Partida Rol por web

Al ver la acometida de los caballeros espero a que se acerquen con la guardia alta esperando que escuchen que nosotros no tenemos nada que ver con la brujería, y desistan en atarcarnos. Al ver el fanatismo de las palabras del que parece lider y como saja sin piedad a Ramona mi colera se despierta, mi mente se empequeñece al ver al sangre correr y solo piensa en una cosa. Venganza.

Con el paso firme me acerco a donde está Julián y le ataco con toda la rabia que puede descargar mi espada corta.

La espada se clava en la pierna izquierda y en el pecho ( suerte de la armadura ) del caballero que lanza un grito, escupe y maldice.

Ramona estaba a merced del caballero catalán, sus manos a la altura de la cintura y su cabeza baja, esperando su misericordia... Una lágrima escapaba de su mejilla, sabía que era muy probable que no viera un nuevo amanecer.

No se equivocó. La espada del caballero cayó pesada y veloz sobre el cuerpo de la mujer. El acero abrió un profundo corte sobre su pecho, nadie podría haber soportado un golpe así.

La mujer no emitió grito alguno. Parecía que no se inmutara. Acercó su mano derecha sobre su pecho teñido de sangre, era consciente de su herida. Su expresión seguía siendo de súplica, de misericordia. Y con ese rostro cayó sobre el suelo.

Como un peso muerto, la mujer cayó ladeada sobre el polvo del camino al borde la muerte. Miró a sus compañeros que aún estaban en pie:

Huid... -fue lo único que salió de su boca antes de perder el conocimiento...

En ese momento algo cruza el firmamento, Julián que miraba al cielo lo ve al instante, entonces levanta la mano y grita a pleno pulmón:

- ¡Detened el ataque!!! , ¡parad!. Una estrella ha surcado el firmamento. Es una señal de Jesucristo nuestro señor. Estos hombres son inocentes.

Los hombres bajan las armas.

- Dios mío! ¿ Qué hemos hecho ?

Las palabras del caballero llegan demasiado tarde. He visto, horrorizado, como el acero tajaba a Ramona. Aún asustado rodeo al hombre que me acosaba hace un instante desde su caballo para correr hacia ella.

¡AYUDA! Ayuda para esta mujer que tantas vidas ha salvado, por la Virgen María, madre de nuestro Señor. Socorredla a ella que hasta un neonato salvó en el castillo. Las lágrimas no me dejan ver bien; llego a su lado sin saber que hacer. Dejo caer la espada al suelo agitando mis manos sobre el cuerpo de Ramona, deseando salvarla pero con miedo de hacer más daño que bien.

¡Inés! Ven aquí, dime que hacemos. Desesperado por intentar taponar la herida que le hace perder la vida empiezo a comprimir su pecho pero eso sólo provoca un estallido de tos sanguinolenta. ¡INÉS! ¡Quién sea, ayudadme!

Me giro desde mi posición a tiempo de ver horrorizada cómo uno de los recién llegados hace un tajo profundo a Ramona que tan solo pedía piedad y les informaba de que éramos culpables. Pero la ira ciega de quien no quiere escuchar invadía los oídos y la mente de aquellos hombres.

Cuando uno de ellos gritó aquella información sobre Malaquías no me sorprendió, y supongo que no fuí la única. Toos sospechábamos de él y de su burro pero ciertamente nunca pensé que se tratase de brujería... Un escalofrío recorrió mi espalda de cabo a rabo y me hizo recordar un segundo a aquella mujer endemoniada junto al río que me mordió. ¿Ta vez la atrajo él hacia nosotros o hacia mí?

Sacudiendo la cabeza y dejando volar la melena me dirigí de vuelta junto al resto corriendo como nunca en la vida para arrodillarme junto a Ramona, sabiendo que no sabría ayudarla como lo necesitaba, pero quería intentarlo al menos, por ella, porque era la mejor mujer que había conocido jamás y se merecía mil y una segundas oportunidades.

Sin embargo, el horror de ver tal herida en aquel débil y bondadoso cuerpo me puso de los nervios y la poca idea que tenía sobre practicar unos primeros auxilios se desvaneció en mis manos temblorosas y en las lágrimas que empezaban a acosar mis mejillas.

- Ramona... No... No nos dejes... No podré seguir sin ti... - sollozaba junto a ella, sorbiéndome los mocos y tratando de limpiarme las lágrimas con la manga de la camisa.

En cuanto aquel jinete habla de nuestra inocencia, Hernan se relaja y ve que Ramona yace en el suelo gravemente herida, puede observar como la intentan ayudar sin exito. Se dirije a toda prisa hacia donde está tumbada suelta su espada en el suelo e intenta socorrer a Ramona.

Cuando Hernan termina, Ramona parece que esta algo mejor, pero no parece que vaya a salir de esta solo con eso.

Maldita sea... Ramona aguanta... No escuches la llamada de Dios aún, no cuando te necesitamos con los nosotros...

Hernán consigue estabilizar a Ramona que abre los ojos y mira fijamente a Hernán, parece mentira que un guerrero como Hernán tenga unas manos tan delicadas y haya sido capaz de salvar la vida de su compañera.

Los jinetes desmontan y ya con las armas enfundadas acuden hasta donde está Ramona para ver cómo se encuentra.

Hernan suspira aliviado al ver que Ramona abre los ojos. La mira, le sonrie y le dice en un susurro Dhezcanza, ya ha pazadho tdhodo...

Hernan mira a Ines, le apoya una mano en el hombro y le dice: No llhorhez maz, ya ze encuentrha a zalvho.

Tras decir esto se levanta y recoje su espada, mira con recelo al jinete que la hirió de tal manera mientras envaina su espada, se dirije al carro accidentado paraq recoger unas cuantas telas y poder improvisar una cama para dejar en ella a Ramona, almenos intentando que este mas comoda que tirada en el suelo.

Suspirando aliviado me alzo del suelo al ver que Ramona parece reaccionar a las manipulaciones de Hernán. No sé que haríamos sin ella.

Recojo mi espada del suelo y mirando fijamente al caballero que ha detenido el ataque la envaino. Ese hideputa malnacido hijo de mil padres de Malaquías ¿decís que es brujo? Recogió algo del carro accidentado y huyó en aquella dirección. Señalo hacia donde partió el felón.

Me encamino yo también hacia el carro, pero mi intención no es recoger tela, no. Pero dejó algo atrás. Algo menos valioso y más hablador si todavía sigue vivo. Tobías . . . o como se llame en verdad la serpiente que le hacía de servidor quedó aquí. Quizá pueda decirnos algo.

Y si no está dispuesto a hablar yo mismo encenderé la hoguera dónde perecerá. Esta vez no habrá órdenes que le salven. Deberá responder a la justicia de los hombres y a la de Dios.

Al ver el destello cruzando el cielo me quedo parado un segundo y la visión me calma un poco. Al escuchar las palabras del líder deteniendo el combato me echo de rodillas al suelo y balbuceo una corta plegaria en voz baja. No soy demasiado beato pero cuando hay que agradecer un milagro se agradece.

- Bendito sea nuestro Señor que ilumina los corazones y salva a los inocentes. Gracias caballeros por tener piedad y perdonad nuestras vidas.
Añado en voz más audible.

Después me levanto con movimientos pesados y me voy a donde esta Ramona y me alegro al ver que al menos Hernán es capaz de detener la pérdida de sangre.

Al escuchar a Alejandro mencionar a Tobías mi sangre vuelve a hervir de nuevo y me acerco al carro a ver si sigue ahí esa alimaña.

- Estoy seguro que esta cucaracha sabe algo. Yo si quieren me ofreceré gustoso a ayudarles a sacarle toda la información posible. La palabra sacarle suena con un tono pausado y siseante mientras una mirada de odio se concentra en mi mirada mientras observo al ayudante del supuesto mercader.

La herida de Ramona no paraba de sangrar, sus compañeros hicieron cuanto podían pero todo parecía en valde. Sin embargo, cuando todo parecía perdido apareció Hernán y consiguió que la mujer volviera en sí, rescatándola de la senda de la muerte.

Abrió lo ojos y los vio a todos rodeándola, sus lágrimas surcando las mejillas. Esbozó una pequeña sonrisa...

Gracias... -sólo consiguió articular una palabra-.

Acto seguido pasó su mano por la mejilla de Hernán, como gesto de agradecimiento. Luego se desplomó por el peso del propio cuerpo que ya no podía sostener...

 Veo acercarse a Hernán y hacer un pequeño vendaje a Ramona delante de mi borrosa mirada y poco después la mujer reacciona. No es que se haya curado pero al menos responde, abre los ojos... y los míos dejan de llorar.

Acto seguido, sin despegarme de ella, veo como el caballero se predispone a preparar una cama para la herida con diversas telas de las que había en el carro y corro hacia él con intención de ayudarlo así como lo hago a la hora de mover a la mujer de sitio.
Mientras tanto no puedo evitar estar pendiente de lo que se habla entre los atacantes y mis compañeros. Alejandro, y con razón, está más que cabreado y se nota que arde en deseos de atrapar al escurridizo de Malaquías.

A pesar de saber en qué dirección huyó ya no parece que se le vea en la lejanía pero teniendo caballos de monta no debería tardarse en alcanzarlo por mucha prisa que se de y muchos azotes que de al pobre animal el muy burro.
Otro burro es entonces el que capta la atención de todos y estando como estoy junto al carro cuidando de que Ramona esté cómoda dirijo mi mirada al lugar donde debería estar el asqueroso de Tobías bajo el carromato.

- Maldita sanguijuela... pagarás por lo que le han hecho a Ramona por tu culpa y la del maldito Malaquías. - le digo en voz bien alta, a punto de gritar de pura rabia pero conteniéndome como puedo.

Apesadumbrado, el hombre niega con la cabeza y no hace más que suspirar. Véis como una lágrima resbala desde su ojo hasta el mentón.

- Veréis, nada de lo que hagamos ahora podrá mitigar el dolor que os hemos causado. Ojalá nada de esto hubiese sucedido. Jamás en la vida vi unos guardaespaldas tan valientes como vosotros. Sabed que éstos hombres y yo mismo somos hermanos de la Fraternitas Vera Lucis. Una hermandad consagrada bajó la fe en Cristo y que persigue a los que utilizan las artes arcanas y oscuras.

Juzgamos y purificamos herejes y ese Malaquías no es tal su nombre, es un brujo moro conocido como Absalón Ben Eleazar, llevamos persiguiéndole desde que os contrató en Pamplona. No podíamos apresarle en aquel castillo por estar bajo la protección del Conde, así que esperábamos poder vigilarle. Sin embargo- el hombre hace una pausa para tragar- ese ataque inesperado de la chusma torció nuestros planes.

No sabíamos de qué parte estábais y mientras estuviéseis con él érais el enemigo. Siento haberos atacado, pero Dios lo quiere si estáis con el infiel.

También creemos que durante la batalla, el moro y ese criado- señala en dirección al carro- mataron al Alquimista del Conde y le robaron un libro de hechicería.

Camina en dirección a Tobías y alzando su espada grita:

- ¿ Te arrepenientes de tus pecados y quieres morir en la fe cristiana y bajo la protección de Dios y su hijo Jesucristo ?

Tobías aunque asustado, muestra por una vez en su mísera vida algo de dignididad, lo cual os sorprende.

- Que te Jodan- escupe al suelo- No traicionaré a mi señor.

- Sabed que ese señor vuestro os ha dejado en la estacada- Levanta su espada más y más hasta por encima de su cabeza - Ya habéis hablado, arderéis en el infierno y os cortaré la cabeza para clavarla en una pica- Baja su espada y golpea el cuello de Tobías con todas sus fuerzas, tiene que repetir el proceso tres veces hasta que la cabeza se separa totalmente del tronco. Después pide a uno de sus hombres una pica , cuando ya la tiene clava la cabeza en ella y la pica a su vez al suelo.

Cuando escucho las palabras del caballero me estremezco, espero que de modo imperceptible para los demás. También podrán achacarlo a la tensión acumulada. Esas . . . frater . . . lo que sea me trae un oscuro y lejano recuerdo. Algo que daba ya por enterrado y olvidado pero aquí llega de nuevo, alzándose de la tumba del olvido. Un recuerdo asido a la mano del brujo Malaquías Absalón como se llame. En mala hora aceptamos su trabajo, que la maldición del infierno caiga sobre él.

La cruenta muerte de Tobías me parece demasiado misericordiosa para lo que desearía darle. No me impresiona nada, demasiada muerte han causado estos dos ya. Porque a mis ojos los campesinos del castillo han muerto por su culpa. Era un hereje, un brujo y seguro fue él quien provocó esa matanza entre cristianos.

Sin decir nada me encamino al lugar donde tiré el arco. No es cuestión de perder arma tan valiosa. Lo recojo y destenso, dejándolo limpio y presto para futuro uso. Luego vuelvo donde el carro a ver que ocurre con los animales de tiro y con el mismo carro. Miro todo eso, incluida la mercancía. Quizá haya algo salvable para llevar a los heridos sobre ruedas o para vender y no dar por perdido el viaje.

¿Qué haremos ahora aquí tirados?

No es pena lo que siento al ver el gaznate de Tobías separarse del cuerpo. Es rabia por no poder hacerle más daño... Si me lo llegan a dejar un rato habría jurado lealtad a nuestro señor jesus por el resto de sus vidas, pero bueno, por lo menos ya no me molestará más. Miro en la dirección donde se marchó galopando el brujo ese preguntandome si el destino hará que nos topemos de nuevo con el.

Al no tener respuesta, decido ir a lo práctico y ayudar a Alejandro a salvar lo posible de la mercancia y preparar el carro para poder llevar a Ramona a un sitio donde recuperarse.

Observo con un sentimiento que está entre el horror y el alivio cómo sajan la cabeza de Tobías y ésta cae rodando cerca del carromato donde estamos moviendo cuidadosamente a Ramona.
Una vez la mujer está a salvo y más cómoda me acerco al carromato mirando con asco los restos del cuerpo de ese maldito burro en busca de cosas útiles que pueda haber allí dentro.

- Si Malaquías sólo cogió una cosa debe haber mucho material que también portaban que podría ayudarnos a llegar a la siguiente ciudad a la que nos dirigíamos. No creo que vaya a desviarse del camino que tenía previsto por mucho que tema que vayamos tras él. Ahora está solo. - digo en voz alta sin dirigirme a nadie en concreto sino más bien hablando para todos, diciendo a viva voz lo que voy pensando mientras me esmero en revolver entre las telas que portaba el carro.