Partida Rol por web

Aprieto la mano de mi amiga, justo antes de entrar el la zona del paseo.

Vamos allá - le susurro entre dientes - Eleannor, deberóamos mantener alguna conversación trivial, para disimular y no parecer alerta ¿no crees?.

Me separo un par de metros de ella y me agacho a  recoger un par de flores y unas hierbas. Me vuelvo a acercar a ella y le voy explicando el uso medicinal que tienen, a pesar de que ella lo sabe perfectamente, así tenemos la posibilidad de vigilar sin dar la sensación de que lo estamos haciendo..

¿Ves?, lo machacas y lo pones así - le digo mientras hago un gesto con el brazo - después se venda y te calma cualquier picadura.... - mientras le voy explicando no paro de mirar hacia lugares por donde puedan aparecer los bandidos.

La tensión empìeza a hacerse evidente, aunque tanto tu como Eleanor aparentais normalidad. Casi por el rabillo del ojo, distingues como uno de tus compañeros se tapa encima de la rama de un árbol. Tienes la seguridad de que están ahí, apoyádoos.

-Claro, menos mal que tu abuela te enseñó estas cosas, son muy útiles. Deberías pedirle al druída que te enseñe algo más.- te responde Eleanor mientras se agacha para coger más hierbas.

Te parece escuchar un crujido cerca, pero no logras identificarlo. Puede que se tratase de un simple animal, o algo mucho más peligroso.

Deshechas el ruído, considerando que debe ser un cervatillo. Eleanor te coje de la mano, sonriendo con nerviosismo. Os acercais a la piedra. Escuchas las señales que usan los chicos del pueblo para comunicarse, sabes que hay algo cerca. Eleanor se apoya en la piedra, jugueteando con sus cabellos de forma bastante coqueta. Empieza a cantar suavemente una triste canción.

Ahora sí, escuchas con claridad como unos pasos suenan detrás de vosotras.

-Buenas tardes, señoritas.- escuchas justo detrás de tí. El tono de voz es masculino, bastante desagradable. Una voz que parece arrastrar cada sílaba, recreándose en ellas.

Siento que los pelos de mi nuca se ponen como escarpias, y me acerco lentamente a Eleanor mientras llevo mi mano hacia el cuchillo que llevo  la vista y la otra está preparada para agarrar la espada si fuese necesario.

Me doy la vuelta - BUenas tardes, señores ¿que les trae por aqui? - digo, ... habrá que hablar de algo, a ver si asi doy tiempo a los demás... - ¿ustedes son? - lanzo mis preguntas con el único propósito de que Eleanor pueda reaccionar y los demas puedan oirme y se preparen para lo que pueda suceder.

Cuando te giras, ves a un hombre de piel cetrina que te mira fijamente. Sus ojos parecen inyectados en sangre y su piel tiene un extraño brillo graso. El pelo se pega a su cabeza, casi como una segunda piel. Lleva ropas de calidad. Es un poco más alto que tu.

El reflejo del sol hace que un pequeño destello salga de la espada con la que te apunta hacia tu cuello. A Eleanor se le escapa un pequeño grito. La tensión invade el ambiente.

-Hola guapas.- dice recorriéndoos con una desagradable mirada- Dejad todo lo que tengais encima de la piedra.- ordena.

Solo ves a un hombre.

Vaya - digo con la mirada fija en la espada, mientras intento tranquilizar a mi compañera.

Por favor - levanto la mano, para apartar la espada de aquel individuo con el dorso de mi mano - no hace falta ponerse así, o piensas que dos mujeres son enemigo para ti - le digo sarcásticamente.

Mientras, no paro de vigilar disimuladamente en todas direcciones, buscando signos del otro tipo y situando a los demás, para cuando se diera la pelea, lo que era más que posible.

¿ves? - me quito el cuchillo muy despacio, y lo dejo encima de la piedra - no tienes porque ponerte nervioso - miro a Eleanor - la navaja, no quiero tenre problemas con el señor - le guiño un ojo como diciendo, tu atenta que en cualquier momento la vamos a tener

Mientras te incorporas tras dejar el cuchillo, el hombre hace un extraño movimiento. Sin duda, intenta hacerte un corte en la mano, pero la increible rapidez con la que lo esquivas lo descoloca. Pierde el equilibrio tropezándose consigo mismo. Echa la otra mano hacia a delante, intentando sujetarse a la roca, pero lo único que consigue es cortase en la muñeca. EL corte es profundo y la sangre empieza a manar.

No ha rastro de tus compañeros ni del otro hombre. Vuestro rival os mira con odio. Eleanor está paralizada por el miedo.

Me aparto la capa disimuladamente y me coloco de tal manera que le resulte imposible ver la espada que llevo oculta.

Intento ver donde se encuentra Eleanor, porque parace que no está reaccionando muy bien ante esta situación y está paralizada, así que me sitúo de manera que quedo entre los dos, con ella a mi espalda.

Así que quieres hacerme pupita - le digo - pues te vas a enterar de lo que es bueno, maldito bastardo!!!!!!!! - digo gritando mientras saco la espada y me voy directa hacia el.