Partida Rol por web

Aun no entiendo porque no se encendían las luces, ya era tiempo suficiente y la espera por el conductor y sus noticias se hacían eternas. –La misma prgegunta mi hacia yo, ¿acaso estus sistimas de electrgicidad no son parga mumentos como este?- Apunto dirigiéndome hacia el chico de cabello largo quien se preguntaba exactamente lo mismo.

La idea de la chica de cabello de fuego no era del todo mala pero un tanto descabellada, por mucho que estuviéramos cerca de la estación podíamos correo riesgo si llegara de nuevo a conectarse la corriente eléctrica, -Pues si hay que abrgig la puegtas debergiamos intentarlo- dejo un espacio para suspirar y añado, -La vergdad sientu un poco de claustrgofobia ya en esti lugarg-

Aunque cuando termino de decir estas palabras, vuelvo la mirada a la oscuridad tras el vidrio, y vuelve a mi ese escalofrío que sentía anteriormente, solo espero que no suceda nada malo.

Una chica joven por su voz y lo que puedo ver de su rostro al enfocarla se une a nosotros también con preguntas como todos.

Quisiera estar equivocado pero dudo que pueda conectar la energía auxiliar.

– Si puede hacerlo es lo mejor para que los pasajeros estemos mas tranquilos. Sino siempre podemos intentar abrir una de las puertas y avanzar en la dirección del tren pero nunca por dentro de las vías. Si tocáramos la catenaria son miles de voltios y los suficientes amperios para matarnos al instante.

El 112, sera mas práctico preguntarlo.

– ¿Aquí es también el 112, el número de emergencias? Si lo es podemos solicitar auxilio indicando lo que ha sucedido y donde estamos.

Al ver a la pelirroja que se va hacia el grupo de gente, doy media vuelta y la sigo, llegando con el grupo justo cuando "Bruce Willis" dice lo del 112.

-"Sí, el 112 es el número de emergencias"- digo tan pronto como llego -". Podemos llamar a ver si vienen a sacarnos de aquí"- y me giro hacia el hombre que sale de la cabina del conductor, que doy por sentado (a veces estas dar por sentado ciertas cosas hace que lo pases muy mal), que lo es -"¿pero no es mejor que vayamos hacia la parte delantera?"-

Turno 3.

Rafa y Chuck se estremecen cuando la puerta de la cabina del conductor se abre, y de ella emerge... ¡un conductor!.

(Sigue, no posteeis...)

El hombre es un cincuentón seco y bigotudo, de aspecto avinagrado, que haciendo aspavientos intenta atraer a los pasajeros del tren. "Acérquense, por favor, acérquense", dice con un tono molesto.

(Sigue, no posteeis...)

El hombre espera a que todos los que se encuentran en el tren se acerquen, (avisadme si alguien no lo hace), y una vez os reunís en el primer vagón comienza a hablar, con un suspiro de resignación.

(Sigue, no posteeis...)

El hombre saca un pedazo de linterna, y cuando la activa el brillante foco eclipsa las luces de todos vuestros móviles. Pasando la luz de uno a otro parece contar a todos los presentes, (si hay alguien que se haya quedado atrás, no lo cuenta), y termina con otro sonoro suspiro.

"A ver, mi nombre es Alfonso y soy el conductor. Treinta años que llevo conduciendo trenes, ¿sabéis?, y ésto no nos había pasado nunca, joder". Dirigiéndose a una de las puertas de salida, Alfonso le pasa la linterna a uno de los presentes, (a Chuck o a Rafa, los que estaban al principio, ellos deciden a cual), y saca de su bolsillo una pieza metálica con la que manipula un lateral de la puerta. "Buf... esto tiene que ser cosa de la puta compañía eléctrica, seguro", resopla por el esfuerzo. Después se agacha y usa la llave sobre el acceso inferior; "O de los encargados de las vías, ésos son unos inútiles", termina.

Con un último esfuerzo, el hombre abre las puertas sin mucha dificultad, (parece que aflojó el sistema hidráulico con la llave), y afirma para sí mismo con la cabeza con pinta de estar satisfecho. "Vale, los sistemas de emergencia han fallado todos, desde la central no me contestan, y tampoco me cogen ni el móvil. Así que vamos a caminar hasta la estación, en fila, como manda el protocolo, y allí hablaré con mis compañeros. Todos pegaditos al muro, ¿vale?. Hasta la estación. Llegaremos en unos minutos, no se pongan nerviosos. Sólo sigan el haz de mi linterna y tengan cuidado para no tropezar", dice recuperándola de las manos de Chuck o de Rafa.

Para finalizar saca un palillo del bolsillo delantero de la chaqueta de su uniforme, y se lo pone entre los dientes. Seguramente retomando lo que estaba haciendo mientras conducía. "¿Todo claro?".

(Sigue, no posteeis...)

Mientras presencias la escena, (y puede que sostengas la linterna), comienzas a escuchar desde los cascos que tienes puestos al comentarista deportivo, hablando algo nervioso de un tumulto en las gradas del Bernabeu. Varios hinchas de los dos equipos, dice, se han enzarzado en una pelea campal, y el partido se ha suspendido momentáneamente mientras la policía se dirige hacia allí para calmar los ánimos.

(Sigue...)

¿Seguiréis a Alfonso sin rechistar?. Si es así, ¿quién irá junto a él, delante de la fila?. ¿Alguien se ha quedado atrás, en los vagones?. ¿Alguien irá en sentido contrario, o hará algo loco y divertido?. ¿O potencialmente suicida?. Es vuestro turno, y vuestra decisión.

Al oir a alguien gritar que nos acerquemos, miro hacia la parte delantera del tren y veo a un hombre moviendo los brazos como un molino de viento, en realidad veo una silueta sutilmente iluminada por unos móviles de alguien que está a su lado. De repente veo un resplandor que me ciega, indicador de que ha encendido un foco, si no algo más potente, y con los ojos entrecerrados cuando lo apunta hacia mi cara. Apago el móvil.

Miro hacia los otros ocupantes del vagón donde nos encontramos en este momento y siguiendo al grupo (al menos a los que se acercan al conductor, no tengo madera de líder), me acerco a éste para escuchar lo que tiene que decirnos.

Una vez éste abre la puerta y bajamos del vagón (los que lo hagamos) y indica las normas para circular por el túnel, asiento con la cabeza (no muy efusivamente, ya que con la puca luz que hay nadie me habrá visto) y me preparo para seguirle -"Joder, que marronaco que nos ha caido encima"- pienso mientras el tío va dando las explicaciones -"Espero que lleguemos pronto para poder ir a casa a descansar."-

Por fin el conductor salia de su cabina, ya era hora de que nos dijera que estaba sucediendo, me acerco con cuidado para no irme a tropezar con algo. El hombre enciende una gran linterna la cual ilumina la gran parte del lugar, me enceguece un poco cuando pasa la linterna por nuestros rostros, quizá se asegura de cuantas personas tendrá a cargo; escucho atentamente las palabras de Alfonso. -Pues no tan clago como debegia pergo, si nu hay de otrga-

El hombre se pone frente a la puerta y hace algo con una especie de herramienta, luego abre las puertas del vagón, esto sí que va en serio; sólo no quiero morir atropellada por este cacharro si llegara la electricidad de nuevo. Bajo de segunda, después del chico de gorra, él parece bastante inquieto seguro que se muere por volver a casa igual que todos. -Oye, crgees qui en la estaciun haya fluido electgico, la vergdad no me siento muy seguga, hay algu en la oscugidad qui no me da buena espina- Digo con rostro de preocupación, algo que quizá no se note demasiado en la penumbra en la que nos encontramos.  

Miro hacia atrás, pensando que la chica de pelo rizado, que baja del bagón detrás de mi, me habla a mi -"No sé si hay electricidad o no, pero si la estación está tan cerca, deveríamos ver alg, ¿no crees?"- digo mientras acabo de bajar del vagón y mirando hacia ambos lados, primero hacia atrás y luego hacia el sentido en el que se dirigía el metro, para ver si puedo vislumbrar algún punto de luz.

María al escuchar hablar al revisor coge todas sus cosas y camina a la parte delantera. La chica guarda silencio y escucha todo lo que dice. Estaba claro que no era normal lo que sucedía, pero no se molesto en decir nada, solamente hizo caso a lo que decía el hombre.

Cuando el chico de la gorra y la chica rubia bajo, María se apresuró a ser la siguiente ya que no loca dejaría que ella fuera la última. Dejo sus cosas en el suelo y despues de bajar las cogió. Una vez ya con sus cosas miro al revisor. - ¿En la estación habrá luz caballero?

Mientras estamos hablando sobre si llamar alguien con una potente linterna nos llama desde la parte de delante del tren. Me uno a los demás que caminan hacía allí llevando mi maleta conmigo una vez he guardado el móvil en la chaqueta.

Una vez juntos nos da las instrucciones sobre el protocolo a seguir para evacuar el tren y salir del túnel. Una vez ha acabado le muestro que lo he entendido. – Así lo haremos usted manda.

Pliego el ansa extensible de mi maleta bajando después de la chica pelirroja y siguiéndola con cuidado de no chocar con ella en la oscuridad. Miro, de tanto en tanto, hacia atrás para intentar percibir si los demás vienen detrás. Mas bien por costumbre ya que apenas soy capaz de ver nada.

Rafa asintió ante las palabras de Alfonso, sintiéndose en parte reconfortado a pesar de la situación. Por lo menos no habría un caos, ya que seguirían un protocolo establecido para situaciones extrañas como esas. Así que desde dirección se tendría en cuenta supuso. En cualquier caso Al parecía saber lo que se hacía.

-Entendido Alfonso, todo claro. Por cierto, me llamo Rafa, si necesitas que te eche una mano en algo, cuenta conmigo.

Le ayudó con el foco para iluminarle con la luz para usar esa llave que tenía para abrir la puerta y luego se lo devolvió. Mientras sostuvo la luz sus facciones mostraron otra vez sorpresa.

-Parece que sucede algo gordo en el Bernabeu. Algunos culés y algunos merengues se han enzarzado en una pequeña batalla campal.-Dice a nadie en concreto.- Parece algo serio, pues han mandado más policías para allí... y eso que con la importancia del partido, ya hay un grueso número de fuerzas de seguridad.

Trasteó la radio para dejar por el momento la emisora deportiva para buscar otra de noticias, para saber más detalles al respecto, o si de paso se comenta lo del estado del metro...

Mientras lo hacía, permaneció en el bagón, adoptando por costumbre un papel protector, esperando que el resto bajase para ir él en la última posición.

-Id bajando, iré detrás por si alguien tiene algún percance.

Junto a Santi se había acercado pero permaneció callado a la espera de instrucciones por parte del personal ferroviario. Vio como todos bajaban, uno por uno, siguiendo las órdenes del conductor de tren pero las palabras del ahora conocido como Rafa habían llamado su atención.

-Disculpe señor, Alfonso- dijo hablando hacia el maquinista -Si esto fue un problema de los inútiles encargados de las vías ¿No podría haber sucedido un siniestro por un error en los recorridos de las formaciones? Podría haber heridos o podríamos tener un accidente ¿No sería lógico portar con el botiquín de primeros auxilios?-

Pensó en lo dicho por Santi unos segundos acerca de como se culpan los unos a los otros, era así en todo el mundo. Los empleados temen más a la burocracia que a la muerte -quiero decir- agregó -si algo sucede, dios quiera que no, y no hay nadie preparado para asistir a los heridos se la tomarán con quien puedan. Parece un buen hombre y no quiero que lo usen de chivo expiatorio-.

Tras decir todo esto baja y estira la mano para sostener la valija de Rafael y de esa forma facilitar su decenso -Soy Luciano, mucho gusto- dice a todos mientras devuelve las posesiones a su dueño.

No puedo evitar el comentario que quizá hace para el mismo el hombre que dice llamarse Rafa, -Ya, pog esu no mi gusta el futbol, me pargece una tontegia, obviu qui grespeto los gustos de lus dimas- Continuo caminando, intentando no tropezar y seguir a Alfonso.

-Porg ciegto, mi nombgre es Emily- no quería que pasara algo y morir como una desconocida, al menos que sepan que poner en mi lapida.

Lucia asintió al conductor algo sorprendida por la situación. Lo único que emitió fue un sonoro resoplido para demostrar su indignación ante la situación. Guardó el móvil en el bolso y se dispuso a seguir a la cola.

Estaba demasiado indignada de la situación como para preocuparse de cualquier otra cosa.

- Lucia.. - musitó su nombre en respuesta de Emily y siguió a esta en la cola.

Rafa fue saludando a los que se presentaban, y respondió a la muchacha con acento, Emily.

-Pan y circo. A mi tampoco me gusta especialmente el fútbol, pero me va bien en mi trabajo estar al día del deporte. Pero me disgusta el interés desmesurado que despierta.