Partida Rol por web

Aquelarre: La muerte invisible

Escena de juego

Cargando editor
08/02/2018, 23:20
Locadio de Milanó

Locadio dio unos pasos tras su estela.

¡Zelipeee! -le gritó mientras le veíais salir de la población-. ¡Vuelve, desgraciado! -le añadió, pero Zelipe ya se había marchado, en realidad realmente molesto-. Entonces el goliardo se dió la vuelta y fue hasta tí de nuevo. Se ha marchado... Al final va a resultar que la maldita piedra está... pues eso, ¡maldita! ¡En mala hora que nos encontramos a ese tipo! -y al decir ésto se santiguó, pues había recordado la manera horrible de su muerte, presenciada por todos-. Pues si esa joya que dices es un amuleto, o lo que sea, debió saberlo ese mendigo. Tal vez en la merindad los alguaciles o el propio merino sepan más cósas de él... Adalberto, era así, ¿verdad? ¿De dónde la habría sacado? Quizá podamos indagar en ese tipo primero... -entonces Locadio se giró de nuevo, en la dirección en que Zelipe se había ido-. ¡Maldito cabezón, Zelipe! ¡Grrr!

Notas de juego

Te hago saber que antes de este post está el de Zelipe. Te lo digo porque al pinchar en las novedades a mí me sale éste post y no el anterior (cuando los he añadido a ambos a las novedades de partida).

Cargando editor
10/02/2018, 09:59
Koldo de Lezama

Koldo calló, podía haber corrido tras él y pedirle disculpas, pero el miedo que ahora sentía le hacía incapaz de tener que cargar con más problemas. Y Zelipe era un problema por su oficio fuera de la ley. Vio al goliardo salir tras él para después volver... ¡Déjalo!, su forma de ganarse la vida nos traería más problemas que bien, y luego está el honor Locadio, podemos ser pobres pero mientras nos quede honor nadie nos mirará con desprecio. Soy orgulloso muy orgulloso y puedo sobrevivir sin dinero pero no sin honra. Si hubiera hablado por mí ante los guardias quizás no hubiera llegado a esto, pero ver que no dio ni un solo paso a mi favor a hecho que yo tampoco tenga que aguantar a un omne que solo nos puede traer deshonra y males. La mirada enfurecida todavía no la había cambiado pero tras estas palabras su rostro se fue calmando y pudo relajarse.

- Bien, buena idea Locadio me gusta más la idea de ir a hablar con el tal merino que con los guardias, ya nos dijeron que era un asaltador de tumbas, y cualquiera sabe de qué tumba sacó ese objeto, quizás deberíamos de preguntar después al enterrador, el custodio de tumbas o algo así. No sé no quiero volver a hablar con los guardias, ya sabes creo que a ellos no le hará gracia que le preguntemos en demasía, y creo que tampoco nos podrán decir nada nuevo. Hablemos con Merino pues... le dijo al Goliardo intentando mostrarse afable y anduvo tras él, pues Koldo aunque se desenvolvía con rapidez en los bosques, en aldeas y ciudades era un tarugo, perdiéndose por callejuelas y no sabiendo encontrar ni el establecimiento más básico.

 

Notas de juego

Master a mí me aparecen bien las escenas. 

Cargando editor
10/02/2018, 17:24
Locadio de Milanó

Soy orgulloso muy orgulloso y puedo sobrevivir sin dinero pero no sin honra.

Hombre... sin dinero... -pensó Locadio, pero se guardó aquel pensamiento para sí-. Vayamos pues a la merindad -asintió finalmente el goliardo.

Cargando editor
10/02/2018, 17:25
Director

Si no querías dar cuenta a los soldados, que pareciera que no sabías quien era el merino; era aquel que hoy en día llamáramos policía; aunque también carcelero y juez, y comandaba su pequeña tropa de alguaciles mientras controlaba el buen orden de la población. Después de preguntar a algunos vecinos, os indicaron que la merindad era un palacio alto en el centro de Nájera. Tras salir del mercado y aproximaros a ella no tuvísteis a mal el dirigiros allí, pues no había pérdida.

Otro alguacil que aguardaba en la puerta os miró de abajo a arriba, y se extrañó al revelarle que queríais hablar con el merino. El tipo arqueó una ceja, pero luego, tras hablar con un segundo soldado, os acompañaron ambos hasta la sala del mismo. Estaba en la segunda planta. Desde luego, si fuérais ladrones ya no saldríais de aquel cuartelillo (menos mal que Zelipe ya no estaba con vosotros...).

Cargando editor
10/02/2018, 17:25
Merino

¿Y se puede saber qué quieren, entonces? -os preguntó un tipo entrado en años, la cuarentena, barba y bigote y bastante bajito. Locadio se mojaba los labios con la lengua, esperando que hablaras, aunque en realidad esperaba que no metieras la pata... Pues estábais ante la mayor autoridad de Nájera en esos momentos. La personalidad os había recibido en una sala con una gran mesa, varios estantes altos y una estantería llena de documentos. Varias espadas descansaban también sobre la pared.

Cargando editor
10/02/2018, 18:15
Koldo de Lezama

El tarugo de Koldo creía que el tal merino era un mendigo que podía proporcionarle información en el establecimiento donde estaban tal omnes. Para su sorpresa el nombre de aquel era muy importante cuando la gente del lugar le indicó un palacio alto, pero el cazador para no aparecer tan ignorante ante su compañero culto calló. 

El palacio estaba custodiado por soldados que no pusieron ningún impedimento a su visita, miró a Locadio intentando presentar una sonrisa en vez de reflejar lo nervioso que estaba. Los soldados fueron con ellos para indicarles el camino y tuvieron que subir a la segunda planta. Si no fuera porque los soldados iban delante parecería que iban custodiados, un omne más bien bajo los aguardaba, sentado en una especie de salón que amilanaba a cualquiera y no era por sus documentos sino por la cantidad de espadas que colgaban de la pared.

- Mi vuecencia, dijo Koldo haciendo una reverencia, me llamo Koldo de Lezama cazador de profesión y de padre soldado, y aquí mi compañero Locadio de Milanó omne culto de letras. Venimos a hablar con vos, por lo que ha sucedido hoy en el mercado, cuando un tal Adalberto de Oasma nos quería vender un objeto, un ópalo oscuro que por su nerviosismo pensé que era robado, tras darle con mi puño por tal afrenta vi como el omne era descuartizado allí delante de todos por algo invisible. Vuestros soldados dicen que era un forajido y saqueador de tumbas, más lo que hoy se ha presenciado ante muchos es una obra de brujería mi vuecencia, y ante tal cosa y mi intranquilidad por lo sucedido, he venido a vos para que pueda interceder ante nos y su aldea para llegar al final del asunto, no vaya a ser que el tal omne haya robado algo que haya traído la desgracia a esta aldea, y por ser uno de los que vi lo sucedido me ofrezco a investigar con su permiso lo acontecido. 

Koldo adoptó una mirada baja, como señal de sumisión y respeto hacia una autoridad que estaba por encima de los alguaciles, el ignorante cazador no queriendo ir a preguntar a los soldados fue a la máxima autoridad de la aldea. Y estaba ahí nervioso intentando que pareciera creíble lo que contaba, pues no creía que aquel omne estuviera para remilgos, pero pensaba que aquella cosa podría ir detrás de ellos a causa de ese extraño collar que se le había aparecido. Aunque no dijo nada al respecto, pues ya había hablado lo suficiente.

Cargando editor
11/02/2018, 12:02
Merino

Sí, sí, he oido tal afrenta... -el tipo torció el gesto-. Por lo visto  el hombre ha muerto como de la nada, pero cualquier diría que lo había devorado una bestia. Adalberto, de nuevo. Ese malnacido era un escurridizo gañán... Un ópalo, decís -de nuevo, el merino expuso una mueca de desconocimiento-, ¡y también brujería! -el tipo comenzó a estar intrigado y se santiguó-. Harto raro es la muerte de ese saqueador, por eso no desmereceré vuestras palabras. Tenéis mi permiso para investigar. ¿Porqué no os dirigis al Monasterio de Valvanera? No está muy lejos de esta ciudad. Estoy muy ocupado con maleantes y robos... Allí hay un fraile encargado de temas como los que decís -evitó volver a nombrar "brujería", por mal fario-. Creo que es un entendido en todo lo referente a situaciones extrañas...

Locadio asentía, pues sabía que no era conveniente "marear" al merino con tales temas (a no ser que fueran estrictamente de delitos urbanos).

Cargando editor
11/02/2018, 12:04
Locadio de Milanó

Yo sé donde está Koldo -añadió Locadio-. De hecho estuve allí tiempo ha. Es un sitio maravilloso.

Cargando editor
11/02/2018, 12:22
Koldo de Lezama

 - Con su permiso parto ya, y terminó haciendo una reverencia, esperó unos segundos por si acaso el omne quería decirle algo más y sino fue así se giró y salió del palacio. Por el camino habló con Locadio, - cómo me alegro de que vos venga, sabe mucho de todo, y es muy grata su presencia, más en estos casos mi buen compañero, es acostumbrado pasar por la taberna por si alguien más va de paso a dicho lugar, para así ir acompañados y evitar el robo de bandidos y demás. Si le parece bien iremos primero a decir la noticia en la taberna por si alguien más desea partir con nos. - Koldo que había sido antes un tipo borde ahora se mantenía educado ante la presencia de gente de alto rango o culta como su compañero.

Cargando editor
11/02/2018, 17:35
Locadio de Milanó

Tenéis razón, eso está a dos días de aquí, al sur de esta ciudad. Es una sierra peligrosa, así que será mejor si buscamos algún grupo con el que viajar -confirmó Locadio-.

Cargando editor
11/02/2018, 17:35
Director

Una vez salísteis del palacio os dirigísteis a una de las tabernas de la ciudad. Se le conocía (pese a que no tenía rótulo ni ningún identificativo) como Don Hambre, pues se servía como plato el mejor cochino caliente de la comarca. Era un lugar de encuentro de parroquianos y viajeros; hoy, día de mercado, estaba a rebosar. Apenas podías oir a tu compañero Locadio, pues tanto era el murmullo y tan generalizado era que hasta se hacía difícil pedir un sólo vaso de vino. Tras unos minutos allí identificásteis a dos tipos con grandes morrales.

Cargando editor
11/02/2018, 17:35
Locadio de Milanó

Déjame a mí, Koldo -dijo Locadio tocándote el brazo en señal de espera-. Buena hora que tengan sus mercedes -dijo en tono jocoso y a la vez educado el goliardo a un par de tipos. Éstos eran visiblemente viajeros, y parecía que no entendiran el juego de sorna y burla de Locadio-. Vuacencias de seguro que viajan, y mucho. Buscamos a acompañantes para caminar a... Santiago. A Compostela. La cosa no está muy fácil últimamente...

Cargando editor
11/02/2018, 17:36
Martín y Ferrer

Nosotros también, qué casualidad, ¿qué ocurre? ¿algo grave en el camino? -preguntaron.

Cargando editor
11/02/2018, 17:36
Locadio de Milanó

Eso es, señores. Ayer descansamos en esta ciudad, pero no nos atrevemos a cruzar los montes del oeste por temor al bandidaje. Por ello es que, mi buen amigo aquí presente -hizo un gesto hacia tí-, y un servidor queremos bordear este paraje, yendo al sur, por la serranía de Cameros. Luego girar al norte a la altura del Monasterio de la Valvuena, y desde allí retomar el camino hacia el Santo Apóstol... Así queremos evitar males mayores.

Cargando editor
11/02/2018, 17:37
Martín y Ferrer

Vaya... -los tipos no parecían tener muchas luces-, pues ahora que lo dice vos -dijo uno de ellos, extrañado al haberse dirigido al goliardo con tratamiento de señor o tal vez más-.  Ehm... ¿tan peligroso es? -añadió temeroso el mirando a su comapañero-. ¿Y si vamos nosotros von ustedes dos? Tal vez viajar sólo no sea buena idea...

Cargando editor
11/02/2018, 17:38
Locadio de Milanó

Claro, a eso me refería. Mi nombre es Locadio, y él Koldo. Ansiamos partir cuanto antes.

Cargando editor
11/02/2018, 17:39
Martín y Ferrer

Martín, y él Ferrer -añadió el tipo presentándose y a su compañero-. Como guste. Comamos y luego, a la tarde, marchemos. ¡Malditos bandidos!

Cargando editor
11/02/2018, 17:39
Locadio de Milanó

Pues sí, señores, me temo -conocías un poco a Locadio, y se estaba aguantando un poco la risa-. No sólo parecía que sabía leer textos antiguos, sino que actuaba genial: estaba haciendo creer que los tipos necesitaban su ayuda, en vez de a viceversa. Fue entonces cuando te miró y te guiñó un ojo entre risas discretas. ¡Estupendo, nos vemos en un par de horas a la salida del pueblo!

Cargando editor
11/02/2018, 17:40
Director

Nada más salir de la taberna quedaste impresionado por las dotes de convencimiento del goliardo. Te dijo que la vida de estudiante era dura, y que había que tuvo usar la labia para conseguir muchas cosas cuando aprendía el idioma latín, allá en su querida universidad. Te descubrió que había visto algunas enseñas propias de peregrinos de Santiago (como una cruz roja al cuello) y que aprovechó la circunstancia: los había metido en el bolsillo.

* * *

Dos horas después los tipos os estaban esperando en la entrada del pueblo. Parecían ser hombres piadosos, aunque no eran clérigos de ningún tipo. Os contaron que uno hacía penitencia por haber salido de una terrible enfermedad y otro se dirigía a ver a un pariente suyo a Compostela, pariente que habitaba en un monasterio de aquella ciudad.

Y sin más preámbulo, comenzásteis a atravesar la sierra de Cameros en direccón sur. Las primeras estribaciones se algo pesadas, pero aún bastante llevables.

Notas de juego

Con tu próximo post, haz una tirada de Descubrir.

Cargando editor
11/02/2018, 18:05
Koldo de Lezama

Locadio siempre era un torrente de agua fresca, cuando vio su idea aceptable asintió, y cuando se ofreció a ser él el que interviniera no pudo negarse. Después vio como se adelantaba para ir hacia los dos viajeros, y con una charlatanería digna del mejor postor convenció a los omnes. Koldo tuvo que levantar la mano a modo de saludo, pero en su rostro no se le veía muy conforme, el cazador había pensado en omne de armas, quizás también cazadores, tramperos, buhoneros pero que tuvieran medios para viajar solos, es decir armas y saber manejarlas. En cambio aquestos omnes parecían viajeros que no sabían ni llevaban más armas que su buena voluntad. Cuando hablaron de que iban en peregrinación se convenció de ello.

Mientras esperaban, le comentó a Locadio, - busco omnes de armas Locadio, no peregrinos de buena voluntad, para amasar panes no necesitamos más. Le dijo un tanto confundido, pero la espera no dio su fruto y sin ver nadie más que partiera ese mismo día y con armas, el cazador tuvo que acomodarse con lo que tenían.

Después los omnes les hablaron de su intención para el peregrinaje, - eso está muy bien omnes de fe, pero asir algún arma por el camino omnes de Dios, que no vayan a asaltarnos por vernos tan débiles como unas ovejas. Y después calló pues el ímpetu de Koldo había salido otra vez, y sin mucho más que decir por no fastidiar la compañía que su acompañante se había ganado calló.

Mientras caminaban por la sierra sacó el arco, y se cercioró de que el carcaj estuviera a buen recaudo para poder coger una de las flechas con presteza si daba el caso. Mientras el grupo iba por el camino comentó, - iré cerca de vos, pero ocultándome si puedo, non quiero que nadie non coja de imprevisto. Dijo mientras caminaba a cierta distancia del grupo, y si era posible escondiéndose fuera del camino pero sin perderlos de vista. Escuchando y oteando por si veía algo que le pudiera alertar.

 

- Tiradas (3)