Partida Rol por web

    Hace ya 43 días desde que se inició el asedio, la moral de la ciudad en general esta muy baja, en especial porque ya hace un mes desde que el último barco programado no llegó a puerto y la gente apenas si sale de sus casas guardando lo poco que tiene para sobrevivir.

     Rumores de que se han dado saqueos, por parte de ciudadanos desesperados, se extienden por la ciudad como las llamas que ya han consumido casi un tercio de esta. De hecho habéis escuchado malas lenguas que afirman que en realidad los saqueos son movimientos militares organizados por agentes Chelitas que se infiltraron en la ciudad antes del inicio de las hostilidades.

     El edificio que compartían el gobierno central de Andoran así como la administración de la ciudad, conocido como el concilio del pueblo, se encuentra prácticamente en ruinas, fue de los primeros en caer y los pocos políticos que sobrevivieron están ocupados escondiéndose o viven prácticamente sitiados en sus casas, gracias a los ciudadanos que claman por un milagro que no llega.

      La logia de exploradores, así como la mayoría de edificios antaño importantes, actualmente se esta usando como comuna para los refugiados y aquellos que han perdido sus hogares por el bombardeo. Actualmente es incluso dificil encontrar un aventurero o mercenario capaz que este libre, pues pocos fueron los que se escondieron tras excusas y licores. La mayoría, como vosotros, se ofrecieron voluntarios para ayudar, ya fuese para defender la ciudad o tratar a los muchos heridos a causa de los bombardeos.

También están aquellos que murieron junto a tres cuartas partes de la guarnición, en un intentaron desesperado e infructuoso de burlar el asedio cargando contra los demonios. Aun lamentáis su pérdida pues sus cadáveres ahora engrosan las filas chelíacas y muchos eran conocidos, amigos y compañeros de armas en las aventuras que vivisteis en tiempos menos oscuros. Muchos habéis incluso jurado venganza por ello pero desconocéis como la llevareis a cabo.

En resumen, la ciudad esta sumida en un caos profundo pero y vosotros sois de los pocos que tienen la suerte de sobrevivir a las duras condiciones, estáis vivos y aun tenéis suministros para llevaros al gaznate que es más de lo que muchos tienen.

     Hoy el sol se ha alzado rojo intenso y al igual que los días anteriores no parece que Serenrae vaya a favorecer a los ciudadanos de Almas, cansados por la falta de sueño a causa de los ruidos de las explosiones nocturnas, perezosos pero con decisión os preparáis, equipáis y coméis un poco de vuestras raciones asignadas para la jornada. La comida es escasa y sin duda poco suculenta pero es lo poco que os pueden ofrecer.

     Habéis dejado vuestro actual refugio y la mañana poco a poco pasa sin novedad y relativamente tranquila mientras realizáis vuestras actividades diarias asignadas, la mayoría de ellas relacionadas con vuestros nuevos deberes como voluntarios para servir y proteger a los habitantes de la "ciudad en de las almas moribundas", como ahora la llaman algunos. Tras acabar vuestro primer turno, junto a muchos otros, acudís a uno de los muchos comedores habilitados para los voluntarios y como abejas que se reúnen en torno a un panal os vais agrupando en torno a la cola para el rancho.

     Recibís vuestra parte y buscáis un sitio apartado del gentío para comer con tranquilidad la poco apetitosa comida que os pueden ofrecer y poco a poco vais comiendo hasta que el paladar puede más que el hambre y es en ese momento cuando un soldado os aborda.

-Señor/a <Nombre del Pj>! Tengo un mensaje para usted, debe acompañarme. Dice con voz firme dice al ofreceros un trozo de pergamino que desenroscáis y leéis con atención.

     La caligrafía es firme pero parece apresurada así que tras guardaros en el petate el ultimo currusco de pan duro que os ha sobrado de la comida asentís indicando que estáis listos tras poneros en pié. Seguís al soldado sin demora mientras este os guía por los callejones y atajos más ocultos de la ciudad.

     Durante el camino algunos os lamentáis no haber conocido esas rutas antes, pues os habrían ayudado a salvar muchas vidas, pero no tenéis tiempo para los perder en lamentos, el joven es rápido y os cuesta seguirle el ritmo hasta que finalmente llegáis al parque de la libertad.

     Antaño este lugar era una apacible colina verde en mitad de la urbe en donde antaño los ciudadanos de la ciudad se reunían para hallar la inspiración o simplemente para relajarse, actualmente tras haber sido devorada por las llamas la ciudad no es más que un páramo muerto lleno de cráteres y ceniza que alberga uno de los muchos improvisados campamentos de la ciudad.

     El joven soldado os guía entre las tiendas hasta el centro del campamento sin demora y finalmente llegáis al centro del campamento, donde os deja frente a una de las tiendas que en nada se distingue de las demás. -Es aquí dice antes de marchar con prisas. Rápidamente lo perdéis de vista y en ese momento miráis con confusión a vuestro alrededor. os dais cuenta de que no estáis solos, tres desconocidos aguardan en la misma situación, sería dificil decir quien llegó primero o quien llegó el último pero al parecer no sois la única persona a la que Jalik ha mandado llamar.

       Todos ellos, al igual que vosotros mismos, muestran expresiones de preocupación a la par que confusión y algo de curiosidad por los demás, pero antes de que podáis decir mediar palabra una fuerte y ronca voz resuena desde el interior -Por favor pasad, pasad y acomodaros. escucháis antes de entrar en la tienda, en su interior un hombre bastante joven y pero de aspecto severo os da la bienvenida, con la zurda y sin alzar la vista pues esta ocupado revisando unos documentos de su mesa. -Saludos amigos, soy Jalik Godarm, como suponéis. Pero por favor, sentaros... se expresa señalando unas sillas de un lateral de la tienda -Sentaros y presentaros pues la tarea que os voy a encomendar os incluye a todos y deberéis colaborar para tener éxito. Durante un segundo os miráis entre vosotros sin decir nada, luego vais hacia las sillas y las acercáis a la mesa antes de sentaros...

Le llenaba de desasosiego el terrible escenario en el que había devenido aquella ciudad. Jamás vió semejante destrucción, más aún porque en su lugar de procedencia el fuego no era amenaza para las ciudades. Aquí, en la superficie, la muerte no venía directamente de los fieros depredadores sino que provenía del cielo en forma de bombas incendiarias y otras invenciones atroces.

El ser humano era capaz de maldades que si fueran vistas por los suyos les harían recapacitar acerca de la gravedad de sus acciones pasadas. Él no había hecho algo tan maligno aunque no podía justificarse en absoluto a pesar de sus últimas vivencias.

Se preguntaba si no dejaría la vida en esta ciudad. Permanecía atrapado y su búsqueda de redención bien podía finalizar prematuramente.

Se sentó y miró con extrañeza al resto de personas. Los humanos eran muy variopintos.

- Yo me llamo Anduil y como pueden ver provengo de otro lugar, pero estoy aquí y haré lo que pueda por acabar con esta pesadilla. De modo que quiero escuchar cualquier plan que nos encamine en tal dirección.

Dijo en su común, que tampoco era excesivamente fluído pues era un idioma radicalmente diferente al suyo natal.

Las ultimas semanas habían sido un amargo recordatorio de la vida que había dejado atrás, aunque por supuesto nunca participo en un sitio. Mientras recorría el camino tan rápido como podía a pesar de su armadura no podía evitar recordar el frustrado ataque para romper el asedio, debía haber alguna razón por la que los cheelitas no habían asaltado los muros o como poco intentado algunas incursiones nocturnas con barcazas. La experiencia le dice al veterano soldado que debe haber alguna razón por la que están manteniendo un costoso y largo asedio, pues de querer infundir el terror en los corazones de los que podrían resistirse a una ocupación, tan solo tendría que masacrar en una o dos noches a tantos hombres, mujeres y niños quisieran.

De pronto siente un escalofrío, la imagen de soldados cheelitas violando a su mujer y saqueando su casa no es una visión del todo imposible, si es que para cuando consigan entrar sigue existiendo su casa y no unas ruinas calcinadas claro.

Al cabo de poco tiempo llegan a su destino, Rufus mira a su alrededor mientras dice para si mismo:

-Por fin... Comiendo la mierda que nos queda no se como diablos vamos a hacer nada útil.

El joven mensajero se gira por un segundo para observar al veterano, Rufus por su parte lo fulmina con la mirada para que siga mirando al frente, al fin de al cabo no ha vertido sangre ajena y propia en cientos de escaramuzas para que un niño algo crecido se atreva a juzgarle.

Poco después consigue acceder a una tienda del campamento donde se supone que debe recibir ordenes. El antiguo soldado se para unos segundos frente a la entrada para contemplar la desolación del lugar, aunque no en tal magnitud esta no le era nada extraña. Suspiro pensando en viejas y casi olvidadas batallas y en camaradas que ya solo viven en su memoria y entro en la tienda acompañado unicamente del tintineo de su armadura.

En el interior le esperaba el comandante de Almas y lo que parecían que debían ser sus compinches en lo que quiera que quisiera ordenarles el comandante. Así pues, se acerco a una silla y con cuidado y agarrando el respaldo con su brazo derecho se sentó cuidadosamente, era relativamente fácil caerse de forma torpe con una armadura tan rígida pero el se había caído las suficientes veces como para no hacerla ni una mas.

-Me llamo Rufus, soy un veterano de linea de otras tierras- Dijo mientras pensaba en lo mal que sonaba la palabra desertor.

La sacerdotisa de Saranrae asintio a las palabras de Jalik, dando un paso hacía delante, cogio la silla que le ofrecian. Sentandose en esta, miro a los allí presentes evaluando que tipo de aventureros habían sido llamados al deber, exclamando a continuación:

Mi nombre es Kara, Luz de Saranrae, ofrecere mi ayuda a esta ciudad hasta mi último aliento.

Saludando a los allí presentes y comenzando el acto protacolario que llevaría a conocerse a todos ellos.

Domino el fuego y la lucha a distancia! Yo os protegeré.

Sentencio la bella humana.

Jalik sigue anotando cosas mientras empezáis a presentaros, al parecer es un tipo ocupado y

-Ejem... carraspea antes de alzar la mirada, al verle la cara os fijáis que pese a la suciedad es un tipo bastante agraciado, de espalda ancha y complexión fuerte pero por sus ojeras no parece estar en sus mejores momentos, parece que no ha dormido en días, sin duda a causa de la situación en la ciudad

-Entonces, el que queda debe ser Varius, no es así? pregunta esperando respuesta mientras enrosca un pergamino y abre uno de los cajones de su escritorio. -Bueno, ya te presentarás adecuadamente más tarde, se nos acaba el tiempo. Dice al sacar un sello que estampa con un poco de cera en el pergamino. -Esto ya está. Murmura al levantarse para acercarse a la entrada de la tienda y mirar a su alrededor antes de echar la lona.

-Bien, así será mas seguro, no me fío ni de algunos de mis subalternos, por eso os he estado investigando personalmente esta última semana y por vuestras expresiones diría que no fui detectado. Comenta mientras vuelve a su escritorio -Veréis, hace poco descubrimos a un espía y es por él que estáis aquí, su nombre es RANDAL BOOKLOE grita espontáneamente mientras os guiña un ojo. -El problema... prosigue con su voz normal -Es que escapó. Frunce el ceño -Pero sabemos donde se oculta, en la posada del Trasgo peleón. Dice esta vez bajando la voz -Al sur de la ciudad. Dice mirándoos a los ojos -Si, lo se, es la zona más afectada por los bombardeos de esa máquina infernal y por eso os he hecho llamar, pues creo que sois capaces de llegar hasta allí... preguntas? comenta haciendo la señal universal del silencio al ponerse el dedo sobre los labios mientras abre exageradamente sus ojos.

Sólo el aguijón de Smee clavándose en su cuello hizo que Varus volviese a la realidad. Su enlace empático con el pequeño escorpión le daba a entender que éste le estaba recriminando haberse quedado embobado mirando a la mujer. No sabía si era su porte, con aquél escudo dorado, o la larga cabellera roja sobre sus hombros... carraspeó al darse cuenta aún seguía mirándola. Smee se escondió bajo el cuello del chaleco - Sí, perdonad... - miró de reojo a la sacerdotisa, esperando haber pasado desapercibido - ... mi nombre es Varus Sybilla, miembro de la logia de Pathfinders de Almas, o al menos, lo era hasta que quedó hecha escombros... - se adelantó unos pasos - ¿Cómo sabéis que ese hombre es un espía? ¿Qué queréis que hagam... - se calló inmediatamente al ver el gesto de Jalik, y se giró en la dirección donde éste miraba ojiplático...

Este hombre parecía muy expresivo y alzaba la voz y la bajaba siguiendo algún patrón extraño.

- No hay problema por mi parte. Puedo ir.

Lo mismo le daba cuál era la misión, lo importante era demostrarse a sí mismo y a los demás que había cambiado. Era por tanto un reto personal lo que le guiaba. Había asumido así las condiciones que le impusieron sus hermanos de raza. Aunque él seguía recurriendo a magia un tanto oscura, debían de guiarle propósitos beneficiosos para la comunidad. Esa era su conclusión y así lo practicaría. Así que dar con ese espía era una buena opción a sus ojos.

La tarea no parecia demasiado peligrosa ni dificil, quizas simplemente el comandante necesitaba gente desconocida de la que poder estar seguro que no alertaria al espia antes de tiempo o quizas simplemente no podia prescindir de diez o quince guardias para tomar al hombre. Poco importaba si con ello podiamos salir ganando todos.

-Algunas-Digo mientras me hago una pequeña lista mental de lo que necesitaba saber- ¿Como lo reconoceremos? ¿Lo quiere preso o muerto?- Paro de hablar durante unos segundos, luego me inclino hacia delante y pregunto mas interesado- ¿Si te ayudo podras mover a mi familia a un lugar mas seguro..?

Poco me importa si hay tres o trescientos mercenarios de poca monta protegiendo al desdichado hombre.
 

Kara asintió ante los gestos de Jalik.
Parecía que desconfiaba incluso de sus hombres, algo no debía ir bien.
Sus servicios eran requeridos y ella cumpliría con la ciudad de Andoran.
La elegida de Saranrae se levantó de la silla y exclamó:
Bien Jalik! Danos la información que necesitamos y nosotros lo buscaremos.
Exclamó en tono colaborador.

-Digamos que tengo mis informantes y gente en la que confío Varius. respondió al mago -Rufus, si se le puede capturar vivo mejor, así le sacaríamos algo de información. Le contestó mientras le miraba bien -Me temo que poco más podemos hacer por su familia, estamos todos en la misma situación que ellos, pero si esto sale bien las cosas podrían mejorar en la ciudad tanto para ellos como para los demás.

-Respecto a daros más información, poco más puedo deciros, os recomiendo que uséis esta ruta, dice marcando un camino por el mapa de la ciudad¹ -Con sigilo, prudencia y evitando las calles principales llegareis en menos de una hora al trasgo, allí hablar con Rufus, el dueño, es un antiguo amigo mio y seguro os ayudará. Dijo poniéndose también de pie. -En fin, mucha suerte amigos míos, os deseo lo mejor se despedía mientras os indicaba que le acompañaseis a la salida de la tienda -Espero que nos veamos pronto dijo finalmente antes de irse el también por su cuenta.

Anduil miró el mapa. Una de las cosas que no le gustaba de la superficia era la imposibilidad de moverse en vertical con facilidad, aunque él había superado ese escollo gracias al estudio de las artes arcanas. Entendía que el resto no tenía esa habilidad y por tanto tenían que buscar un camino por la ciudad.

- Diría de rodear, pero si tenemos prisa tampoco es buena idea. Así que pienso que si nos acercamos al puente y entonces espiamos para ver su estado o los peligros que acechan, podremos ver si vale la pena continuar o si reculamos y buscamos el rodeo.

El elfo acuático no pronunciaba bien del todo el acento de estas gentes así que su habla parecía exótica.

- Yo sé volar así que cuando nos aproximemos puedo elevarme y otear un poco. También es verdad que quizá me vean alzarme pero nos podría servir para tender una trampa.

-Tsch- Respondo simplemente a la negacion de proteger a mi familia- Entonces no podre permitirme perder la cabeza y no volver.

Ojeo el mapa rapidamente, si tardamos demasiado podrian solplarle al espia que vamos en camino. Mejor no arriesgarse a que se esconda entre las centenares de casa derruidas como un goblin.

-Creo que debemos ir por el puente del centro como ha dicho el comandante. Seria malo si alertaran al enemigo antes de llegar.

Asintiendo, Kara exclamó:
Lo más acertado será ir por el puente del centro.
El que Jalik nos recomendó.
Por mi partamos ya! Yo llevo conmigo todo mi equipo.
Lo encontraremos! Puedes contar con ello.
Echando una última mirada al mapa, para observar donde se encontraba la taberna del Trasgo Peleón, antes de salir.

- Parece que estamos todos de acuerdo. Vayamos hasta el puente y quizá allí el... elfo... - mantuvo la mirada apenas unos instantes sobre Anduil, su color azulado le tenía bastante desconcertado - ... pueda usar sus habilidades para confirmar que hay vía libre. Por otro lado, ése mapa podría resultarnos útil en caso de requerir una alternativa. ¿Podríamos tomarlo prestado, Jolik? - añadió antes de extraer de uno de los bolsillos de su túnica un pequeño trozo de cuero curado.

Varius preguntó al aire, pues el mapa hacia tiempo que, como su amo, no estaba en frente suyo; pero todos coincidían en que puente debían tomar siguiendo el consejo de Jorik así que no le dieron mucha importancia y se pusieron en ruta segundos después de que el mago se lanzase un conjuro protector.

Como Jorik les había recomendado el grupo evitó las calles principales y fueron moviendose con cautela pero sin pausa por los recónditos callejones de la ciudad, muchos llenos de cadáveres y escombros de edificios derruidos por los bombardeos de tanto en tanto cruzaban con alguna patrulla pero a medida que se acercaban a destino el numero fue bajando, sin duda Jorik no iba a exponer a sus hombres a la parte afectada sin motivo y esperaban que ese fuese el caso para ellos.

Finalmente en apenas media hora alcanzaron el puente, este estaba en muy mal estado, las constantes explosiones habían derribado muchas de las columnas y destrozado gran parte de la plataforma, parecía casi un milagro que aun se sostuviese.

El grupo miró primero antes de exponerse al cruzar el puente y no vieron nada raro, un error, pues una enorme bola de fuego surcaba los cielos en su encuentro...