Partida Rol por web

La mujer pelirroja mira dudosa al hombre encapuchado.

-Se deben conocer todas las partes del Reino, incluso las que no nos gustan. Y los sucesos que ocurren el ellas. Debemos ir.- dice el hombre levantando la capucha. Su rostro no es agradable de ver. Uno de sus ojos es claro, y parece normal, pero el otro es de un rojo vivo que parece miraros a todos a la vez. Su piel está arrugada, y parece tener más de cien años.

-Partamos entonces, si todos estamos de acuerdo.- dice la mujer.

El hijo de Rob se sube al caballo con una agilidad propia de su edad.

Ayuda al pequeño Rob a incorporarse y asiento a los viajeros que me acompañan.

- A Biriem pues.

Y asiento a Gwy.

- Cuando gustéis.

   No Aidan, iremos todos, no creo que sea bueno que nos separemos - le respondo cada vez más seria. En mi mente no dejaba de resonar el grito y no podía pensar mas que en ir hasta allí.

   Entonces Rob habla con una mujer pelirroja y un hombre encapuchado en los que yo apenas habia reparado y les pregunta que hacer. No puedo evitar un respingo al ver la cara del encapuchado cuando responde a la pregunta de la mujer.

   Gracias -  le digo a Rob, señalo el camino y digo - por alli!!!!

Os poneis en marchas, los hombre jóvenes del pueblo, Gwy, Eleanor, Rob, el niño y los dos jinetes. Según os acercais a las casas, todo os parece normal. Sale humo de las chimeneas. Sin embargo, al acercaros más, os dais cuenta de que no hay nadie. Nadie, ningún ser vivo. Ni siquiera perros o gatos. Todo está desierto.

Pero al doblar una esquina, os encontrais a dos hombres. Uno de ellos lleva el hábito de druida, mientras que el otro es un atractivo cortesano. El druida se acerca corriendo hacia Gwy.

-Gwy, se los han llevado, a todos. A todos... han venido y me han dejado a mi para que os advierta. Debemos dejar el pueblo.- dice entre sollozos, cayendo a los pies de la chica.

   Me agacho rápidamente y levanto al druida, que esta sollozando como un niño pequeño - Alsan! - le digo - calmate,  por favor, y cuentanos que ha pasado, ¿a donde se los han llevado?.

   Mis ojos despedían chispas de ira, mezclada con una desesperacióin que trataba de contener y que a duras penas conseguía, porque sabía que si daba rienda suelta a aquellos sentimientos no podría hacer nada por todos los demás.

   Cuentanos, qué ha pasado!

Le doy una palmada en el hombro al zagal con ánimo camarada y tranquilizador, tras su nervioso estremecer en respuesta a las palabras del afectado druida. Echo, también, una escurridiza mirada hacia Elaine, examinando su respuesta. Afirmo las armas en su posición para tenerlas prestas si la situación lo requiriese y espero las matizaciones que se hagan al respecto.

Hoy no va a ser una jornada tranquila...

El joven noble se mantiene al margen mientras Alsan se explica.

-No lo se, estaba preparando una tisana para Lawrence, cuando escuché un grito en el pueblo. La puerta de mi cabaña estaba bloqueada, pero conseguí salir por la ventana. Estaban elllos... los Oscuros. Ellos se los llevaron, los señores de las tinieblas.- dice aparentemente asustado.

Lawrence se adelanta. Es, evidentemente, un shide. Su físico, la manera de moverse... todo lo delata. LLeva un extraño guante en una de sus manos.

-Lo siento por vuestro pueblo, pero la Corte Oscura nunca devuelve lo que ha cogido.- dice en tono triste.

LA noticia cae sobre mi como un jarro de agua helada, .... no puede ser....solamente puedo menear un poco la cabeza intentando asimilar todo aquello mientras las palabras del shide resuenan en mis oidos.

Mientras intentais sobreponeros a los acontecimientos, una mujer mujer pelirroja aparece entre las casas. Está mojada y con aspecto desfallecido. Además, parece algo demacrada y sus ropas han sido castigadas por el mar.

A pesar de su aspecto, no hay duda de que es una mujer bella. Os mira cansada, intentando descubrir que sucede.

Consciente de que nada de lo que pueda hacer o decir puede ayudar directamente, salvo como vacuo consuelo a estas pobres gentes, echo una fugaz mirada cargada de intención a mis protegidos. Personalmente no me atrae la idea de que se metan en más problemas de los necesarios y, para ayudar aquí, hemos llegado tarde.

Entre tanto apoyo la mano izquierda en el hombro del pequeño Rob que está un poco inquieto ante la desesperación y el tenso ambiente. No sé hasta qué punto es conveniente que encare estas cosas tan pequeño y este pensamiento me recuerda las palabras del posadero. No, los niños tienen que crecer y superarse a sí mismos. ¿Dónde iba a estar mejor?

-Yo solo quería una vida más tranquila....-

No digo una palabra hasta que aparece la mujer pelirroja. Suspiro y miro a los presentes.

-Mi nombre es S...Jonh Agathon. No sé muy bien que sucede aquí, tan solo lo poco que el druida me ha contado...lo cual es un tanto increible. No creo poder hacer gran cosa pero...si puedo ayudar, contad conmigo.-

Miro a la mujer pelirroja y me acerco un poco.

-¿Se encuentra bien señora?-

Los que quedabamos estabamos completamente parados, incapaces de hacer nada...

Hasta que apareció la chica.

No pude evitar mirar a John un segundo, antes de dirigirme también hacia la mujer pelirroja y salir del trance en el que estaba - cielos!, estás empapada - miro a mi alrededor buscando algo...

Eleanor  ve a alguna casa y trae algo seco para que esta chica pueda ponerse - mi mente empieza a funcionar a toda prisa de nuevo.

Alsan, por favor, llevémosla adentro  - le digo al druida

Aun permanecia bastante mareada cuando el grupo se acerco a mi, mi cuerpo estaba rendido, mis labios cortados, y mi boca tenia un permanente sabor a sal...

¿Señora? Tan mal aspecto tengo... Pense en cuando me hablo el chico, despues la mujer muy activa comenzo a hablar a toda prisa - Agua...- les pedi en un tono bajo, con la garganta aun dolida.

Descuelgo de mi petate de viaje mi cantimplora, a medio llenar, y se la tiendo.

-¿Está herida?-

-Esto cada vez se vuelve más extraño...-

Al escuchar a la mujer, asiento de acuerdo.

-Si, pongamosnos a cubierto en algún lado...-

Eleanor se acerca con timidez a la chica recién llegada.

-No parece que esté herida, sólo un poco aturdida. Ha debido ser un naufrafio.- responde a John. Con cuidado, le da un poco del agua a Kate -Bebe despacio, no es bueno precipitarse.-

-Dejé el fuego encendido en casa antes de irnos, supongo que seguirá igual.- dice mientras coge a Kate por el brazo -Allí tengo agua y podrás descansar. Y lavarte un poco.-

Se alejan lentamente y se entroducen en una casa que está a poca distancia.

El druída toma la palabra. -Podemos ir a la casa del consejo del pueblo, es la sala más amplia. Somos un pueblo humilde, pero allí entraremos todos.-

Los jóvenes asienten y empiezan a caminar de frente.

-Nos reuniremos con vosotros en un minutos, disculpadnos un momento.- dice en hombre a caballo más anciano.

-Allí estaremos, milord.- responde el druída.

Mientras el resto se alejan, el anciano baja del caballo y os hace un gesto para que os acerqueis. La mujer que lo acompaña tambien baja de su montura. Ambos tiene gesto serio.

-¿Qué sucede Derwyddon.? ¿Esta gente nos necesita y nosotros nos quedamos aquí hablando a hurtadillas.?- dice la mujer con gesto enfadado.

El hombre se retira la capucha, y ahora veis todas las imperfecciones de su rostro. Los ojos de diferentes colores, uno rojo y otro en tonos claros y cambiantes. Un rostro marcado por las arrugas y las cicatrices. Mira hacia Gwy con ambos ojos.

-Dime hija, ¿qué es lo que sabes de ese druida vuestro?.- pregunta directamente.

La pregunta del anciano me deja un poco descolocada, después de todo no deja de ser un extraño para mi

Bueno, disculpad que no quiera deciros demasiado, os conozco desde hace solo un rato - digo con una sonrisa cautelosa asomando a mis labios.

Lo único que voy a deciros es que es un druida, que siempre ha estado aqui... - hago un pausa para matizar mejor mis palabras - bueno desde que yo recuerdo, claro.

Miro desafiante al anciano - ¿por que me lo preguntais?, si puedo saberlo, claro.

Había comenzado a seguir a la mujer del naufragio, por si podía ayudar en algo, pero me detengo ante el gesto del anciano. Me sorprendo al ver los ojos del hombre.

Me mantengo callado, a la espera, si nsaber dónde me he metido aún.

Primero me enjuague un poco la boca escupiendo el agua, intentando quitar un poco la esencia de la sal en mi garganta pera beber despacio e intentar aliviar la abrasion que notaba.

Segui a la mujer sin decir nada mas pues aun estaba un poco perdida, y no unico que queria era quitarme aquella ropa y la salitre de mi cuerpo ¿Donde estaba? Las imagenes de aquella niña inundaban mi cabeza produciendome leves dolores ¡Alejandro! De forma inconsciente lleve mi mano a mi vientre mirandolo y notando un escalofrio recorrerme.