Partida Rol por web

El joven inglés aparta a María con un ademán no demasiado masculino, y aprieta los dientes gritando y lanzándose contra el antiguo militar cabeza adelante, pero rebota contra su corpulencia como un muñeco de goma sin causarle daño alguno.

(Sigue...)

Rafa termina su turno en el descansillo, y puede ver en el interior de la vivienda al viejo hombretón de espaldas, dándole sopas con hondas a Santi y a Scott mientras María permanece algo al margen y la chica inglesa se desangra en el suelo. En el siguiente asalto podrá acercarse, (acción de movimiento), e intentar golpearlo, inmovilizarlo o desarmarlo (+1 a su músculo por estar desprevenido).

Chuck está corriendo que te cagas escaleras arriba, y no llegará para el siguiente asalto.

Intento de nuevo clavarle el cuchillo pero es evidente de que el debe ser un veterano mientras yo sólo lo he tenido entre las manos una vez hace décadas en un entrenamiento cuando hacía la mili.

Sin mirarla le grito a la desconocida hasta hace dos días. – Maria ponte a salvo.

Rafa alcanzó una buena posición para poder lanzarse para intentar reducir a aquel hombre. No cabía duda que era necesario hacerlo. Era un peligro para todos el que un chalado como ese andara suelto con un arma por ahí. Pero no era fácil hacerle un buen placaje, pues no estaba solo, y el sitio era bastante estrecho; pues a parte de Santi tambien estaba el otro chico por ahí en medio, así que cuando Rafa se puso en marcha para intentar reducir al falangista se topó con que Santi estaba justo en mitad de la trayectoria intentando acuchillar al hombre, así que en el último momento se vio haciendo un quiebro para no chocar directamente con su compañero... perdiendo la fuerza del empuje y casi pasando de largo sin lograr aferrar bien al viejales.

-Lo siento.... Comenta María en voz baja mientras da un paso para atrás. Tenia a ese loco de frente así que asustada salió corriendo hacia el interior de la primera habitación que tuviera mas cerca.

En estos momentos lo mas sensato era eso o por lo menos eso quería pensar. Que podría hacer ella contra ese loco, ellos no pudieron así que para ella seria mucho mas difícil.

Otro puñetero disparo. La situación cada ve parecía peor, ¿de verdad me valía la pena bajar ahí con un loco armado? porque se me estaban planteando muchas dudas... no, mejor sigo; si no se para a ese loco, lo único que va a pasar es que si aquí queda alguien vivo, probablemente acabe muerto a tiro limpio. Mejor librarse de el cuanto antes. De momento, me centraré en seguir bajando... que joder, ya podía tener menos plantas el jodido edificio.

Turno 23

María es la primera en reaccionar, y viendo que el anciano caballero está batiéndose como un cosaco contra Santi y Scott decide retirarse prudentemente hacia el interior de una de las habitaciones, en la que encuentra una cama, un escritorio y un armario, todo muy pulcro. En una de las paredes hay enmarcado un póster de Queen, con los piños de Freddie Mercury en primer plano agarrando un pedazo de micrófono. Sobre el escritorio hay varios papeles legales, perfectamente ordenaditos.

Fuera, las cosas no son tan ordenadas. Cogiendo el cañón de la escopeta con las dos manos, el abuelo usa su garrote improvisado contra Scott, que retrocede alzando las manos.

(Sigue...)

"¡Wait, wait, i didn´t..."

(Sigue...)

Y eso es todo lo que dice antes de que la culata de la escopeta choque violentamente contra su cráneo con un sonido húmedo y crujiente. El inglés da algunos pasos hacia atrás, con los ojos haciendo cosas muy raras, y termina tocándose la cabeza, mirándose la mano llena de sangre y cayendo hacia atrás con la gracia de un maniquí de escaparate. Una vez sobre el parqué también pasa a moverse tanto como un maniquí de escaparate, mientras el súper-abuelo se encara hacia Santi con echando espumarrajos por la boca.

Llega en ese momento Rafa, y entre él y Santi intentan parar al ex-combatiente, pero sin demasiado éxito; éste placa la cuchillada del amigo de María y lo pone en medio de la trayectoria de Rafa, de forma que la pelea sigue adelante. Ya hay dos cuerpos tirados en el suelo, y Ramón Mendoza se encuentra ahora mucho más alerta, vigilando la puerta por la que se ha metido María y la puerta de entrada, por la que el siguiente asalto también puede entrar Chuck como si fuera el 7º de Caballería, (tiruri-ruri-ruri-rura).

Sigo intentando acuchillar a este anciano. Anciano por llamarlo de alguna manera este llega a venir en el Metro y limpia la andana él solo.

Lo intento ya casi a la desesperada pero logra bloquear todos mis intentos de clavárselo. – ¿Pero no tendría que estar en un museo este psicópata?

No creo que yo tenga esa habilidad si decide golpearme con su escopeta.

Ahora ya estaba metido en el fregado. Parecía que entre los tres hombres deberían haber terminado con el anciano, pero estaba claro que el entrenamiento, y la falta de cordura, jugaban a favor de aquel psicópata. Aún así, no había muchas más opciones, lo mejor era intentar reducirle ahora que aún estaba capacitados...

Sin sentirse muy orgulloso, pero sí necesitado, intentó arrearle un patadón en la entrepierna para que el viejo peridera aire y así entre todos terminar con él. Por el gesto que puso el viejo, aquello le dolió.

-Vamos, ¡que ya es nuestro!

Asustada dentro de esa habitación María escucha un golpe fuerte y después el ruido de algo que cae al suelo, es como si fuera el cuerpo de alguien. Ahhhh!!! María grita asustada imaginando que su vecino pudiera haber matado a alguien mas. 

Nerviosa la chica mira a su alrededor y busca algo con lo que poder atrancar la puerta y después se pone a un lado contra la pared. - Si consigue entrar aquí no me podía ver y podría abalanzarme contra el. Piensa para si misma asustada.

-Vale... creo que ya estoy en la puerta- pensé mientras me apoyaba en uno de los margenes -¿Ahora que?- pensé algo preocupado. Esto no era un zombi tonto y lento al que poder esquivar; esto era un psicópata armado con una escopeta, y yo siempre necesitaba más de una vida para cargarmelos en el Dead Rising.

Me asomé levemente por la puerta -A ver... una escopeta normal suele tener dos disparos... he oído dos disparos; como muera por enfrentarme a ese loco, le mato como zombi- pensé muy preocupado e intentando analizar la situación, aunque ya tenía pensado que hacer: cuchillo kamikaze. Me lancé corriendo hacía él empuñando el cuchillo dispuesto a clavarselo.

Turno 24.

Mientras la pelea se recrudece en el recibidor de la casa, con la joven afroeuropea derrumbada en el suelo boca abajo como un saco y el chico inglés derramando sangre sobre su traje caro, María chilla metida en la habitación dándole vueltas a cómo defenderse si el viejo chiflado entrara por la puerta de la misma.

Sin embargo, éso es algo que no tiene en mente. Rafa, Santi y un Chuck que llega corriendo por las escaleras cuchillo en mano se abalanzan contra él. Ramón, que aunque es mayor está demostrando tener más experiencia en combate que todos sus atacantes juntos, vuelve a alzar su escopeta-garrote y lo descarga contra el único que puede hacerle sombra en cuanto a corpulencia, Rafa.

El golpe de lado es terrible; con una fuerza brutal, fruto del tamaño del anciano tanto como de su destreza al golpear, la culata de la escopeta se estrella con fuerza sobre la mandíbula del padre de familia, y casi se la desencaja del sitio. Rafa se estrella contra la pared, astillando un espejo, cortándose la espalda y rebotando la cabeza contra la pared, pero a pesar de la violencia del golpe sigue en pie, quizás por su constitución fuerte. Y como penitencia, alza el pie en una patada bien dirigida hacia las pelotas del viejo, que gruñe ante el impacto apretando los dientes.

En ese momento llega Chuck, pero con tanto impulso que Ramón se aparta y lo deja estrellarse contra Santi, resultando el ataque de ambos en un cómico acuchillar el aire en todas direcciones y sin demasiado éxito.

Sigo intentando acabar pero con el mismo éxito, no logro ni siquiera acercarme a su cuerpo con el cuchillo y de cinco que eramos ya ha eliminado a dos aparte de Rafa que esta tambaleándose en estos momentos. La llegada de Chuck, aunque es de agradecer, no parece haber mejorado de momento nuestras posibilidades.

– ¡Pero despierte de una vez no estamos en el 1939!

Aquel culatazo fue terrible. Rafa quedó medio atontado y sin sentido aguantándose más en pié por inercia y por ganas. No podía caer, no aún, mientras ese loco andaba solo. Tenía que ir a por Yulia y los chicos. Aprovechando que el anciano quedó unos instantes dolido por su patada, Rafa se abalanzó sobre ese para lanzarle un abrazo con la intención de neutralizar los brazos del viejales e impedirle seguir esgrimiendo el rifle como una porra. Tal vez eso diera tiempo y la oportunidad al resto de actuar... y... neutralizar la amenaza.

-Auch- solté al golpearme contra Santi en mi recorrido -Pero mira por donde vas, joder- dije con un tono algo borde a Santi -No, si la culpa no es solo suya, pero joder- pensé al poco de decirlo. Ya tan solo por esa ridícula situación, ya tenía ganas de dejar tieso a ese viejo.

-Ya va siendo hora de que te reúnas con el $%&/ Franco, viejo asqueroso- dije bastante enfadado mientras volvía a abalanzarme sobre él con el cuchillo por delante, dispuesto a apuñalarle.

Asustada en el interior de la habitación sin saber muy bien que hacer, Maria escucha un fuerte golpe de algo que choca contra algún cristal y en ese momento María se da cuenta que quizá sea alguno de sus compañeros ha sido golpeado por el viejo. Después se escuchan mas ruidos pero no sabe muy bien de que así que.

Maria mira a su alrededor y busca algo con lo que poder hacer ruido para así llamar la atención del viejo hacia la puerta de la habitación y así darle una oportunidad a los chicos. Mira por toda la habitación y no encuentra mucho, solamente unos papeles encima del escritorio que no serian de mucha ayuda, pero poco después baja la vista y se fija en uno de los cajones del escritorio. Rápidamente María va al escritorio y saca el cajón dejando caer al suelo lo que hay en su interior, después va a la puerta de la habitación y se coloca en un lado protegiéndose con la pared. Después golpea la puerta con el cajón con todas sus fuerzas para hacer el máximo de ruido.

Turno 25

Mientras un estruendo resuena en la habitación en la que se metió María, (¿quizás hay otro sociópata delirando ahí dentro?), el Sr. Mendoza arremete contra Rafa, que le acaba de patear las pelotas con saña y se dirige hacia él con los brazos abiertos y mucha corpulencia. Sin embargo, en esta ocasión la escopeta surca el aire sobre la cabeza de su objetivo, que se agacha en el último momento para alzarse levantando al corpulento viejo. La fuerza del impulso termina con la espalda del susodicho golpeando la pared con tanta fuerza que María, (que está al otro lado del tabique), observa cómo se comba y agrieta violentamente.

El Sr. Mendoza, inmovilizado, comienza a agitarse intentando desembarazarse de su atacante, y canta una extraña canción echando saliva en todas direcciones.

(Sigue...)

"¡La Virgen del Pilar diceee, que no quiere ser marxistaaa, sino siempre capitanaa... de la tropa... falangistaaa!".

(Sigue...)