse digno y respetuoso ante el señor conde y las damas allí presentes.

Al atardecer están citados, aquellos  caballeros recién llegados que no se han presentado aun al señor de estas tierras y organizador del evento, en el castillo de Vagon.

El castillo del señor de estas tierras esta situado al oeste de la ciudad sobre una pequeña elevación del terreno. Es una mota castral reforzada. Posee un amplio patio interior, con aljibe huerta y pozos, patio de armas con , construcciones adosadas como caballerizas, herrerías, carpinterías, cobertizos para aperos y herramientas y una leñera adosada a la cocina. No posee foso que lo bordee. Se reforzó con una torre de piedra y un pequeña patio de armas adicional.

Esta en buen estado de conservación.

Esta el patio  lleno de tiendas de escuderos y del sequito de los grandes señores que se hospedan en el interior.

Los aledaños del castillo, fuera de la protección de las murallas, también se hallan repletos de tiendas de sirvientes y escuderos.

Estais en una fila de caballeros. Todos ellos tienen las mismas intenciones que vosotros; Presentar sus respetos al organizador del torneo, y señor de estas tierras, sir Roderick, conde de Salisbury.

Es vuestro primer acontecimiento de este estilo, y estais un poco nerviosos.

Formidable se antojaba aquella fortaleza, digna sin duda de un señor de la talla y renombre de sir Roderick, ni más ni menos conde de Salisbury. No tardamos en llegar al patio interior para unirnos a la fila de considerable tamaño formada por caballeros venidos de todas las direcciones que los puntos cardinales marcaban. Venían estos acompañados, como lo hacía yo mismo, por sus fieles escuderos.

-Algún día Edward, tal como fago yo agora, vos hallaréis en una lid similar en compaña de vostro propio escudero. -dije al zagal, sonriente, intentando no reflejar nerviosismo alguno en mis gestos y palabras mientras esperabamos que nos llegara el turno de presentarnos ante el señor Conde.

Más tal turno no iba a llegar jamás, al menos si no es por otro escudero, buena gente por cierto, que nos informó que nos hallábamos en una fila erronea. Una vez solventado tal equívoco, no tardó en llegarnos el momento de presentar nuestros respetos.

No pude evitar sobrecogerme, en cierta medida, ante la presencia del Conde. Aquella era la primera vez que debía presentarme ante otro señor...

-"marcha de las mis tierras, et no retornes hasta faber ganado gloria et fama grande”.

Volviéron a sonar en mi cabeza aquellas palabras. Este torneo, y mostrarse digno ante sir Roderick, era el primer paso para obtener dicha gloria y fama. Asi que, una vez templado mi cuerpo, me dispuse a presentarme:

-Sir Gwilherm, caballero vasallo de sir Mcmiliard de Catterick, se apresenta ante vos mostrando respeto y gratitud. -con la mano hice ademán de señalar al zagal -et Edward, el mi escudero, bríndame compaña et muestra mi escudo et colores.

Incliné la cabeza una vez finalizada las palabras.

-Será gran honor para aqueste servidor mostrarse digno partícipe de tan magnánimo evento.

Sir Gwilherm jamas habia estado en un torneo ni habia rendido cuentas a señor ajeno al sueño. Sus nervios le hicieron posicionarse en la fila que no era,  gracias a que un prudente escudero le informo del error, si no aun estaria haciendo cola para entrar en las cocina.

colocado ya en la fil correcta, y templando los nervios puede ver en su trono al organizador del torneo,Sir Roderick, Conde de Salisbury.

Por fin se  encuentra con sir Roderick, conde de Salisbury y organizador del torneo. 

Sir Roderick  es un señor que conoció tiempos mejores como guerrero. Con los años ha perdido figura y pose guerrera pero ha ganado en sabiduría y saber hacer. Parece que gobierna bien su feudo  y tomarse la molestia de organizar un torneo  habla bien de ello.

Le llega el turno a los pj. Es hora de presentarse brevemente ante el señor que organizada el torneo. Esto es muestra de respeto y de agradecimiento. No en vano van a ser sus  invitados. 

La estancia es amplia y esta sobriamente decorada con tapices en las paredes y alfombras en el suelo, en una esquina la chimenea esta prendida y se oye el crepitar del fuego entre los silencios de unos y otros, y siempre que los pasos de los que llegan y de  los que se van no ahoguen el acogedor ruido de la hoguera.

El señor esta sentado en un butacón. Recibe a los recién llegados con una copa de vino que ofrece, tomándose él un sorbo en su propia  copa plateada. Ya son muchos sorbos y muchos los caballeros que le han presentado sus respetos.

 A su lado, en pie,  unos cuantos consejeros y heraldos que van anunciando en voz alta a los caballeros. En una lado apartado, os acompaña vuestro escudero, que porta vuestro escudo y vuestros colores.

Es vuestro turno. Ahora se espera que os presentéis .

es cierto, no pasa nada.

- Fabladme sobre el vuestro señor, pues en aquestas tierras conocemos apenas a ese tal¿ cómo dijisteis que se llamaba el vuestro señor?

-Sir Mcmiliard est su nombre. -respondí al Conde.

Sentí como las gotas de sudor comenzaban a mojar mis manos. Difícil se presentaba la tarea de hablar bien de Sir Mcmiliard sin mentir al señor conde.

-Señor, -dije al conde, haciendo una inconsciente pausa. -Sir Mcmiliard gobierna con mano de fierro las tierras de Catterick, et dispendia xusticia con severidad entre los sus vasallos, más también grand guerrero est, et estratega también, pues pocas derrotas alberga el su haber.

Poco más dije, pues delicado era el asunto cuando se trataba de hablar de Mcmiliard. Esperé, con cierto temor, la respuesta del conde.

Os habéis dejado llevar por la discreción, optando por el equilibrio entre hablar algo mal de vuestro señor y algo bien,

 No habéis ofendido ni engañado a vuestro anfitrión, ni habéis dejado por tierra a vuestro aun señor, pero sí que habéis tomado partido al haber primado lo bueno sobre lo malo o al revés.

-En verdad escuché cosas semejantes del vuestro señor. No es tarea fácil ser un buen señor. Puede que si sos brillante en eventos como aqueste, cimenteis más pronto que tarde vuestro propio señorío, y sepáis cuán difícil es ser justo et honesto.

El señor os sirve una copa, el mismo, de su propio vino, obviamente de gran calidad.

-Pasad no sin antes brindar por el buen gobierno.

Le caísteis simpático al señor anfitrión.

Con un gesto os hace pasar al banquete.

Entrando en el banquete.

Tras el protocolario acto de saludo y presentación,( en el que te ha ido bien) dará  lugar un banquete amenizado por generosidad de bebidas y algo de música, que no siempre se aprecia con nitidez y calidad debido al ajetreo y ruido que se produce entre los comensales.  Mañana comienza el torneo y aun se espera que lleguen algunos caballeros más.

En la sala hay dispuestas alrededor de 12 grandes mesas de diferente tamaño en la que se sentaran los invitados, esto es, caballeros, señores, señoras y  damas. Algunos pajes, escuderos y damas de compañía de señoras principales también se dan cita unas cerca de sus señoras y pendientes de sus deseos, otros en el ultimo lugar de la sala, pero sin el deber de preocuparse también en la cena, de los caprichos de sus señores.

Aun se observan muchos huecos, también en las mesas principales, puesto que aun no han llegado todos los participantes del torneo.

Los pj ocupan la segunda peor mesa del banquete. La peor queda reservada a los escuderos y pajes de personalidades relevantes, pero no dejan de se pajes y escuderos.

 Por tanto dentro de los caballeros estais en la peor mesa. Os rodean caballeros de poca fama y recién nombrados, y algunos caballeros pobres que no desaprovechan la ocasión para mejorar su suerte y sus ingresos. El vino y la comida será igual  que la de las mesas principales, lo único que están mas alejados del anfitrión y de los músicos, no siendo esto mala cosa del todo. ¿ o si?

Esperé a que se sirvieran las deliciosas viandas, las cuales a buen seguro vendrían acompañadas de exquisitos vinos, calientes y especiados éstos, y mientras lo hacía, hablaba con los caballeros con quienes compartía mesa. Busqué tema en cosas vanales, primero, más luego fuí catando a cada uno de ellos a ver que rumores interesantes podía sacar de éstos*.

Y mientras charlaba con éstos, no perdía detalle del amplio salón del banquete, poniendo especial atención** en las bellas damas que por allí se dejaban ver. Quizá alguna de ellas tuviera a bien brindarme su favor en la lid que mañana había de acontecer. Sería intenso aliciente demostrarle a ésta mi buen hacer en las pruebas que se iban a presentar***.

Te has adelantado un poco con esas tiradas, veré como las uso para dar un gran salto. 

ya te vale, encima que las aciertas...

El banquete es sobrio en cuanto al número de platos pero generoso en el  tamaño de las raciones y en la abundancia de las bebidas. Realmente es más una recepción que un banquete, aunque las diferencias son demasiado sutiles.

El primer plato es un cochinillo de tamaño medio, relleno de pulpa de  ciruela, manzana y pera, acompañada de finas hierbas y nueces.

En el intermedio unos acróbatas lanzaran sus palos y dagas  al techo y se los pasaran entre ellos.

El segundo plato es un pato sobre una pulpa de cereza,  fresa y miel especiada con albahaca y tomillo.

En el entreplato unos juglares alabaran con sus canciones las virtudes del rey Uther, y justificaran sus pretensiones para alcanzar el título de Alto rey.

Tercer plato: pastelitos de tocino y leche en un lecho de pulpa de futas y azúcar.

Violas y arpas entonan la sala a modo de final de banquete.

En cuanto a bebida se ofrece hidromiel y cerveza sin límite, cosa que algunos, sin duda, están aprovechando.