Partida Rol por web

Avanzáis por la ciudad preguntando a los que os parecen menos sospechosos, algunos os miran y os espantan con la mano tras miraros de arriba a abajo, algunas caras se repiten entre los que os observan desde la distancia, o quizá sólo sea un poco de paranoia.

Finalmente tras pasear un rato llegáis a un barrio donde el olor es más penetrante, la mezcla de olores os deleita y asquea a cada paso, ahora dulce y vaporoso, ahora rancio y pesado. Tras unas acertadas preguntas dais con un lugar llamado "Tónicos Senzer". Un pequeño edifico con piso encima, nada muy boyante, pero no es una de las más llamativas ni las de peor aspecto.

Me limito a seguir al resto, ocultando mi rastro tras el visor del yelmo, no quiero hablar con nadie, sólo quiero acabar cuanto antes y salir de este nido de ratas.

Al llegar al edificio Mensifo se mantiene unos segundos observándolo con cuidado. Se fija en si muestra actividad reciente, o si por el contrario parece poco transitado. También mira si hay lugares vecinos donde se pueda entrar información, quizás una vecina indiscreta que les revele si ha habido algún cambio importante en el lugar y por último da un rodeo, si es posible, al edificio para controlar si hay salidas traseras por las que escaparse.

Das un paseo por la zona y el lugar parece transitado, es más puedes ver gente, clienntes dentro. Encima de la tienda parece haber el piso donde vive alguien conectado con la tienda.

Ves gente por los alrededores, pero la mayoría tienen pinta de herbolarios y alquimistas. No parece haber una puerta trasera.

Una vez llegados a la zona, sin tener preferencia alguna, o información par discriminar entre unos y otros negocios, la joven se adentró en el primer comercio que encontró.

- Hola, buenos días.- Dijo a modo de saludo de forma automática.- Nos dijeron que por aquí se podían adquirir productos alquímicos... estamos buscando antivenenos. Tres preparados servirán.

Dijo al comerciante, mientras estudiaba su aspecto. Mientras les atendía, la joven preguntó, para llenar el vacío en el tiempo, como quien no quiere la cosa.

- ¿Qué tal la vida para un mercader de productos alquímicos en Cala Sangrienta? No parece un lugar libre de ladrones precisamente...

El comerciante te mira de arriba a abajo y sonríe, tras escuchar tus preguntas dice:

- Seguro que no es tan bonito como el lugar del que tú vienes, guapa, pero justamente por ser el tipo de lugar que es, los alquimistas nos ganamos muy bien la vida aquí suministrando diferentes tipos de substancias, y con una selva rodeándonos, los antivenenos están a la orden del día, y la ley comercial, la imperante en esta ciudad, los aldrones deben ir con mucho cuidado!!

 La joven asiente como dándole la razón al comerciante.

- Claro, no caí en ello jejeje.- Ríe en una agradable sonrisa desenfadada.- Supongo que lo pregunté por no encontrar a un tipo al que nos aconsejaron buscar, un tal Senzer, un mestizo elfo. Unos conocidos que le habían comprado en el pasado nos mencionaron que podíamos recorrer a él... supongo que estaban desinformados. ¿Hace mucho que no está por aquí?

La joven, a pesar de su posado despreocupado e inocente, presta especial atención a la reacción del mercader ante la mención de Senzer.

Te mira y arquea una ceja como extrañado de lo que acabas de decir:

- Pues no sabía yo que no estaba, de hecho su tienda sigue en funcionamiento, y si se que su hijo enfermó pero veo entrar clientes cada día. Aunque quizá a él personalmente o a su hijo no les he visto. ¿Cuántos antiveneno quiere señorita?

 La sorpresa se plasmó en el rostro de la pelirroja, con las cejas enarcadas ante la respuesta del mercader.

- Caray, debe ser eso cosa de un malentendido.- Ante la pregunta, comentó.- Tres, tres preparados de contraveneno será todo, gracias.

Sonrió de nuevo. Y mientras el mercader juntaba los tres contravenenos, añadió.

- Como puede ser que se nos pasara...- Dijo a sus compañeros, torciendo graciosamente el labio en una mueca.- ¿Y dice que su hijo enfermó? Algo no muy grave espero, mmm, tal vez le pueda ofrecer mis servicios como sanadora. ¿Dónde podría encontrar su comercio?

El joven pícaro observó a una distancia relativamente corta el intercambio de preguntas y respuestas entre Ailush y el alquimista. Vlado se había propuesto proteger a la bella Ailush, de cualquier peligro que pudiera emerger de aquel nido de arpías, y no apartaba su mirada ni un solo instante de todo lo que acontecía. Hubo cierto momento de tensión en la conversación, y el chaval llevó su mano a una de las chorreras de su manga. Allí, escondida en la muñeca, amparaba una daga que no dudaría en usar si algo amenazaba la integridad de la muchacha que tanto admiraba y que tan bien le hacía sentir...

Por suerte, Ailush tenía el don de apaciguar con la palabra, y con arte diplomática y una reluciente sonrisa, consiguió encauzar de nuevo la conversación hacia sus propósitos.

Ya fuera de la tienda confirmó que el hijo de Senzer estaba enfermo, y que probablemente una sacerdotisa de la Luz Sanadora podría ser de utilidad en un contratiempo tal:

- Tal vez deberíamos apresurarnos... No me gusta nada este lugar...-

El alquimista va a buscar lo que le pedís y escucha la pregunta de Ailush a la que contesta:

- Pues..., creo que era alguna extraña enfermedad de la selva, ya saben fiebres y cosas similares, y parece que no tenía muy buen pronóstico, pero quizá un servidora pueda ayudarlo. SU comercio no tiene pérdida unas casas más allá verán un letrero que pone "Tónicos Rulkep", allí es el establecimiento de Senzer Rulkep, el semielfo. Por esto serán 150 piezas de oro.

Bueno, ya tienen los antivenenos que querian, supongo que entonces no hará falta visitar esa otra tienda verdad? Estos serán tan buenos como los que vendan en "Tónicos Rulkep" verdad? Le pregunta al mercader.

Por mi, ya podemos salir de esta ciudad. Tenemos varios dias de marcha hacia el sur por delante. dice a sus amigos cuando terminan de pagar y recibir las pociones.

La joven pagó por los contravenenos y se despidió del alquimista.

Una vez fuera, en tono confidencial, la joven comentó.

- Cuando hayamos acabado con esas hormigas ya tenemos por donde seguir dando un vistazo, a ver que nos tienen que contar el semielfo. ¿Por que nos mentiría la portavoz?

 Mirando al resto, dio un trago de agua clara de su odre y se refrescó el cuello y la cara. Con un suspiro añadió.

- No me gusta nada este lugar, concuerdo plenamente contigo compañero.- Dijo a Vlado.- Vayamos a por las hormigas, supongo que de paso nos irá bien para aliviara tensiones.

Terminó con una sonrisa con sus labios rosados hacia Lirianne.

-Por cierto, ¿alguien quiere uno de estos contravenenos?

El brujo asistió mostrando distracción a la conversación mientras observaba la tienda y los contenidos que en ella tenían. Al salir torció un poco el gesto mostrando su disconformidad con el ir ahora a por las hormigas.

- ¿No os preocupa el estado del pobre hijo del semielfo? - Dijo en voz alta a la sacerdotisa para luego añadir casi susurrando.

- Ya que estamos aquí yo visitaría la tienda de ese semielfo. No me hace gracia tener que andar dando vueltas y vueltas por la ciudad todo el día.

Los productos están bien, sin ser excelentes.