Partida Rol por web

Se empezaba a desvelar el misterio de la isla ante nuestros ojos. Colocándome bien las gafas, hago un rastreo a la sala que hemos encontrado, para ver si hay alguna otra entrada o salida, y asegurarnos de que no corremos peligro.
- Tienes toda la razón Charlie, parece un altar de sacrificios de alguna especie de secta. Viendo a Charlie acercarse al libro, me dirijo hacía las ropas ensangrentadas para ver si la ropa lleva mucho tiempo allí o la sangre todavía esta reciente.

Rowan apunta nervioso con el arma a todas partes.

- Estamos en esta isla maldita, en un templo ímpio con algún asesino cerca, acechandonos ...

Ana miró con horror el líquido viscoso que cubría las paredes, casi sin prestar atención al altar.

- ¿Qué es eso? - dijo con voz entrecortada - ¿Porqué brilla en la oscuridad?

Agarró de la manga al profesor, apremiándole mientras preguntaba.

Me agrada la reacción de Ana, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando noto como me agarra el brazo.
- Ya sabe que mi especialidad son las matemáticas, aún así intentaré echarle un ojo a la mucosidad, pero a priori no soy capaz de averiguar de dónde proviene.

Charlie no puede reprimir la idea de ojear el libro. Entonces toca la cubierta metálica. Los seis supervivientes sienten un temblor en el suelo. El curioso hombre sin techo retira la mano como si hubiera recibido una descarga eléctrica. El temblor se intensifica y una grieta comienza a seccionar techo paredes y suelo en dos mitades asimétricos y cascotes de piedra empiezan a desprenderse. A continuación, del libro empieza a cambiar a estado líquido. En cuestión de segundos es una masa de líquido semejante a la de las paredes y va tomando forma. Con horror pueden contemplar a una criatura que se desprende hacia el techo. Es un forma tentacular formado por carne formada por partes de ojos y bocas desdentadas.

Rowan palidece y con un hilo de voz pregunta, mientras apunta con el revolver.

- ¿Que demonios es eso?

Lo sabía, lo sabía, tenía que advertir a Charlie de que algo malo iba a pasar, tenía esa intuición, y no lo hice.

- ¿Pero que es eso? retirándome lo máximo del ser que teníamos delante, estaba empezando a temblar por todo lo que se avecinaba.

Ana gritó de terror al ver a aquella criatura aparecer de la nada. Sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, mientras su mente amenazaba por quebrarse ante la evidencia de lo imposible. Luchó con furia contra el desmoronamiento de su mente, mientras se decía a sí misma "corre, corre, corre". 

Por fin, tras un eterno instante de pavor, Ana se dio media vuelta, ignorando lo empinado de las escaleras, y comenzó a subir por dónde había bajado, huyendo sin pensárselo dos veces.

Me quede totalmente paralizado al ver aquella criatura surgir, literalmente, del libro o ser el mismo libro lo que se mutara en esa cosa, no lo tenia muy claro la verdad. Solo daba pasos hacia atrás, cuando la masa informe crecía exponencialmente y necesitaba espacio.

En ese mismo instante me vino a la cabeza mi viejo amigo Dan Pennywise, ¿Que haría el en mi lugar? "Corre insensato, ese no es un perro que puedas educar" Buen consejo sin duda, sonreí de manera nerviosa y di un par de largas zancadas hasta ponerme al lado de Ana y fue solo entonces cuando me di cuenta de que ella, de torpe manera, intentaba subir las escaleras.
-Espere se va hacer daño.-La conteste, pero no me creía lo que estaba diciendo. Porque estaba tan tranquilo al ver semejante cosa.

Instintivamente, eche mano de mi vieja petaca y bebí de un trago todo el contenido mientras, contemplaba una vez mas aquella criatura.
-Chico, Dan nunca va a creerme.-Dije con un tono jocoso acompañado de una nerviosa y entrecorta carcajada.

Ana siguió corriendo, escaleras arriba, en un momento miró de refilón, y vio a Charlie cerca, gritándole algo que no llegó a entender. No le importó lo más mínimo, no pensaba detenerse a tratar de entenderlo, después de ver, simplemente intuir, el horror que se había materializado en lo profundo de aquella gruta.

La escalera parecía interminable, y su calzado tampoco ayudaba, así que se deshizo de él, corriendo así más rápido. Continuó escaleras arriba, impulsada por una fuerza imposible, sin sentir siquiera el ardor que emanaba de sus pulmones, o los pinchazos de sus piernas. Poco a poco, la luz del exterior se materializó ante sus ojos, y sintió una alegría que le dio las últimas fuerzas. Por fin, alcanzó la entrada de la gruta, tras lo que, a su entender, había sido una eternidad. Sólo entonces volvió la vista atrás, y miró escaleras abajo tratando de localizar a sus compañeros.

La curiosidad de lo que estaba delante de los ojos de Ezequiel, era muy fuerte, pero decide huir de ese lugar, ya que antes semejante espécimen no se puede hacer nada.

Mira a sus compañeros, y grita a todo pulmón. - CORRAMOS, VENGA MÁS DEPRISA. Observa como Ana, quitándose los zapatos, olvida su feminidad y sube las escaleras casi hasta el final, con el vestido subido por encima de las rodillas. En ese momento Ezequiel empieza el interminable ascenso por las escaleras.

Rowan empieza a huir con enormes zancadas de la criatura de pesadilla, mirando de reojo para asegurarse de que no le persigue.

- ¡¡SALGAMOS DE AQUÍ!!

Con el pegajoso sudor adherido a vuestras carnes corréis como si el "diablo os siguiese" (nunca mejor dicho) y salís de la cueva fluorescente para salir al exterior. os detenéis de golpe y si los supervivientes pensaban que ya no quedaba nada por ver, estaban más que equivocados. Ante sus asombradas caras la selva ha cambiado. No hay árboles irreconocibles, sino un yermo grisáceo que devora todo lo verde que antes se extendía. La colina no era tal sino como una especie de zigurat de piedra gris desde la cima podía contemplar el atolón desnudo que antes era una selva tropical. Unas retorcidas figuras se mueven en la base del zigurat y parecen entonar un retorcido cántico que lo llena todo. Sus palabras son grotescas, blasfemas, parecen pronunciadas por bocas incapaces de emitir sílabas coherentes. El cielo es de color gris oscuro, en consonancia con el paisaje.

Ana no necesitó más estímulo para reanudar la carrera. El paisaje le había hecho detenerse momentáneamente, debido a su extraña naturaleza, pero el rugido de la criatura a sus espaldas volvió a espolearla, impulsando sus piernas a través de aquel extrañísimo paraje.

Llegando al extremo de las escaleras, la visión que contempla el Profesor Ezequiel causa estragos, no sabe lo que tiene delante, hace un rato era una isla, ahora las tonalidades han cambiado, se escuchan cánticos, se observa como un templo.

No para de mirar a izquierda y derecha, se encuentra totalmente desorientado. Y lo único que sale de su boca es:
- ¿que hacemos aquí?, y ¿donde esta la salida?

Rowan aguanto la visión, boqueando durante unos instantes.

- Debemos salir de este lugar, sea lo que sea.

Choque contra la espalda de Rowan ante mi huida de aquella horrible visión. Y me preguntaba cual era la causa mayor para detenerse, sabiendo que eso de abajo aun estaba observándoles en el umbral de la oscuridad.
-Que hacéis va...-Al fin alce la vista y observe como el tropical paisaje no era mas que un yermo gris. Olí el aire seco mas propio de un desierto abandonado, que de los arboles y escuche los cánticos que la noche anterior me aterreraron hasta el punto de buscar apoyo de uno de mis compañeros, aferrándome a su pierna y gemir como un niño.

Aquel lugar era tan distinto, desolado y triste que no pude mas. Busque ayuda en mi bolsillo y no estaba allí, ¿Cuando había dejado mi reserva fuera de mi bolsillo? Al menos aun me quedaba mi fiel esposa, pero al buscar en el bolsillo interior y beber de sus labios, descubrí con horror que estaba vacía por culpa del terror del que acababa de escapar. ¿Entonces no había escapatoria, ¿Eso era real?

Deje caer la petaca, la cual hizo un ruido metálico que apenas rivalizaba con los blasfemos cánticos que inundaban mis oídos y entonces descubrí que estaba temblado. Piernas brazos y rodillas, se movían sin control, ni siquiera pude tapar mis ojos, que inyectados en sangre observaban todo aquella locura.

-Caty donde estas, tengo miedo.-¿Nadie vendría a salvarme?

El doctor se gira tras salir de su parálisis, debe correr para salvar su vida.
- Dios mío - grita.

Gira sus talones y corre dejando atrás al aturdido John que permanece inmóvil observando como la criatura extiende sus zarzillos hacia él. El grito recorre la gruta y la reverberación llega hasta ellos.

El doctor Bedford sale de la cueva dando alaridos.
- ¡Ha cogido a John, ha cogido a John!.
Tropieza con el alterado Charlie y el cuaderno de notas cae al suelo.
-¡El diario! - se agacha a cogerlo cuando su mirada se clava en el panorama que se extiende ante él, comprende porqué sus compañeros no corren y permanecen inmóviles con los ojos desencajados. ¡El paisaje ha cambiado!

La voz de Rowan sonaba rota pero firme.

- No perdais la calma. Tenemos que salir de este lugar. Pero no sé como. Y John ...